domingo, 1 de mayo de 2016

Santos protectores y sanadores: santa Bárbara (1ª parte)

Francisco Bayeu (1734-1795) - Santa Bárbara (c. 1770)
'Acordarse de santa Bárbara cuando truena'

Una de las santas de más relieve en el imaginario colectivo popular es la de santa Bárbara. Su leyenda, compilada por Simeón de Metafrastro en el siglo X, se popularizó enormemente en el siglo XIII al estar incluida en la célebre Leyenda Dorada de Santiago de la Vorágine.

La historicidad de la santa es altamente insegura y llena de elementos contradictorios e inverosímiles. No en vano, tras el Concilio Vaticano II, se eliminó del calendario litúrgico, al igual que a otros santos de dudosa historicidad, sustituyéndolos por otros con biografías más o menos documentadas históricamente. En el año 1969, en la última reforma de la Iglesia encabezada por del Papa Pablo VI (la Reforma Litúrgica), se deliberó qué santos tenían categoría universal y qué otros santos no estarían reconocidos como tales, ya que la Iglesia no contaba con una biografía suficiente para acreditar su existencia, aunque mantuviese su veneración más por tradición y por control social que por su verificación. Santa Bárbara se conmemora, tanto en la iglesia ortodoxa como en la católica, el día 4 de diciembre.

En entradas posteriores comentaré la dimensión popular de la santa en pliegos, oraciones, gozos y patronazgos. También señalaré su paralelismo con la religiosidad afrocatólica, pues la santa es la versión femenina de Shangó en muchos lugares de América latina, donde se le ofrecen manzanas rojas, vino tinto o un manto de color carmín. Shangó o Changó es una deidad de la religión yoruba que la santería lo sincretiza con santa Bárbara o con san Marcos

También comentaré sus distintos patronazgos, como aquellos que la convierten en patrona de los mineros y artilleros o que manejen explosivos, así como el considerarla también abogada protectora de truenos y rayos o invocada contra la muerte repentina, pero antes repasemos algunos acontecimientos de su leyenda.

La leyenda cuenta que Bárbara era hija del pagano Dióscoro, nacida en Nicomedia (actual ciudad turca de Izmit a orillas del mar de Mármara), quien la encerró en una torre para protegerla de sus muchos pretendientes debido a su gran belleza. Por ello, mandó construir en su estancia  dos ventanas para que le proporcionaran luz. Autorizada a recibir la visita de algunos viejos filósofos con el fin de completar su instrucción, fue a través de un sacerdote, enviado por Orígenes de Alejandría, quien se hizo pasar por médico para instruirla en la fe cristiana. De esta forma, Bárbara encontró la manera de que le administrara el bautismo sin que se enterara su padre. Y para simbolizar su fe en la Santísima Trinidad, logró que los obreros perforasen en el muro no dos, como su padre había ordenado para que le entrase la luz, sino tres ventanas en la torre.

A partir de entonces decidió permanecer virgen y consagrar enteramente su vida a Dios.

Enterado su padre de la conversión de su hija, en un arrebato de cólera desenvainó su espada dispuesto a matarla. Pero entonces, se escindió un peñasco que la cobijó milagrosamente en su interior y la trasladó a la cima de una montaña donde permaneció escondida un tiempo.

Escenas de la huida de la torre

Peter Paul Rubens (1577-1640) - Santa Bárbara huye de su padre

Pinturiccio (1492-1494) - Fuga de la torre (fresco del palacio vaticano)

Meister Francke - Escena del retablo
Hans Fries - Dióscoro encuentra a su hija (1503)


















Pero uno de los pastores, que era sabedor de su escondite, la denunció a Dióscoro y por intercesión de Bárbara el pastor quedó convertido en estatua de piedra y su rebaño de ovejas en langostas, episodio recogido en el retablo del maestro Francke, h. 1410-1415, conservado en el Museo Nacional de Helsinki.


Capturada finalmente, Dióscoro la entregó al juez Marciano para que la juzgase y la sentenciase a terribles castigos, entre otros:

                              Azotada con vergajos
                              Desgarrada con peines de hierro
                              Arrastrada sobre fragmentos de cerámica punzantes
                              Quemada con hierros candentes
                              Cercenados y arrancados sus pechos

Maestro Francke - Escena del retablo
Jean The Elder Bellegambe - Martirio (1528)


















Como ninguno de estos castigos hicieron que renegase de su fe, Dióscoro pidió permiso para ser él mismo quien ejecutara y degollara a su hija. Prosigue la leyenda que, una vez degollada, cayó sobre Dióscoro desde lo alto del cielo un terrible rayo que lo abrasó por completo convirtiendo su cuerpo en cenizas.

Es frecuente que en las escenas donde se recoge la decapitación de Bárbara su padre vaya vestido a la manera turca y blandiendo una espada o bien una cimitarra mientras sujeta por los pelos a su hija.

 Jorg Ratgeb - Escena del retablo fechado en 1550

Lucas Cranach - Decapitación
Jacopo Chimenti da Empoli (1603)



















Giorgio Ghisi (1520-1582)
Jan Van der Straet (1523-1605)


















Iconología y selección escogida de imágenes

Además de la palma del martirio y la corona se la suele representar junto a otros atributos que permiten reconocerla con facilidad: la torre con tres ventanas, presente ya desde el medievo, que puede llevar en una de sus manos o como simple ornamento que la identifica. Aunque menos frecuente se la representa también con una pluma de pavo real en la mano como símbolo de la inmortalidad. A raíz de la Contrarreforma, suele aparecer con un cáliz en la mano simbolizando su protección contra la muerte súbita. En otras imágenes aparece a sus pies un cañón junto a unas balas, atributos que han dado pie a que los artilleros la conviertan en su patrona.




















Gonçal Peris - Retablo de santa Bárbara (entre 1410-1425)


















Jan van Eyck - St. Bárbara
Libro de Horas de Toul (de 1437 a 1452)
Fco. de Goya - Santa Bárbara

















Antonio Lorenzo