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viernes, 5 de enero de 2024

Baile de los pastores y las gitanas de Egipto en alabanza al Hijo de Dios

 

A la adoración y al baile de los pastores en alabanza al nacimiento del Niño Dios aparecen también en este pliego las gitanas de Egipto, de procedencia errónea atribuida desde antiguo al pueblo gitano. El curioso pliego, impreso en el siglo XVIII en el conocido taller valenciano de Agustín Laborda, se detiene en transcribir coplas y estribillos para ser cantados en el portal y alegrar de este modo al niño recién nacido.

El texto del pliego se hace mención a la creencia de la habilidad atribuida a la mujer gitana de echar la buenaventura, anticipar el futuro del niño y vaticinar su pasión en la cruz. Respecto a los pastores, según el Evangelio de San Lucas, se dirigieron a Belén una vez que los ángeles anunciadores del nacimiento subieran al cielo. Entre las ofrendas que portaban figuraba un corderito junto con pieles blancas para abrigar al niño. A continuación, se despidieron de María y de José tras sus bailes y sonecitos.

Toque las sonajas Menga,
suene la gayta y el pito,
bayle cada qual su buelta,
y alegre al Niño chiquito,
al son sonecito
del pándare pándere panderito.

Aspectos de la adoración de los pastores aparecen en numerosas coplas sueltas en la tradición oral de carácter divertido, integradas en los aguinaldos o "aguilandos" de muchas regiones donde se identifica a los pastores, de forma errónea según la tradición escrita, con los ángeles anunciadores.

Los pastores no son hombres
que son ángeles del cielo,
y en el parto de María,
ellos fueron los primeros...  

Como villancico cantado se añaden numerosas y variadas coplas como estas:

Yo soy un pobre gitano
que vengo de Egipto a aquí,
y al Niño Jesús le traigo
un gallo quiquiriquí.

Yo soy un pobre labriego
que vengo con mi cestilla
y al niño Jesús le traigo
pañal, jabón y mantilla.

Yo soy un pobre gallego
que vengo de mi Galicia
y al niño Jesús le traigo
lienzo para sus camisas...


El pliego recoge también coplas alusivas respecto a la adoración de los Santos Reyes para ser cantadas tras la curiosa descripción de la búsqueda de una posada para el Nacimiento del hijo de Dios.

Desde un punto de vista histórico o, mejor dicho, congruente, no deja de resultar sorpresivo y sorprendente la simultaneidad de la adoración de los pastores con la visita de los Reyes Magos siguiendo una estrella si se tiene en cuenta lo descrito en el canónico Evangelio de San Mateo, donde no se dan nombres ni se dice que fueran reyes ni que fueran tres, ya que su número queda fijado por los regalos ofrecidos. A su llegada, Jesús ya tendría alrededor de dos años de edad, pues Herodes calculó el tiempo que habrían tardado en llegar los reyes para ordenar la matanza de todo varón de dos años de edad hacia abajo.

Los episodios sobre el nacimiento y la infancia de Jesús apenas se encuentran presentes salvo en los dos primeros capítulos de los evangelios canónicos de Mateo y Lucas, como son: su nacimiento, la adoración de los magos, la huida a Egipto, la matanza de los inocentes o el regreso a Nazaret, más desarrollados en los evangelios apócrifos, en particular en el Evangelio árabe de la infancia, donde se nos dan noticias sobre los ocultos años de la vida de Jesús

Las referencias a los Reyes Magos en la literatura medieval española se remontan al siglo XII o comienzos del XIII en el Auto de los Reyes Magos o en el breve poema hispánico recogido en el Libro de los tres reyes de Oriente, cuyas alusiones han quedado profundamente arraigadas en el imaginario colectivo con el paso de los años, junto al aprovechamiento y readaptación narrativa por parte de la iglesia oficial aparecida en comedias y zarzuelas.

Al margen de tantos datos contradictorios y de dudosa credibilidad sobre estos acontecimientos, lo que nos interesa en este caso es la difusión de estas creencias a través de la literatura popular impresa que recoge estos episodios fruto del imaginario colectivo cristiano.





©Antonio Lorenzo

martes, 2 de enero de 2024

Fiesta de los pastores celebrando el nacimiento de Cristo

Domenico Ghirlandaio - Capilla Sanssetti (Florencia), 1483-1485
 
Como es sabido, el conjunto de las celebraciones navideñas se encuentra lleno de ficciones y leyendas, como sucede con las sorprendentes imágenes y relatos sobre la Adoración de los pastores festejando el nacimiento de Jesús. La escena bíblica de la adoración, descrita en el Evangelio de San Lucas, donde, por cierto, es el único evangelio de los considerados canónicos que recoge el episodio de la adoración pastoril, si bien también se menciona en otros evangelios apócrifos, como en el Evangelio del Pseudo Mateo o en el Evangelio Árabe de la Infancia. En el canónico Evangelio de Lucas, se afirma que un ángel se apareció a algunos pastores durante la noche mientras vigilaban sus rebaños para anunciarles la gozosa noticia del nacimiento en Belén del Salvador del mundo. Ello tuvo una enorme repercusión artística como tema iconográfico a través de numerosos grabados, esculturas, mosaicos, cuadros y tallas tratando de representar el supuesto suceso. El arte europeo, a partir del siglo XII en adelante, recogió el lado más humano del nacimiento ensalzando la pobreza del lugar y el habitáculo donde se produjo, ya fuera cueva, cabaña, gruta excavada en roca o establo, aunque con el siempre elemento recurrente del pesebre. Ello dio pie a que los artistas ofreciesen en sus obras distintos tratamientos paisajísticos, de la luz, los ropajes, los animales o las expresiones de los rostros.

Al margen de la amplia difusión iconográfica de este episodio, las narraciones o menciones escritas sobre este suceso también han quedado recogidas en pliegos de cordel, como en este que reproduzco del siglo XVIII, conservado en la Biblioteca Nacional de Portugal, donde se recoge la concurrida fiesta llevada a cabo por los pastores en su visita a Belén. Los pastores vinieron pertrechados con todo tipo de utensilios para cocinar una gran variedad de comidas, donde no faltaron los carneros, lechones, terneras, ciervas y venados, conejos, perdices, gallinas y pavos. Tras encender una gran hoguera tampoco faltaron los manjares, como bollos de manteca, miel y mazapán, buñuelos, pestiños, natillas y bizcochos. Tras esta suculenta comida dieron paso a una danza de dos horas de duración donde se tocaron sonajas, rabeles, guitarras, castañuelas, etc.

El pliego es un curioso ejemplo donde se asocia la adoración de los pastores con toda una grandiosa fiesta para celebrar el Santo Nacimiento. 





©Antonio Lorenzo

jueves, 28 de diciembre de 2023

Coplas al Sagrado Nacimiento de Jesús

 

Este pliego de temática navideña fue impreso en Barcelona en la imprenta de Ignacio Estivill. Las primeras noticias sobre la que fuera una importante saga de impresores se remontan al año 1780, donde aparece su nombre asociado el gremio de libreros. El hijo del fundador, Ignacio Estivill i Cabot, se estableció con imprenta propia a partir de 1816 en la calle de La Boria hasta aproximadamente 1852, taller del que procede el pliego reproducido.

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©Antonio Lorenzo

domingo, 24 de diciembre de 2023

Coplas al Santísimo Nacimiento del Niño de Dios

 

Dos pliegos para celebrar la Navidad impresos ambos en Carmona (Sevilla) en el taller de José María Moreno en 1856 y 1851 respectivamente.

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©Antonio Lorenzo

viernes, 22 de diciembre de 2023

Romería de Madrid a Fuencarral el día de Nochebuena

 

El pliego reproducido al final de esta entrada se hallaba a la venta en la temprana fecha de 1801 en la madrileña imprenta y librería de Pacheco, calle de Silva, frente al Banco Nacional de San Carlos (creado por Carlos III en 1782). En él, ambientado en época navideña en "tono de villancicos", se nos informa del viaje desde Madrid de una "familia honrada" al entonces todavía pueblo de Fuencarral, donde los efectos ocasionados por el vino adquieren notable protagonismo.

El viaje en "Simón", que era como se llamaba entonces al sencillo carruaje o coche tirado por mulas o caballos, es un término que deriva de Simón Tomé Santos, quien fuera el fundador en el siglo XVIII de estos coches de alquiler para hacer más asequibles los traslados. El ilustrativo grabado del cochero que adjunto es el que aparece en las Escenas matritenses por el Curioso Parlante, de Mesonero Romanos, Imprenta y Librería de Gaspar y Roig, 1851. 


El pliego nos ofrece la curiosa historia que les sucedió a quienes se dirigían a Fuencarral en tan señalada fecha conducidos por el cochero Toribio Tacones. Pero antes de pasar al pliego conviene contextualizar algunos datos de interés. En el antiguo pueblo de Fuencarral al que se dirigía esta familia el día de Nochebuena aprovecharon para hacer un gran acopio de vino. Tras ello, y al dirigirse de nuevo a la Corte con su cargamento, se vieron registrados a su llegada por un guarda con la sospecha de si contrabandeaban con tabaco. Convidados todos a beber se dieron cuenta de que el cargamento que portaban se trataba en realidad de un chasco y que no era otra cosa que "agua teñida".

El prestigio del vino de Fuencarral se remonta a muchos años anteriores, ya que se conocen disposiciones para evitar que los vinos producidos fuera de la localidad se comercializasen en la villa como propios y fueran vendidos a granel para ser trasladados en pellejos o garrafones. El floreciente comercio del vino supuso significativamente el aumento del número de personas dedicadas al mundo vitivinícola. 

La antigua villa de Fuencarral fue absorbida como parte integrante a la ciudad de Madrid el 20 de octubre de 1951, como sucedió anteriormente con los pueblos de Carabanchel Alto y Bajo en abril del año 1948. Respecto al nombre de Fuencarral, parece ser que remite a una conocida fuente donde solían parar los carreteros para dar de beber a sus animales, fuente que era conocida como "carra" o "fuente carra", lo que al parecer dio origen al término de Fuencarral.

Aparte de la fama del vino, la villa era conocida por su producción agrícola que abastecía con asiduidad a la capital. Las llamadas "fuencarraleras" fueron todo un referente por su actividad comercial de venta de productos muy apreciados, como los nabos. Tal fue la fama de estas mujeres campesinas que se veían obligadas a ir temprano a la capital a vender sus productos y tener que regresar a la tarde, lo que se reflejó en tonadillas escénicas y canciones, así como en un sainete y en una zarzuela de don Ramón de la Cruz. También se recoge su actividad en los pliegos de cordel donde en un pliego, donde también aparecen otros oficios como el calesero, el salinero y el sereno, la vendedora fuencarralera se vanagloria de su condición de campesina frente a los "usías" y señores de "fraques" tal como aparece en este pliego editado en Madrid por José María Marés en 1847.


También se conservan ilustraciones antiguas donde se recogen diversos oficios, como el que se refiere a la fuencarralera, vendedora de nabos.

"Gritos de Madrid". Grabado (1817) de Miguel Gamborino (1760-1828).
 conservado en Gallica (Biblioteca Nacional Francesa)


El pliego







Para saber más

Chueca Sainz, Antonio: Fuencarral y las fuencarraleras. Un pueblo en la literatura madrileña. Editado por La Librería, 2018.

©Antonio Lorenzo

martes, 19 de diciembre de 2023

Villancicos alegres para cantar por seguidillas

Xilografía del pliego editado por Marés en 1845
Estos villancicos alegres para cantar en seguidillas, fueron editados en pliego por la célebre Casa-Editorial Hernando, fundada el año 1828 por Victoriano Hernando, nacido en Aldeanueva de la Serrezuela (Segovia). Dicha casa fue todo un ejemplo de saga familiar en su actividad impresora extendida hasta el año 1902. Pasó por diferentes etapas, siendo una de ellas la conocida por Perlado, Páez y Cía., sucesores de Hernando, convirtiéndose en 1924 en la sociedad anónima Librería y Casa Editorial Hernando, S.A., hasta el año 1985. Su actividad editora fue todo un referente por sus famosas ediciones de libros escolares para la enseñanza.

Desde el punto de vista de su actividad editora de pliegos de cordel resulta de interés el hecho de la compra que efectuó la Casa Hernando del fondo de los pliegos editados anteriormente al hijo del célebre impresor-editor Manuel Minuesa, heredero a su vez del patrimonio de pliegos editados por José María Marés en la última década del siglo XIX, lo que vino a suponer una muy favorable acogida por parte del público en general.

Tras este sucinto apunte sobre la casa editora del pliego, paso a reproducir estas curiosas coplas referidas a la Navidad, que ya fueron editadas anteriormente en el mencionado taller de José María Marés en el año 1845, de la que reproduzco en la cabecera de esta entrada la xilografía que ilustraba su edición.





©Antonio Lorenzo

miércoles, 13 de diciembre de 2023

Los nuevos villancicos del tío Pelotera

 

Otro ejemplo de villancicos festivos y graciosos son estos que se le atribuyen al tío Pelotera para los días de Nochebuena, cuando se hallaba ya el bobo entre Pinto y Valdemoro.

Sobre la conocida expresión "entre Pinto y Valdemoro" referidas a las localidades madrileñas existen varias interpretaciones sobre su origen. Una de ellas es que Pinto y Valdemoro estaban separadas por un arroyo. Al parecer, en Pinto había un hombre aficionado a la bebida que solía ir con sus amigos a las afueras del pueblo. Uno de los entretenimientos del borrachín era cruzar de un lado al otro del arroyo, pero en una ocasión tropezó cayendo en medio y se puso a gritar a sus acompañantes: "ahora estoy entre Pinto y Valdemoro".

También se cuenta que los reyes de la dinastía de los Austrias frecuentaban una casa de mala reputación en Valdemoro en su camino hacia Aranjuez. Para ocultar dónde se encontraba el monarca ante la pregunta de dónde se hallaba y evitar dar datos concretos se respondía: "entre Pinto y Valdemoro".

Al margen de la incertidumbre que se desprende de la citada expresión disfrutemos de tan estupendas coplas recogidas en este pliego editado en Madrid por la Imprenta Universal.





©Antonio Lorenzo


martes, 12 de diciembre de 2023

Villancicos nuevos para cantar en estas próximas Navidades

 

El primero de los pliegos reproducidos contiene unos villancicos nuevos, alegres y divertidos para cantar en estas próximas Navidades. Se incluye al final de este primer pliego unos villancicos al Niño perdido, más conocidos con el nombre de Madre, a la puerta hay un niño, villancico muy extendido y del que se conocen numerosas versiones trasmitidas oralmente y recogidas en distintas regiones.





En este segundo pliego aparece también el famoso villancico, unido al también muy conocido por El labrador y la Virgen o El milagro del trigo, basado en los evangelios apócrifos, es decir, en los no reconocidos por la iglesia oficial. Dicho episodio se encuentra recogido de forma transversal en el pasaje cuarto del Libro sobre la Infancia del Salvador, escrito en latín en el siglo XIII. 

Respecto a Madre, a la puerta hay un niño su comienzo más conocido es más o menos:

- Madre, a la puerta hay un Niño,
más hermoso que el sol bello,
diciendo que tiene frío,
porque viene casi en cueros.
- Pues dile que entre y se calentará,
porque en esta tierra ya no hay caridad.

Entró el Niño y se sentó,
y después de calentado 
le pregunta la patrona:
- ¿De qué tierra y qué reinado?
- Mi padre es del cielo, mi madre también,
yo bajé a la tierra para padecer.
 
- Hazle la cama a este Niño
en la alcoba y con primor.
- No me la haga usted, señora,
que mi cama es un rincón.
Mi padre es del cielo, mi madre también,
yo bajé a la tierra para padecer. [...]

 En cuanto al Milagro del trigo, en el pasaje cuarto del libro citado sobre la Infancia del Salvador, puede leerse en una de sus traducciones:

«Ocurrió de nuevo un día de sementera que Jesús iba atravesando el Asia y vió un labrador que sembraba cierto género de legumbres, por nombre garbanzos, en una finca que es llamada la cercana a la tumba de Raquel, entre Jerusalén y Belén. Jesús le dijo: Hombre, ¿qué es lo que estás sembrando? Mas él, llevándolo a mal y burlándose de que un muchacho de aquella edad le hiciera esta pregunta, le respondió: Piedras. Y Jesús le dijo a su vez: Tienes razón: porque efectivamente son piedras. y todos aquellos garbanzos se convirtieron en piedras durísimas, que aún conservan la forma de garbanzos, el color y aún el ojuelo en la cabeza. Y de esta manera todos aquellos granos, tanto los ya sembrados como los que iban a serlo, se convirtieron en piedras. Y hasta hoy, buscándolas con cuidado, se pueden encontrar dichas piedras en el mencionado campo».


©Antonio Lorenzo