domingo, 27 de octubre de 2013

Décimas para cantar por el punto de La Habana

Vista del puerto y la ciudad de La Habana por Louis le Breton (1818-1866)
Comienzo este nuevo apartado publicando una serie de pliegos donde se recogen diversas manifestaciones cuyo propósito declarado es el galanteo o el requiebro a las damas. Pero paralelamente a ello, el estudio de estos pliegos, en su conjunto, pueden resultarnos de gran interés como prueba documental de la influencia y el mestizaje de los patrones y ritmos americanos en el folklore musical español y su innegable relación con los llamados ‘cantes de ida y vuelta’ en el género flamenco. Los relativamente nuevos estudios sobre el llamado 'preflamenco' o 'protoflamenco' inciden en la decisiva influencia de estos patrones rítmicos de procedencia americana en palos que ya forman parte de los estilos del flamenco como son, entre otros, los tangos flamencos, la guajira, la petenera, las colombianas, etc.

La reinterpretación  llevada a cabo por los artistas flamencos amalgamando patrones rítmicos de procedencia atlántica y readaptándolos al sentir de los distintos intérpretes ha sido práctica habitual desde al menos el primer cuarto del siglo XIX. Es por ello que me parece de gran importancia el estudio de los humildes y efímeros pliegos de cordel como soportes noticieros y documentales apenas tenidos en cuenta y estudiados bajo este prisma, para acreditar la indudable influencia americana de algunos cantes.

Fréderic Mialhe - Entrada al puerto de La Habana (1839)
La llamada guajira flamenca es una adaptación del punto cubano en sus distintas manifestaciones y es claro ejemplo del 'aflamencamiento' de sones y tonadas provenientes de la isla de Cuba. El folklore musical de la isla caribeña constituye un crisol que amalgama fórmulas rítmicas de procedencia peninsular, canaria y andaluza principalmente, así como de los ritmos africanos.

No es este el espacio, obviamente, para desarrollar estas cuestiones. Pero apuntadas estas, iré desgranando ejemplos de pliegos donde documentar y visualizar este mestizaje, junto a otros tantos ejemplos que iré desarrollando más propios del folklore musical hispano.

En este inicio de la serie publico un pliego de cordel donde se especifica claramente que se ha de cantar bajo la forma del 'punto de la Habana'. Esta forma musical, denominada también como 'punto cubano' o 'punto guajiro' se denomina así por la forma de 'puntear' la melodía mediante una púa o las propias uñas, a diferencia del rasgueo, siendo el antecedente claro de la guajira flamenca. Su base métrica más conocida es la décima, que admite diferentes combinaciones, y que se ha cultivado y conservado hasta nuestros días en las islas atlánticas de Canarias.

Publico un pliego, sin año, editado en Madrid por los sucesores de Hernando, aunque en el tantas veces citado catálogo de Azaustre se cita un ejemplar editado en Barcelona por la Vda. de Espona del año 1846.





Gracias a los actuales motores de búsqueda que nos ofrecen las nuevas tecnologías se nos permite acceder a numerosas noticias que fueron publicadas en periódicos o revistas, ahora felizmente digitalizadas, que nos proporcionan elementos de juicio y arrojan una nueva luz en los estudios sobre determinados aspectos musicales ensanchando de manera insospechada los conocimientos que hasta ahora teníamos. El término 'transculturación', como lo denominó el gran estudioso cubano Fernando Ortiz, define muy bien todo ese sincretismo que se ha producido en todos los órdenes entre las dos orillas.

Los viajes de extranjeros por España como fuente de noticias

Numerosos viajeros, sobre todo franceses e ingleses, recorrieron España durante el siglo XIX y reflejaron su estancia en sendos volúmenes que ahora nos resultan de interés como testimonios de noticias y costumbres. Uno de los más interesantes por las noticias que aporta desde el punto de vista musical es el erudito y anticuario francés Barón de Davillier, quien, acompañado como ilustrador por Gustav Doré, recorrió gran parte de España durante 1862 y que recogió en su célebre 'Viaje por España', publicado primero por entregas y en su forma completa en 1874.

Anoto, por su indudable interés, de la edición que manejo (Ediciones Grech, Madrid, 1988, Tomo I, pág. 494) lo siguiente:

«Otra música muy conocida en Andalucía también es el 'Punto de la Habana', cuyo nombre indica su origen, y que se emplea para acompañar a las 'Décimas' que se cantan entre baile y baile en las fiestas. Existen las décimas simples o 'sin glosar' y las décimas glosadas. Unas y otras constan de estrofas de diez versos. Las primeras van acompañadas de glosas o cuartetos: cada verso de éstos se repite sucesivamente al fin de las cuatro décimas que la siguen. He aquí, como ejemplo, una glosa que oímos cantar un día en Écija, cerca de Sevilla:

                                        En una cama de ausencia
                                        cayó enferma mi esperanza;
                                        lágrimas, tener paciencia,
                                        que todo el tiempo lo alcanza.


La primera décima acababa por el verso 'En una cama de ausencia'; el segundo por 'cayó enferma mi esperanza', y así sucesivamente hasta el cuarto verso. El cantaor toma entonces una nueva glosa, y sus versos se repiten de la misma manera».

Noticias dispersas sobre el punto de La Habana

Por apuntar solamente algunas noticias recogidas sobre esta forma musical, señalo las siguientes:

* El célebre compositor ruso Glinka, en su estancia viajera por España entre 1845 a 1847, anotó en sus cuadernos de viaje numerosas muestras de las canciones folklóricas que oyó y, entre ellas, figura una recogida en Madrid en 1846 con el título de 'punto de la Habana'.

* El compositor Lázaro Núñez Robres editó en su obra 'La música del pueblo' (1869) el conocido romance, arreglado para piano, de 'La boda estorbada' o 'La condesita' bajo el título de Punto cubano, del que habría mucho cotejar por su relación con el mismo romance cantado por El Planeta y recogido en las ‘Escenas andaluzas’ de Estébanez Calderón. 


* En relación al punto de la Habana también se conoce una comedia en un acto, fechada en 1845, donde se alude a esta forma musical, de la que reproduzco la portada y la cita.



















* La prensa satírica y festiva madrileña del siglo XIX también recoge en la publicación 'El tío Camorra, periódico político y de trueno', la siguiente cita sobre lo que nos ocupa. 


Otros testimonios:

'Diario de Córdoba' (21-07-1889)

'El Español' (22-07-1846)

'Gil Blas, periódico político-satírico', nº 32, (27-01-1867)
Para concluir esta pequeña muestra reproduzco la noticia de un concierto de guitarra, en 1876, donde figura 'el gracioso tema con variaciones nombrado El Paño o Punto de la Habana' por el señor Arcas.

La noticia es de interés, pues don Julián Arcas (1832-1882) fue un renombrado guitarrista donde rastreamos ya el toque flamenco que se empezaba a gestar y se iba definiendo poco a poco.

'Crónica meridional' (16-02-1876)
Respecto al tema del 'Paño' (retomado más tarde por Falla en sus célebres 'Siete canciones populares españolas' con el título de 'El paño moruno') se trata con seguridad de una melodía de procedencia folklórica. Según Julián Calvo García (1836-1898), que fuera organista de la catedral de Murcia y colector del cancionero 'Alegrías y tristezas de Murcia', recogido en 1857 y publicado en 1877, lo data como melodía del siglo XVII. Posteriormente aparece también en diferentes colecciones, como las de José Inzenga, 'Ecos de España' (1874) y 'Cantos y bailes populares de España' (1888), José Verdú, 'Colección de cantos populares de Murcia' (1906) e Isidoro Hernandez, 'Flores de España'.


Antonio Lorenzo


domingo, 29 de septiembre de 2013

Catalina Howard, decapitada en la Torre de Londres

Retratos de las seis mujeres de Enrique VIII
Mesonero Romanos, allá por el 1830, expresaba su indignación ante la gran proliferación de traducciones de obras extranjeras (preferentemente francesas) frente a las nacionales. La moda afectó también a los efímeros pliegos de cordel. Es el caso de la famosa obra de Dumas [1834] sobre la quinta esposa de Enrique VIII que se representó en repetidas ocasiones desde su estreno en el teatro Príncipe de Madrid en 1836, traducida por Narciso de la Escosura.


Catalina Howard (1522-1542) ocupó el trono real como la quinta esposa de Enrique VIII. Era prima de primer grado de la ejecutada Ana Bolena y sobrina del duque de Norfolk. Su casamiento con el rey de Inglaterra se debió quizás a una imposición familiar. Ello se deduce de dos posibles razones: por un lado, se estima que estaba enamorada de otro hombre, el joven y apuesto Culpeper, de quien se murmuraba que era su amante. Por otro lado, solo bajo presión puede explicarse la unión con un rey que había decapitado a su prima.

El temor al método de divorcio que había aplicado el rey a su prima Ana no era infundado. Una dama de la corte había manifestado abiertamente que sólo se casaría con Enrique si ella tuviera dos cabezas: “una para conservarse viva y la otra para ser decapitada por él”. Incluso Enrique, un rey avejentado y maduro no le resultaría muy atractivo a la jovencita, cinco años menor que María, la hija de su futuro esposo. Cabría aclarar que además estaba obeso, era bebedor y padecía el mal de la gota.

Lo cierto es que el rey Enrique manifestaba estar enamoradísimo de la joven y bella pelirroja, a la que llamaba “su rosa sin espinas” y por esto la boda y la coronación de la nueva reina se efectuó casi inmediatamente tras la anulación de su anterior matrimonio. Sin embargo, esta unión que parecía satisfacer los deseos de la corona de consolidar su progenie, pronto se truncaría.

Respecto a su conducta  hay versiones contradictorias y diferentes: algunos consideran que su comportamiento fue realmente escandaloso y que mereció su triste suerte, mientras otros juzgan todo lo que se le atribuye a una elaborada calumnia del clan enemigo para desembarazarse de ella y de la influencia que pudiera tener sobre el monarca.

Como elementos probatorios de la infidelidad y el comportamiento licencioso de Catalina, se ofrecieron al rey una serie de cartas “apasionadas” escritas por la reina a uno de sus amantes. Sin embargo, la reina apenas sabía escribir su nombre, lo que parece demostrar la falsedad de estas supuestas pruebas. Es decir, que ni al mismo rey pudieron haber engañado. Pero éste las admitió, quizá para reforzar su orden de encarcelamiento de su esposa y su posterior condena, acusada de falta de castidad antes de su matrimonio y adulterio durante éste. Estos hechos resultaban posibles pero no probados.

Catalina fue decapitada en la Torre de Londres cuando apenas contaba veinte años.

Publico sendos pliegos, con distintas redacciones, donde se recoge la vida y la posterior ejecución de Catalina Howard.

El primero corresponde al editado en Barcelona y comercializado por los sucesores de Antonio Bosch, sin año, (año 1859, según el catálogo de Azaustre).

Azaustre, Mª del Carmen: 'Canciones y romances populares impresos en Barcelona en el siglo XIX' (Cuadernos bibliográficos XLV), Madrid, C.S.I.C., 1982.





Retrato de Catalina Howard
Reproduzco también el pliego editado en Barcelona por la imprenta de Llorens, sin año, (año 1850, según el catálogo de Azaustre mencionado más arriba).





El éxito de la obra de Dumas se  atestigua por el gran número de veces que se representó. 

Adjunto dos carteles anunciadores de la representación de la obra en Valencia en el año 1841 (donde confunde, por cierto, la  autoría de la obra y se la atribuye a Víctor Hugo), y otro cartel anunciador de 1845.



















Por considerarlo de interés adjunto el enlace para leer la crítica sobre el estreno de esta obra en Madrid escrita por Mariano José de Larra en 1836.




Antonio Lorenzo

miércoles, 25 de septiembre de 2013

Amores de Ernesto y Angelina [El cantor de las hermosa, Nº 41]


Número 41 de la serie 'El cantor de las hermosas' (año 1865, según el catálogo de Azaustre).
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Azaustre, Mª del Carmen: 'Canciones y romances populares impresos en Barcelona en el siglo XIX' (Cuadernos bibliográficos XLV), Madrid, C.S.I.C., 1982.






Antonio Lorenzo

miércoles, 18 de septiembre de 2013

Recuerdos de una ingrata [El cantor de las hermosas, Nº 37]


Número 37 de la serie 'El cantor de las hermosas' (año 1860, según el catálogo de Azaustre)
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Azaustre, Mª del Carmen: 'Canciones y romances populares impresos en Barcelona en el siglo XIX' (Cuadernos bibliográficos XLV), Madrid, C.S.I.C., 1982.






Antonio Lorenzo