lunes, 14 de abril de 2014

Apuntes sobre impresores y estamperos populares: La Casa Santarén de Valladolid


La Casa Santarén, en Valladolid, puede considerarse como una de las más importantes editoras y distribuidoras de pliegos de cordel, puesto que su actividad impresora abarca todo el siglo XIX llegando hasta mediados del siglo XX. 

El establecimieno tipográfico Casa Santarén fundado por don Fernando Santarén Martínez en Valladolid en el año 1800, mantuvo una actividad ininterrumpida hasta su fusión, en 1913, con el rotativo ‘El Norte de Castilla’ y con la Imprenta Castellana, aunque no decayó su actividad como librería y papelería general hasta 1961. 

En sus más de ciento cincuenta años de actividad el establecimiento pasó de la inicial calle de la Valseca hasta situarse más adelante en los soportales de la plaza Fuente Dorada (anteriormente Espadería). 

La época más floreciente, en cuanto a editores de pliegos de cordel, hay que situarla en torno a 1840, propiedad ya entonces de Dámaso Santarén Varela, hijo del fundador. El negocio continuó por el hijo de éste último, Fernando Santarén Román que se hizo cargo del mismo en 1858. 

Las prensas de Santarén no sólo editaban pliegos de cordel que se distribuían a centenares por todas las provincias, sino que entre sus variadas publicaciones se encuentran obras de carácter religioso o didáctico, sainetes, seguidillas, novenas y obras de cáracter político. 

Un ejemplo de su actividad es el pliego que reproduzco, editado en 1847, que contiene además una composición titulada ‘La semana mal empleada’ de la que he localizado una versión chilena recogida e interpretada por la gran Violeta Parra, de lo que comentaré algo más adelante.






Violeta Parra: autora, recopiladora e intérprete

La gran autora y folklorista chilena Violeta Parra, artista total y siempre recordada, aprendió la composición titulada en el pliego como ‘La semana mal empleada’, de boca de la anciana doña Florencia Durán, vecina de Alto Jahuel, en la comuna de Buin, a escasos kilómetros de la capital Santiago, que contaba 94 años en 1956, fecha de la grabación del tema por Violeta, según se desprende de la información contenida en las notas del mismo. 

La semejanza del texto de la refalosa cantada por Violeta como soporte de la danza, derivada sin duda del pliego tras más de cien años de diferencia, es indudable. Obsérvese también las variaciones textuales respecto al pliego, así como alguna incongruencia. 

Hay que hacer notar la gran profusión de canciones seriadas (en este caso utilizando los días de la semana) en toda tradición musical folklórica. 

Transcribo el texto cantado por Violeta, con el título de ‘La inhumana’ y adjunto el enlace donde puede escucharse:



El lunes por la mañana
saliendo a pasear Inés
me encontré con la inhumana
y dije postrado a sus pies:
Señorita, si me admite
el corazón le daré.
Y me contestó enfadada,
"hoy día no puede ser,
mañana al anochecer."

El martes, segundo día,
a su puerta me paré
muy atento, muy afable,
muy alegre y muy cortés:
Señorita, si me admite
el corazón le daré.
Y me contestó enfadada,
"hoy día no puede ser,
mañana al anochecer."

El miércoles por la tarde
saliendo yo del café
iba con su madre al lado,
ay de mí si le diré:
Señorita, lo prometido de ayer.
Y me contestó enfadada,
"hoy día no puede ser,
mañana al anochecer."

El jueves a mediodía
saliendo de trabajar
al encontrarla me dijo,
señor, déjeme pasar.
Señorita, lo prometido de ayer.
Y me contestó enfadada,
"hoy día no puede ser,
mañana al anochecer."

El viernes por la mañana
en su puerta me paré
hasta llegar a decirle
lo prometido de ayer:
Señorita, si me admite
el corazón le daré.
Y me contestó enfadada,
"hoy día no puede ser,
mañana al anochecer."

El sábado de ocho siglos
se permite trabajar
bajo la Iglesia romana
el domingo al descansar,
caballero vaya a andar.
Señorita, lo prometido de ayer.
Y me contestó enfadada,
"hoy día no puede ser,
mañana al anochecer.

Chingana o lugar de diversión en Chile donde se bailaba y festejaba (1854)

La refalosa (o resbalosa) es una danza de pareja suelta y con pañuelo y en cuya ejecución se ‘arrastran’ (cepillan o escobillan) los pies hacia adelante y hacia atrás como resbalando (refalando). Los estudiosos consideran que la danza (proveniente de la zamacueca) llegó a Chile desde el Perú y que durante la segunda mitad del siglo XIX se extendió también hacia la Argentina.



Se trata de una danza de carácter festivo y picaresco propia sobre todo de la zona central del país, aunque se extendió hasta el archipiélago de Chiloé.

Esta antigua danza, junto con otras como la sajuriana o el cachimbo, han ido cayendo en desuso frente a la cueca, como indiscutible danza nacional del pueblo chileno.


Antonio Lorenzo


sábado, 5 de abril de 2014

Voleros (sic) nuevos para cantar los aficionados a la biguela (sic)


El pliego que reproduzco, aunque no figure en él la fecha de impresión, es anterior a 1852, fecha en que la imprenta de Estivill pasó a manos de su nieto, que se estableció en la calle de San Pablo y en la del Conde del Asalto (véase la entrada 'Apuntes sobre impresores y estamperos populares: La Casa Estivill de Barcelona').






Antonio Lorenzo


martes, 1 de abril de 2014

A una hermosa. Seguidillas boleras [Serie 'El cantor de los amores', Nº 17]

Antigua postal romántica

La serie 'El cantor de los amores', que comenzó a editarse en 1863, no alcanzó el éxito de su precedente 'El cantor de las hermosas', que inició su andadura diez años antes, en 1853. La nueva serie 'El cantor de los amores' apenas alcanzó, según los catálogos manejados, un total de 17 ejemplares diferentes frente al mucho más crecido número de la serie dedicada a las hermosas. El carácter amoroso y alambicado de las composiciones parecía agotado y los impresores como Llorens fueron buscando otro tipo de novedades que les ayudasen a vender su precaria mercancía.

En cambio, en esta serie aparece una novedad muy interesante como es la de incluir la partitura musical en el propio contenido del pliego, lo que constituye una rareza de la que sólo conozco otro ejemplo que reproduciré en otra entrada.







Antonio Lorenzo