domingo, 3 de diciembre de 2017

Muerte y testamento de la polka


Según los estudiosos, la polka o polca tuvo su origen en la región de Bohemia, en la actual República Checa, hacia 1830. Se trata de una danza popular cuya forma musical deriva directamente del minueto, baile cortesano muy popular durante el siglo XVIII. A partir de su introducción en los salones de baile de Praga, se extendió rápidamente por Viena, París, Londres, Madrid y otras grandes ciudades de Europa. Esta modalidad rítmica se trasplantó rápidamente al suelo americano, aproximadamente a partir de 1844, donde adoptó estilos y variantes particulares en Argentina, México, Paraguay, Nicaragua, etc. convirtiéndose en parte de su folclore nacional y de su tradición musical.

La polka pasó de los salones de baile elegantes de las clases acomodadas a practicarse por las clases populares, lo que significó una especie de liberación de ataduras morales y prejuicios censurados por la iglesia católica. los grupos conservadores no tardaron  en manifestar, aunque  temporalmente, su oposición ante aquella novedad que relacionaban con el morbo y aspectos inmorales.


A diferencia del vals, la polca dejó poco a poco de bailarse en los salones de baile, quedando como baile folklórico en algunos países, lo que le ha dado fama como baile antiguo. De ahí la conocida expresión «ser del año de la polca», empleado en España para referirse a algo muy viejo, anticuado o pasado de moda.

Así como la literatura de cordel exaltó en un sentido amplio el casticismo y el «majismo» dieciochesco, también encontramos críticas hacia lo pernicioso de las modas extranjeras en la vestimenta y en el baile en clara reacción nacionalista en defensa de lo propio.

Es el caso de esta estampa donde se critica la nueva moda de la polka, de la que se dice que: 

                                       La polka vino de «estranjis»
                                       y causó tal novedad,
                                       como toda cosa nueva
                                       pero es nada en realidad.
                                       Es un baile bien insulso
                                       sin gracia garvo ni sal,
                                       pero aquí siendo estranjero
                                       tiene mérito cabal.

Se critica a aquellos que no bailan la polka por plebeyos y patanes y a su moda asociada trajes y complementos. El testamento y las mandas que deja la polka entronca con la gran tradición hispánica de testamentos burlescos, a los que ya he dedicado algunas entradas anteriores.



Abundando en las críticas sobre aquellos que no practican el baile de la polka, reproduzco el siguiente pliego, donde la caprichosa Serafina desdeña a Tomás «Calabaza» por no saber bailar bien la polca. Ejemplo de impreso burlesco donde se ironiza sobre las mujeres casquivanas y las costumbres foráneas.

El pliego está editado en Barcelona, sin fecha, y se hallaba en venta en la librería de J. Lluch.

Tras el pliego, añado un "ventall" o abanico, a los que ya he dedicado entradas, con el tema de la polka que nos ocupa.





©Antonio Lorenzo

miércoles, 29 de noviembre de 2017

La tonta del capirote

Fco. de Goya - De la serie "Los caprichos" (1799)

Este pliego recoge algunos de los números musicales de la zarzuela La tonta del capirote. Es de suponer que el público que comprara el impreso era fiel conocedor del desarrollo de la obra, pues lo recogido en el mismo tan solo se limita a reproducir el texto de los números cantables sin que figuren en ningún caso los diálogos previos que dan pie a los mismos. Su simple lectura, sin conocer el contenido de la obra, no guarda una relación argumental con su desarrollo.

La tonta del capirote se trata en realidad de un juguete cómico-lírico en un acto, con libreto de José Jackson Veyán (1852-1935) y música de Joaquín Valverde ("Quinito") (1875-1918) y Ramón Estellés (1850-1899), estrenada con gran éxito en el madrileño Teatro Martín el 18 de noviembre de 1896.


















Como es sabido, el capirote  es ese gorro con forma de cucurucho invertido que desde los tiempos de la inquisición se obligaba a llevarlo sobre la cabeza a todo aquel acusado de pecado o herejía. Todo aquel que llevaba el capirote era objeto de escarnio público y sujeto de burlas. Hoy en día, la expresión de tonto o tonta de capirote se usa como una locución adverbial para designar a una persona como necia e incapaz e intensificando la palabra tonto o tonta.





El pliego está editado, sin fecha, por B. Rotger, impresor del que sabemos se corresponde con Bartolomé Rotger, quien tuvo su taller en Palma de Mallorca desde finales del siglo XIX prolongando su actividad hasta al menos 1924. Por regla general, las imprentas y editoras establecidas en Mallorca publicaban indistintamente en las dos lenguas mayoritarias entre los ciudadanos. Es el caso, entre otros, de las imprentas de «La Esperanza», «Amengual y Muntaner», «Francisco Soler» o «Guasp». 





©Antonio Lorenzo

sábado, 25 de noviembre de 2017

La boda de Juanillo y Juanita de mi pueblo


Este es un ejemplo más de pliego de carácter burlesco donde se narra la disparatada boda entre Juan Lanas y Juana, la «nieta de su abuelo». Es de destacar el inventario pobre y ridículo del ajuar, recurso poético que se mantiene en la tradición oral popular en forma de cantos folklóricos recogidos en cancioneros o por tradición oral. Estos inventarios de bienes absurdos son comunes en las composiciones de disparates, ya sirvan para inventariar un ajuar o dote de boda o como bienes disparatados dejados en testamentos.

Se añade al final un «bonito tango titulado el juicio de las mujeres y de las gallegas», que resulta verdaderamente ofensivo para la mujer en general, pero que hay que contextualizarlo en la mentalidad de épocas pretéritas.

El pliego está editado, sin fecha, en Madrid por la Imprenta Universal





©Antonio Lorenzo