sábado, 30 de enero de 2021

Despedida de dos finos amantes

 

Despedida de dos «finos» amantes donde el enamorado expresa a su amada que su amor hacia él debe ser exclusivo y acusándola de deslealtad. A su vez, la enamorada reprocha a su enamorado su desconfianza y recelo, pero dice aceptar su marcha con gran sentimiento y desconsuelo.

El pliego fue impreso en Barcelona por la conocida imprenta de Estivill, en la calle de la Boria, taller al que dediqué una entrada que puede consultarse en el siguiente enlace:

             https://adarve5.blogspot.com/2014/03/apuntes-sobre-impresores-y-estamperos.html





©Antonio Lorenzo


viernes, 22 de enero de 2021

Prodigioso caso sucedido entre un caballero y un pobre jornalero

Xilografía del pliego editado en Valladolid por Santarén [s.a.]

De la imprenta de Núñez Espinosa, quien fuera impresor en Santiago de Compostela entre 1840 y 1853, procede este pliego [s.a.] donde se narra cómo un pobre jornalero, «en cierta ciudad de España», salió a buscar el jornal para poder dar de comer a sus hijos. A su vuelta a casa sin encontrar la forma de darlos de comer se encontró con un caballero que le ofreció una ayuda a cambio de que entrase en el templo y ofreciera la misa en su nombre como medio de intercesión y purificación de sus pecados. Tras la misa, el jornalero se dirigió a casa del caballero para recibir la ayuda prometida siendo recompensado con cuarenta reales. En su regreso a casa oyó en el camino unas extrañas voces conminándole a regresar al domicilio del caballero por lo escaso de la cantidad recibida, algo que sucedió de forma reiterativa a modo de señal divina para incitar al caballero a aumentar la ayuda al jornalero y recalcar, de esta forma, la importancia de la misa diaria como medio de purificación frente a la condenación eterna.

El esquema conceptual que trasluce del pliego se centra en la dicotomía entre un hombre rico y pecador que «utiliza» a un pobre jornalero, carente de recursos, pero honrado y trabajador, para que a través del ofrecimiento de la misa en beneficio del caballero pudiera este reparar sus pecados, eso sí, a cambio de un dinero que iba aumentando progresivamente según las señales divinas. El resultado final es que el caballero consiguió morir santamente y absuelto de sus pecados.

El ofrecimiento de una misa, sea por algún motivo determinado o como recurso para solicitar alguna gracia o cuando se hacía por los difuntos, remonta a una antigua tradición mantenida por la iglesia católica previa la sugerida aportación de una ofrenda para la misma. Según esta tradición, el ofrecimiento de una misa no solo se refiere a la acción de gracias a Dios, sino que también produce efectos purificadores y reparadores, previo estipendio del solicitante, como hábilmente se recoge en el «Catecismo de la Iglesia Católica» (CEC, 1414):
 «En cuanto sacrificio, la Eucaristía es ofrecida también en reparación de los pecados de los vivos y los difuntos, y para obtener de Dios beneficios espirituales o temporales». 




©Antonio Lorenzo

sábado, 16 de enero de 2021

Prodigiosa evasión de un reo condenado a muerte

 

Pliego editado en Madrid por la conocida imprenta de la calle Juanelo donde se narra la curiosa historia de un «ladrón de mucho nombre», condenado a muerte por sus robos y que convenció al religioso que fue a confesarle, como era costumbre antes de proceder a su ejecución, el que colocase una silla sobre el altar de la capilla donde se encontraban. Tras ello, encaramándose el reo sobre los hombros del religioso y tras un formidable salto, alcanzó la ventana por la que accedió a los tejados para escaparse.

El religioso, al cabo de los años de este suceso, mientras recorría diversos pueblos predicando misiones, encontrándose extraviado en una noche tumultuosa, logró encontrar refugio gracias a la ayuda de un paisano que resultó ser el que fuera el reo condenado a muerte al que confesó veinte años atrás, que ahora se encontraba felizmente casado y en compañía de sus bellos ocho hijos.

El trasunto moral que se desprende de esta relación viene a recalcar la importancia del propósito de enmienda de nuestros pecados o errores cometidos en el pasado como forma de expiar una conducta inadecuada.




©Antonio Lorenzo


viernes, 8 de enero de 2021

La I República española y la despedida de Amadeo de Saboya

 

Lámina que recoge una buena valoración de quien fuera un efímero rey de España y que dio paso a la I República española, proclamada por las Cortes el 11 de febrero de 1873 y que duró hasta el 29 de diciembre de 1874.

No fue fácil la búsqueda de un nuevo monarca tras la salida al exilio de la reina Isabel II destronada a raíz de los sucesos revolucionarios de septiembre de 1868. Varios de los candidatos propuestos para ostentar el trono de España no cuajaron, entre ellos el duque de Montpensier o el mismo general Espartero. Al final, y con el decidido apoyo del general Prim, Amadeo de Saboya, segundo hijo del rey de Italia, aceptó el compromiso siendo aprobado por las Cortes.

Su corto reinado no contó con el apoyo de la opinión pública ni con el de los distintos sectores políticos, así como tampoco por la nobleza ni por el clero, ya que su padre, el rey de Italia Víctor Manuel II, fue excomulgado por la iglesia católica después de que el ejército italiano tomara Roma el año 1870 y el papa Pío IX se vio obligado a retirarse al Vaticano. 

Amadeo representaba y apoyaba un régimen liberal frente a los partidarios de la destronada Isabel II.

Pese a que en un primer momento contó con el apoyo de los progresistas, unionistas y demócratas, el fraccionamiento de estos grupos dificultó el desarrollo de su breve reinado. Durante el mismo, Amadeo I pretendió establecer un turno pacífico de gobierno entre las principales facciones en que se había dividido el partido progresista, aunque resultó un intento fracasado.

Algo más de dos años fue lo que duró su reinado y tras las luchas entre diversos sectores se vio presionado a presentar su renuncia ante las Cortes.

El papel moderador del monarca en la observancia de las prácticas institucionales y en el desempeño de sus funciones arbitrales no lograron impedir las disputas entre conservadores y radicales, llevando al fracaso el primer intento de experiencia monárquico-democrática de la historia de España.

«Conozco que me engañó mi buen deseo. Dos años largos ha que ciño la corona de España, y la España vive en constante lucha, viendo cada más lejana la era de paz y de ventura que tan ardientemente anhelo. Si fuesen extranjeros los enemigos de su dicha, entonces, al frente de estos soldados tan valientes como sufridos, sería el primero en combatiros; pero todos los qué con la espada, con la pluma, con la palabra agravan y perpetúan los males de la nación son españoles, todos, invocan el dulce nombre de la patria, todos pelean y se agitan por su bien; y entre el fragor del combate, entre el confuso, atronador y contradictorio clamor de los partidos, entre tantas y tan opuestas manifestaciones de la opinión pública, es imposible atinar cual es la verdadera, y más imposible todavía hallar el remedio para tamaños males. …Nadie achacará á flaqueza de ánimo mi resolución. No había peligro que me moviera a desceñirme la Corona si creyera que la llevaba en mis sienes para bien de los españoles, ni causó mella en mi ánimo el que corrió la vida de mi augusta esposa, que en este solemne momento manifiesta, como yo el vivo deseo de que en su día se indulte a los autores de aquel atentado. Pero tengo hoy la firmísima convicción de que serían estériles mis esfuerzos e irrealizables mis propósitos. Estas son, señores diputados, las razones que me mueven a devolver a la nación; y en su nombre a vosotros, la corona que me ofrecía el voto nacional». 

                                   (Fragmento del discurso de abdicación de Amadeo I ante las Cortes)
La idea principal que recorre el texto es su clara referencia a la constante división entre los distintos sectores políticos que debían haberle apoyado durante su reinado, a que no hay enemigos exteriores, sino que es la continua debilidad interna entre los partidos políticos, junto a las tensiones que provocaban los carlistas o republicanos la causa principal de su abdicación al trono de España.

La lámina reproducida se hallaba en venta en la que parece ser la casa particular de Marcos Bargalló, distribuidor de este tipo de documentos y no sabemos si fuera además impresor o editor. Aunque no consta la fecha, todo parece indicar de que se trata del año 1873 tras la reciente abdicación del rey.



©Antonio Lorenzo

domingo, 3 de enero de 2021

Nacimiento de Jesús al modo del juego del ajedrez

 

Curiosa lámina sobre el nacimiento del Niño Jesús donde, a modo de rompecabezas, el curioso lector debe seleccionar el orden a seguir para su lectura en las veinticinco casillas que la componen.

La lámina está editada sin lugar de impresión y sin fecha.


©Antonio Lorenzo

jueves, 24 de diciembre de 2020

Cancionero muy gracioso del Santísimo Nacimiento de nuestro Señor Jesucristo

 

Pliego sin lugar ni fecha de impresión y de controvertida atribución temporal.

Cabe la duda de si nos encontramos con un pliego burlonamente manipulado y alterado, ya que es uno de los que el gran bibliógrafo, editor y bibliotecario José Sancho Rayón dio a conocer en una extraordinaria colección de reproducciones fotolitográficas donde precisamente figura el que nos ocupa.

José Sancho Rayón (1830-1900), pionero de las ediciones facsimilares y conocido como el Culebro en los ambientes literarios por sus ingeniosas manipulaciones, inició en 1871 su Colección de Libros españoles raros o curiosos, de gran interés bibliográfico, y de forma paralela sus famosas Reproducciones fotolitográficas, muy buscadas desde entonces y de alta cotización. 

En la biblioteca de la Hispanic Society of America de New York se conserva un ejemplar que perteneció al Marqués de Jerez de los Caballeros, según extraigo del imprescindible estudio que Víctor Infantes dedicó a la figura de Sancho Rayón y que cito al final. Parece ser que el Marqués, aunque no hay certeza absoluta, mandó reproducir posteriormente este pliego de su propiedad, quizá como presente navideño hacia sus amigos, en una escasa tirada en las prensas sevillanas de Francisco Saña en 1890 y fijando su tirada en 60 ejemplares.

El Marqués de Jerez de los Caballeros (Manuel Pérez de Guzmán y Boza), fue el que compró gran parte de la biblioteca de Sancho Rayón tras su fallecimiento en 1900 y recomprada a su vez en 1902 por el hispanista y millonario americano Archer Milton Huntington. Gran parte de sus numerosas adquisiciones se conservan desde entonces en la Hispanic Society (fundada en 1904), que cuenta con copias únicas y primeras ediciones significativas de la historia literaria española, así como exclusivas pinturas de Sorolla y todo tipo de valiosos documentos. 

En el texto de la cabecera del pliego se nos dice que fue compuesto por Lope de Sosa, natural de Salamanca. Del tal Lope de Sosa no hemos encontrado referencias verosímiles, puesto que se trata de un nombre muy común y frecuente en la época, algo que hasta ha dado título a la cabecera de una revista, como veremos.

Sea como sea, y dejando al margen disquisiciones bibliográficas que nos alejan del propósito meramente divulgador del blog, el interés del pliego se acrecienta por dar a conocer unas hermosas coplas referentes al nacimiento de Nuestro Señor Jesucristo.

Tras su reproducción añado unas interesantes referencias sobre el mismo publicadas en la revista mensual La Basílica Teresiana, editada en Salamanca, correspondiente al mes de diciembre de 1920 y reseñadas por A.G.B. Dichas iniciales corresponden seguramente al propio director de la publicación y catedrático de la universidad: don Antonio García Boiza (1885-1950). Añado a continuación la fuente de donde se extrajo la referencia inicial que nos ocupa.





De la revista La Basílica Teresiana, reproduzco el artículo de Antonio García Boiza, donde comenta la consulta y reproduce las coplas sacadas de la revista jienense Don Lope de Sosa, coincidente precisamente con el nombre del supuesto autor de las coplas.







Estas coplas aparecieron transcritas un año antes (1919), junto con la reproducción en facsímil de la portada de este «Cancionero gracioso» en la revista comentada anteriormente Don Lope de Sosa. Dicha revista, que recoge todo tipo de aspectos culturales de la provincia de Jaén en esos años, la fundó Alfredo Cazabán Laguna en 1913, de la que se editaron un total de 216 números hasta el año de su desaparición en 1930. Se trata, sin duda, de una revista imprescindible para conocer el legado histórico y cultural de Jaén y su provincia, de la que reproduzco la portada del primer número y que afortunadamente puede consultarse de forma completa a través del siguiente enlace:



Si cotejamos las coplas del pliego con las reproducidas en la revista La Basílica Teresiana (copiadas a su vez del número de diciembre de 1919 de la revista Don Lope de Sosa), observamos que el número de coplas reproducidas es considerablemente mayor que las que integran el pliego. Ello viene a alimentar las sospechas de que el pliego reproducido es una adaptación posterior de un dudoso original y donde las coplas no parecen, además, proceder de una misma pluma.

La noticia que recogía la revista en su número de diciembre del año 1919 es la siguiente:




Para saber más

Infantes, Víctor: Las reproducciones fotolitográficas de Sancho Rayón: una colección de burlas bibliográficas, Valencia, Albatros, 1982. Utilizo la reedición de este clásico estudio actualizado y revisado: Madrid, Turpin editores, 2016.

©Antonio Lorenzo

domingo, 20 de diciembre de 2020

Tiempo de Adviento. Preparación al parto de María [III]

 

Continuando con las dos entradas anteriores donde se recogía igualmente la devota preparación al parto de María Santísima, añado esta otra publicación, con sus correspondientes oraciones y la suma de indulgencias ganadas, tal y como hemos comentado en las anteriores entradas.

El pliego procede, en esta ocasión, del conocido taller tipográfico murciano de Pedro Belda editado en 1858.





©Antonio Lorenzo


viernes, 18 de diciembre de 2020

Contienda entre un pobre y un rico


Una antigua herramienta básica de conocimiento en la época medieval consistía en el debate entre dos posturas, en principio antagónicas, con el fin de desarrollar sus ventajas e inconvenientes. Entre sus fuentes o antecesores podemos remontarnos a los diálogos de Platón y a los debates hispánicos medievales de las universidades, donde de forma alegórica y como forma de aprendizaje, los alumnos debían establecer una dialéctica entre dos cuestiones tratando de buscar la verdad mediante un razonamiento adecuado para defender sus postulados.

Esta habilidad de enfrentarse al contrario mediante argumentos razonados en alternancia dialogada fue práctica habitual en las enseñanzas universitarias medievales donde el alumno debía de ser capaz de defender su postura de forma razonable o, en su defecto, asumir argumentos contrarios sobre un determinado asunto.

Estos debates alegóricos han encontrado eco en los pliegos de cordel enlazando con tradiciones literarias antiguas. En este mismo blog ya dedicamos una serie de entradas a controversias entre diferentes cuestiones donde la disputa no tiene porqué dar lugar a una solución aceptada, sino que su interés reside propiamente en el desarrollo de la controversia. Con la etiqueta de «Controversias y debates», dedicamos unos ejemplos en anteriores entradas a las «Virtudes del día y la noche (a lo humano y a lo divino)», «Diálogo entre un moro y un cristiano», «Diálogo entre la riqueza y la pobreza», «Diálogo entre el trigo y el dinero», «Diálogo entre un marroquí y un español», «Diálogo entre el cuatro y el tres» o el «Diálogo entre al agua y el vino». Este último goza de una gran tradición literaria habiendo dado lugar a diversas composiciones latinas, francesas, españolas, etc., donde se manifiestan propósitos diversos: desde su relación con la eucaristía a la adulteración del vino con agua. Entre nosotros son conocidos los célebres «Denuestos del agua y del vino», considerado como antecedente del célebre poema anónimo del siglo XII «Razón de amor». 

Este pliego, que recoge la contienda entre un pobre y un rico, fue impreso en Córdoba, sin año, en el taller de Rafael García Rodríguez, conocido impresor fallecido en 1844.





©Antonio Lorenzo


domingo, 13 de diciembre de 2020

Tiempo de Adviento. Preparación al parto de María [II]

 
Adjunto un folleto devocional preparatorio para el nacimiento de Jesús en tiempo de Adviento. Editado en Reus el año 1892 en el que, aparte de su función devocional, nos ofrece interesantes noticias paralelas: me refiero a las indulgencias otorgadas por el papa Pío VII (plenaria) en noviembre de 1804 y otras parciales por un nutrido grupo de eclesiásticos según aparecen en nota tras la «Oración a la Virgen Santísima». En dicha nota se concede un determinado número de indulgencias según la cantidad de Ave Marías rezadas y por cada «bendito». Siguiendo esa práctica se pueden llegar -nada menos- que a un total de ¡cincuenta y ocho mil y ocho días de indulgencias!, lo que supondría adquirir un buen remanente de cara a las posibles penas temporales del purgatorio.

Es bien sabido que las indulgencias y su práctica no son aceptadas por la iglesia protestante al carecer de fundamento bíblico. A ello se añaden los numerosos abusos económicos a que dieron lugar, por lo que fue una práctica rechazada por la Reforma protestante desde el siglo XVI. En 1517 Lutero clavó en la puerta de la iglesia de Wittenberg sus famosas noventa y cinco tesis donde se desestimaba la práctica de las indulgencias, entendidas a modo de «ventas de perdones», y esbozaba lo que sería su doctrina sobre la salvación basada únicamente en la fe.

La indulgencia se refiere a una cantidad determinada de días o de años según la cual se cancela una cantidad de pena de Purgatorio equivalente con lo que hubiese sido cancelado, en la presencia de Dios, por la práctica de tantos días o años según la antigua disciplina penitencial. En este caso, la computación no pretende ser exacta, sino más bien posee un valor relativo.

Las indulgencias concedidas pueden ser plenarias o parciales. Por indulgencia plenaria se entiende la remisión de toda pena temporal merecida por el pecado, de tal modo que ya no es necesaria ninguna otra expiación en el Purgatorio. La indulgencia parcial, en cambio, condona sólo una parte de la pena.

El papa, como cabeza suprema de la iglesia en la tierra, es el que puede otorgar todo tipo de indulgencias y teniendo la potestad (solo él) de otorgar indulgencias plenarias. En el folleto se consigna que el papa Pío VII concedió el 27 de noviembre de 1804 indulgencia plenaria a todo aquel que cumpliese con las condiciones de las prácticas señaladas durante estos días dedicados a la preparación del santísimo parto de María Santísima.

Creer en el poder de las indulgencias supone admitir la existencia del Purgatorio (del latín «purgare», limpiar, purificar). Una especie de estado intermedio entre el cielo y el infierno o condición de castigo temporal para aquellos que, dejando esta vida en gracia de Dios, no han quedado completamente libres de faltas veniales respecto a la ley de Dios.

El folleto se completa con unas «Coplas al Sagrado Nacimiento» y con unas populares «Seguidillas al Nacimiento del Niño Jesús».









©Antonio Lorenzo