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martes, 27 de diciembre de 2022

El dibujante Francisco Ortego y la Navidad

 

Mencionar el nombre de Francisco Ortego (Madrid, 1833-Bois-Colombes, París, 1881) nos remite a un extraordinario dibujante y caricaturista español al que debemos un reconocimiento memorístico y emocional por su merecida e impresionante obra, aunque olvidado en los tiempos actuales, y que desgraciadamente murió fuera de España y en la miseria.

Innovador por su forma de concebir el dibujo, colaboró prolíficamente como dibujante en numerosas publicaciones de la época con fina ironía y como agudo observador de las costumbres, siendo entre las más conocidas: el semanario ilustrado El Museo Universal; dibujante y colaborador como corresponsal de guerra de la famosa obra literaria de Pedro Antonio de Alarcón Diario de un testigo de la guerra de África (1860), aparecida primero en fascículos y recopilados posteriormente en libro por la célebre editorial Gaspar y Roig; en El Cascabel (1863); en la revista satírica Gil Blas, publicada desde finales de 1864; en El Siglo Ilustrado, donde comienza a representar de forma oronda a la reina Isabel II tras su exilio a Francia en 1868; como ilustrador de almanaques y pionero dibujante de los primeros carteles publicitarios conocidos en España patrocinados por la empresa chocolatera de Matías López en 1871. En dicho año decidió trasladarse a Francia debido a la mala situación económica de su familia y a su decepción por la nueva restauración de la monarquía con la inesperada figura del rey Amadeo de Saboya. A pesar de su reconocido talento se trasladó a París tratando de mejorar su futuro. Debido a su carencia de recursos económicos se desplazó en el que fuera su último año de vida a Bois-Colombes, pueblo cercano a París. Allí permaneció hasta su triste fallecimiento en 1881, aquejado de tuberculosis y con apenas 48 años, el insigne dibujante sin haber logrado mejorar su precaria situación económica.


Sus dibujos y caricaturas, como formas de literatura y de lectura gráfica, nos aportan de forma expresiva todo un conjunto de referencias que nos ayudan a entender o a interpretar el contexto situacional que formulan y donde en cada ilustración se refleja el ambiente sobre la vida cotidiana de mediados del XIX, dibujando a vendedores, tipos madrileños en plazas y esquinas, ferias y diversiones, etc., a lo que se une la visión y la intencionalidad de su creador. A través de sus recreaciones nos ofrece todo un paisaje de situaciones, personajes y lugares propios asociados a un costumbrismo, preferentemente de ambiente urbano, mediante sus ilustraciones gráficas.

No es este el lugar ni el sitio adecuado para trazar siquiera un recorrido por tan magna obra, de la que me limito a rescatar algunos de sus dibujos en relación con la Navidad, donde cada uno de ellos merece un recorrido por los detalles que aporta y que nos traslada a todo un imaginario colectivo de mediados del siglo XIX.

Esta pequeña muestra de dibujos relacionados con la Navidad proviene en su mayor parte de lo recogido en el álbum que sobre este insigne dibujante editó en Madrid, Gaspar Editores, en 1881, empresa en la que Ortego colaboró durante años en buena parte de su producción gráfica. Dicha empresa, el mismo año de su fallecimiento y como homenaje a quien fuera su ilustre colaborador, editó el álbum reseñado donde se recoge una pequeña muestra de tipos y escenas populares de su producción gráfica entre 1857 y 1868 para ayudar con los beneficios de su compra a la familia del fallecido. A todo ello se unió la iniciativa de algunos artistas españoles creando una suscripción para sufragar en parte los gastos de su entierro y atender en lo posible a las necesidades familiares por la pérdida de tan genial artista que nos ilustró visualmente con sus chispeantes e inolvidables caricaturas y dibujos.








Para finalizar este pequeño recorrido y recordatorio de la figura de Ortego adjunto el dibujo realizado por su amigo Pellicer donde recoge la triste escena del exterior de la casa mortuoria de Ortego y que apareció en la revista La Ilustración española y americana del 8 de noviembre de 1881.

©Antonio Lorenzo

lunes, 5 de julio de 2021

Códigos sociales de urbanidad y de buenas maneras [V]


La conocida y difundida expresión «Tener más cuento que Calleja» ya figura como frase coloquial en el Diccionario de la Real Academia Española desde el año 2001 en el sentido de fantasear, ocultar o exagerar la realidad, con la idea subyacente de considerar en su conjunto la actividad de la que fuera famosa editorial de cuentos y de libros escolares durante prolongada trayectoria.

La Editorial Calleja fue una de las casas editoriales más importantes y significativas de la España de la Restauración. Fundada por Saturnino Calleja en 1876, mantuvo su actividad hasta 1958, pero el episodio más brillante de su trayectoria abarca de su fundación hasta 1929. La trascendencia de esta editorial puede considerarse crucial en la educación española a través de sus textos didácticos o libros escolares enmarcados en colecciones como «el Pensamiento infantil», «Lecciones de una madre», «Método completo de primera enseñanza cíclica o progresiva» (compuesta a su vez por diversas colecciones). Otro aspecto importante a destacar en su producción se refiere a los libros de lectura, ya fueran específicos para el aprendizaje de la misma o para dar a conocer obras clásicas de la literatura o cuentos populares.

El propio Saturnino Calleja fue un decidido promotor de este regeneracionismo pedagógico e impulsor de las tareas docentes de muchos maestros y en el desarrollo del hábito lector de niños y jóvenes mediante su lema de Todo por la ilustración, un eslogan cuyo doble sentido mostraba la interrelación necesaria entre la imagen y el saber, entre la apariencia bella y el contenido riguroso en su afán de deleitar e instruir.

Instruir deleitando, como se proclama en los numerosos títulos dedicados a la labor pedagógica escolar supone toda una declaración de principios de la filosofía educativa de Calleja, expresión retomada del Arte poética del poeta latino Horacio en el siglo I a.C, recogida en su Epístola a los Pisones, donde recomendaba a los poetas «prodesse et delectare».».

Estos libros de lectura utilizan las ilustraciones como soporte explicativo del texto, difundiendo de forma iconográfica los valores que intentan transmitir. Se trataba, en definitiva, de consolidar determinados patrones de conducta combinando de forma conjunta el texto y la imagen.

De los diferentes periodos que atravesó la conocida editorial, es fundamental el estudio: Ruiz Berrio, J. (dir.); Martínez Navarro, A.; Colmenar, C. y Carreño, M. (2002). La editorial Calleja, un agente de modernización educativa en la restauración. Madrid: UNED Ediciones.

Una de las colecciones de Calleja, iniciada en el último cuarto del siglo XIX, de la que se conocen numerosas partes y ediciones, es la conocida como El pensamiento infantil. Método de lectura conforme a la inteligencia de los niños. La tercera parte de esta colección es la que he elegido para compartir algunas de sus ilustraciones que he agrupado en imágenes dobles.









©Antonio Lorenzo

jueves, 24 de junio de 2021

Códigos sociales de urbanidad y de buenas maneras [IV]

 

Continuando con la entrada anterior añado las siguientes viñetas con varios modelos de conducta contrapuestos recogidos también en la Cartilla Moderna de Urbanidad, editada por los Hermanos Maristas en su editorial F.T.D. en 1929.

                          07- En las visitas
                          08- En los viajes
                          09- En el templo
                          10- La niña caritativa y buena y la niña mala y dura
                          11-Lo más hermoso y lo más feo en una niña
                          12-La laboriosidad: la niña diligente y la niña perezosa
                          13-De la humildad y la modestia: la niña humilde y la niña orgullosa

Las imágenes de esta cartilla supusieron un importante salto cualitativo respecto a los tratados de urbanidad anteriores. El acierto de contraponer horizontalmente lo considerado como lo positivo y negativo de determinadas conductas favoreció, sin duda, la memorización de estos códigos pedagógicos en su sentido moral.

Las imágenes, como recurso didáctico de aprendizaje, facilitan la información y orientan la actividad cognitiva de los alumnos con la finalidad de transmitir determinados conocimientos de una forma visual. Ese propósito de enseñar o facilitar la comprensión a través de las imágenes constituye el rasgo definitorio e intencional del dibujante o ilustrador.









El tratado añade al final unos pareados escritos por el poeta, dramaturgo y político Francisco Martínez de la Rosa (1787-1862), quien fuera también durante un corto periodo de tiempo presidente del Congreso de los Diputados (1821) durante el periodo conocido como el Trienio Liberal (1820-1823).



©Antonio Lorenzo

lunes, 14 de junio de 2021

Códigos sociales de urbanidad y de buenas maneras [III]

 

El libro escolar y los tratados de buenos modales y urbanidad como factores socializadores, fueron alcanzando a lo largo del tiempo una mayor importancia como elemento de aprendizaje en España, sobre todo a partir del periodo conocido como la Restauración. Es bien sabido que, en su conjunto, son materiales muy útiles para analizar y contextualizar la historia cultural de un país, la ideología que transmiten y las corrientes de pensamiento a lo largo de su desarrollo histórico.

La mayoría de los manuales escolares de urbanidad se desarrollaron preferentemente durante la segunda mitad del siglo XIX y principios del XX, aunque siguieron reeditándose hasta alcanzar, incluso, las postrimerías de la dictadura franquista. A través de ellos se pretendía que los escolares aprendiesen las normas básicas de conducta, los valores propios de lo que se entendía como el modelo apropiado para el trato con sus semejantes, separando el 'modelo' a seguir por los niños y las niñas, en clara discriminación hacia estas últimas, y que se extendió, y aún perdura, como elementos discriminatorios sobre la mujer.

Hay que señalar la creciente importancia de la imagen como protagonista o acompañante en los textos en los que aparece, con su función altamente motivadora y complementaria en la enseñanza. La singularidad de los libros escolares contiene características propias que son cambiantes en el tiempo, pero vienen a significar un eje vertebrador y de importancia creciente desde las primeras manifestaciones editoriales escolares. El incremento de los libros de lectura en la enseñanza iba acompañado con elementos dispersos, como consejos de higiene doméstica y labores para las niñas, o normativas de urbanidad. Bajo la genérica denominación de libros de lectura escolares se esconde una gran variedad de géneros donde se entremezclan o entretejen unas materias con otras, lo que les otorga un carácter misceláneo.

La función de la imagen en los textos escolares fue ganando en importancia desde el último cuarto del siglo XIX hasta aproximadamente la mitad del siglo XX. Los tratados de urbanidad no constituían propiamente una asignatura autónoma en el aprendizaje de los niños, pero se tenía muy en cuenta en la enseñanza de la religión dedicada a la moral social. La imagen servía de apoyo de cara a facilitar la memorización si acompañaba a algún texto.

Un ejemplo de la evolución de la imagen en estos tratados de urbanidad es, precisamente, el que propongo a continuación, donde el texto queda relegado en su relación con la importancia concedida a las viñetas que le sirven de soporte como instrumento pedagógico cada vez más eficaz. Estas viñetas, que recuerdan las estampas de aleluyas o aucas, donde bajo cada una de ellas aparece un dístico o pareado, muy conocidas dentro del ámbito popular catalán-valenciano, contraponen modelos de conducta mediante dibujos que refuerzan el modelo a seguir frente a su contrario en aspectos como lo considerado correcto de los gestos, acciones a seguir, valores o higiene. Todo ello sustentado bajo una ideología de clara diferenciación social entre un mundo urbanita y de posición acomodada frente a otro rural y de escasos medios. La censura social e ideológica, no solo respecto a las mujeres (cuyo papel se reducía a ser esposa y madre) sino también respecto a los criados o servidores domésticos.

Un ejemplo significativo de todo ello es la Cartilla Moderna de Urbanidad en sus dos versiones (niños y niñas). Fue editada por los Hermanos Maristas en su editorial F.T.D. en 1929, recogiendo normas de conducta e ilustrándolas de forma sugerente. Tuvo numerosas ediciones, tanto en España como fuera de nuestras fronteras, conociéndose ediciones tan tardías como la decimoséptima edición de 1966 reeditada por la editorial Voluntad de Bogotá.

Antecedentes de la editorial marista en España



El Instituto Marista de Marcelino Champagnat (1789-1840), canonizado por Juan Pablo II el 18 de abril de 1999, nació en 1817 en Francia dentro de un movimiento congregacional en el que se fundaron varios Institutos de votos simples cuya misión era la educación de los niños y jóvenes. Tras el fallecimiento de Champagnat en 1840 ya contaban con gran número de escuelas por lo que necesitaron uniformizar la enseñanza mediante el tratado Guide des Écoles (Guía del Maestro) que sirvió de base propia para la enseñanza de varias generaciones.

La Institución Marista se estableció en España en diciembre de 1886 donde fueron extendiéndose por diversas poblaciones catalanas en un primer momento y donde comenzaron a editar manuales para la enseñanza como los Elementos de la Historia Sagrada, en 1890, impreso en Gerona bajo las siglas F.T.D. Estas siglas venían a significar (de una forma un tanto oscura) las iniciales del superior general del Instituto Frère Théofane Durand (1883-1907), para denominar a la editorial que fundaron en España, así como a las demás editoriales maristas que se constituirían también en América. En 1925, las iniciales FTD cambiaron de significado en España a través de un concurso promovido por la editorial, pasando a significar Foveo Timorem Domini (Fomento el Temor de Dios). En enero de 1932, la Editorial FTD se constituyó como sociedad anónima pasando a denominarse Editorial Luis Vives S.A. (Edelvives).

La presencia de imágenes como instrumento pedagógico ya se encontraba más consolidada en estos manuales. Ejemplo de ello he elegido una primera parte significativa que tendrá su continuación en otra entrada. En estos primeros ejemplos con viñetas contrapuestas aparecen los siguientes modelos a seguir, en este caso referido a las niñas.

                                                              01- La niña bien y mal educada
                                                              02- En la calle
                                                              03- En el colegio
                                                              04- En la mesa
                                                              05- En el juego
                                                              06- En el paseo







©Antonio Lorenzo

domingo, 6 de junio de 2021

Códigos sociales de urbanidad y de buenas maneras [II]

 

Para comenzar esta nueva entrada nada mejor que reproducir el resumen del trabajo elaborado por Pilar Ballarín para contextualizar el papel de la mujer en los tratados de urbanidad del siglo XIX.
«En España, a lo largo del siglo XIX, al tiempo que se sentaban las bases del sistema nacional de educación se definía el nuevo orden social de esferas separadas entre hombres y mujeres que caracterizará al patriarcado contemporáneo, cuestiones ambas imprescindibles para la realización del proyecto político liberal burgués. La escuela de niñas fue la encargada de promover y legitimar el modelo de mujer útil al nuevo Estado y al desarrollo económico desde el gobierno del hogar». La asignatura de «Ligeras nociones de higiene doméstica» que estableció la Ley Moyano en 1857 junto con la reorientación que se dio a las «labores propias del sexo» hacia la utilidad familiar, se consideran en este trabajo como los instrumentos clave para el alejamiento de las mujeres del mercado laboral y la devaluación de los trabajos que éstas desempeñan».

[«La escuela de niñas en el siglo XIX: La legitimación de la sociedad de esferas separadas», en Historia de la educación. Revista interuniversitaria, N.º 26, 2007, ediciones de la Universidad de Salamanca, págs. 143-168].
Uno de los tratados de urbanidad más populares para las niñas del último tercio del siglo XIX y principios del XX, es el escrito por Pilar Pascual de Sanjuán. Tal fue su popularidad que se siguió reeditando hasta mediados del siglo XX.

Pilar Pascual de Sanjuán (Cartagena, 1827-Barcelona, 1899) fue una pedagoga de acusada vocación humanística y acrecentado sentimiento religioso. De ser maestra rural en sus inicios, pasó posteriormente a regir la Escuela Práctica Agregada a la Normal de Maestras, de Barcelona. Convertida en figura relevante por sus escritos fue nombrada Socia de Honor de la Sociedad Barcelonesa de Amigos de la Instrucción.

Contexto histórico-social

La obra pedagógica de Pilar Pascual se desarrolla especialmente en la segunda mitad del siglo XIX. Se trata de un periodo convulso de grandes transformaciones económicas y sociales, donde se produce el derrocamiento de Isabel II y su salida al exilio tras el éxito de la Revolución de 1868, "La Gloriosa". La proclamación como rey de Amadeo I de Saboya en enero de 1871. La declaración de la I República española en 1873. Pronunciamiento de Martínez Campos en 1874 a favor del hijo de Isabel II, Alfonso XII, dando paso a un corto periodo de reinado (1875-1885), e iniciando un largo periodo histórico conocido como Restauración.

La primera ley educativa integral y racional en España fue la Ley de Instrucción Pública de 1857, conocida como Ley Moyano, por ser entonces ministro de Fomento durante el reinado de Isabel II don Claudio Moyano Samaniego. Dicha ley tuvo un periodo de vigencia extremadamente largo y ha incidido profundamente en la estructura de la enseñanza primaria. Con esta ley se intentaba solucionar el grave problema de analfabetización en España. Con la Ley Moyano, se implantan los grandes principios del moderantismo histórico. Estos son la gratuidad relativa para enseñanza primaria, la centralización, la uniformidad, la secularización y la libertad de enseñanza limitada.

La Ley Moyano establece que la enseñanza sea obligatoria de los 6-9 años, posteriormente en 1909 se prolonga hasta los 12 años. El Estado cubre la gratuidad entre los 6-9 años, solo a aquellos que demuestren que no la pueden pagar.

La Primaria se estructura en dos etapas:

• Elemental de 6-9 años
• Superior de 9-12 años

La enseñanza principal de estos estudios «comprende las nociones rudimentarias de más general aplicación a los usos de la vida».

La Primera Enseñanza era impartida en las escuelas gratuitamente. Aun así, son los niños de familias de clase media los que realmente van a la escuela. Los de clase baja, debido a los problemas económicos de sus familias, hacía que los niños resultasen mucho más útiles como mano de obra.

Por otra parte, los niños de clase alta eran educados por institutrices en sus propias casas. Las institutrices vivían con la familia que las contrataba y se encargaban de la educación de los menores de la familia.



Pilar Pascual desarrolló una fructífera carrera de publicaciones, al margen de sus colaboraciones en revistas variadas. Se le han contabilizado una treintena larga de títulos: desde Los albores de la vida. Obra dedicada a las niñas (1863), Barcelona, Librería de Juan Bastinos e hijo, hasta Noches de estío. Cuentos para niñas y niños (1897), Barcelona, Antonio J. Bastinos. A lo largo de todos estos años publicó numerosos títulos que tuvieron gran repercusión y numerosas ediciones, como Flora o la educación de una niña (1881), Barcelona, Imprenta y Litografía de Faustino Paluzie.


De la amplia bibliografía de sus escritos pedagógicos creo de interés, aún a riesgo de que pueda resultar excesivo para una entrada de blog, la reproducción completa de su Breve tratado de urbanidad para las niñas (Barcelona: Imprenta de Paluzie, 1884), reeditado posteriormente y donde cada lector puede extraer sus propias conclusiones. Para ello, he unido cada dos páginas en una doble con el fin de que resulte más cómodo su acceso y consulta.



















©Antonio Lorenzo