miércoles, 12 de septiembre de 2018

Barcelona ofrece una corona de oro al general Espartero (1840)


Sorprendentes láminas, de no conocer los cambiantes avatares políticos del siglo XIX, donde se conmemora la entrada triunfal del general Espartero en Barcelona el día 30 de agosto de 1840, tras cumplirse un año de la firma del llamado Abrazo o Convenio de Vergara (31 de agosto de 1839), que dio fin a la Primera Guerra Carlista. Dicho tratado, firmado por el general Espartero del bando isabelino y el general carlista Maroto, se confirmó y se recuerda por el abrazo que se dieron ambos ante las tropas de uno y otro bando.

La ciudad de Barcelona, conmemorando el año de la firma de dicho tratado, ofreció en agradecimiento al general monárquico una corona de oro en medio de grandes fastos y de un culto extremo a su persona, como representante del "orden constitucional" establecido en la Constitución de 1837. Litografías, cuadros, postales, estampas, carteles, pitilleras y hasta obras de teatro, fueron algunos de los muchos productos de exaltación a su persona.

Dos años más tarde, el propio Espartero daba la orden de bombardear a la entonces "agradecida", constitucionalista y monárquica Barcelona, debido, entre otras causas, a las insurrecciones populares y a la crisis del sector algodonero, que fueron reprimidas con extrema dureza. A Espartero se le atribuye la ominosa y famosa frase: "A Barcelona hay que bombardearla al menos una vez cada cincuenta años".

Bombardeo de la ciudad de Barcelona desde Montjuic en 1842
La poesía popular contenida en los pliegos de cordel no hay que entenderla en todos los casos como expresión o representación de un espíritu colectivo, pues, como ocurre en casi todos los ámbitos, obedece a circunstancias cambiantes según fueran desarrollándose los acontecimientos. Este es el caso de la exaltación de la figura de Espartero, considerado entonces como el "pacificador de España" según aparece en numerosos pliegos de la época.

Reproduzco dos láminas: la primera, distribuida por la barcelonesa librería de Juan Llorens, donde dice ofrecer "curiosa y exacta relación de la pompa y ceremonias de la entrega" de la corona al duque de la Victoria; y la segunda, en parecido tono laudatorio, distribuida por la barcelonesa librería de José Lluch de la calle de la Libretería.





©Antonio Lorenzo

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