viernes, 10 de enero de 2020

La controvertida leyenda de santa Librada [I]


Las distintas fuentes hagiográficas sobre esta santa resultan contradictorias e inverosímiles. Resulta evidente que, consideradas en su conjunto, las diversas leyendas tienen un marcado carácter utilitario para fomentar su devoción. El entrecruzamiento de las poliédricas leyendas sobre esta virgen y mártir están llenas de anomalías sin historicidad real, lo que no ha impedido su veneración y culto en importantes ciudades que la han acogido como su patrona o referente, a pesar de su descanonización y eliminación del santoral durante el papado de Pablo VI en 1969.

La vida de esta mártir no aparece documentada en el Martirologio romano, ni en los Flos sanctorum medievales, ni en la Leyenda Áurea de Jacobo de la Vorágine. Su leyenda está salpicada de elementos folklóricos, como el «parto múltiple», recogido como el [Tipo 586] del célebre Motif-Index of Folk-Literature, de Stith Thompson (1957) o el episodio del arrojamiento al río y su salvación, como recoge la tradición bíblica de Moisés.

Las distintas visiones sobre la historia de nuestra santa hacen de su vida y martirio un auténtico «totum revolutum» de interpretaciones, muchas de ellas entrelazadas a otras, lo que no impide el interés que tiene todo ello de cara a la construcción y descripción de un imaginario colectivo como historia cultural. Para hacernos una pequeña idea, un rápido resumen sobre su vida es más o menos como sigue:

La leyenda

Según cuenta la leyenda más extendida y ambientada en el siglo II, Santa Librada era natural de Balcagia, hoy identificada con Bayona (Baiona) en Galicia donde gobernaba su padre, quien era el regidor romano de Galicia y Portugal, Lucio Catelio Severo. Su esposa, llamada Calsia, tuvo de un solo parto nueve hijas, y pensando que este extraordinario hecho pudiese despertar la sospechas de haber sido infiel a su marido, dio orden de arrojar a todas ellas al río de la Ramallosa (Ulia), distante unos dos kilómetros de Bayona.

La partera, de nombre Sila, movida a compasión por el destino de las infelices criaturas, pensó en salvarlas dirigiéndose a un pueblecito próximo y dejándolas a cargo de unas mujeres cristianas para criarlas y salvarlas. Bautizadas todas ellas, se les puso los siguientes nombres: Quiteria, Liberata (Librada), Victoria, Marina, Germana, Eumelia (Eufemia), Marciana, Genibera y Basilia. Fueron educadas en la fe cristiana y en el temor de Dios y las nueve hermanas ofrecieron su virginidad al Señor.

Tras una persecución las nueve hermanas fueron llevadas a presencia de su padre, Catelio, y una vez identificadas y reconocidas como hijas suyas, les propuso grandes honores y ricas bodas si renunciaban a la religión de Cristo y volvían al paganismo. Al negarse repetidas veces, su padre las recluye de forma provisional para evitar dar muerte a sus propias hijas, pero estas logran escapar y deciden dispersarse trasladándose a distintas regiones donde acabarían martirizadas.

El recorrido de las hermanas, una vez que deciden dispersarse y mantenerse vírgenes, viene a ser como sigue: Santa Genivera, en Tuy; Santa Eumelia, en Abróbiga (Baiona); Santa Gema o Marina, en Anfiloquia (Orense); Santa Quiteria, en Margeliza (Toledo); Santa Marcina (Marciana), en Toledo; Santa Victoria en Córdoba; Santa Germana en Cartago; Santa Basilisa en Siria... y Santa Librada, cuyo nuevo nombre fue el de Uvilgefortis (Virgen Fuerte), se retiró a un bosque alimentándose con yerbas y adoctrinando a muchos cristianos que se encontraban perseguidos, hasta que una vez capturados fueron llevados a la ciudad de Anfiloquia. Una vez juzgados y sentenciados los trasladaron a la ciudad lusitana de Castraleuca (Castelo Branco) donde nuestra santa fue crucificada cumpliendo la sentencia dictada contra ella.

Santa Librada fue sometida a muerte por degollación, aunque existen variantes (que son las que han prosperado más en su iconografía conocida), donde se la contempla como crucificada.




Placa conmemorativa en la fachada de la iglesia de Baiona
Santa Librada en la literatura popular impresa

La imprenta jugó un papel destacado en la fijación y difusión de los cultos a los santos, si bien no se han prodigado los estudios sobre ello. Gozos, pliegos, hojas volantes y folletos estaban encaminados a satisfacer las necesidades de culto en las masas populares y como vehículo de modelos devocionales. Suelen ser de escasa calidad y con tipos muy desgastados, lo que abarata su producción y venta.

La vida de santa Librada aparece en un temprano pliego suelto del siglo XVI, en prosa, cuya fuente medieval procede del Leccionario Seguntino del siglo XII, que contiene la vida de la mártir y que se conserva en la Biblioteca Nacional de Madrid, Signatura R/24310 (2), editado y estudiado por María Eugenia Díaz Tena en «Hagiografía: ¿un género marginal? El caso de un pliego suelto hagiográfico en prosa sobre santa Librada» in Incipit, Buenos Aires: SECRIT, 2008, pp. 135-162.


 Otros ejemplos más cercanos son los siguientes:

Este pliego, editado en Valencia por la imprenta de Agustín Laborda [s.a.], cuya labor impresora se desarrolló entre los años 1746 y 1774 contiene solo la primera parte. Tras su fallecimiento, la labor impresora la continuó su viuda, Vicenta Devis, hasta el año 1819. Tras su muerte de esta, continuó la labor impresora la hija de ambos, María Teresa Laborda y Devis, a partir de 1820 hasta el 1830, según se desprende del colofón de muchos de sus impresos. Pues bien, la segunda parte de la vida de santa Librada, fue impresa por la hija de los conocidos impresores el año 1822, que es la que reproduzco posteriormente con distinta portada.





Segunda Parte







Patronazgos de santa Librada

Martirologios, breviarios, leccionarios, vidas de santos.... recogen desde antiguo la leyenda de la santa a la que no dudan otorgarle credibilidad histórica. Ha sido patrona de la diócesis de Sigüenza durante más de ocho siglos, ya fuese bajo las denominaciones latinas de Sancta Liberata o Sancta Wilgefortis, hasta que en 1969 durante el papado de Pablo VI se la descanonizó, lo que no ha impedido su veneración.

En 1124 el obispo Bernardo de Agén, tras la reconquista de Sigüenza, inicia la restauración de la diócesis y la construcción de la catedral de Sigüenza. Se dice que dicho obispo trajo en el siglo XII las reliquias de santa Librada del sur de Francia (Aquitania) con el fin de incrementar la veneración de la misma. El 19 de junio de 1169 el obispo Joscelmo dedica litúrgicamente para el culto divino la catedral de Sigüenza, en el momento en que termina la construcción de la Capilla Mayor y la cabecera del templo, mientras continúan los trabajos para completar todo el edificio.

La representación iconográfica de Santa Librada resulta múltiple y contradictoria sobre su muerte. La más conocida es la imagen en trance de crucifixión, aunque en el retablo de la catedral seguntina que pintó hacia el 1525 Juan de Soreda, se nos muestra sufriendo la degollación y con la palma del martirio en su mano. Su festividad se celebra el 20 de julio, fecha considerada de la traslación de parte de sus reliquias desde Francia.


Detalle de Santa Librada con la palma del martirio y escoltada por dos amorcillos
Son muchos los escritos reivindicativos (y contradictorios) de esta santa en Sigüenza, donde se dice también que en esta ciudad se encuentran depositadas parte de sus reliquias, traídas en su día de Sainte-Livrade-sur-Lot, en Aquitania por el obispo Bernardo de Agen con el objeto de fundamentar la construcción de la catedral seguntina. En dicha catedral se conserva el arca de madera revestida de plata repujada (siglo XIV) de la que se dice contiene parte de los restos de la santa.

Vista posterior del arca de madera revestida de plata repujada (siglo XIV)

La presencia de reliquias en las iglesias y catedrales era un modo de legitimación de la grandeza de los templos, lo que conlleva la difusión del culto popular y el prestigio de las localidades que las acogían. La importancia concedida a la reivindicación y al culto a las reliquias es tal que hasta originaron disputas y enfrentamientos por su posesión, como es el caso, entre otros, del arzobispo san Ildefonso de Toledo, patrono a la vez de Toledo y Zamora o las reliquias de los santos Justo y Pastor entre Huesca y Alcalá de Henares.

Para añadir más confusión sobre las reliquias de la santa, resulta que en el templo de Nuestra Señora de la Luz, cercano al centro de Monterrey (Nuevo León, México), se encuentra una capilla donde se venera su cráneo. Se cuenta que los restos fueron traídos a Monterrey por un sacerdote quien, acompañado del obispo, a finales del siglo XIX, solicitó al Vaticano trasladar las reliquias de algún santo para «animar» a la feligresía en una época difícil. El cráneo fue inicialmente depositado bajo el retablo, pero en el siglo XX el párroco Óscar Lomelín decidió que el cráneo fuese extraído y restaurado por especialistas de la Universidad Autónoma de Nuevo León. Actualmente se encuentra depositado en una urna de alpaca y cerámica mexicana protegida por un vidrio opaco.



Un dato de interés es la noticia del hallazgo de un misal, impreso en Sigüenza el año 1552, conservado en la Biblioteca Real de Madrid, donde se recogen a dos columnas unos grabados sobre la decapitación de santa Librada. Dicha información se la debemos a Lafuente, Manuel: Una pequeña aportación a la historia de la imprenta en Sigüenza



Extensión de su culto

No solo en las ciudades de Sigüenza o Bayona se venera a esta santa, sino que su culto se encuentra muy extendido. El caso más emblemático, dentro del ámbito hispánico, es el correspondiente a la ciudad panameña de Las Tablas, donde ejerce el patronazgo y dicen ser poseedores de una reliquia [?] concedida por el arzobispado de Sigüenza; aunque también se venera en Colombia (relacionada incluso con su proceso de independencia), en México, Venezuela, Panamá, Perú, Ecuador etc. como referente devocional debido al influjo de la presencia española en esas tierras.


Como observamos, la figura crucificada de santa Librada la encontramos por diferentes pueblos y culturas. Fuera del ámbito peninsular, y fundamentalmente durante el siglo XIX, su leyenda se ha convertido en un espacio discursivo reorientado hacia su veneración. Veamos un par de ejemplos de imágenes conservadas en México y Los Ángeles:

Albuquerque, New Mexico State University Art Gallery-Sep
Santa Librada, Los Ángeles, The Getty Research Institute
Dentro de la península el culto a santa Librada lo encontramos extendido de forma dispersa. Un ejemplo curioso es su culto en la que fuera iglesia parroquial de Sant Cugat de Rech, templo desaparecido en 1936 a causa de la guerra civil y actualmente reconstruido, aunque reasignado al culto de san Cucufate en Barcelona.


Otro caso verdaderamente curioso son los gozos dedicados a santa Sila, santa que, según la leyenda fue la asistenta encargada por la madre de las nueve hermanas para que las diera muerte arrojándolas al río, siendo a la postre su salvadora al incumplir el mandato


Una misma devoción para diferentes nombres

La misma o parecida leyenda es más o menos común a todas ellas, pero la de santa Wilgefortis es la más asociada a Librada. Otros nombres conocidos son: santa Liberata (España, Italia y Galicia), Santa Eutrópia (Grecia), santa Quiteria (España), santa Livrade (Francia, donde también se la puede encontrar con el nombre de sainte Débarras, con el significado de «desacedora»), santa Comba (Portugal), Uncumber (Inglaterra), Kümmernis (Alemania, con el significado de «tristeza», «dolor» o «ansiedad», Ontcommene (Países Bajos) o Starosta en Chequia.

El más curioso de todos es el de santa Wilgefortis, o la santa barbuda, a la que dedicaré una posterior entrada, y su relación con santa Quiteria o santa Mariña, ligadas ambas a la misma leyenda.

La descanonización

Por decisión del papa Pablo VI, en abril de 1969, se eliminó a santa Librada del santoral junto a otros santos, como san Cristóbal, san Jorge de Capadocia, santa Bárbara, santa Úrsula y otros, sobre cuya existencia histórica se carecía de pruebas. Esta eliminación no ha significado su desaparición devocional, ya que se sigue venerando en muchas localidades, aunque con diferentes nombres: santa Liberada (España), santa Eutrópia (Grecia), santa Liberata (Italia y Galicia), santa Livrade (Francia, donde también se la puede encontrar con el nombre de Sainte Débarras, santa Comba (Portugal), Uncumber (Inglaterra), Kümmernis (Alemania), Ontcommene (Países Bajos) o Starosta en Chequia.

El hecho de que hayan sido removidos del calendario oficial de la iglesia, no quiere decir que se haya prohibido su culto o devoción. Ello iría contra los intereses propios de la iglesia. El proceso de canonización surge a partir del siglo IX como fundamento orientador del mundo cristiano. Hasta entonces, cada parroquia o monasterio podía elegir su propio calendario. La universalidad de determinadas devociones, como no podía ser menos, se sigue manteniendo, pese a su deficit de historicidad, aunque admitida su celebración.

La confusión o el entrecruzamiento de leyendas (ya fuera de forma inconsciente o intencionada) ha asociado a santas dispares por tener elementos legendarios comunes, como ha ocurrido con la identificación de Librada con Wilgefortis o Quiteria, algo sobre lo que nos detendremos en otras entradas.

©Antonio Lorenzo

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