martes, 29 de noviembre de 2016

Imágenes para leer: Quadro de Historia natural, civil y geográfica del Reyno del Perú (año de 1799)

Indios peruanos elaborando chicha, del "Codex Trujillo del Perú" (siglo XVIII)
El Quadro de Historia natural, civil y geográfica del Reyno del Perú fue pintado en 1799 y concebido para representar al Perú en toda su complejidad y riqueza. La concepción del mismo y los textos se deben al vizcaíno José Ignacio de Lecuanda (1747-1800), peninsular ilustrado de la alta jerarquía de gobierno del Virreinato del Perú, y las pinturas al francés Luis Thiebaut, del que apenas conocemos datos salvo que perteneció a una familia de grabadores franceses que ilustraron libros de historia natural, como los de Buffon y Humboldt. El cuadro iba destinado al Ministerio de Hacienda e Indias, depositario de los informes y documentación de los viajes y expediciones científicas de la época. 

El cuadro se encuentra custodiado en el Museo Nacional de Ciencias Naturales desde 1880. Se trata de una obra absolutamente singular, pues ofrece un panorama histórico en apretada síntesis del saber acumulado de carácter enciclopédico e ilustrado con valiosos informes de todo tipo. El referido cuadro recoge medio millar de dibujos, descripciones y recuadros de la flora, fauna y etnias del Perú de 1799.

También es máxima su valoración y testimonio único como cuadro ilustrado y documento descriptivo de la época de la Ilustración, de valor múltiple (geográfico, histórico, económico, etnográfico  y  por su  relación  con la  Historia Natural.



En  1929  formó  parte  de  la  Exposición  Retrospectiva de Historia Natural en el antiguo invernadero del Jardín Botánico el 1 de julio de 1929, según se aprecia en la foto.


El cuadro recoge descripciones y análisis de la geografía, productos geomineros, flora y fauna del entonces Virreinato de Perú, sus pobladores de distintas etnias o naciones, diversas razas y orígenes, en sus aspectos naturales, culturales y sociales, poblaciones, monumentos, instituciones; las producciones agrícolas, las virtudes medicinales o nutritivas de más de un centenar de plantas, las industrias de los nativos y nuevas, los productos de comercio entre España y el Virreinato, sus transportes marítimos en un sentido y en otro, y sus valores económicos, todas las inversiones y rendimientos: todo ello en texto y con ilustraciones sobre un lienzo enmarcado que se puede contemplar y leer en un hermoso cuadro mural de tres metros y cuarto (3,25 metros de largo por 1,15 metros de ancho).

Mi interés por traerlo a este blog se centra en los tipos humanos representados en el mismo y por su relación con las pinturas de castas que he venido desarrollando en anteriores entradas.

Si atendemos a la distribución visual del cuadro, las representaciones de las diferentes etnias se ilustran en la parte superior del mismo, distinguiendo entre los llamados "civilizados", a la derecha del discurso preliminar, y los "indios salvajes" de la Montaña Real a su izquierda. La distinción entre ellos se ilustra por la diferente vestimenta de los primeros frente a la desnudez o semidesnudez de los segundos. Cada dibujo trata de ilustrar las diferentes etnias, según las pintó Luis Thiebaut: icaguates, payagues, bogas, maynas, panos, ucayalis, cepeos, humuranas, capanaguas, yagüas, putumayos, yuris, iquitos, nanays, guaques y carapachos.

Parece ser que la fuente sobre la que se inspiro Thiebaut para sus dibujos proviene de los bocetos que realizó el científico checo, Tadeo Haenke, que acompañó a la famosa expedición de Alejandro Malaspina quien visitó las costas peruanas en su viaje por Tarma y Jauja en junio y julio de 1790. El mismo Lecuanda fue seguramente quien proporcionó las copias de los dibujos de Haenke a Thiebaut para que las incluyese en el cuadro.

El propio Lecuanda se expresa de esta forma sobre la Montaña Real (amplio territorio fronterizo andino-amazónico que era entonces muy desconocido, mal explorado, asociado a la barbarie y habitado por numerosas tribus de "indios infieles").
"Esta  hermosa  porción  del  universo  aunque poco  conocida  en  sus  interioridades  se  ha   observado  ser  en presente  la  más  amena,  la  más  fecunda  y  rica  en  producciones naturales de cuantas comprende nuestro antiguo y nuevo continente. Estos  amenos  países  están  habitados  de  innumerables  tribus  de indios salvajes cuyos usos y costumbres, religión y carácter tiene no poco  que  admirar".
La distinción entre civilizados y salvajes o infieles ya figura recogida en un interesante plano de las distintas intendencias del virreinato de Perú elaborado por el cosmógrafo y marino gallego Andrés Baleato (Ferrol, 1766-Madrid,1853). En sus 32 años de permanencia y prestando servicios a cinco virreyes sucesivamente, quien fuera virrey del Perú, Francisco Gil de Taboada (entre 1790 y 1796), le encargó una serie de mapas para reflejar la división administrativa en intendencias. Pues bien, en el plano que elaboró en 1790, y que reproduzco, señalo con flecha el territorio donde sitúa que habitaban las tribus de 'yndios infieles'.


Imágenes y descripciones originales de las mismas

La primera transcripción del contenido escrito del cuadro fue dado a conocer el año 1912 por Francisco de las Barras de Aragón en el Boletín de la Real Sociedad Española de Historia Natural (nº 1912, pp.  224-285), con el título de: Una  historia  del Perú  contenida  en  un  cuadro  al  óleo  de 1799.

Lecuanda, al elaborar los textos del cuadro, se aparta un tanto de los discursos despreciativos sobre los indios que preconizaban otros viajeros ilustrados. Reproduzco lo escrito por Lecuanda según aparece en la cenefa intermedia del cuadro, como capítulo sexto y a modo de resumen, según la fiel transcripción de Barras de Aragón.


De las "cartelas" o "leyendas explicativas" que acompañan cada ilustración en el cuadro, he recortado y añadido la correspondiente a cada una de ellas, según el mencionado trabajo de Barras de Aragón, para obtener una cabal idea e información de lo contenido en el singular cuadro.

Si repasamos someramente los comentarios de las llamadas naciones civilizadas, vemos que no solo se incide en la vestimenta o en las actividades de cada uno, sino que también se emiten juicios de valor y comparaciones sobre su carácter y comportamiento.

Con las llamadas naciones salvajes ocurre lo mismo: se comenta su aspecto físico y sus actividades principales, y entre los juicios de valor añadidos no dejan de sorprendernos algunos de los comentarios sobre su antropofagia y que algunos de ellos se comen a sus difuntos y parte de sus cuerpos, convertidos en cenizas, les sirven de condimento para sus manjares; o aquellas indias que no conocen el pudor y se cubren sus genitales con dientes de mono o de los obtenidos de los enemigos de su tribu; otras tribus se cuelgan del cuello los corazones de los vencidos y hacen cecina con carne humana...

En fin, creo que este pequeñísimo recorrido por una breve parte del magnífico cuadro nos invita a contemplarlo y acrecienta el interés por el mismo.

Las 'naciones civilizadas' del Quadro



















Las 'naciones salvajes' del Quadro



















©Antonio Lorenzo