jueves, 22 de diciembre de 2022

El chasco de la lotería


El pliego titulado El chasco de la lotería guarda una estrecha relación temática con un antiguo sainete del siglo XVIII. En realidad, se trata de dos sainetes: El día de lotería y el titulado El chasco del sillero, y segunda parte del día de lotería, aunque este último más bien viene a ser una continuación independiente en parte del primero, que fue el más representado y alcanzó un mayor éxito en los teatros madrileños de la Cruz y del Príncipe en el último cuarto del XVIII, aunque en ambos casos la lotería constituye su eje temático.


Aunque en ellos no figura su autor, se sabe que corresponden al prolífico sainetista Sebastián Vázquez. En los teatros madrileños estrenó dicho autor alrededor de 80 sainetes entre 1774 y 1798, muchos de ellos puestos en escena también en los primeros años del siglo XIX, lo que da idea de la repercusión popular de los mismos y su buena acogida por parte del público. La mayoría de sus personajes forman parte de las clases populares (majos y majas, ciegos, tartamudos, criados, jardineros, peluqueros y un variopinto número de artesanos como zapateros, silleros o cesteros). Su repetido eje temático se basa en la forma de conseguir comida o dinero a costa ajena, todo ello entremezclado con juegos verbales, riñas, chascos o cortejos desiguales como eficaces recursos cómicos que lograban la diversión del público.

Autor también de tonadillas escénicas, en sus representaciones también se daba cabida al baile, al canto y a la música. Algunos sainetes suelen comenzar con canciones tratando de enmarcar la historia dentro de un ambiente que fuese reconocible enseguida por el público, como ocurre en el caso de El día de lotería: "Todo sea festejo, todo alegría, que esperamos nos caiga la Lotería".


Tanto los sainetes señalados como el pliego reproducido giran alrededor de la lotería y del chasco. En ambos aparece un pícaro estudiante proponiendo unos números mediante una serie de estratagemas y de cálculos que aseguraba que serían premiados, engañando y logrando de esta forma conseguir toda una serie de ventajas para él.

El teatro breve, mal considerado como un género menor en el sentido de vulgar, guarda una estrecha relación con un determinado tipo de pliegos de los que carecemos, que yo sepa, de un estudio pormenorizado. En la relación de los sainetes con la música, sobre todo durante la segunda mitad del siglo XVIII, habría que incorporar y dar una mayor atención también a los pliegos de cordel desde una perspectiva interdisciplinar.

Por contextualizar el tema de la lotería conviene recordar que su promulgación como juego se produjo el 30 de septiembre de 1763 mediante un Real Decreto firmado por el Marqués de Esquilache durante el reinado de Carlos III. Esta lotería inicial, copiada de la ya existente en Nápoles, venía a ser una especie de impuesto encubierto para aportar ingresos al estado. En sus inicios, la llamada" Lotería primitiva" o "De números", no se asemeja en nada a la que conocemos actualmente. Durante esa duradera etapa el jugador debía realizar tres elecciones: elegir tres números sobre los que deseaba apostar, decidir sobre el tipo de modalidad de apuesta y la cantidad a apostar. Sobre un total de noventa números, de los que cinco serían los premiados, el jugador debía escoger tres de ellos conocidos como el "terno", que en caso de premiarse correspondería en la actualidad a "tocar el gordo".

La forma de jugar a la lotería primitiva de entonces era complicada al coexistir varias modalidades de combinaciones de apuestas, por lo que aparecieron una serie de manuales para jugadores, ya que el riesgo de pérdida económica de los jugadores no resultaba desdeñable según la modalidad elegida, al igual de la que asumía por entonces la Real Hacienda.

Estas modalidades de la lotería propiciaron a que avispados personajes tratasen de sacar beneficios asesorando a los jugadores incautos mediante cábalas y suposiciones.

La nueva modalidad de juego de la lotería "moderna" frente a la "primitiva" fue aprobada en 1811 por las Cortes de Cádiz cuyo funcionamiento es similar al que conocemos actualmente mediante billetes fragmentados en décimos. Su primer sorteo se formalizó el 4 de marzo de 1812 conviviendo con la anterior "primitiva" que fue suprimida definitivamente en 1862.

En el sainete El día de lotería el pícaro estudiante trata de convencer a los vecinos de un barrio popular la conveniencia de que apuesten a los números 6, 15, 90, 1 y 86, pues según sus técnicas secretas y a través de los sueños creía vaticinar los resultados. Los vecinos, al comprobar más adelante que no han acertado y que los premiados han sido el 20, el 9, el 70, el 7 y el 5, hay unas vecinas que se conforman, pero hay otra que se confunde y cree que ha ganado "un terno" hasta el punto de proceder a arrojar por el balcón muebles y enseres viejos pensando que los podrá sustituir por otros nuevos (de ahí la expresión de "tirar la casa por la ventana"). Al comentarle su marido "no hay terno, ni un número he acertado", ella se desmaya.

En cuanto al pliego, al igual que sucede en los sainetes, aparece la figura del estudiante que trata de persuadir a los jugadores de la importancia de seguir sus consejos para conseguir un feliz resultado. Al margen del contexto que sirve de escenario escénico, el estudiante se basa en estratagemas y cábalas para embaucar a las gentes sencillas. Si atendemos al desarrollo del pliego, el estudiante sostiene que los cuatro números que propone como premio seguro son el 40, 90, 23 y 18, tal y como aparecen reseñados en la cabecera del pliego bajo la ilustración.

«Me dijo por reglas fijas
que el cuarenta era seguro
aun cuando no entrase en rifa,
y que los signos celestes
de Acuario, Cáncer y Libra
el noventa señalaban
y que sin falta saldria.
El Géminis con el Leo
el veinte y tres determinan
y el Escorpión, Tauro y Virgo
el diez y ocho...»

Vemos, pues, cómo esos primeros tiempos de la lotería primitiva dieron lugar a la confección de sainetes para resaltar las cábalas, sueños y augurios de los pícaros como recurso escénico y humorístico que gustase a amplias capas de la población.

Una cábala muy famosa fue la publicada en Madrid en 1850 por un desconocido A.Q.R, con el título Misterios de la Lotería Primitiva ó el gitano Cabalista del siglo XIX, donde vaticinaba éxitos seguros e infalibles basados en las cartas de la baraja.

«Suerte y felicidad, ventura y riqueza para todos. El presente y novísimo tratado que se publica, contiene los números infalibles para el año actual de 1850 y próximo de 1851, en los que cierta y seguramente cuatro ó mas ternos y una quinterna, según profecia del gitano cabalista. Además contiene el modo único de jugar á la lotería; juego de cartas para sacar números para todas las estracciones; preceptos y máximas que han de seguir en adelante todos los que se interesen en la loteria; la gran cábala descubierta por el gitano; la combinación triangular y la jugada del diablo; con otras noticias, misterios y secretos de este gran juego: en fin, suerte, felicidad y riqueza para todos ofrece el gitano cabalista. Por D.A.Q.R. Madrid, 1850. Imprenta de D.J.M. Marés; Librería de la Publicidad. Un cuaderno en 8º marquilla».




Para acabar, y como dijo el gitano cabalista: ¡Suerte y felicidad, ventura y riqueza para todos!


©Antonio Lorenzo

viernes, 9 de diciembre de 2022

Acertijos curiosos y enigma de un amigo a otro

 

De un tal Tío Pancho, el Gabulista, se publicó en Valencia en 1843 👉El libro de las tertulias, Dividido en cuatro partes, y arreglado a 4 horas, de varios juegos, para las noches de invierno. Entre los juegos de salón que se proponen se intercala en su parte cuarta un conjunto de 33 enigmas titulados las "Las quiquiricosas o sea adivinallas". Dichos enigmas están retomados de compilaciones anteriores, copiados o adaptados sin citar su procedencia de la referencial obra de Cristóbal Pérez de Herrera 👉Proverbios Morales y consejos christianos... y Enigmas Filosóficas, Naturales y Morales... de 1618.


Aparte de El libro de las tertulias añado como referencias otras recopilaciones del siglo XIX como antecedentes literarios de los pliegos reproducidos. Es el caso de la miscelánea, de autor anónimo, que lleva por título 👉Manual de enigmas, logogrifos y charadas. Modos de componerlos y descifrarlos, editado en Madrid en 1847 y conservado en los fondos de la Biblioteca Nacional. La publicación contiene enigmas en prosa y en verso, de los que reproduzco estos últimos. En cuanto a los logogrifos, más desconocidos, el recopilador anuncia que el logogrifo, tanto en prosa como en verso, "es una especie de enigma, que se forma de una palabra, combinando de diferen­tes modos todas las letras de que consta, y presentando así muchos vocablos significativos".






Si hay una obra referencial que obtuvo gran éxito desde su publicación es la recopilación de Rafael Boira, cuya primera edición es de 1859, a la que siguió otra más completa de 1862, donde se incluyen más de un centenar de adivinanzas bajo el título:

👉El libro de los cuentos, colección completa de anécdotas, cuentos, gracias, chistes, chascarrillos, dichos agudos, réplicas ingeniosas, pensamientos profundos, sentencias, máximas, sales cómicas, retruécanos, equívocos, símiles, adivinanzas, bolas, sandeces y exageraciones. almacén de gracias y chistes. Obra capaz de hacer reir á una estatua de piedra, escrita al alcance de todas las inteligencias y dispuesta para satisfacer todos los gustos. recapitulación de todas las florestas, de todos los libros de cuentos españoles, y de una gran parte de los extranjeros.

Dentro del ámbito español, otras recopilaciones significativas del siglo XIX son las conocidas:

Cecilia Böhl de Faber "Fernán Caballero": 👉Cuentos, oraciones, adivinas y refranes populares e infantiles (Leipzig, 1874, y Madrid, 1877)

Antonio Machado y Álvarez "Demófilo": 👉Colección de enigmas y adivinanzas en forma de diccionario (1880)

Francisco Rodríguez Marín: 👉Cantos populares españoles, 5 vols., (1882-1883). Las adivinanzas se encuentran incluidas en el volumen primero.

León María Carbonero y Sol, 👉Esfuerzos del ingenio literario (1890), donde dedica todo un erudito capítulo de carácter literario al enigma.

Las adivinanzas constituyen también un recurso para el desarrollo de un nutrido grupo de cuentos folklóricos populares e integradas de una forma forma dispersa como complementos en numerosos almanaques con la función de ejercitar el ingenio verbal para el entretenimiento.

Por facilitar un ejemplo de estos cuentos de adivinanza, sugiero consultar el trabajo que dediqué hace unos años (1992) al cuento 👉El enigma del molinero, que puede consultarse a través del siguiente enlace:


En su relación con los pliegos de cordel reproduzco este pliego editado en Barcelona por el conocido taller de Ignacio Estivill.





Reproduzco a continuación este otro pliego impreso en Gerona en el taller de Agustín Figaró, quien estuvo casado con María Oliva, hija del impresor Antoni Oliva i Ferrán. Agustín se hará cargo de la imprenta de su suegro tras la muerte de éste en 1823. En el taller de Agustín Figaró se confeccionó gran parte de los impresos gerundenses publicados en la primera mitad del siglo XIX hasta su fallecimiento en 1847. Su actividad impresora la retomaron desde entonces su viuda y su hijo, tal como figura en los pies de imprenta hasta el año 1855.





©Antonio Lorenzo

martes, 6 de diciembre de 2022

Curiosos enigmas para recreo de los discretos


Acerca de los enrevesados y fascinantes juegos de ingenio trataré de seguir un cierto orden cronológico sobre las recopilaciones más significativas donde aparecen enigmas, adivinanzas o acertijos, compilaciones de las que echamos en falta un estudio riguroso, clasificatorio y comparativo de este tipo de obras destinadas básicamente al entretenimiento. En relación a los enigmas que aparecen en los pliegos de cordel que reproduzco al final, me detengo de una forma muy superficial en algunas de las obras de la primera mitad del siglo XIX que guardan relación con los contenidos de los pliegos.

Agustín Pérez Zaragoza es uno de los autores más conocidos de la época fernandina, pues aparte de su célebre novela de horror titulada Galería fúnebre de espectros y sombras ensangrentadas, dio a la estampa una colección en el año 1821 titulada 👉El remedio de la melancolía: la floresta del año 1821, o colección de recreaciones jocosas e instructivas, donde se recogen en 4 vols. todo un conjunto de agudezas, sentencias, problemas de aritmética, juegos de sutileza y baraja, chistes y cuentecillos, etc. El conjunto de esta obra es una traducción de materiales franceses adaptados a las costumbres españolas. Estas misceláneas estaban destinadas al entretenimiento y la diversión para uso colectivo en reuniones familiares o tertulias, aspectos poco tenidos en cuenta por los estudiosos, pero de indudable interés para comprender más y mejor la vida cotidiana de la época como ejemplos característicos de la circulación cultural en los los ámbitos de sociabilidad casera.

Diez años más tarde, en enero de 1831, Mariano de Rementería y Fica publicó en Madrid un 👉Manual completo de juegos de sociedad o tertulia, y de prendas, donde tiene cabida un pequeño repertorio de enigmas en prosa y en verso. La obra es una traducción del francés de una obra anterior según expresa el propio Rementería. 
Esta colección se ha formado del tratado, que con el título que lleva, pu­blicó en francés madama Celnart, aña­diendo otros juegos tomados de otra obrita titulada: Le savant de societé; y aun añadiendo otros pormenores, y aco­modando las charadas y demás juegos al giro de la lengua española, para lo que ha sido a veces necesario inventar más bien que traducir.  No me detendré en hablar de la utilidad de esta colec­ción, ya en el campo, y ya en el seno de los hogares domésticos, procurando una variedad de juegos que no se limitan únicamente a una mera distracción, si­no que algunos de ellos, como dice el prólogo del original, ejercitan la me­moria, animan la elocución, precisan a saber una multitud de cosas relativas a la mitología, literatura, historia, ciencias naturales, etc.
La otra obra a la que hace referencia, Le savant de société, se publicó en Francia en 1802 con este título y reeditada posteriormente con asiduidad.


A su vez, y un año más tarde del Manual de Rentería, Pérez Zaragoza dio a la luz una interesante obra que guarda relación con el mundo de los enigmas y adivinanzas en dos volúmenes de 1832 con el título 👉El entretenimiento de las náyadas. Colección curiosa y divertida de 329 charadas o enigmas, puestas en quintillas, para dar una honesta distracción a las señoritas, y hacer más dulces sus labores en el invierno. En la anteportada figura también el título Recreo de damas del gran tono, o sea delicia de lechuguinos y lechuguinas.

«Este librito que ofrezco a las damas [...] se dirige principalmente a proporcionarlas un placer inocente, capaz de poderlas distraer en aquellos momentos tristes o enojosos que suelen abatir su espíritu y ser funestos a su corazón. Su lectura debe ser también para ellas de utilidad, pues el mismo deseo de adivinar los objetos que en sí envuelven las charadas las hará discurrir, analizar, cultivar su ingenio, despertar entre unas y otras la grata emulación, descubrir el discernimiento de los petimetres, novios y demás concurrentes a su sociedad, y en fin, tendrán una diversión, en las largas y fastidiosas noches del invierno, que entretenga su imaginación [...] Aquí tenéis, virtuosas niñas, y vosotros jóvenes amables, una distracción inocente, útil y curiosa, que no os fastidiará»... (vol. I, pp. 12 y ss.)
En sucesivas entradas comentaré o daré noticia de significativas recopilaciones posteriores que guardan relación con los pliegos y que contienen entretenimientos de agudeza de ingenio. Reproduzco dos de ellos.





Este otro pliego, editado en Málaga y perteneciente al Fondo Hazañas de la Universidad de Sevilla, pliego del que también se conoce otra edición sevillana procedente del taller de Joseph Padrino, quien desarrolló su actividad entre 1748 y 1745. El texto del pliego se dice compuesto por Juan García Valero, hijo de la villa de Arahal. Poco se sabe de este personaje como versificador de aceptación popular, aunque se le cita en otros pliegos sueltos editados por diferentes impresores e imprentas, donde figura su supuesta autoría, como en Relación nueva de muger. La vengada madrileña o Cobrar la fama es nobleza, y desempeñar su agravio...





©Antonio Lorenzo

sábado, 3 de diciembre de 2022

Enigmas descifrados de don Diego de Torres Villarroel, el "Gran piscator de Salamanca"


Ya mencionamos en anteriores entradas algunos antecedentes del género etiquetado como literatura de problemas, con la usada técnica de la pregunta-respuesta que alcanzó gran predicamento entre nosotros durante los siglos XVI y XVII como recurso de instrucción pedagógica. El siglo XVIII, sin embargo, no fue precisamente el más fecundo en este sentido, puesto que esta práctica pedagógica fue decayendo hasta que dicha técnica fue perdiendo poco a poco su finalidad didáctica hasta desembocar paulatinamente como simple recurso de entretenimiento con sentido lúdico en recopilaciones de adivinanzas tan significativas durante el siglo XIX y XX.

Antes de referenciar las más conocidas recopilaciones de Fernán Caballero, Rodríguez Marín, Rafael Boira o Machado y Álvarez, que comentaremos en sucesivas entradas, resulta de singular interés la recopilación de enigmas incluidos en un pliego del siglo XVIII, conservado en los fondos de la Biblioteca Nacional y atribuidos a la figura de Torres Villarroel.

Si hay un personaje controvertido durante el siglo XVIII es sin duda el Diego de Torres Villarroel (1694-1770), conocido como El gran piscator de Salamanca, quien entre otras muchas cosas fuera poeta, dramaturgo, matemático, médico, sacerdote y catedrático de la Universidad salmantina. Muy famoso por sus pronósticos y enigmas que causaron gran expectación y estima en toda clase de gentes.

En el siglo XVIII proliferaron también, sobre todo en salones burgueses de gentes adineradas, la costumbre de las tertulias donde no resultaba extraño que se practicaran estos juegos de entretenimiento, a los que dedicó Carmen Martín Gaite un excelente y pionero trabajo de investigación, presentado inicialmente como tesis doctoral y posteriormente editado en libro, Usos amorosos del dieciocho en España (1972), donde nos ilustra y ofrece de una forma transversal abundante información sobre el "chichisbeo", término procedente de Italia y usado en España durante el siglo XVIII aludiendo a los actos de galantear o cortejar a una dama.

Pero si estas tertulias fueron frecuentes antes de su decaimiento, también fueron duramente criticadas por determinados eclesiásticos. A modo de curiosidad, estas críticas fueron explícitas en la obra del presbítero Gabriel Quijano, Vicios de las tertulias y concurrencias del tiempo; excesos y perjuicios de las conversaciones del dia, llamadas por otro nombre cortejos... (Barcelona, 1785).

El padre Quijano sostiene en su publicación que esas prácticas tertulianas había que reprobarlas por ser causa de incitación al pecado y donde la asistencia de las mujeres a las comedias junto a sus acompañantes era un ejemplo constante de vicio. También se critica a aquellos sacerdotes, considerados como poco ejemplares y que también solían acudir a las tertulias, abogando por reconducirlos al camino verdadero.

Estas prácticas de juegos de sociedad, al requerir de poca actividad, centran su interés en la destreza, el azar, la sutileza intelectual, la estrategia o la mezcolanza de todo ello. 

Antes de pasar a copiar y reproducir tan singular pliego conteniendo acertijos y enigmas, editado en Madrid el año 1766, sugiero acceder a otros pliegos de cordel donde también se alude su autoría a la extravagante figura del gran piscator, como son las Seguidillas a la mejor pastora o a las Calamidades de Francia, a las que dediqué una entrada anterior junto a un pequeño repaso por su agitada e interesante vida y obra que recomiendo visitar.


En la cabecera del pliego conservado se apunta a que fue descubierto por un tal don Antonio de Alvalsar de Mortoyosa, del que se sospecha se trate de un seudónimo.










El siguiente pliego que reproduzco viene a corroborar el interés por los enigmas atribuidos a tan ilustre personaje a lo largo del tiempo. El pliego fue impreso en Córdoba en el taller de Rafael García Rodríguez (17??-1844), conocido impresor y continuador de una ilustre saga que alcanzó hasta cinco generaciones de una misma familia, siendo su iniciador Diego Luis García Rodríguez (1712-1767). La labor impresora de Rafael García Rodríguez se desarrolló fundamentalmente durante la primera mitad del siglo XIX de la que se conocen numerosos ejemplos.






©Antonio Lorenzo