martes, 15 de julio de 2025

La mujer patriota o una escena de Vicálvaro

 
Dentro de la amplia temática en el selvático mundo de los pliegos de cordel, las referencias a acontecimientos históricos, al margen, obviamente, de las diferentes posiciones que se defiendan, también resultan referenciales. En el caso que muestro a continuación, el pliego recrea imaginativamente el comportamiento de una mujer patriótica que intervino en la llamada Vicalvarada del año 1854. Dicha figura recuerda a la mítica Agustina de Aragón, tan activa y seguidora del ejército contra los franceses en su defensa de Zaragoza en la guerra de la Independencia, lo que acrecienta en el pueblo el interés para comprar el pliego. En nuestro caso, se resalta la figura de María la cantinera como defensora y partidaria del levantamiento popular frente al gobierno moderado, reivindicando la libertad y aceptando, incluso, su propia muerte en aras a la defensa patriótica.

Por contextualizar algo el contenido del pliego, el pronunciamiento conocido como La Vicalvarada hace referencia al levantamiento militar protagonizado por O'Donnell en 1854 frente al entonces gobierno nacional. Esta sublevación, tanto civil como militar, frente a los gobiernos moderados durante el reinado de Isabel II, dieron lugar al llamado Bienio Progresista (1854-1856). La revolución liderada por O'Donnell dio paso a numerosos y ambiguos acontecimientos lo que condujo a la reina Isabel II a prescindir de los moderados no teniendo más remedio que nombrar al general Espartero para que presidiera el Consejo de ministros. 

Ello dio lugar a que se imprimieran hojas sueltas de cara a su difusión y venta popular aludiendo a estos acontecimientos y ofreciendo la posibilidad de consultar sus músicas con el pianista del mismo café donde se interpretaban los dúos o canciones recogidas en los pliegos.




El 7 de julio de 1854 se dio a conocer el El manifiesto de Manzanares (Ciudad Real) redactado por Antonio Cánovas del Castillo y firmado por el general Leopoldo O'Donnell, cuyo objetivo no era otro que el buscar una alianza con los partidarios progresistas y con los desencantados de los moderados del régimen isabelino de entonces mediante una regeneración liberal y progresista.

La idea principal del manifiesto se centraba en justificar el pronunciamiento militar de julio de 1854 como el camino a seguir para restaurar un liberalismo reformista y liberal, una descentralización y defensa de los intereses locales y una modernización constitucional regeneradora. El Manifiesto de Manzanares resultó ser todo un referente para el liberalismo español, aunque fue redactado por el entonces joven Antonio Cánovas del Castillo, quien curiosamente fuera, un tiempo más tarde, el propiciador de la restauración borbónica con Alfonso XII, hijo de Isabel II.



El pliego recoge curiosamente y como novedad la referencia a una colección de dúos y canciones que se cantaban en el café del Liceo en la Plaza de Santa Ana donde se menciona una escena de la Vicalvarada protagonizada por la mujer patriota. Hay que recordar que la barcelonesa Plaza de Santa Ana, antes de ser absorbida por la Avenida del Portal del Ángel, y previa a la remodelación de la zona, fue todo un referente de celebraciones y reuniones.

La referencia al Café del Liceo nos remite a la creación en 1837 de una Sociedad Dramática de Aficionados en relación con las artes escénicas en la Plaza de Santa Ana. Ya como teatro, y trasladado a Las Ramblas, se inauguró el 4 de abril de 1847 ubicado en el lugar donde se hallaba el antiguo convento de los trinitarios descalzos de la Rambla. Tras pasar por los dos incendios que lo destruyeron parcialmente, acabó convertido en el Gran Teatro del Liceo de Barcelona como un referente indiscutible de la ópera en la ciudad. A lo largo de su amplia trayectoria se relaciona también con determinados cafés donde se celebraban funciones dramáticas cantos y bailes.

La importancia de estos establecimientos debido a su difusión de coplas y cantares, es importante, pues en muchos de ellos se practicaba la canción andaluza y las primeras incursiones o interacciones sobre sobre la práctica del flamenco en Cataluña. Los escasos datos sobre la actividad de cantaores y bailaores flamencos no debilitan el desarrollo y la importancia de la canción andaluza en Cataluña, similar al de otras provincias, tal y como se rastrea a través de las noticias aparecidas en los periódicos de la época y que merecería una mayor investigación.


El pliego

El pliego procede de la imprenta barcelonesa de C. Miró y su venta en la Casa de José Torras en la calle de La Canuda nº 27.





Para saber más

(Reedición actualizada de la publicación original de 1854)

©Antonio Lorenzo

jueves, 26 de junio de 2025

Coplas graciosas de la viuda y el viudo

 

En los dos pliegos reproducidos, tanto una viuda como un viudo celebran y se alegran por el fallecimiento de su cónyuge.

En el caso de la viuda, tras la muerte de su marido, se fue a cenar con su nuevo esposo y aprovechó el dinero recibido para auto regalarse una nueva indumentaria contraria al convencional luto.

El viudo, por su parte, celebra el fallecimiento de su mujer junto a dos músicos que pasaban por su puerta y tras un lindo baile acudieron juntos a una taberna. Tampoco quiso pagar las misas que se dijeron por ella y se mostró deseoso de que Dios la mantuviera con penas en el infierno.

En este primer pliego no aparece el taller de donde procede ni el año. En el segundo, impreso en Barcelona por los Herederos de Juan Jolis, tras las coplas graciosas se añade la composición Las virtudes de la noche, que conecta temáticamente con los debates o controversias propias de otros pliegos sueltos y a los que he dedicado cierta atención en entradas anteriores.



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©Antonio Lorenzo

miércoles, 18 de junio de 2025

El amante despreciado explica a su dama las virtudes del agua

 

El sugerente grabado que ilustra el primer pliego reproducido representa a un enamorado cortejando musicalmente a su amada que se encuentra asomada en su balcón frente a un jardín con una fuente de las que emanan sugerentes chorros de agua bajo los pies de una escultura en la que dos personajes alzan hacia el cielo lo que se supone el valor del agua.

Tras la exuberante declaración de amor por su dama y recordando las muchas noches que esperó lloviendo y sentado a la puerta de su querida hasta que hiciese su salida, desarrolla toda una retahíla sobre las virtudes del agua como indudable símbolo de fertilidad.

Las virtudes del agua, desarrollada también en otros pliegos, como en el Desafío del agua y del vino, como recurso de controversias o debates, al igual que sucede con las contiendas entre un pobre y un rico, entre la noche y el día, entre un moro y un cristiano, entre la riqueza o la pobreza, etc., guardan estrecha relación temática con conocidos antecedentes literarios tan difundidos en la Edad Media.


Al margen de su relación con la antigua tradición de los debates, lo que parece pretender el pliego es el dotar al agua de un fuerte valor simbólico que puede interpretarse de diferentes formas. Entre otras cosas se da cuenta:

* Juan de Austria gana la batalla naval de Lepanto
* El agua alimenta todo tipo de cereales y plantas.
* Importancia del agua para el aseo, la limpieza y la cocina.
* Importancia del agua en las fuentes y los ríos, así como en el bautismo para los católicos.
* El agua como elemento para ablandar la dureza y que su amada pueda mostrarse más humana y poder retomar la relación tras las metáforas esgrimidas.

El primer pliego fue editado en Madrid en el año 1852 en el taller de José María Marés, y el segundo en Barcelona por los Herederos de la Viuda Pla, sin año, con pequeñas diferencias textuales.




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©Antonio Lorenzo

lunes, 9 de junio de 2025

Quejas y lamentos de un amante desgraciado

 

Reproduzco cuatro pliegos cuyo denominador común reside en que se detallan las quejas y lamentos de un amante desgraciado. El primero de ellos hace hincapié en los placenteros buenos tiempos de la relación con su amada, seguidos de los lamentos de Pablo como consecuencia de la infidelidad de la mujer y acabando el pliego con la muerte del protagonista. Como suele suceder en este tipo de pliegos, aparece un conglomerado de composiciones más o menos dispersas y de autores desconocidos que no suelen guardar relación unas con otras, pero que resulta frecuente el que se agavillen para construir el pliego. 

El primer ejemplo se hallaba a la venta, sin que figure el año, por el conocido distribuidor barcelonés Antonio Bosch, pliego asociado en este caso al taller de José Torras, calle de la Canuda, núm. 27.

El segundo pliego, titulado Lamentos y quejas de un amante en unas glosas muy curiosas queda asignado a la imprenta y librería de Manuel López (y Gimeno) el año de 1814. Dicho impresor valenciano, ya establecido como librero desde 1808 hasta su fallecimiento en 1848, fue también el impresor del Diario de la Valencia del Cid, del Diario mercantil de Valencia y de la Gazeta (sic).

El tercero, con el encabezamiento de Quejas de una ingrata seguido de una segunda parte y unos lamentos de un amante desgraciado, a la venta en casa de Antonio Bosch en la calle del Bou de la Plaza Nueva, número 18, asociado en este caso con la imprenta de Ramírez y Compañía.

Sobre la trayectoria editora de Antonio Bosch, nacido en el municipio gerundense de Tortellá en 1818, abrió su propio negocio en el 1848 y al que trasladó en 1869 a la calle del Bou de la Plaza Nueva en su periodo de máxima expansión. En 1875 lo traspasó a sus sucesores Pedro Vidal y Joan Pera, siendo el primero de ellos el continuador de su actividad impresora.

Por último, reproduzco una hoja doble, procedente de la imprenta barcelonesa de F. Vallés, imprenta más bien de segundo orden y de producción limitada en cuanto a pliegos sueltos respecto a las más conocidas. En ella se recogen las dos partes de las quejas de la ingrata que aparecen en el pliego, pero se omiten los lamentos de un desgraciado.





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©Antonio Lorenzo

miércoles, 28 de mayo de 2025

Diálogo entre un licenciado y una vendedora de avellanas

 

El diálogo que se recoge en el pliego entre un recién licenciado de las quintas con una castiza vendedora de avellanas sugiere diferentes perspectivas. La cabecera del pliego viene a resaltar el protagonismo de la vendedora de avellanas quedando en una especie de segundo plano el diálogo entre el licenciado Perico y la vendedora Manuela. Tras la crítica del licenciado por las frecuentes prácticas llevadas a cabo por los soldados en las quintas, se establece un diálogo con la vendedora de avellanas, a la que, curiosamente, no reconoce en un principio que en tiempos pasados fuera su prometida. Tras los requiebros entre el licenciado y la vendedora mediante galantes halagos y sugerencias, Manuela acaba confesando que ya se encuentra casada a instancias de los deseos de sus padres, pero que nunca olvidó a Perico ni sus antiguos amores. La decepción de Perico le lleva a expresar las prácticas interesadas de las mujeres, a lo que Manuela responde que su marido pronto morirá y entonces podrán casarse, pero que mientras ella siga vendiendo avellanas su marido comerá de las malas y Perico de las buenas. Ante la queja de Manuela por ser víctima de un matrimonio concertado a la fuerza por los padres, Perico se hace eco de las argucias y el orgullo propio de las mujeres para beneficiarse.

En el pliego, al igual que sucede en sus otras impresiones por distintos talleres, no aparece el nombre de su autor, algo característico de estos papeles volanderos. Sin embargo, investigando por internet, he logrado acceder al autor del mismo, cuyo nombre corresponde a Baudilio Pujol, del que no he encontrado ninguna otra documentación. Su nombre aparece en el Boletín Oficial del Ministerio de Fomento, vigente en pleno reinado de Isabel II y correspondiente al mes de junio de 1856. En dicho boletín también se recogía y registraba por entonces la ley de propiedad literaria, donde se daba cuenta de los dramas, zarzuelas, entremeses, comedias o pliegos, así como de sus editores. Estos boletines constituyen una importante documentación testimonial para conocer el nombre de los autores que no suelen aparece en el colofón de los pliegos.
Lista de las obras científicas y literarias remitidas al Ministerio de Fomento por los Gobernadores de provincia en el mes de junio de 1856 para los efectos del Real decreto de 10 de junio de 1847 sobre propiedad literaria.

La referencia al 10 de junio de 1847 es importante, pues es la fecha en la que se promulgó el Real decreto de la primera ley española en recoger y regular la propiedad intelectual. Mediante esta ley se trataba de proteger los derechos de los autores o traductores estableciendo una serie de reglas y condiciones para llevarlas a cabo. Acogiéndonos a dicha ley es como he podido averiguar el autor de los versos del pliego.

Aparte del contenido del pliego, tanto los vendedores ambulantes como los oficios tradicionales fueron una fuente y motivo de inspiración, para ilustrar versos y para dibujantes y grabadores, al que dediqué una anterior entrada el pasado año 2021 para señalar su importancia costumbrista bajo la etiqueta "Canciones y pregones de los vendedores ambulantes".


Estos vendedores, que "gritaban" sus mercancías para atraer a su clientela, no solo en Andalucía, sino también en los barrios madrileños, fueron motivo para ilustrar una colección de calcografías realizadas por el grabador Miguel Gamborino y publicadas con el título de Los gritos de Madrid entre 1809 y 1817, siendo muy apreciadas por los coleccionistas.

En el mundo de los pliegos sueltos también aparece la figura de la avellanera junto a otras vendedoras ambulantes, como la castañera, la buñolera y la jardinera, todas ellas ilustradas con versos, del que entresaco el referido a la avellanera con claras referencias a personajes y a barrios madrileños.


Otro ejemplo de diálogo humorístico, aunque se trata en este caso entre Paco y Manola, vendedora andaluza de castañas, aparece como añadido en un pliego del año 1863 donde figura como autor Enrique Gavarró Mestres, conocido también por sus sainetes.


La figura de la avellanera también se ha utilizado en los ventalls o abanicos en Cataluña donde se aprovecha la misma xilografía de Josep Noguera en el pliego suelto por pertenecer a la misma casa editora, aunque con versos diferentes.


La avellana, distribuida por los vendedores callejeros, se asocia también con aspectos eróticos mediante metáforas de doble sentido y no siempre fáciles de interpretar, aunque amparándose en una aparente e inocente forma de anunciarlas mediante una forma de ambigüedad desenfadada. La avellana se asocia a la cáscara dura que protege un interior jugoso, lo que viene a sugerir y a simbolizar la fuerza y el vigor sexual. El árbol del avellano, cuyos frutos se producen una temprana edad, se asocia su maduración en refranes aludiendo al santoral del calendario o en coplas desgajadas de cantares populares. La venta callejera, donde se grita y exalta el producto de una forma aparentemente neutral, esconde de forma ambigua referencias a asociaciones placenteras respecto a frutos como a las almendras o  piñones.

El mismo Lope de Vega, en su obra El villano en su rincón incluye una alusiva copla cantada por las vareadoras de aceitunas aprovechando un momento de descanso:

Deja las avellanicas, moro,
que yo me las varearé,
tres y cuatro en un pimpollo
que yo me las varearé.

En coplas desgajadas de cantares también se utilizan las avellanas a modo de galanteo y de incitación amorosa, lo que recuerda la costumbre de arrojar arroz a los recién casados para desearles felicidad.

Ese que me está tirando
al delantal avellanas,
parece que quiere ser
cuñado de mis hermanas.

Otras frases representativas se dedican a minusvalora a la mujer:

* La mujer es como la avellana, la más hermosa suele venir vana
* Las avellanas malas hacen más ruido que las sanas
* La avellana mala rompe los dientes y no quita la gana.
* Como sé que te gustan las avellanas, por debajo la puerta te echo las vanas

La avellana como acertijo:

Ave es mi nombre,
llana mi condición,
si no lo aciertas,
eres un gran simplón.

¿Cuál es el ave que tiene la panza llana?

Soy ave y soy llana, pero no tengo pico ni alas 

El pliego 






©Antonio Lorenzo