En la Santa Iglesia Magistral de Alcalá de Henares se cantaron en 1798, con motivo del nacimiento de Jesús, los villancicos cuyos textos reproduzco más adelante. La Iglesia Magistral (denominada así porque todos sus canónigos debían ser doctores en teología), fue elevada posteriormente a catedral en 1991 al escindirse el obispado de Alcalá de Henares del de Madrid. Desde antiguo está consagrada a los Santos Niños Justo y Pastor, hermanos de siete y nueve años, quienes según la leyenda fueron decapitados en el siglo IV a las afueras de Alcalá de Henares, conocida entonces como Complutum, por no renegar de su fe en tiempos del gobernador Daciano. Su fiesta se celebra el 6 de agosto.
Grabado de Isidro Carnicero fechado en 1759 |
A Ambrosio de Morales se le debe el más conocido relato sobre el martirio de los niños Justo y Pastor. Su culto se extiende por numerosos lugares donde se construyeron capillas e iglesias para venerar a los supuestos mártires. Curiosamente, los restos de los Santos Niños se hallan repartidos por varios lugares, tal como ocurre con las reliquias de otros tantos santos de los que no hay documentación histórica alguna, pero que tanto su devoción como sus supuestos restos conservados son admitidos por la iglesia católica, ya sea por la conveniencia de mantener una literatura edificante o como recursos de autofinanciación.
Aunque la catedral sufrió un violento incendio en plena guerra civil, no afectó, al parecer, a la urna con relieves de plata y oro donde se asegura que se conservan parte de los restos de los niños y hasta la piedra que se conserva y expone, donde en uno de los lados hay una cavidad que se interpreta como señal de la forma de la rodilla de los mártires al ser decapitados. La leyenda sostiene también que el monje francés san Urbicio recogió las preciadas reliquias de los mártires tras la invasión musulmana en España y las trasladó al sur de Francia. Dichas reliquias pasaron posteriormente a la ciudad de Narbona y trasladadas luego a la iglesia dedicada a ellos en Barcelona en el año 1406 gracias a la mediación de la hija de Juan I de Aragón. Parte de las reliquias se trasladaron luego a la iglesia de San Pedro el Viejo de Huesca en la que se conservan dos arquetas de las que se dice que guardan también restos de los mártires alcalaínos. El trasiego de las reliquias y sus diseminados restos no acabaron ahí, pues la parroquia valenciana de Nuestra Señora de los Dolores solicitó las reliquias de los santos para fomentar el culto de la parroquia situada en una calle paralela a la de Santos Justo y Pastor, siendo prestadas el 23 de noviembre de 2014 por el entonces obispo de Alcalá de Henares Monseñor Juan Antonio Reig y Pla. A su vez, y sufragado por la diócesis de Alcalá de Henares, los restos de los niños custodiados en la iglesia oscense viajaron de nuevo a la iglesia de San Pedro el Viejo una vez que en el año 2018 presidieron en Alcalá unos actos conmemorativos.
En cuanto al pliego reproducido, similar en su estructura a otros muchos de los conservados en las catedrales con motivo de los maitines de Navidad, contamos con numerosos estudios, tanto textuales como musicológicos, sobre este tipo de impresos que de forma arraigada se solían imprimir con finalidad divulgativa conteniendo los textos cantados y compuestos por los maestros de capilla. Su origen se remonta a finales del siglo XVI cuando dichos maestros fueron componiendo estas piezas en lengua vernácula en sustitución de los responsorios en latín. Estas celebraciones con villancicos se desarrollaban en el interior de las iglesias funcionando como canal de comunicación entre las autoridades eclesiásticas y el pueblo llano, donde se asociaban estos villancicos con recreaciones paralitúrgicas que guardan relación por su sentido escénico con algunas manifestaciones del llamado teatro breve.
Como ejemplo, reproduzco este pliego del año 1798 que comienza con una Kalenda (Calenda) o anuncio de Navidad, costumbre que anuncia el final del adviento, al que sigue un recitado inicial que da pie a cada uno de los siete villancicos cantados secuencialmente en cada uno de los tres oficios nocturnos en que se dividía el oficio de maitines, donde se entremezclan elementos profanos y religiosos bajo la apariencia de textos populares, pero escritos por gente culta al servicio de la iglesia.
En este tipo de pliegos no suele aparecer el autor de los textos ya que solo se reseña el nombre del maestro de capilla como compositor de la música. Pero el valor de este tipo de pliegos son prueba de la evolución de formas poéticas y musicales, algo que hasta tiempos relativamente recientes no habían suscitado el interés y el aprecio de los investigadores.
Para contextualizar más estas prácticas sobre los maitines que contienen villancicos para celebrar el nacimiento de Jesús, sugiero la consulta de una anterior entrada.
©Antonio Lorenzo
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