sábado, 14 de julio de 2018

El gato madrileño y la soltera + La canción de la Ricarda y su amante

Gatos en la Puerta del Sol - Aguafuerte de Lorenzo Goñi (1911-1992)
Pliego donde, a través de la figura de los gatos, se critica más o menos veladamente, a las jovencitas que se dejan engatusar (nunca mejor dicho) por ellos. Como es sabido, a los madrileños se les apoda con el gentilicio de gatos. Sobre el porqué de esa denominación existen varias teorías; la más difundida está asociada a la agilidad y destreza que demostró un soldado, en tiempos de Alfonso VI, al escalar la muralla madrileña ayudado por una daga que iba clavando por las juntas de las piedras. Una vez arriba logró sustituir la bandera árabe por la cristiana. La consecuencia de su hazaña fue un gran acicate motivador para las tropas cristianas que, de este modo, pudieron reconquistar la ciudad. Dada su habilidad trepadora, al soldado le aplicaron el sobrenombre de gato, lo que con el tiempo fue extendiéndose a todos los nacidos en Madrid.

Continúa el pliego con la "Canción de la Ricarda y su amante don Mariano", macarrónicos versos de carácter procaz y de doble sentido, lo que recuerda a los célebres cuplés tan de moda en tiempos posteriores.

La simbología de los órganos genitales femeninos suelen asociarse popularmente con la huerta, la fuente, la noria, el pozo, el cántaro, el puchero, el conejo, etc., lo que es recurrente, no solo en los impresos populares que tratamos, sino en el cancionero folklórico en general, si bien no siempre fueron recogidos en los cancioneros impresos, ya fuera por recato o por la autocensura de los recopiladores.

El pliego está editado en Madrid, sin año, por la conocida Imprenta Universal, difusora de gran cantidad de pliegos de cordel.





©Antonio Lorenzo

domingo, 8 de julio de 2018

Sucesos extraordinarios: El extraño animal que devoró a 700 niños en la ciudad de Oporto


Otro caso insólito, tan del gusto de los pliegos de cordel, sobre un fiero animal que devoró nada menos que a setecientos niños en la ciudad portuguesa de Oporto "en este presente año".

Hay que observar que, para incitar e impresionar más al público en la compra o escucha del impreso, se habla en el título-resumen de que devoró a los niños, cuando en realidad los tenía encerrados en una cueva y los devolvió a sus padres tras explicar su presencia y actuación.

Contiene todos los tópicos recurrentes en estos casos: disculpas del narrador por su rusticidad estilística, la descripción del espantoso animal con tres cabezas, seis ojos, seis orejas, tres bocas y con uñas como fieros cuchillos, "cosas del abismo", que logra escapar a pesar de los más de setecientos tiros que le propinan. También escapa tras su persecución con ochenta caballos con "ginetes atrevidos" hasta que organizan una procesión hasta la cueva de la fiera donde celebran un exorcismo, y la fiera reconoce que es el mismo demonio enviado por Dios como castigo por la mala crianza de los niños.

El narrador se despide, como es habitual, pidiendo perdón por las faltas cometidas, aunque anunciando que continuará si se produce otra novedad.

                                                El ingenio Segoviano
                                                que como esta plana ha escrito,
                                                de la novedad que hubiere
                                                otra hará, y al tiempo mismo,
                                                de tantas faltas suplica
                                                que le perdonen benigno.

El impreso está editado en Valencia, sin año, por la imprenta de José Mompié, hijo del impresor, fallecido en 1855, Ildefonso Mompié. Su hijo José continuó con la actividad impresora de su padre. 



©Antonio Lorenzo

miércoles, 4 de julio de 2018

La criada perversa y envenenadora


Este pliego es un ejemplo más de sensacionalismo y de utilización de fórmulas de adjetivación morbosa, tan recurrentes y apreciadas por la clientela popular de este tipo de impresos.

El modelo social y de conducta que se desprende sobre la figura de la criada en los pliegos de cordel es en general negativo. El protagonismo que adquieren suele estar asociado a la envidia hacia los señores a los que sirve, siendo su imagen representativa de lo negativo frente a lo positivo asociado a los señores o damas de carácter noble en el imaginario social. La dicotomía entre los defectos de las criadas y las virtudes de los señores a los que sirven se encuentra muy presente en la gran mayoría de impresos populares donde aparecen las primeras. Entre los "defectos comunes" atribuidos a las criadas en los pliegos podemos citar la envidia, la falta de humildad, la maledicencia y la indiscreción.

En el pliego que reproduzco la figura de la criada va mucho más allá, pues a causa de su desmedida ambición acaba cometiendo un execrable crimen envenenando al hijo del señor con quien se casó.

Para un estudio más detallado sobre el papel de las sirvientas en los pliegos de cordel, remito al estudio de Juan Gomis Coloma: Sirvientas en la literatura de cordel, o la criada como enemigo doméstico, en "Cuadernos de Ilustración y Romanticismo", Universidad de Cádiz, Nº 20 (2014).

El pliego reproducido es un reimpresión barcelonesa de José Torrás de 1861.





©Antonio Lorenzo