jueves, 18 de abril de 2024

Robo de un santo Cristo de plata y lo dejado escrito por el ladrón

 

En esta relación en décimas se nos da cuenta del robo de un santo Cristo de plata con peso de once libras (alrededor de cinco kilos al cambio) del cuarto de dos abogados y lo dejado escrito en su mesa por el ladrón. El ratero no estaba de acuerdo en que un santo Cristo se encontrase en la mesa de dos abogados debido a la imagen mental que tenía sobre ellos por su intervención en toda clase de litigios, engaños y corrupciones. Todo el pliego trata de justificar dicho robo por su animadversión al oficio de abogado y la creencia de que el Cristo que se hallaba sobre la mesa de los abogados se encontraría mucho mejor en su poder. Su pretexto era la de salvar la imagen de Cristo: "mejor conmigo robado que no con ellos vendido", frente a la actividad atribuida por el ladrón a quienes enredan, mienten y ocasionan recelo, carecen de escrúpulos y son capaces de hacer lo que sea con tal de salirse con la suya.

En el pliego subyace la idea de que la figura de Cristo se encuentra al margen de las decisiones de los jueces o abogados y que enlaza simbólicamente, aunque sin citarlo expresamente, con las irregularidades cometidas durante el proceso de enjuiciamiento y la posterior crucifixión de Cristo.

Según los evangelios canónicos, tras su prendimiento, Cristo, fue conducido e interrogado sucesivamente a lo largo de diversas instancias (de Anás a Caifás y de Herodes a Pilatos). Cada una de ellas trató de evitar el pronunciarse jurídicamente e inhibiéndose a favor de la siguiente. El juicio de Jesús ante los sacerdotes, según los relatos evangélicos, vino a desarrollar la idea de las incongruencias e irregularidades de los jueces o abogados en sus decisiones respecto a la central idea de Cristo como redentor del mundo. 

Escenas de Cristo ante Pilatos y Herodes por Duccio di Buoninsegna

El intrincado proceso del juicio de Jesucristo ha dado pie a que se utilizase como motivo literario desde un punto de vista jurídico, como en la obra teatral Proceso de Jesús, del dramaturgo italiano Diego Fabbri, estrenada en 1955 y representada en España al año siguiente en el Teatro Español, dirigida por José Tamayo e interpretada, entre otros, por la gran María Dolores Pradera en su entonces faceta de actriz.

El el desarrollo del robo en el pliego nada se dice sobre estos acontecimientos, pero de una forma un tanto subjetiva viene a ejercer una crítica contra el mundo judicial para resaltar la figura de Cristo salvador.

Tras el robo del Santo Cristo se continúa en este primer pliego con los lamentos de un amante apasionado y con la muy conocida y repetida Canción graciosa de la zagala en un pliego reimpreso en Reus en 1848. En otras reimpresiones del pliego por diferentes talleres sí que aparecen para completar el mismo las composiciones mencionadas.

Tras esta primera muestra reproduzco otro pliego con la misma temática impreso en 1858 por Marés en Madrid, diez años después del reimpreso en Reus por Juan Bautista Vidal, aunque en este caso los dos abogados son denominados como escribanos y el ladrón del santo Cristo queda definido por un "chulo", lo que daría pie a otras interpretaciones. 







Tras este par de muestras adjunto como curiosidad algunas de las recomendaciones que aparecen al final de un pliego con la misma temática del robo del santo Cristo impreso en la imprenta de Guasp de Palma de Mallorca. Tras la relación de surtidos de romances, sainetes e historias, se detalla lo que también puede encontrarse en dicha tienda y la mención de la obtención del permiso y los derechos de distribución del popular Calendario Zaragozano (original de Mariano Castillo y Ocsiero en 1840), como folleto de cabecera para los agricultores de las islas Baleares. Se alude también a la historia del personaje ficticio Pedro Belmar, en verso mallorquín, donde en los pliegos conocidos se nos cuenta cómo rescató a su padre que se encontraba cautivo en Argel.


©Antonio Lorenzo

domingo, 7 de abril de 2024

Una bandera liberal contra los Borbones

 

La ilustración que figura en la cabecera del pliego ya nos sugiere el contenido del mismo. En ella aparece el progresista general Prim montado a caballo y portando una bandera con la proclama "libertad y unión", siendo aclamado con sombreros en alto, adhesiones incondicionales y con referencia al motivador himno de Riego que cantaba la columna comandada por Rafael del Riego durante su pronunciamiento de 1820 reivindicando la Constitución de 1812 (conocida como La Pepa). Para contextualizar el pliego es conveniente situarse en la fecha de su edición, correspondiente al año 1868 y coincidente con la llamada "Revolución Gloriosa" o "Revolución de Septiembre", lo que supuso la destitución y la salida al exilio de la reina Isabel II, dando pie al periodo denominado como "Sexenio Democrático" (1868-1874). 

El 18 de septiembre de 1868 los generales Prim y Serrano, junto con la escuadra del almirante Copete, se sublevaron en Cádiz contra la política avalada por Isabel II, lo que condujo a la unión de numerosas agrupaciones locales levantándose contra la política autoritaria y represiva apoyada y avalada por la reina, lo que motivó que tuviese que salir de España y huir a Francia. La batalla del Puente de Alcolea sobre el Guadalquivir marcó el rápido desarrollo de estos hechos.

Tras la destitución y el exilio de la reina Isabel II las fuerzas políticas convocaron elecciones generales buscando una normalización de la situación, que se celebraron el día 15 de enero del siguiente año. Para ello se formalizó una coalición progresista-liberal formada por La Unión Liberal, partido político fundado en 1854 por O'Donnell y encabezado entonces por Juan Prim, el Partido progresista de Francisco Serrano y los Demócratas "cimbrios", grupo político surgido tras la revolución de 1868, así denominados en referencia metafórica a aquellas tribus que lucharon en su día contra la República Romana en el siglo II a. C.

La animadversión de gran parte de la población a la figura del rey consorte Francisco de Asís de Borbón, casado con su prima hermana Isabel II en 1846 tras desecharse otras candidaturas. Debido a su condición de homosexual propició el que difundiesen unas coplas que fueron muy repetidas, como las siguientes: 

Gran problema es en la corte
averiguar si el consorte
cuando acude al escusado
mea de pie o mea sentado.

Paco Natillas
es de pasta y flora
y orina en cuclillas
como las señoras.

Las Cortes Constituyentes, formadas tras las elecciones generales, redactaron una nueva Constitución que fue aprobada el día 1 de junio de 1869 nombrando regente y presidente al general Serrano, antiguo amante de Isabel, donde se excluían a los Borbones mientras se buscaba un nuevo rey para España. La animadversión hacia los Borbones queda reflejada en gritos vociferados por una gran mayoría popular como ¡abajo los Borbones! o ¡abajo la Isabelona, fondona y golfona! Lo que entonces no se podía sospechar era que la misma dinastía acabaría volviendo más adelante con la figura de Alfonso XII, hijo de Isabel II y de su amante de entonces, el militar valenciano Enrique Puigmoltó, tal y como la propia reina se lo insinuó a su hijo: "hijo mío, la única sangre Borbón que corre por tus venas es la mía".

En el mismo año del nacimiento de Alfonso, en 1857, el pueblo ya cantaba en las Navidades coplas como las siguientes: "los pastores son, los pastores son / los primeros que en la Nochebuena / supieron que el nuevo Borbón / era hijo del valenciano Moltó... Otra copla difundida por los carlistas se refería también a los amantes de Isabel II: "Clamaban los liberales / que la reina no paría / Y ha parido más muñecones / que liberales había. Las coplas populares, en su relación también con los pliegos y hojas volanderas de entonces, funcionaron a modo de sátira política durante el final del reinado de Isabel II, como puede apreciarse en los versos de un anónimo poeta en uno de aquellos impresos revolucionarios.

¿Dónde vas, Isabelona,
con cara de jabalí?
«Me han quitado la corona,
voy camino de París».
La perdiste por bribona
no se puede consentir
que además de una ladrona
fueras tan puta, jolín.
Conquistaste, campeona,
sin cañón y sin fusil,
en la cama comodona
más hombres sola que el Cid.
España no te perdona
tanto continuo desliz,
que eres golfa por borbona,
más no se puede decir.
Presumes de beatona
y te has llevado a diez mil
soldados a la poltrona
que no consiguieron huir.
Y de civiles, glotona,
la lista no tiene fin,
tan larga que colecciona
todo varón de Madrid.
Te pasaste de mandona
y de furcia de postín;
si te queda una neurona
no vuelvas más por aquí.
Vete, vete, gordinflona,
vete en el ferrocarril,
líbranos de tu persona,
que estamos hartos de ti.

Las críticas por cambiar la situación dominante de entonces y su intento por alcanzar una igualdad generalizada, al margen de la monarquía y de la poderosa influencia eclesial, se aprecia en el contenido de los pliegos reproducidos de una forma incisiva y argumentada. La edición del pliego se sitúa poco antes de la propuesta de unas elecciones generales, como se deduce a través del llamamiento a los militares para defender la igualdad y el mantenimiento sin interferencias de la palabra dada e incitando al elector a votar un nuevo régimen político frente a la política autoritaria y represiva de los dirigentes de entonces, como Narváez o González Bravo.

La convocatoria electoral buscaba el establecimiento de un régimen democrático y la búsqueda para establecer una monarquía parlamentaria o bien una república. Ateniéndonos a lo que sucedió posteriormente, ya sabemos que gracias a la intervención del general Prim se proclamó de nuevo una monarquía con la figura de Amadeo de Saboya (1871-1873), a la que no pudo asistir su valedor como consecuencia de sufrir un misterioso atentado, aún sin esclarecer definitivamente, el 27 de diciembre de 1870 en la madrileña calle del Turco (hoy calle del Marqués de Cubas) y que acabaría causándole la muerte.


Amadeo I ante el féretro de Juan Prim

Tras lo sucintamente expuesto paso a reproducir el pliego al que añado a continuación otra interesante publicación donde también se resaltan estos hechos.







©Antonio Lorenzo