martes, 1 de marzo de 2022

De almanaques, calendarios y predicciones [XI]

A lo largo del recorrido que vengo haciendo por los almanaques de diferentes años me detengo en esta ocasión en el titulado como Almanaque burlesco para 1873.

Contexto histórico-político

Desde un punto de vista histórico-político, y a muy grandes rasgos, los acontecimientos del año de edición del almanaque en 1872 son como siguen: en 1872, reinando ya en España Amadeo I (desde el 2 de enero del año anterior), se convocaron para el mes de abril unas segundas elecciones generales (las primeras se convocaron el 8 de marzo del año anterior) debido a las divisiones internas de los partidos políticos más representativos de entonces. Los progresistas, que se presentaron en coalición con los conservadores, ganaron las elecciones. Práxedes Mateo Sagasta fue nombrado jefe del gobierno, pero debido al estallido de la Tercera guerra carlista en 15 de abril, y tras nuevos nombramientos y dimisiones de cargos, debido a las dificultades de las tareas del gobierno, quien ejercía entonces como jefe del gobierno era Juan Ruiz Zorrilla, viéndose obligado a convocar unas terceras elecciones para el mes de agosto.

El 24 de agosto, bajo la presidencia de Juan Ruiz Zorrilla, líder del Partido Demócrata-Radicalse convocaron las terceras elecciones generales ante la imposibilidad de formar un gobierno estable y una mayoría parlamentaria. Los radicales ganaron nuevamente las elecciones quedando de nuevo investido Ruiz Zorrilla como presidente del gobierno.

Todos estos convulsos acontecimientos vinieron a coincidir con la llamada Tercera guerra carlista (1872-1876), guerra civil entre los partidarios del pretendiente carlista al trono español, Carlos VII, y los diferentes gobiernos del Amadeo I, desarrollada fundamentalmente en Cataluña, Navarra y en las provincias vascas, unido todo ello al recurrente conflicto insurreccional mantenido en la isla de Cuba.

Fue a finales de este turbulento y agitado año cuando se editó el almanaque que nos ocupa de cara al próximo año.

El almanaque

La sección del "juicio del año", que aparece en todo almanaque, no se limita en este caso en hacer un balance sobre el año transcurrido, sino que se decanta por aventurar una serie de predicciones para el año venidero. Respecto a esas predicciones creo de cierto interés comentar algunas de ellas.


En la predicción del almanaque para 1873 se duda sobre si "habrá exposición, si llega ese proyecto a cuajar". La exposición a la que se refiere y que sintetizo a continuación fue la que acabó celebrándose en Viena, inaugurada el 1 de mayo de 1873 hasta su clausura el 31 de octubre del mismo año. Se trató de la mayor Exposición Universal de Agricultura, Industria y Bellas Artes realizada hasta entonces, llegando a albergar alrededor de doscientos pabellones que daban cabida a los avances industriales de todo tipo, sin olvidar las costumbres, la educación y la cultura en general.

El Gobierno español respondió a la invitación Austro-Húngara para tomar parte en ese gran acontecimiento mundial, previsto para 1873, creando el 19 de abril de 1872 una comisión general, nombrando como presidente a don Manuel de la Concha, a pesar de la gran inestabilidad política del país en el entonces reinado de Amadeo de Saboya, aunque sin vaticinar de antemano la proclamación de la que sería la I República española en febrero de 1873, algo que no podía prever el almanaque editado.

Por continuar comentando la participación española el año entrante, el gobierno republicano, pese a estar desbordado por las sublevaciones cantonalistas y por la tercera guerra carlista, no renunció a la participación del país en ese gran acontecimiento internacional, pues España quería participar activamente e igualarse con las grandes potencias europeas a pesar de la delicada situación en la que se encontraba. El 13 de marzo de 1873 el entonces gobierno de la República creó la Comisaría de España para la creación del Pabellón español llegando a reunir un importante número de expositores que entraron en el concurso establecido. La participación fue un éxito, pues se llegó a ocupar a ocupar el séptimo lugar respecto al total de expositores que participaron en el concurso y por delante de Gran Bretaña y Rusia.

La mención a Arderius en el juicio del año: "Arderius hecho serio dará ganas de llorar" se refiere a Francisco Arderius, creador e impulsor del llamado teatro bufo que comenzó en 1866 y que vino a protagonizar una crisis en la vida teatral del XIX. El conocido como teatro bufo es una variante de carácter cómico-burlesco de corta duración escénica e inspirado en Francia. Francisco Arderius (Lisboa, 1836-Madrid, 1887), actor, cantante, impulsor y empresario fue el creador del tan renombrado teatro de los bufos. Hay que entender que el género bufo no fue el instaurador de nuevas estructuras dramáticas, aunque la música sencilla que incorporaba en sus representaciones sirvió de base al llamado Género chico, fruto de la posterior Restauración, como entretenimiento paródico de intención burlesca a caballo entre la zarzuela grande y la chica. Este nuevo género, mal visto por los círculos culturales e intelectuales, proporcionó una nueva vía de salida al teatro musical que predominaba entonces con la misión de hacer reír y divertir a un público atosigado por la lastimosa situación en la que se encontraba envuelta la sociedad española de entonces y cosechando gran éxito en distintas ciudades. La prensa de la época recogió muy prontamente el éxito de este nuevo género destacando los números musicales que incluían, como el baile del cancán y los versos cacofónicos y formas de hablar con acentos regionales, cierta presencia del destape femenino y diálogos subidos de tono, características propias del género. 

Como curiosidad, en el periódico semanal La correspondencia de los bufos, editado en 1871 por el propio empresario Francisco Arderius del que tan solo se editaron 26 números, aparece en uno de ellos el Acróstico prosaico bufo de los partidos políticos de España, cuyas letras iniciales forman la descriptiva y contundente frase de "Calamidades públicas", lo que exime de más comentarios.

Conservadores
Alfonsinos
Liberales
Aostinos
Montpensieristas
Isabelinos
Demócratas
Absolutistas
Dinásticos
Esparteristas
Septembristas
Progresistas
Unionistas
Borbónicos
Levíticos
Inquisitoriales
Cimbrios
Anarquistas
Socialistas

También se cita de pasada que "los progresistas puros a Vico le aplaudirán", refiriéndose al filósofo italiano Giambattista Vico, cuya idea del progreso de las naciones la formuló por etapas, aunque no de una forma lineal e irreversible, sino de forma cíclica, a modo de espiral, donde también tienen cabida los retrocesos. 

La referencia a Vico y a sus ideas en el siglo XIX, se divulgaron por los ilustrados e intelectuales españoles mediante debates donde se discutía sobre el "carácter nacional", como elemento explicativo a la hora de justificar la decadencia socioeconómica del país en las discusiones en los círculos intelectuales entre el liberalismo, de clara tendencia secularizada y aperturista, frente a la ideología tradicionalista y conservadora como corriente ideológica básicamente católica. Es en este contexto donde hay que situar la mención al filósofo napolitano en el juicio del año del almanaque.


Antes de dar paso a una nutrida selección de las viñetas contenidas en el almanaque, se anuncia en su portada que fue escrito, con la colaboración de varios escritores, por Eusebio Blasco e ilustrado con dibujos originales por Cubas.

Eusebio Blasco (1844-1903), prolífico periodista, dramaturgo, comediógrafo y poeta, participó desde muy joven como colaborador en revistas satíricas, pasando con el tiempo de mantener una ideología de corte liberal a posicionarse a favor de la ideología conservadora de Cánovas, lo que le facilitó conseguir el cargo de director general de Correos en la Restauración.

Por su parte, el ilustrador y dibujante Manuel Cubas colaboró en semanarios y almanaques humorísticos ilustrados, como en este que nos ocupa. Como escritor, fue un prolífico novelista humorístico publicando varios folletines en prensa (en La Iberia), habitualmente ilustrados por él mismo. En 1882 fue el encargado de ilustrar cuarenta láminas, con técnica pictórica de acuarela, el Teatro selecto de don Ramón de la Cruz, editado en Madrid bajo la responsabilidad de José María Faquineto.



















©Antonio Lorenzo

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