Todo
comienzo de año suele despertar una sensación ambivalente: de una parte, es como si se cerrara una etapa, y de otra, una puerta abierta a nuevos
encuentros, posibilidades y proyectos. La imagen que ilustra esta nueva
entrada, con esos bellos y antiguos herrajes, intenta simbolizar esa especie de estremecimiento ante la incertidumbre de no saber qué nos deparará el año que
comienza cuando decididamente abramos el cerrojo y nos adentremos por nuestra
irreversible aventura vital.
Es tiempo de
almanaques y de nuevos calendarios y no podía ser de otra forma el comenzar un
nuevo año sin comentar algo de lo que es una seña de identidad de este blog.
Aunque
muchos consideren como sinónimos ambos términos, lo cierto es que tienen
distintos orígenes. La palabra Almanaque
proviene del árabe Al-Manah y se refiere tanto al calendario como al clima,
reflejando su propósito original de utilizarlo para la agricultura,
proporcionando información sobre las estaciones y el clima. En la actualidad,
designa a una publicación anual que no solo contiene un calendario sino,
además, información de lo más variopinta: desde los antiquísimos conocimientos
astrológicos y los consejos médicos a ellos ligados, hasta las doctrinas
religiosas, el teatro, la música, la historia, la política, la filosofía, las
ciencias, las noticias de sociedad, el comercio, chistes, efemérides, datos
astronómicos, fechas de eclipses, santoral, días festivos... Es decir, un
almanaque es mucho más completo y complejo que el calendario que se limita a
contener los días, y, como mucho, a informar de la onomástica diaria.
Reproduzco algunas imágenes de almanaques de diferentes países para ilustrar mejor la difusión de estas pequeñas enciclopedias.
La palabra calendario es de origen romano. Proviene de "calendarium" que era el nombre que se le daba a los libros de contabilidad, que, a su vez, viene de Calendae, que era el primer día del mes según el calendario lunar, día en que se tenían que saldar las cuentas; el cobrador venía y se saldaban las deudas que este tenía registradas en su "calendarium". Calenda era el primer día del mes (luna nueva), ya que los romanos medían el tiempo por ciclos lunares. De ahí el que la expresión ‘ad calendas graecas’ signifique ‘nunca’, ya que los griegos no se regían por las calendas romanas.
Hoy en día conocemos como calendario la representación del paso de los días agrupados en días, semanas y meses.
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Estela romana con calendario |
Creo de
interés hacer un pequeño recorrido y una selección de los tipos de almanaques,
prescindiendo de los más antiguos, y que he recopilado de fuentes diversas.
A lo largo
del siglo XV proliferan los almanaques en las lenguas europeas junto a los
almanaques en latín, y empiezan a ser temáticos. El tema preferido son las
predicciones.
Almanaques
astrológicos. Con la
invención de la imprenta proliferaron los almanaques que incluían predicciones
basadas en la astrología, en la interpretación de los profetas y en otras artes
adivinatorias. Incluían anotaciones sobre las conjunciones de los astros y
sobre los días faustos e infaustos para tomar medicinas.
Almanaques
prácticos. Aparecen
también en el siglo XV almanaques específicos; los primeros, el del campesino
(o libro del tiempo) y el del pastor. En ellos se mezclan contenidos
astronómicos y meteorológicos con los agrícolas o ganaderos y con reglas para
la salud.
Almanaques
de efemérides. Hacia
el 1700 los almanaques empezaron a mirar al pasado, ofreciendo la relación de
los acontecimientos más relevantes ocurridos el año anterior, introduciendo
incluso retratos e ilustraciones. Eran la réplica de las actuales revistas del
corazón. Las imprentas se dedicaron con preferencia a la publicación de
almanaques, difundiendo cada vez más contenidos culturales, y libros de
oraciones.
Almanaques
propagandísticos.
Los políticos vieron enseguida la alta eficacia propagandística de una
publicación que se iba leyendo día a día. En Francia, donde tuvo mayor auge
este tipo de almanaques se editaron, entre otros muchos: la Convención, los
Sans-culottes, el Repertoire ou almanach historique de la Révolution, el
Napoléon prophète, el Almanach des Bons catholiques, etc.
Almanaques
temáticos. A lo
largo de los siglos XVIII y XIX proliferaron almanaques de los más diversos
temas, donde se incluían obras poéticas o literarias, prefiriendo los autores
este formato al de libro o revista por su gran aceptación y difusión.
El más
divulgado hasta el día de hoy es sin duda el Calendario Zaragozano. Este
almanaque-calendario se viene publicando de forma ininterrumpida desde 1840, incluyendo un pronóstico climático para todo el año ¡ahí es nada!
Su autor es
Mariano Castillo y Ocsiero (1821-1875), astrólogo español famoso por haber
publicado las primeras ediciones del ‘El Firmamento’ en el año 1840, conocido
posteriormente por el Calendario zaragozano (denominado zaragozano, por cierto,
no porque su autor fuera de Zaragoza, que
lo era y más concretamente de Villamayor, sino como homenaje al también
astrónomo aragonés Victoriano Zaragozano (1545-1602).
Como puede observarse, en la portada para el año 1941 incluye en la parte superior un encendido ¡Viva Franco! y ¡Arriba España! En plena posguerra no era aconsejable, parece ser, el distanciarse mucho del régimen victorioso y mediante esas proclamas, políticamente correctas, favorecer intencionadamente el aumento de ventas.
Releyendo
algunos de sus pronósticos ya nos gustaría el que los actuales y mal llamados 'hombres del
tiempo' nos ilustraran con expresiones tan cuidadas y floridas, aunque indeterminadas, como las
siguientes:
"Se
afirmará el temporal de bonanza, mejorando de continuo el temple atmosférico, a
pesar de que se presentarán algunos nublados tempestuosos, que descargarán con
chubascos, granizo y tronadas".
"Tiempo bonancible de temple
agradable". ‘Vientos oscilantes o inciertos. ‘Rocíos, neblinas y celajes’.
‘Vientos encalmados’.
"Se
espesarán cada vez más los nublados hasta llegar a verterse en lluvias copiosas
y tranquilas"…
Dentro del ámbito
catalán también existe una gran tradición de almanaques: 'Calendario de los Payeses' (se
edita desde el año 1861), 'Agenda del Labrador' (Girona), 'El calendario de Fray
Ramón, ermitaño de los Pirineos', escrito en castellano, con algún
texto en catalán y más de 130 años de historia a sus espaldas.
En el País Valenciano, 'El calendario del Profeta' (fundado en 1873) y publicado en Alcoy (Alicante). En Baleares se siguen editando los llamados ‘Parenòstics’ con las predicciones
de lluvias y consejos para sembrar y cosechar o planificar labores campestres.
Para saber
más:
Témporas y cabañuelas
La
predicción del tiempo ha estado desde antiguo asociada a las Témporas. Témpora
es una palabra latina, plural de tempus, con significados de ‘tiempo’ y ‘estación’,
y que, castellanizada, siempre se usó en plural, témporas.
Hasta hace pocos años, las 'Cuatro Témporas' figuraban en el calendario litúrgico de la Iglesia Católica. Cada una de ellas
correspondía a tres días de ayuno (miércoles, viernes y sábado) anteriores al
inicio de la primavera, verano, otoño e invierno de cada año. El precepto del
ayuno en aquellos días fue establecido por la Iglesia a comienzos del siglo
III, pero no se cumplió en Occidente hasta el siglo XII. Las 'Quatrotemporas' anuales, que es como se llamaron inicialmente, fueron instituidas por el Obispo
de Roma y Sumo Pontífice Calixto I, quien murió martirizado el 14 de octubre
del año 222, el mismo año en que el emperador romano Alejandro Severo, último
de su dinastía, subía al trono.
La tradición
de pronosticar la persistencia de los tiempos atmosféricos con las fechas de
las témporas no tiene, obviamente, base científica alguna. Los pronósticos
sobre el tiempo que iba a hacer cada trimestre o cada estación partían de lo
observado o sucedido el miércoles, viernes y sábado previos a los equinoccios y a los solsticios, incorporando detalles del comportamiento de los animales,
observación de plantas, humos, el rocío de la mañana, el arco iris, forma de
las nubes…
Este método
de predicción meteorológica es similar a las llamadas 'Cabañuelas' que consisten en observar el tiempo de ciertos días para vaticinar el tiempo atmosférico
futuro. Los días elegidos para la observación varían dependiendo de las
regiones y de los países que lo practican, pero el método de observación suele
ser parecido. Aparte de la observación de fenómenos naturales se tienen en
cuenta otros factores pintorescos, como la aparición de hormigas aladas, el
gallo que cante de día (posible cambio de tiempo), gatos que corren y saltan
(señal de viento), crujidos de muebles, olor de los desagües… y hasta picores o
dolores de pies o de una vieja cicatriz.
El erudito
benedictino gallego Benito Jerónimo Feijoo (1676-1764), en su famoso ‘Teatro Crítico Universal’, aborda el tema de los pronósticos de
tiempo vinculados a las témporas. Como se puede apreciar en las líneas que
siguen no tenía la menor duda de que aquellos pronósticos carecían de toda
razón de ser y fueron considerados por él como de gran superchería. De todas
las formas, el hecho de haberles dedicado todo un capítulo en su obra induce a
pensar que las predicciones de témporas debieron gozar de considerable
predicamento y credibilidad en el siglo XVIII.
“La
observación de las mudanzas de temporal*, arreglada a los cuatro ternarios* de
días de ayuno establecidos por la Iglesia, que vulgarmente llaman Cuatro
Témporas, no tiene fundamento alguno ni en la razón ni en la experiencia;
antes, la razón y la experiencia militan contra ella. Dícese que el aire que
queda levantado al expirar cada témpora, domina habitualmente hasta la témpora
siguiente. Mil veces que lo he notado vi falsificado este rústico axioma. La
razón también convence su falsedad; porque aquellos ternarios* no tienen
conexión con alguna causa física, capaz de establecer ese dominio habitual del
aire. Aunque se quiere decir que hay alguna constitución en Astros, que
determina el temporal* para los tres meses siguientes (lo que es una quimera)
de nada servirá para el propósito; pues la disposición de la Iglesia no liga
esos ternarios* a tal determinada constitución de Astros; y así en distintos
años caen debajo de aspectos muy diferentes”.[…] “Cítase a
favor de aquella regla la autoridad de los Labradores, como de gran peso en
esta materia, por ser los que con continua solicitud están atendiendo la
duración y mudanza del temporal*. A esto respondo, que así los Labradores, como
todo el resto de la Plebe, dan más asenso a las patrañas que heredaron de sus
mayores, que a los desengañados que les ministran sus propios sentidos. El
juicio del Vulgo, en todos los pleitos movidos sobre la verdad de las cosas,
decide por la posesión, nunca por la propiedad”.
Teatro crítico universal
*temporal:
tiempo atmosférico
*ternarios:
tres días
El almanaque perpetuo de Zacuto
Como antecedente
importante de estas prácticas conviene señalar el famosísimo 'Almanach Perpetuum Celestium Motuum',
publicado en 1496 y cuyo autor es
Abraham Zacut o Abraham Ben Zacuto (1452-1510) matemático, astrónomo e
historiador judeoespañol. Profesor de Astronomía en la universidad de Salamanca se dice que, muy probablemente, formó parte en 1486 del Consejo de
Doctos Varones de la Universidad que evaluó y rechazó el proyecto de Cristóbal
Colón para viajar a las Indias por Occidente. Fue, asimismo, el que
perfeccionó uno de los astrolabios más precisos de su época para la navegación
por el Atlántico.
En 1492
Abraham Zacuto fue uno más de los judíos que se vieron obligados a emigrar de
España y buscaron refugio en Portugal, debido al edicto de expulsión que
dictaron contra ellos los Reyes Católicos. En este país puso sus conocimientos
de astronomía y náutica al servicio del explorador Vasco de Gama (1469-1524).
Antes de su
llegada a Portugal, Zacuto recibió en Salamanca a Cristóbal Colón, conocedor
éste de las tablas astronómicas. Parece ser que Zacuto le aconsejó que lo
intentara una vez más cuando Isabel y Fernando desestimaron su viaje en una
primera audiencia. En una segunda ocasión le sería concedida la ayuda
solicitada y Zacuto siguió aconsejando a Colón hasta la salida de su expedición
del puerto de Palos el viernes 3 de agosto de 1492.
Refranero
Un buen
número de refranes están relacionados con los meses y el tiempo atmosférico. Entresaco
unos ejemplos de enero de ‘Algunos refranes geográficos de meteorología agrícola
y de agrología referentes a los diferentes meses del año’ recogidos por Gabriel
María Vergara. Edit. Hernando, Madrid, 1931.
Enero frío y
sereno, inaugura un año bueno
En enero, el
suelo mojado, bueno para el suelo, malo para el ganado
El pollo de
enero por San Juan es comedero
En enero, déjale
el rábano al rabanero (están helados y huecos y son malos para comer)
Agua en
enero, todo el año tiene tempero
En enero,
pedir pepinos es desatino
En enero,
planta el ajero; a fines, que no a primeros
Enero muy
mojado, bueno cuando es a últimos y nunca para el ganado
Quien quita
la aceituna antes de enero deja el aceite en el madero
Pronósticos en los pliegos de cordel
Los pliegos
de cordel tampoco han sido ajenos en su afán de pronosticar sucesos para el año que comienza. Publico uno de ellos, con evidente intención cómica, y que podríamos catalogar como pronósticos y predicciones burlescas.
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Pronostic natural y verdader calculat del meridiano..., Her. Viuda Pla, s.a. |
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Pronostic natural y verdader calculat del meridiano..., Her. Viuda Pla, s.a. |
Otro ejemplo que adjunto es el texto de un pliego único, con un pronóstico burlesco, estudiado por Pedro Ruiz Pérez, del que anoto el enlace.
Pronóstico burlesco, de mucha graciosidad, para el año que viene, diferente de todos los que han salido en esta corte. Compuesto por Juan Jiménez Caballero (1653).
No quisiera
dar por finalizada esta entrada sin desear a todos los amigos y visitantes
ocasionales de este blog mi deseo de que este nuevo año 2013 que acaba de nacer
sea propicio y esperanzador en todos los sentidos.