sábado, 30 de junio de 2018

Sucesos extraordinarios: Erupción del volcán Epomeo (1883)


La isla de Ischia (Isquia) se encuentra frente a las costas de Nápoles y a pocos kilómetros del famoso volcán Vesubio. Es la isla más grande del archipiélago napolitano y se encuentra dividida actualmente en seis municipios.


La historia de la isla ha estado desde siempre llena de incidentes y de invasiones: griegos, normandos, bárbaros, visigodos, corsarios berberiscos, etc. Es una isla que ha sido saqueada repetidamente a lo largo de los siglos. Durante un espacio largo de tiempo su territorio perteneció a la Corona de Aragón, del que queda un imponente castillo que resulta una de las principales atracciones de la isla, conocido precisamente por el Castillo Aragonés. La primera fortaleza, sobre la que se asienta el castillo en la formación rocosa, data del año 474 antes de Cristo, pasando por numerosas ampliaciones y reforzamientos.

El rey Alfonso de Aragón restauró el castillo en el año 1441 mediante enormes muros y fortificaciones para defenderse de los ataques piratas. También fue durante su reinado cuando se conectó el promontorio donde se alza el castillo con la isla de Ischia mediante un puente de piedra de 220 metros de longitud.

Antiguo mapa de la isla de 1590
El famoso castillo se encuentra frente a las costas de Nápoles y de Capri, y actualmente es visitado por los numerosos turistas alojados en la isla.


En marzo de 1774, tras una serie de distintas ocupaciones, la isla fue tomada por los Borbones y administrada por un gobernador real asentado en el célebre castillo.

La noche del 27 de julio de 1883, tal y como narra el pliego reproducido, se produjo una enorme erupción desde el Monte Epomeo, identificado erróneamente con el volcán, ocasionando miles de víctimas e importantes pérdidas de todo tipo.

Monte Epomeo
El pliego fue editado en Palma de Mallorca, sin fecha, por la imprenta de B. Rotger, cuya inicial corresponde, como sabemos, a Bartolomé Rotger, editor desde finales del siglo XIX hasta al menos 1924.





©Antonio Lorenzo

domingo, 24 de junio de 2018

Sucesos extraordinarios: Erupción volcánica en la isla de Sangir (1856)


La isla de Sangir, (escrita también como Sangihe o Sanghir), es una de las pequeñas islas del archipiélago indonesio, situadas entre el mar de las Célebes y el mar de las Molucas, a medio camino de la isla de Mindanao en Filipinas. Su cercanía a las Filipinas, recordemos que fue posesión del imperio español hasta 1898, es tal vez lo que justifica, aparte del recurrente tremendismo, el interés del pliego por la erupción volcánica en una isla que, para la población de la península, resultaba sumamente lejana y desconocida. 

El pliego relata la violenta actividad volcánica del 2, 3 y 17 de marzo de 1856 (aunque en el impreso solo figura la recurrente frase de "en el presente año").

Rodeado con una elipse, el archipiélago puede situarse visualmente en el mapa de Indonesia.


El Monte Awu es el volcán más grande del archipiélago de Sangir. Sus sucesivas erupciones a lo largo del tiempo han ocasionado más de 8.000 muertes y numerosísimas pérdidas materiales.

El impreso fue editado en Barcelona, el mismo año de la catástrofe, por la imprenta de José Tauló para la Casa de Juan Llorens en 1856.




©Antonio Lorenzo

lunes, 18 de junio de 2018

Sucesos extraordinarios: Inundación de la ciudad de Barcelona en 1862


El 15 de septiembre de 1862 se produjo una terrible inundación en la ciudad de Barcelona, que ocasionó alrededor de mil muertos y un gran número de barrios enteros y negocios destrozados.

El Diario de Barcelona del 16 de septiembre de 1862 recogió ampliamente las secuelas de la gran inundación.



Hans Christian Andersen, testigo de la inundación

Un testigo presencial de este acontecimiento fue el afamado escritor danés Hans Christian Andersen (1805-1875), autor de cuentos infantiles de recorrido universal, como, entre otros: El patito feo, La sirenita, El traje nuevo del emperador, El soldadito de plomo o La cerillera.



El 4 de septiembre de 1862 Andersen atravesó la frontera franco-española por la Junquera acompañado de Jonas, hijo de su amigo y protector Jonas Collins. Se instalaron en el Hotel Oriente y fueron testigos de la inundación del día 15 del mismo mes. 

Andersen relató en su obra Viaje por España, injustamente olvidada, la experiencia de su viaje por España en 1862-1863 ofreciendo detalladas descripciones, tanto de la geografía como de sus gentes y sus costumbres. La obra es un claro reflejo de las aspiraciones y mentalidad decimonónica, dando informaciones de su estancia posterior en Valencia, Murcia, Málaga, Granada, Madrid, Toledo y Burgos.

Su relato, el día de la gran tormenta viene expresado de esta forma en el capítulo dedicado a su viaje por Barcelona:
"Cuando llegué al hotel, Jonas me dijo que había inundaciones en la calle y echó a correr escaleras abajo. Yo me asomé al balcón mirando a la Rambla y vi como para cada lado bajaba una corriente de agua de color café amarillento que parecía formar como una cascada. Tuve miedo por mi joven compañero y también bajé. Entonces vi que a ambos lados del paseo, un poco en alto, las calzadas eran como un río que se llevaba todo lo que encontraba a su paso. Un carro que llevaba terracota había sido arrastrado un buen trozo calle abajo y el agua saltaba sobre él. Las tablas de las tiendas que habían estado fuera flotaban sobre el agua. El agua entraba en las casas. Maderas y calabazas parecían navegar por ese río. La gente iba con el agua hasta las caderas y una mujer fue arrastrada por la corriente y hubo naturalmente gritos, pero tres hombres lograron agarrar y casi en un estado de inconsciencia la llevaron a lugar seguro. Nunca había visto yo antes de esta manera la fuerza del agua, que también se metía por dos callejuelas estrechas del otro lado de la calle que parecían los estrepitosos canales que hacen mover los molinos. En todos los balcones e incluso en las azoteas se veía gente mirando".
El 7 de marzo de 2006 el ayuntamiento de Barcelona promovió la colocación de una placa en el actual Hotel Oriente conmemorando la estancia en 1862 de Hans Christian Andersen. En recuerdo de su permanencia por nuestro país. También se recordó el paso por Madrid del célebre escritor mediante una placa donde estuvo situado su alojamiento en la Fonda La Vizcaína, en la calle Mayor, esquina a la Puerta del Sol.


 

Reproduzco dos pliegos, editados en Barcelona el mismo año del suceso, por las imprentas de Narciso Ramírez y Cristóbal Miró, respectivamente, donde se detienen en describir y comentar las desgracias ocasionadas por la inundación de sus calles y poblaciones, salvándose, al parecer, el recinto de la ciudad romana de Barcino (Barcelona romana).









©Antonio Lorenzo