jueves, 18 de junio de 2020

La Santísima Vera Cruz de Caravaca y su reflejo en la literatura popular impresa [III]


Para completar este pequeño recorrido de la Vera Cruz de Caravaca en novenarios, pliegos, estampas y folletos, adjunto unos cuantos ejemplos más.

En el Archivo Municipal de conserva un librillo, de autor anónimo, donde se cuenta en verso la historia de un terrible incendio en el castillo, fortaleza y la basílica el día 29 de septiembre, festividad de San Miguel, de 1772.
«Estado historico, veridico, y circunstanciado, que manifiesta el Incendio en el Castillo, Real, Fortaleza, y Basilica Real, de la Santisima Cruz de la Ilustre Villa de Caravaca, el dia de el Archangel San Miguel, a 29 de Septiembre de el año de 1772».

Continúo con un pliego conservado en el fondo antiguo de la Biblioteca Valenciana, pliego que he coloreado para hacer más accesible el texto, donde se nos narra un asombroso milagro donde la Cruz interviene para salvar a un hombre de un robo.





Otro pliego, fechado en 1799, del que reproduzco la portada, coloreada también para una mejor definición, se conserva en el Archivo Histórico Nacional de Madrid con el siguiente título:
«Noticia del milagro que ha obrado la Santisima Cruz de Carabaca, con una Doncella en la Ciudad de Sevilla, en el mes de Marzo de este presente año de 1788, por haber usado del modo de persignarse en figura de esta Santisima Cruz, segun se lo enseñó el M.R.P. Fr. Diego de Cadiz, Misionero Apostolico del Orden de Capuchinos».

El romance nos cuenta cómo gracias a que el P. Fray Diego de Cádiz había enseñado a esta joven doncella la forma de persignarse según la figura de la Cruz, pudo salvarse del ultraje a su honestidad pretendido por un joven, al encontrarse en su cama, a modo de resguardo, una cruz con la forma de la de Caravaca, lo que le impidió llevar a cabo sus depravadas intenciones.

El pliego fue calificado como supersticioso y declarado como ofensivo e injurioso para el buen nombre del P. Diego de Cádiz por el Tribunal de Granada, condenando la difusión del romance y también los 3.600 días de indulgencia que se anunciaban al final del impreso.

Alabanzas protectoras e indulgencias

La famosa reliquia de doble brazo de Caravaca aparece impresa en diferentes soportes a modo de símbolo protector en todo el orbe cristiano.

Diferentes pontífices a lo largo de los siglos tuvieron a bien la concesión de indulgencias a quienes portaran la Santísima Cruz, lo que fue aprovechado por los vendedores de estampas y pliegos de cordel para obtener beneficios con la venta de sus productos. La prerrogativa de la concesión de indulgencias fue otorgada paulatinamente a los arzobispos y obispos con el fin de que sus devotos pudiesen disponer de beneficios espirituales.

La extraordinaria difusión de la «verdadera Cruz» se traduce en una variada iconografía de la misma. Alabanzas protectoras, resumen de milagros e indulgencias por llevar y rezar a la Cruz son elementos muy repetidos en las estampas, donde la imagen que las ilustra ofrece variaciones significativas.

En este primer ejemplo, editado en Madrid por la Imprenta Universal [s.a.] se recogen unas repetidas alabanzas con milagros incluidos y los 500 días de indulgencias a quien llevare su imagen y pusiese su nombre y apellido para designar una sola estampa al beneficiario y de este modo no interrumpir la difusión de las mismas ni su cobro.



El número de indulgencias concedidas no deja de resultar sorprendente si nos fijamos en las que se otorgan en el siguiente ejemplo, editado en el taller de Juan Martínez Mesnier, quien fuera impresor y librero del Cardenal Belluga y del arzobispo de Cartagena, situando su actividad impresora en la calle de la Platería comprende de 1731 a 1736, según entresacamos de García Soriano, J.: Anales de la imprenta en Murcia y noticia de sus impresores. Suplemento de la Biblioteca del Murciano, t. II. Madrid: Imprenta de García Enciso, 1941.

El repertorio de indulgencias nos remiten a las concedidas por el papa Pío V (1566-1572), al parecer, durante el último año de su pontificado, posteriormente completadas o ampliadas por Gregorio XV en 1622, y confirmadas por Urbano VIII (1623-1644), Clemente X (1670-1676) e Inocencio XII (1691-1700), según se recoge en el documentado trabajo de Pozo Martínez, Indalecio: Indulgencias a la Cruz de Caravaca, en Murgetana, Nº 120, 2009, pág. 83.




Para conseguir estas indulgencias había que satisfacer previamente una serie de requisitos, entre ellos el de poseer la Bula de la Santa Cruzada, es decir, a cambio de una previa aportación económica para el mantenimiento del culto y obras de caridad, algo que fue aprovechado por los distribuidores y vendedores copleros en su propio beneficio. El desorbitado número de indulgencias concedidas (3.600 días en este caso) hizo que la Inquisición mirara con recelo estas prácticas, así como los milagros que se incluían en las estampas o pliegos, al considerarlos opuestos al espíritu de la iglesia y fomentando el descrédito de la Santísima Cruz.

La diferencia entre la magia y los milagros no está nada clara ni resulta fácil de resolver. De ahí que la Inquisición mirara con prevención la gran cantidad de milagros que aparecían en la literatura popular, ya fuera por intervenciones de vírgenes locales, determinados santos o del mismo Cristo, donde se mezclaba el valor edificante y de enseñanza moral con el peligro de un mundo mágico y ajeno a las prácticas devocionales. La necesidad de los miembros de la Inquisición de salvaguardar la ortodoxia de la iglesia católica frente a prácticas de carácter mágico o de excesos de piedad popular, fue la causa de que se retirasen de la circulación muchas estampas donde se recogían estos supuestos excesos. Afortunadamente se han conservado muestras interesantes, muchas de ellas sin fecha ni lugar de edición, sin licencia y con resúmenes sacados o copiados de acá y de allá.

Formas y tipos de cruces

La iconografía de los tipos y formas de las cruces son muy abundantes y no siempre de fácil explicación u origen. La cruz, como signo y símbolo fundamental del cristianismo, se representa de muy variadas formas. La figura más habitual es la formada por dos líneas rectas que se cortan perpendicularmente: la vertical, conocida como palo o árbol y la horizontal, como travesaño, dividida en dos tramos iguales. Sin embargo, esta habitual imagen se nos presenta con múltiples variaciones, entre ellas las que nos ocupa de Caravaca.

De la cruz del suplicio, que es la que presenta las más variadas formas, tiene sus particularidades las conocidas por la cruz immisa o capitata, que es el tipo de cruz en la que murió Jesús; la cruz de San Pedro (invertida o tumbada en forma de X); la cruz svástica a modo de rueda giratoria y recuperada como emblema por el nazismo; la cruz griega, de brazos iguales donde el palo y el travesaño se cortan perpendicularmente en su punto medio y la llamada cruz patriarcal o arzobispal, que es la asociada a la Cruz de Caravaca. Este tipo de cruz es una cruz doble de cuatro brazos. Contiene dos travesaños paralelos entre sí siendo de menor longitud el superior. 

Otros tipos y formas de cruces serían las correspondientes a la cruz rusa, la cruz radial, la cruz cósmica, la cruz cántabra, la cruz ansada (de asa), conocida también como cruz egipcia; la cruz de Tau o hebrea, etc. 





Tanto la venta de cruces sueltas, llaveros, collares, colgantes, pulseras, cadenas, imanes, tazas y variados objetos de todo tipo con la efigie de la famosa Cruz pueden adquirirse a través de la tienda oficial «online» de la propia Cofradía de la Stma. y Vera Cruz de Caravaca, donde se ofrece, se entiende que para dotar de una mayor significación y valor añadido a sus productos que: «La Real e Ilustre Cofradía de la Stma. y Vera Cruz certifica que todos los productos serán bendecidos y retocados por la Sagrada Reliquia a petición del cliente».
©Antonio Lorenzo