lunes, 12 de septiembre de 2016

Arrestos y valentías de Juan de la Tierra, de la Villa de Illescas

Ilustración del pliego editado por Laborda en Valencia
Los vínculos entre los pliegos de cordel y el teatro continúan siendo un terreno fértil del que queda mucho por transitar y desarrollar. Los pliegos derivados del teatro, en lo que se viene llamando 'relaciones de comedia' no se limitan a la reproducción fiel de un fragmento dramático o a una determinada escena de una obra; antes bien, la práctica habitual es la recreación o re-escritura que los autores-editores creen que será del agrado de un público general en orden a su circulación y venta.

Pasando al pliego que reproduzco, quiero señalar que es deudor de una célebre comedia de Lope de Vega titulada El caballero de Illescas.

El argumento del pliego se aparta bastante de lo escrito por Lope, pero su relación con la comedia resulta evidente. Para apreciar mejor las diferencias y semejanzas creo de interés resumir a grandes rasgos tanto el pliego como la comedia.

El pliego

En el pliego se nos cuenta el nacimiento de Juan de la Tierra en la villa toledana de Illescas. A la edad de veinte años dio muerte a un mancebo (que resultó ser el hijo del Duque de Alba) al defender a un caballero que platicaba con una dama y que fue atacado por unos desaprensivos. Huido a la corte tomó plaza de soldado con la intención de partir rumbo a Nápoles. Una vez allí, también ayudó a un caballero que fue agredido por ocho hombres con espada, haciéndolos huir. El caballero, que resultó ser el mayordomo del rey Felipe IV, le entregó en agradecimiento unos doblones, una real alhaja y un anillo de diamantes.

Una vez en Nápoles, se hizo pasar por hijo del mismísimo hijo rey Felipe IV al mostrar su anillo a un platero, quien lo puso en conocimiento de un mercader muy rico que tenía una hija, la cual, prendada del supuesto príncipe, le mostró su blanca mano por una gatera y mediante unas señas le invitó a subir a sus aposentos a la noche por la puerta de su jardín. La joven queda embarazada, por lo que deciden regresar en barco a España al cabo de un prudencial tiempo, previo robo del dinero del mercader. Una vez en Illescas, don Juan declara que no es tal príncipe, sino un pobre labrador al que le compensaron con el anillo por su arriesgada intervención en una trifulca.

El mercader, ante la huida de su hija con el que cree príncipe de España, decide embarcarse en Nápoles para ir a la corte y entrevistarse con el propio monarca para dar con su paradero. Una vez que el rey toma cartas en el asunto, envía a uno de sus capitanes a Illescas para dar con el usurpador que se dice su hijo. Una vez detenido y en presencia del rey, Juan de la Tierra confiesa toda la verdad sobre su vida y aventuras, lo que impresiona a Felipe IV. Le colma de dones nombrándole Grande de España y en una teatral escena de indudable valor escénico, llama de nuevo al mercader quien acaba perdonando a su hija, y vendiendo sus posesiones en Nápoles termina estableciéndose en la corte.

Estas disparatadas escenas, firmadas por un tal Pedro Salvador, del que nada sabemos, se inspiran en la obra de Lope, escrita en 1602 y publicada en 1620 en la Parte XIV de sus comedias, de la que intento un resumen.


















La comedia

Juan Tomás, que así se llama el protagonista de la comedia, es un humilde labrador de Illescas quien lleva una vida desordenada y violenta. Para huir de la justicia busca amparo en Italia donde llega medio desnudo a consecuencia de una tormenta que le sorprendió en alta mar. Allí es acogido en Nápoles, adoptando el nombre de Juan de la Tierra, por el hostelero Camilo y su hija Sirena, con la que inicia un galanteo que ella rechaza por ser casada. Logra vender una joya al acaudalado Conde Antonio. Se enamora de su hija Octavia, quien le cree un noble caballero. Pero ambos tienen que huir de la furia del pretendiente de Octavia, Leonelo. En su huida por el mar pierden todos sus bienes a causa de una tormenta. Juan Tomás confiesa su humilde condición a Octavia, pero esta le perdona y le acompaña a Illescas donde se establecen.

El padre de la novia, junto al pretendiente de su hija, Leonelo, se embarcan en su búsqueda.

Una vez llegado a Illescas, Juan Tomás es reconocido por el Infante de Aragón, don Fernando, (que no es otro sino el futuro rey Fernando el Católico) quien fue el que le regaló la joya por haberle salvado la vida en una ocasión. Tras una serie de circunstancias, acaba  resolviéndose todo de manera favorable.
                                                        ♣ ♣ ♣ ♣ ♣ ♣
Vemos, pues, cómo el autor del pliego es claro deudor de la comedia de Lope, si bien sitúa los acontecimientos en tiempos de Felipe IV para que resultasen más próximos, mientras que en la comedia los hechos suceden en tiempos de los Reyes Católicos.

También resulta de interés señalar el aprovechamiento dramático y la fuerza de la obra de Lope en la construcción y adaptación creativa de la trama argumental desarrollada por Jacinto Benavente en Los intereses creados, estrenada en 1907, según señaló Dámaso Alonso en un clásico trabajo: De El Caballero de Illescas a Los intereses creados, (RFE, Nº 50 (1967), pp. 1-24.

Pero demos paso al pliego completo, del que conocemos distintas ediciones. Reproduzco a continuación dos diferentes ilustraciones sobre el mismo tema.









Dos ilustraciones de pliegos sobre del mismo tema

Edición madrileña de la imprenta de Marés de 1844

Edición madrileña de la imprenta de Marés de 1859
© Antonio Lorenzo

lunes, 5 de septiembre de 2016

El soldado enterrado vivo

Francisco de Goya - 'El ciego de la guitarra' (detalle) (1778)
Pliego ambientado en el reinado de Carlos IV donde se nos narra la sentencia dictada por un Consejo de Guerra para ejecutar en la horca a un soldado de nombre Mariano el 29 de diciembre de 1802. Nada se nos dice sobre los motivos de tal sentencia, aunque parecen apuntar a unos excesos sin definir, pero, eso sí, deteniéndose en las circunstancias preparatorias de la ejecución en la horca y en cómo por la intercesión de la Virgen del Carmelo, de la que el reo era devoto 'aunque malo', resultó dar 'señas de vivo' una vez dado por muerto. Lástima que no dispongamos de la segunda parte, donde se nos darían noticias de cómo fue el proceso de mejoría de tan increíble y sorprendente caso.

El pliego está editado en Barcelona por los herederos de Juan Jolis, sin año.





Antonio Lorenzo

viernes, 2 de septiembre de 2016

Dúo de las perdices de la zarzuela 'La caza del oso'


Un claro indicador del éxito de una zarzuela es la traslación de un determinado pasaje de la obra a un pliego de cordel, con el fin de que el público recordase su texto y lo cantase o representase ante un grupo reducido.

Es el caso de este pliego que recoge el 'bonito dúo de las perdices', de la zarzuela La caza del oso o El tendero de comestibles, con música del maestro Federico Chueca. La zarzuela fue estrenada en Madrid en el Teatro de Apolo el 6 de marzo de 1891.

Según se desprende del libreto: se trata de un 'Viaje cómico-lírico en un acto y tres cuadros en verso'. La acción del primer y segundo cuadro sucede en Madrid, y la del tercero en las montañas de Asturias.

En el cuadro tercero, el libreto señala respecto a los trajes lo siguiente:
Carola viste de aldeana de Asturias. Saya de estameña color de café; mandil negro con franja de otro color; corpiño ó justillo, también negro, cerrado con cordones por delante; jubón blanco, y al cuello dengue de merino negro con adornos de pana; a la cabeza pañuelo de color atado arriba. Media azul basta y, encima de unas zapatillas de orillo, madreñas. Pendientes grandes de plata y collar, de dos ó tres vueltas, de coral.
Pascual sacará barba cerrada hasta los ojos. Calzado de frente y cejijunto para que resulte un oso. Montera de piel oscura, calada basta las orejas; calzón corto y sobre este unos peales también oscuros, y zamarreta de piel del mismo color. La camisa despechugada y viéndosele el vello.
Los aldeanos vestirán el traje del país.
La decoración también cambia:
Montañas del puerto de Pajares en Asturias. Algunos caseríos y pequeña iglesia de una aldea. Muy al foro, y a la mayor altura posible, desembocadura de un túnel practicable al paso de un tren de viajeros. Caseta de guardabarrera que debe verse a su tiempo con la banderola para dar paso al tren. Este guardabarrera es un muñeco pintado. La vía debe cruzar al foro y venir hasta donde se supone la estación ó apeadero. A la derecha, y en sitio practicable, una fuentecilla rústica que nace del monte y en la que se llena una herrada.
Tenga presente el pintor que esta decoración cambia de aspecto al final del cuadro. Al sol debe suceder una cerrazón completa; ha de verse nevar copiosamente.
El pliego está editado en Madrid (s.a.) por la Imprenta Universal, en la calle del Oso, nº 21.







Antonio Lorenzo