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Julio Romero de Torres - La saeta (1918) |
El amplio recorrido de la literatura popular impresa en hojas sueltas alcanza hasta mediados del siglo XX y algunos años posteriores. A lo largo de su trayectoria sus contenidos han ido lógicamente variando en relación con la sociedad de la época. En esta última etapa fueron frecuentes la publicación de letras de canciones debido a la influencia de la radio y de los espectáculos donde intervenían los artistas de entonces.
Un ejemplo de ello, y que llegué a conocer personalmente junto a José Manuel Fraile Gil en la venta callejera, fue la oferta de toda una clase de contenidos en variedad de papeles coloreados con textos y letras de canciones más o menos conocidas por entonces y que también fueron impresas en folletos personalizados donde se recogían los textos más conocidos de sus intérpretes.
Adjunto estas pequeñas muestras de las saetas interpretadas por los mejores o más conocidos y significativos artistas de la época.
La Semana Santa es el tiempo de interpretación de las saetas donde en ellas se unen el quejío, el fervor y la plegaria al paso de las preferentemente procesiones en Andalucía. La saeta se interpreta "a palo seco" o "a solo", esto es, sin acompañamiento de un instrumento y donde caben distinguirse estilos y matices personales propios.
La llamada saeta remite a toda una serie de formas musicales salmodiadas desde el llamado preflamenco de mediados del siglo XIX en un largo proceso de evolución hasta constituirse como uno más de los palos flamencos de estilo libre que responde a la personalísima interpretación del artista, aunque los estudiosos distinguen referencias de carácter local o de ejecución e interpretación a lo largo de su evolución como repertorio musical en lo que constituye toda una construcción cultural a tener en cuenta.
El cante por saeta admite diversas clasificaciones, entre ellas la saeta por seguiriya, por toná o martinete, también por las llamadas "cuarteleras" (modalidad de martinete asociadas a cofradías de Semana Santa), aunque en realidad se trata de una forma de cante propio cuyas frases musicales son fundamentalmente de ritmo libre dependiendo de cada artista.
De unos años a esta parte hasta se han creado Escuelas de saetas para su enseñanza atendiendo a la variabilidad y características de interpretación propias de cada población, como la de Marchena (con más de treinta años de recorrido), Puente Genil o Castro del Río, entre otras.
Desde un punto de vista estrófico hay que considerar la hipótesis de que las saeta pudiera ser una especie de forma desgajada de romances, cuartetas o quintillas o de antiguas representaciones sacras que poco a poco fueron independizándose de sus fuentes. De ahí la importancia a tener en cuenta la profusión de pliegos de cordel de temática religiosa sobre la pasión de Cristo en el ámbito popular.
Como apunte simplemente curioso, en estas hojitas se menciona al que fuera conocido como el Niño de Marchena o Pepe Marchena, de nombre José Tejada Martín (1903-1976), cantaor de controvertido carisma, tanto dentro como fuera de los escenarios, cuyas grabaciones en discos remontan a la década de los años veinte, así como su intervención en distintas películas a partir de la década de los años treinta.
Otro aspecto que merecería una mayor atención es el referido a los autores de las letras, alguna de ellas atribuidas a Antonio García Padilla, poeta y letrista de coplas andaluzas, bajo el seudónimo "Kola", colaborador también de Rafael de León y de Manuel Quiroga y padre de la polifacética artista Carmen Sevilla.
Estas hojitas fueron editadas en Madrid por la imprenta de M. R. de Llano alrededor de los años cincuenta del pasado siglo.
Para saber más
Un pionero en la recopilación y el estudio de las saetas en la temprana fecha de 1929, es Agustín Aguilar y Tejera a través de su libro Saetas populares, editado en Madrid por la Compañía Ibero-Americana de Publicaciones, S. A., donde nos ofrece en un suculento e iluminador prólogo todo un recorrido sobre sus reminiscencias, variedades y opiniones sobre estas manifestaciones de religiosidad popular, a lo que también se añaden transcripciones musicales.
La obra puede consultarse a través de la Biblioteca Nacional de España.
©Antonio Lorenzo