sábado, 28 de junio de 2014

Pliegos de aleluyas: El carnaval (ed. Llorens)


De la imprenta barcelonesa de Juan Llorens este pliego de aleluyas, fechado en 1868 (a partir de 1870 se haría cargo del negocio su hijo Antonio), tiene la particularidad de que no contiene texto y se limita a presentarnos una serie de personajes estrafalarios o en actitudes inverosímiles o ridículas acordes con el rito de inversión que supone el carnaval.

Lo divido en cuatro secciones para que se aprecie mejor y lo reproduzco entero al final.








Antonio Lorenzo


jueves, 26 de junio de 2014

Pliegos de aleluyas: Entrada y entierro del carnaval en Barcelona


Continuando con el tema del carnaval, reproduzco el pliego de aleluyas editado en Barcelona por Antonio Bosch, sin año. 

Lo divido en cuatro secciones para que se pueda apreciar mejor y lo reproduzco entero al final..








Antonio Lorenzo

domingo, 22 de junio de 2014

Pliegos de aleluyas: El carnaval


Uno de los temas recurrentes en los pliegos de aleluyas es el referido al carnaval, a sus personajes y al rito de inversión, donde se subvierten los roles sociales y el orden del poder establecido.

El pliego de aleluyas reproducido fue editado en Barcelona por uno de los impresores barceloneses más prolíficos de la segunda mitad del siglo XIX: el estampero Antonio Bosch. El editor Antonio Bosch nació en el municipio gerundense de Tortellà en 1818. Carecemos de datos sobre fechas, pero sabemos que trabajó en la afamada imprenta de Piferrer (fundada como librería por Joan Piferrer en 1702 y cuya actividad se prolongó hasta 1868). En el año de 1848 abrió su propio negocio que trasladó en 1868 a la calle del Bou de la Plaza Nueva en su período de máxima expansión. En 1875  lo traspasa a sus sucesores Pedro Vidal y Joan Pera, siendo el primero de ellos el continuador de su actividad impresora.

Divido el pliego de aleluyas en cuatro secciones para que se pueda visualizar mejor y lo reproduzco entero al final.








Antonio Lorenzo

domingo, 15 de junio de 2014

Sucesos extraordinarios: La fiera malvada

La fiera malvada según edición de la Casa Roca en Manresa
El interés por los seres y sucesos extraordinarios arranca desde antiguo y puede rastrearse por todas las culturas en forma de narraciones o imágenes. Ya Plinio el Viejo nos legó una extensa obra sobre la cultura griega y latina, conocida por Historia Natural (siglo I de nuestra era), donde dedicó singular espacio a seres como las sirenas, el basilisco, el grifo, tritones, centauros, el ave fénix o la esfinge, a los que no les negaba su realidad existencial. Este interés se acrecentó a través de los llamados Bestiarios medievales de los siglos XII y XIII, donde conviven estrechamente elementos cultos y populares y que fueron usados repetidamente por los predicadores como recurso para ilustrar sus sermones en una interpretación alegórica con finalidad didáctica. En dichos bestiarios se describían las características de los animales para reinterpretarlos y vincularlos con aspectos religiosos e infundir temor.

En la llamada Edad Moderna el interés no decayó, aunque sufriera una cierta reorientación, ya que se editaron numerosos tratados de teratologías u obras donde se mencionaban a seres monstruosos o con malformaciones congénitas que despertaban y eran objeto de interés general.

Durante los siglos XVII y XVIII son abundantes las relaciones de sucesos sobre seres deformes o razas monstruosas hasta llegar al siglo XIX, donde continúan difundiéndose en pliegos de cordel numerosos casos extraordinarios que despiertan el interés del público consumidor.

En cuanto al tema de la fiera malvada que nos ocupa, parece ser que la primera noticia está recogida en la obra del P. Fray Joseph de la Fuente: Diario histórico, político y moral, donde se refiere a la aparición de dicho monstruo en el año 1725, del que se editó una relación al año siguiente en Madrid, de la que no he encontrado documentación.

La existencia de este extraño monstruo de Jerusalén fue recogida en el Nº 28 de La Gazeta de México, el 24 de marzo de 1789, en una descripción y mezcolanza de seres reales y quiméricos. Aunque la cita es extensa creo de interés el transcribirla por entero dada la descripción pormenorizada que realiza sobre el célebre monstruo.
"En el término de Jerusalén, catorce millas de esta antiquísima y famosa Ciudad, por la parte del Monte Doresta, se había advertido muchos días anteriores un notable estrago de variedades de hombres despedazados, bueyes, ganados menores, de carneros, puercos, caballos &c. de los que pastaban en aquellos contornos medio conocidos, sin poderse averiguar qual fuese la causa, hasta que pasando un Caminante por aquel sitio, á poca distancia de la montaña, reparó y vió, que otro que iba más adelantado que él, fue acometido por un Animal monstruoso, el qual con sus garras lo destrozó en un instante; y lleno de un temor igual a tan gran peligro, se separó del camino, huyendo para la primer población, donde habiendo contado el suceso, llenó de pavor y espanto a todos los vecinos, conociendo entonces el ignorado motivo de tantos estragos y discurriendo medios como librarse de semejante fiera, avisaron á los circunvecinos Pueblos, para que como interesados en el logro de extinguir y ver el enemigo que tamos daños causaba cónsultasen el modo de ponerlo en execución. Concurrieron todos a hacer una montería a fin de darle caza o quitarle la vida, convinieron todos en seguir con su intento: se juntó un gran número de gente proveídos de todas clases de armas llevando por guía al que les había dado la noticia y estando próximo al sitio donde el mismo había visto desaparecer al Pasagero, de cuyo cadáver aún ayaron los despojos, se fueron aposentando en la circunferencia de la montaña, donde a pocas horas vieron repentinamente aparecer el monstruoso Animal que buscaban. Este horrendo monstruo era de la magnitud de un caballo; pero su espantosa cabeza a especie de la de un León: en ella tiene dos astas a modo de las de un Buey: la punta de la nariz como un gran poco de Aguila: los dientes de un gran león: colmillos de Javalí: de a palmo y medio de largo: las orejas muy caídas: quatro tetas como Baca: el pecho poblado de pelo: los pies con garras muy largas: la cola de un Basilisco sobre seis palmos de largo, y la punta como flecha: del espinazo le salen seis espolones de Gallo; pero muchos mayores, y todo el cuerpo cubierto de conchas, tan juntas y tan unidas, que las balas no le hacían el menor daño. A vista de tan formidable monstruo desanimaronse los que les perseguían, y mucho más viendo que del primer ímpetu los hacía pedazos, Desistieron de su empresa, y dieron cuenta al Baxá, quien mando a dicha expedición un Regimiento de Caballería y otro de infantería, que se situaron en el parage que se acostumbraba a ver dicha Fiera, la que en efecto apareció la tarde del día 15 de Noviembre del año pasado de 1787, e inmediatamente que vio los caballos acometió con tal ferocidad a ellos, que se espantaron dichos animales de manera, que sin obedecer al freno ni a la espuela, echaron por tierra a la mayor parte de los Soldados, de los quales muchos acabaron en las garras de este monstruoso Animal, y los que lograron escapar y acogerse en un inmediato Bosque, desde él eran testigos del estrago que padecían sus compañeros. La Infantería, formada en la figura que en las evoluciones militares llaman puerco espín , procuraron marchando con singular unión, aguantar el ímpetu de este monstruo, que la vista del movimiento tan igual de la Tropa, lo timidó, y le hizo retirarse poco a poco al Bosque, con lo que animados los Soldados, dieron en perseguirlo hasta lograr ponerlo en una precipitada fuga, dando unes horribles ahullidos que atemorizaban. Los que al principio del ataque se habían retirado al bosque, se hallaron en nuevo peligro luego que sé entró en él el Monstruo, que añadiendo á su braveza natural el furor que le causó la persecución, todo lo que encontraba lo hacía pedazos; y viendo uno de los Soldados que estaban allí acogidos, que la Fiera se encaminaba hacia él, echó pies atrás, y el libertar la vida le animó a aguardarle, y enristrar la lanza tan oportunamente, que se la metió por la garganta, y cayó mortal en tierra. No puede explicarse el gozo general que este triunfo ocasionó a todos los sitiadores, que recobrando valor acudieron á emplear sus armas en la moribunda bestia, no logrando herirla á su satisfacción, porque con el violento movimiento de las ansias de la muerte, y sacudidas de la cola, derribó á muchos, que algunos murieron, y otros quedaron muy mal heridos. El júbilo que causó la muerte de este Monstruo fué general por todos aquellos Pueblos circunvecinos, que estaban en el mayor conflicto, pues en un mes, además de los ganados de todas especies, se echaron menos quarenta y nueve personas conocidas: concurrieron á la montaña infinitas gentes para ver la Fiera muerta, la que fué conducida en un Carro á Jerusalén, donde se han sacado retratos para todas las partes del Mundo".

Para contrarrestar ese mundo de fantasías tan del gusto popular extraigo un fragmento del polígrafo y ensayista benedictino Fr. Benito Jerónimo Feijoo (1676-1764) donde expresa su opinión sobre estos seres.
"Ya se sabe que en ninguna parte de la Tierra hay Pigmeos, ni Ojancos, ni Hipógrifos, ni hombres con cabezas caninas, ni otros con los ojos en el pecho, ni aquellos de pie tan grande, que con él hacen sombra a todo el cuerpo, u otras monstruosidades semejantes. Con todo, aún ha quedado mucho que purgar en la Historia Natural, por la obstinación de algunos modernos en trasladar ciegamente las patrañas que dejaron escritas los antiguos".
 (Fr. Benito Jerónimo Feijoo: Teatro crítico universal. Tomo segundo, discurso segundo, 1728)

Reproduzco varios ejemplos sobre esta fiera editada en pliegos de cordel por diferentes impresores. En la primera de ellas no aparece ni el lugar de impresión ni el año.



Reproduzco a continuación la editada en Madrid, sin año, por el editor Celestino Apaolaza.





Por último, reproduzco la portada del pliego editado en Barcelona por A. Bosch en 1860.

Imprenta de A. Bosch y compañía, Ramalleras, 15 (1860)

Antonio Lorenzo

martes, 10 de junio de 2014

Pliegos de aleluyas: Vida y muerte del torero Julio Aparici 'Fabrilo'


Reproduzco esta aleluya de 30 viñetas (aunque el arquetipo o patrón suele constar de 48) sobre la vida, cogida y muerte del torero valenciano Julio Aparici Pascual ('Fabrilo'), editada en Valencia en 1897.

Nacido en el barrio de Ruzafa (Valencia) en 1866 y muerto a causa de una cogida en su ciudad natal en 1887, este matador de toros gozó de cierta fama en las postrimerías del siglo XIX. Tras sus muchos triunfos como novillero tomó la alternativa en Valencia en 1888 de manos de Antonio Carmona ('El Gordito') confirmando su alternativa en Madrid un año más tarde siendo su padrino Salvador Sánchez Povedano ('Frascuelo') y actuando como testigo el diestro guipuzcoano Luis Mazzantini. Tal fue su valentía y arrojo, rayano en lo temerario, que en Valencia se acuñó la frase 'te mes collons que Fabrilo'.

Su valor  y buena presencia despertaba la admiración de las mujeres viéndose reflejada en la siguiente coplilla, que a la postre resultó premonitoria:

                                                 ¡Ay, Fabrilo!
                                                 ¡Ay, Fabrilo!
                                                 No te vayas a morir,
                                                 que las niñas de Valencia
                                                 llevarán luto por ti.

El 27 de mayo de 1887, toreando en Valencia junto al espada sevillano Antonio Reverte, al disponerse a banderillear al toro 'Lengüeto', sufrió una aparatosa cogida muriendo a los tres días siguientes.

Su figura fue inspiradora de coplas y de romances, así como de este pliego de aleluyas que publico.

Adjunto unas ilustraciones del torero y de su cuadrilla junto a una amplia reseña aparecida en la revista de teatros, loterías y toros 'El Enano' y una foto de su tumba en el cementerio general de Valencia.








Tumba de Julio Aparici 'Fabrilo' realizada por Teófilo de la Rosa a partir de un boceto de Mariano Benlliure.

Divido el pliego en dos secciones ampliadas, aunque no correlativas por cuestión de espacio, y a continuación lo reproduzco completo.








Antonio Lorenzo

sábado, 7 de junio de 2014

Pliegos de aleluyas: El pilluelo de Madrid


Editado en Madrid por la imprenta de la calle Colegiata, sin año, este pliego de aleluyas donde se narra la desgraciada vida y el trágico final de un pilluelo de Madrid.

Divido el pliego en cuatro secciones para obtener una mejor visualización y lo reproduzco completo al final.








Antonio Lorenzo

miércoles, 4 de junio de 2014

Pliegos de aleluyas: Los dones de la fortuna


Del año 1874 y editado en Madrid, este pliego de aleluyas que recoge los llamados dones de la fortuna asociados a diferentes oficios o actividades.

Divido el pliego en cuatro secciones para facilitar su lectura y lo reproduzco completo al final.








Antonio Lorenzo

domingo, 1 de junio de 2014

Pliegos de aleluyas: Los juegos de la infancia


Las llamadas aleluyas (aucas en el ámbito lingüístico catalán) son un ejemplo de literatura gráfica o de imagen que consisten en un conjunto de 48 viñetas (aleluyas), impresas por una sola cara, que forman una serie y suelen estas acompañadas de unos versos octosílabos pareados al pie de cada viñeta. Aunque pueden presentar variantes, tanto en el número de viñetas como en la forma métrica que acompaña el pie, el arquetipo suele ser el mencionado de 48 viñetas en filas de seis con su correspondiente dístico.

Vemos, pues, como se conjugan el elemento gráfico con un incipiente discurso verbal cuyos fines y motivos suelen ser muy variados: desde aspectos costumbristas, de artes y oficios, de juegos infantiles, de biografías de personajes reales o literarios, hazañas de bandoleros o toreros o hechos de la historia sagrada, entre otros muchos.

El término de aleluya parece ser que proviene de unas estampitas recortadas donde figuraba impresa la palabra 'alleluia' y que se distribuían y se lanzaban a la calle desde los balcones o ventanas a los asistentes al paso de la procesión del Corpus o en los oficios del Sábado Santo. De ahí pasó a ejercer una función informativa y narrativa de fácil lectura y aprendizaje (ya que son fácilmente memorizadas y pueden repetirse en voz alta) para satisfacer el deseo de lectura de un público, más o menos iletrado, con el soporte añadido de un gráfico explicativo.

Los centros de producción de estos pliegos de aleluyas se centran casi con exclusividad en Cataluña y en el país valenciano, aunque posteriormente y a imitación de los modelos catalanes y valencianos se editaron también en Madrid (imprentas de Marés, Minuesa o Hernando).

La tipología de aleluyas es variada, pues también las hay mudas o sin texto, y los grabados van evolucionando de las xilografías (tacos de madera) a técnicas más sofisticadas, como las litografías en piedra caliza y otras técnicas gráficas.

Desde mediados del siglo XIX se conocen estas formas impresas donde se combinan la imagen y el texto y donde no siempre tienen un afán didáctico sino que también acogen temáticas de burlas o sátiras o de acontecimientos relevantes a modo de antecedentes del comic, las foto-novelas o la prensa gráfica.

Los versos ramplones, que muchas veces mueven a risa, son aptos para una memorización inmediata ya que suelen guardar una secuenciación temporal en su progresión narrativa. Igual sucede con los cromos coleccionables que siguen un orden sucesivo, cual viñetas desgajadas y ordenadas secuencialmente, lo que constituye una forma de 'lectura' de doble vertiente al conjugar el discurso gráfico y el textual.

No hay que confundir estos pliegos de aleluyas con el cartelón de ciego o de feria, ya que la temática de los mismos está asociada fundamentalmente al tremendismo y a relatar crímenes horrorosos o sensacionalistas donde el ciego, buhonero o narrador ocasional va señalando con una vara cada viñeta a medida que va recitando los versos pertinentes, en un afán más recaudatorio que didáctico, ante un público ávido de sensaciones fuertes.


Sacado del blog: lamedusapaca.blogspot.com
El propósito de la reproducción de estos pliegos de aleluyas, tanto en esta primera entrada como en las sucesivas, no es otro que el meramente ilustrativo para un público interesado o simplemente curioso.

Como primer ejemplo reproduzco un pliego de aleluyas editado en Valencia en 1857 y dedicado a los juegos de la infancia.

Para que se pueda apreciar mejor tanto la ilustración como el texto que la acompaña he decidido recortar el pliego en cuatro secciones y ofrecerlo en su forma completa al final.







Antonio Lorenzo