El pliego reproducido al final de esta entrada se hallaba a la venta en la temprana fecha de 1801 en la madrileña imprenta y librería de Pacheco, calle de Silva, frente al Banco Nacional de San Carlos (creado por Carlos III en 1782). En él, ambientado en época navideña en "tono de villancicos", se nos informa del viaje desde Madrid de una "familia honrada" al entonces todavía pueblo de Fuencarral, donde los efectos ocasionados por el vino adquieren notable protagonismo.
El viaje en "Simón", que era como se llamaba entonces al sencillo carruaje o coche tirado por mulas o caballos, es un término que deriva de Simón Tomé Santos, quien fuera el fundador en el siglo XVIII de estos coches de alquiler para hacer más asequibles los traslados. El ilustrativo grabado del cochero que adjunto es el que aparece en las Escenas matritenses por el Curioso Parlante, de Mesonero Romanos, Imprenta y Librería de Gaspar y Roig, 1851.
El pliego nos ofrece la curiosa historia que les sucedió a quienes se dirigían a Fuencarral en tan señalada fecha conducidos por el cochero Toribio Tacones. Pero antes de pasar al pliego conviene contextualizar algunos datos de interés. En el antiguo pueblo de Fuencarral al que se dirigía esta familia el día de Nochebuena aprovecharon para hacer un gran acopio de vino. Tras ello, y al dirigirse de nuevo a la Corte con su cargamento, se vieron registrados a su llegada por un guarda con la sospecha de si contrabandeaban con tabaco. Convidados todos a beber se dieron cuenta de que el cargamento que portaban se trataba en realidad de un chasco y que no era otra cosa que "agua teñida".
El prestigio del vino de Fuencarral se remonta a muchos años anteriores, ya que se conocen disposiciones para evitar que los vinos producidos fuera de la localidad se comercializasen en la villa como propios y fueran vendidos a granel para ser trasladados en pellejos o garrafones. El floreciente comercio del vino supuso significativamente el aumento del número de personas dedicadas al mundo vitivinícola.
La antigua villa de Fuencarral fue absorbida como parte integrante a la ciudad de Madrid el 20 de octubre de 1951, como sucedió anteriormente con los pueblos de Carabanchel Alto y Bajo en abril del año 1948. Respecto al nombre de Fuencarral, parece ser que remite a una conocida fuente donde solían parar los carreteros para dar de beber a sus animales, fuente que era conocida como "carra" o "fuente carra", lo que al parecer dio origen al término de Fuencarral.
Aparte de la fama del vino, la villa era conocida por su producción agrícola que abastecía con asiduidad a la capital. Las llamadas "fuencarraleras" fueron todo un referente por su actividad comercial de venta de productos muy apreciados, como los nabos. Tal fue la fama de estas mujeres campesinas que se veían obligadas a ir temprano a la capital a vender sus productos y tener que regresar a la tarde, lo que se reflejó en tonadillas escénicas y canciones, así como en un sainete y en una zarzuela de don Ramón de la Cruz. También se recoge su actividad en los pliegos de cordel donde en un pliego, donde también aparecen otros oficios como el calesero, el salinero y el sereno, la vendedora fuencarralera se vanagloria de su condición de campesina frente a los "usías" y señores de "fraques" tal como aparece en este pliego editado en Madrid por José María Marés en 1847.
También se conservan ilustraciones antiguas donde se recogen diversos oficios, como el que se refiere a la fuencarralera, vendedora de nabos.
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"Gritos de Madrid". Grabado (1817) de Miguel Gamborino (1760-1828). conservado en Gallica (Biblioteca Nacional Francesa)
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El pliego
Para saber más
Chueca Sainz, Antonio: Fuencarral y las fuencarraleras. Un pueblo en la literatura madrileña. Editado por La Librería, 2018.
©Antonio Lorenzo