miércoles, 5 de febrero de 2020

San Cristóbal, el santo que nunca existió


Nos detenemos en esta ocasión en la legendaria vida de san Cristóbal, popular patrón de viajeros y automovilistas. El origen de su culto, su variada iconografía y la ausencia de una historicidad acreditada propiciaron su descalificación por la iglesia como sujeto de santidad. La iglesia, carente de datos biográficos suficientes para acreditar su existencia, al igual que ocurre con otros santos muy famosos, mantiene su culto por tradición y no por verificación.

En la revisión del martirologio romano llevada a cabo en 1969 mediante una investigación rigurosa sobre la historicidad de los santos, se excluyeron aquellos cuya verificación histórica era nula o muy limitada. San Cristóbal fue uno de ellos, lo que no quiere decir que en calendarios particulares de determinados lugares se desaconseje o no se permita su veneración.

La leyenda nos presenta a Cristóbal como un gigante cananeo que, tras su conversión al cristianismo, ayudaba a los viajeros a atravesar un peligroso vado llevándolos sobre sus hombros a modo de puente humano. El gigante que porta el peso del mundo sobre sus hombros, no deja de ser una trasposición de mitos antiguos, baste recordar el ejemplo de Hércules y su anécdota con Atlas en la mitología clásica, con el barquero Caronte e incluso con mitos anteriores, como con el mito mesopotámico de Gilgamesh.

La leyenda

La historia más conocida sobre este corpulento personaje es la incluida en la influyente recopilación de relatos hagiográficos conocida por la Leyenda Dorada, de Jacobo de la Vorágine (siglo XIII). Como es obvio, esta compilación no puede entenderse como un documento histórico, ya que su objetivo principal era la de fomentar y acrecentar la fe a través de modelos de vida para ser emulados.

En la serie de martirios sufridos por Cristóbal en su afán de predicar y convertir al cristianismo a un crecido número de no creyentes se entremezclan episodios reconocibles del martirio de san Sebastián o el  de los santos médicos san Cosme y san Damián.

Los más significativo y recurrente en la leyenda e iconografía del santo es que en una ocasión ayudó al niño Jesús a cruzar el río. Sorprendido por el gran peso del infante, el niño le explicó que en realidad llevaba sobre sus espaldas los pecados del mundo. Tras el bautismo de Cristóbal se encargó de predicar el cristianismo por el mundo.

El interés de este blog reside principalmente en la divulgación de determinados temas mediante pliegos de cordel, aleluyas, ventalls o láminas, bajo la denominación genérica de literatura popular impresa. Es por ello que, referido al caso de san Cristóbal, reproduzco su historia mediante dos pliegos de cordel. El primero de ellos dividido en dos partes, impreso en Zaragoza y a la venta en casa del Catalán en la calle de las Danzas.





Segunda parte





Este otro pliego es el editado en Barcelona por la imprenta de Juan Llorens en 1865 y acompañado al final por unos gozos dedicados al santo.






Patronazgos atribuidos a san Cristóbal

La incertidumbre respecto a su historicidad no ha impedido que San Cristóbal se convirtiera en objeto de enorme veneración en el siglo XVI hasta su supresión del santoral oficial. Un breve resumen sobre los patronazgos y protecciones atribuidos a san Cristóbal a lo largo del tiempo es como sigue:

* Protector ante la muerte súbita (montañeros, conductores y aviadores) y contra la peste
* Contra el mal de ojo, ya que una de las flechas lanzadas en su contra se volvió contra el ojo del rey
* Por su talla y fuerza hercúlea, patrón de los atletas y de los cargadores de todo tipo
* Patrón de los jardineros y encargados de viveros, debido al tronco del árbol vivo en el que se apoyó, por lo que se le invoca para la protección de los árboles frutales.

* Protector de los mozos de cuerda y benefactor de los dolores de muelas y de las uñas (panadizos)

Según la creencia popular bastaba mirar la imagen del santo para protegerse durante el día frente a la muerte súbita (mala muerte): «Si del gran san Cristóbal hemos visto el retrato, ese día la muerte no ha de darnos mal rato», se decía. Es por ello que su imagen solía aparecer en un número considerable de las fachadas y entradas de las iglesias o santuarios de una forma gigantesca como preventivo ante la muerte súbita, tan extendida en la Edad Media. Su popularidad decayó a partir del siglo XV con la Reforma y Contrarreforma, donde se puso en cuestión algunas oraciones consideradas supersticiosas, al igual que durante los siglos XVII y XVIII, donde paulatinamente fue decayendo su leyenda como intercesor o patrón.

Evolución iconográfica de san Cristóbal

Para comprender y situar convenientemente las distintas representaciones de san Cristóbal hay que tener en cuenta tanto la versión oriental como la occidental sobre su vida. Si atendemos a la versión oriental, Cristóbal es un ejemplo de los llamados «cinocéfalos», esto es, hombres con cabeza de perro. Plinio, en su Historia natural, describe a los habitantes asociados a territorios remotos con una serie de características salvajes: comedores de carne cruda, con cabeza de perro y el resto del cuerpo de forma humana, carentes de lenguaje propio aunque entendedores del lenguaje humano, al que solo podían responder con ladridos.

La versión oriental sobre Cristóbal le hace oriundo de esta raza de los cinocéfalos habitantes de territorios remotos, por lo que es representado con cabeza de perro antes de ser descrito y reinterpretado como un gigante venido de lejanas tierras y más humanizado físicamente, tal y como recoge la versión occidental sobre su vida, propagada, reescrita y fijada por la Leyenda Dorada.

Otra interpretación asocia su cabeza de perro por ser oriundo de Canaán, pueblo adorador de dioses paganos y de dispersa localización geográfica, pero asociado a «canino»; o bien, que antes de su bautismo, san Cristóbal lucía un aspecto ciertamente aterrador, adquiriendo una apariencia más gentil y humana al recibir de Dios el don de la palabra.

Ejemplos de la tradición oriental bizantina son estos ejemplos de representaciones iconográficas de Cristóbal con cuerpo de hombre y cabeza de perro. Por resultar más desconocido me detendré en mostrar algunos ejemplos significativos.




































No resulta infrecuente la representación de san Cristóbal acompañada de santa Lucía y sus tres hijas, o junto a san Esteban, de cara a alentar a la perseverancia frente a la persecución y el tormento a modo de icono patronal de protección.



















A diferencia de las versiones iconográficas orientales y cristianas ortodoxas, en las occidentales se prescinde de la cabeza de perro, aunque coinciden en algunos aspectos sobre los episodios de su vida.

En el Museo Nacional de Cataluña se conserva una magnífica reproducción de san Cristóbal llevando sobre sus hombros a un Jesucristo adulto al tiempo que en las escenas laterales se recogen episodios del martirio del santo. La obra data del siglo XIV y es atribuida al maestro de Soriguerola.


Un magnífico retablo es también el conservado en el Museo del Prado, de autor anónimo y datado a finales del siglo XIII.

Añado a continuación una serie de imágenes de San Cristóbal más repetidas y conocidas, alusivas al «portador de Cristo», algunas de ellas recogen interesantes detalles sobre su leyenda.

























Retablo cerámico de Alcora (Castellón)

2ª parte del pliego editado Rafael Gª Rodríguez (Córdoba)
Imagen venerada en un convento de Valencia


















En las décadas de los años 40 y 50 del pasado siglo se publicaron una gran cantidad de folletos sobre las vidas de los santos editados en México por la editorial Novaro (alcanzando 416 números entre 1954 y 1974), dirigida por el jesuita Padre José A. Romero y distribuidos por distintos países, entre los que se encontraba España. Dicha serie recogió la sorprendente historia de «San Cristóbal, el buen gigante» en forma de cómic, del que reproduzco la portada, la contraportada y una síntesis incluida de su historia bajo el título de «Historia de un coloso».























Sincretismo religioso
Por completar algo más la difusión de la leyenda de Cristóbal creo que resulta interesante su relación con la santería cubana. Como es sabido, la santería cubana sincretiza creencias católicas con las creencias yoruba. El pueblo yoruba comparte un complejo entramado de creencias y mitos de carácter religioso. La santería fue practicada en sus orígenes por los esclavos negros y sus descendientes en la isla caribeña, algo que también se ha extendido, aunque con menos profusión, por otros países iberoamericanos.

Heredera de la cultura yoruba, determinados santos católicos se han fusionado con creencias que apenas tienen nada que ver con ellos, aunque conservando rasgos comunes propios del sincretismo religioso.

Los colonizadores, tratando de imponer su fe y creencias católicas a esta población esclavizada, originó que de forma subrepticia dicha población fuese recomponiendo de forma inteligente e incorporando a sus creencias determinados santos católicos.

La mezcla de etnias y culturas ha hecho posible la fusión de creencias debido en parte a la similitud de las historias o rasgos comunes.

El santo católico san Cristóbal se identifica y asocia en las creencias yorubas con Agayu (o Aggayu). Aggayu es el orisha (a modo de vínculo emisario o santo entre el mundo terrenal y el divino). Se asocia con una especie de padre protector, un gigante del fuego que apoya y da fuerza y vida a una persona, a modo de bastón de apoyo, siendo el barquero que ayuda a las personas a cruzar el río. Los complejos rituales para atender o invocar a Agayu (ofrendas de comida, flores, collares, frutas, colores... es compleja y se sale fuera del propósito divulgativo de esta entrada.


La festividad de san Cristóbal se celebra en occidente el día 25 de julio y en oriente el 9 de mayo, aunque en la tradición hispana se celebra el 10 de julio para dejar libre la fecha del día 25 dedicada a Santiago apóstol.
©Antonio Lorenzo

2 comentarios:

  1. hola amigos ¿Como están? los quiero invitar a leer mi post sobre los 13 Platillos típicos de San Cristóbal de Las Casas, espero sea de su agrado y les guste el post

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  2. Gracias, Joaquín, por el enlace. Lo que tú llamas «platillos» yo los llamaría «platazos». Una pinta estupenda que invitan a degustarlos.
    Un saludo.

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