domingo, 30 de enero de 2022

De almanaques, calendarios y predicciones [V]


El periodismo español del siglo XIX, a raíz de la libertad de imprenta de 1808, constituye toda una amalgama de información indispensable, no solo para adentrarse en el conocimiento de los cambios políticos, sino también como soporte cultural en un amplio sentido, así como el avance de su trayectoria humorística y sarcástica.

Mi interés se centra especialmente en el contenido de los efímeros almanaques por parte de distintos periódicos que solían regalarse a los suscriptores de cara al próximo año, como sucede con el periódico El Cascabel.  
«Este periódico, que lleva dos años de publicación, se distingue por la amenidad y la moralidad de su lectura.
Cuesta la suscrición por tres meses 6 rs.; los que suscriben por seis meses ó un año hasta fin de octubre de 1865, reciben gratis este Almanaque».

Los almanaques gozan de interés por sí mismos, campo no muy tenido en cuenta por los estudiosos, en el sentido de que participan transversalmente del periodismo, la literatura, el entretenimiento y lo visual. El primer número del periódico El Cascabel apareció en 1863 editado en Madrid, aunque con diversas periodicidades hasta su desaparición en 1877.

Cabecera del primer número del periódico

Aunque resulta algo extenso, creo que merece la pena recorrer las intencionales propuestas y características apuntadas en este primer número:

Este periódico, mejor dicho, papel público, sale cuando puede, como puede y por donde puede, y esto si Dios quiere y el alcalde.
No tiene días fijos para su publicación, por la sencillísima razón de que nadie los tiene en el mundo, y es una gran tontería, que solo cabe en cabeza humana, decir: «Mañana salgo, mañana entro....›› sin tener en cuenta lo eventual de la vida mortal.
Este periódico no admite suscripción en Madrid, primero, porque no le da la gana, y segundo, porque a nadie quiere preguntar cómo se llama, donde vive, ni cuántos años tiene.
Este periódico tiene el color del papel en que se imprime, y no tiene ninguno de los colorines de la política, porque la política no le importa un rábano ni un pito, mientras la política sea una feria, de la que cada cual habla según le va en ella.
Este periódico es chico, y no es grande, porque es bueno, (que no ha de ser El Cascabel el único que tenga modestia, hoy que nadie la usa), y de lo bueno no se puede dar mucho por dos miserables cuartos.
El Cascabel será un periódico festivo, esmeradamente hecho, decorosamente escrito y oportuno sobre todo, y su objeto principal será hacer reír, lo que es mucho más difícil que hacer llorar.
Los maridos desgraciados, los ensuegrados, las solteronas, las feas, las niñas que tengan pasión de ánimo, los enfermos del alma y del cuerpo, los que desesperan esperando que vuelvan los suyos, las víctimas de los prestamistas, todos aquellos, en fin, que estén en disposición de coger el cielo con las manos, deben comprar El Cascabel, y hallarán alivio y consuelo.
El Cascabel fotografiará los tipos de la sociedad moderna, que los hay en abundancia, y soberanamente ridículos, comentará todos los hechos, todos los dichos, tomará acta de todas las grandes cosas, así como de todas las grandes tonterías contemporáneas, publicará semblanzas, cuentos, chascarrillos, poesías, críticas, charadas, novelas y artículos de costumbres de escritores nacionales (no milicianos) y extranjeros.
Este periódico se diferencia de los periódicos de grandes proporciones que se publican en la corte en lo siguiente:
En que no hace la oposición al ministerio, ni a los perros con bozal o sin el.
En que no es ministerial de otro Gobierno más que del de las amas de idem, que suelen ser guapetonas y frescachonas.
En que no se meterá con La Correspondencia de España.
En que solo hablará de lo que entienda, y no se expondrá a decir cada disparate que cante el Credo
En que no andará a la greña con sus colegas, como suelen hacer los hombres públicos, que parece tienen deseo de igualarse con las mujeres idem.
En que conocerá los defectos de sus amigos como los de sus enemigos, y dará a cada cual lo que le corresponda.
Y basta lo dicho para que se comprenda que El Cascabel, aunque costará dos cuartos, será un periódico que no tenga precio.
¡Y ahora, el que lo quiera lo toma y el que no lo deja!
El año 1866, que es el dedicado al almanaque por el periódico El Cascabel, es un ejemplo más de las publicaciones satíricas del periodo isabelino para 1866, al que le quedaban dos escasos años para que el triunfo de La Gloriosa, obligara a la reina a marcharse al exilio. 

Al igual que otras publicaciones de corte satírico de la época, tuvieron que ir sorteando las leyes de prensa vigentes. Tanto El Cascabel, como el también muy conocido Gil Blas, firmaron un manifiesto contra el proyecto presentado en marzo de 1865 por el entonces ministro de la Gobernación Luis González Bravo, proyecto que no logró salir adelante.

Los periódicos de corte satírico que trataban de introducirse en el mercado lector de aquellos años pretendían erigirse como avanzadilla de opiniones colectivas mediante el recurso de la sátira, acompañada de dibujos y caricaturas de situaciones y de personajes públicos conocidos. Los almanaques que editaban los periódicos no dejaban de ser un reclamo de uso anual para favorecer la suscripción y promoción del periódico editor.

Tras el juicio del año, propio de todo almanaque, recojo algunas de las imágenes acompañadas de textos alusivos.













©Antonio Lorenzo

martes, 25 de enero de 2022

De almanaques, calendarios y predicciones [IV]

Librería de los editores Gaspar y Roig en la madrileña calle del Príncipe

El 15 de enero de 1857 apareció el primer número de la revista El Museo Universal que prolongó su andadura hasta el año 1869. La revista fue quincenal en un principio pasando posteriormente a ser semanal a partir de 1860 en números de ocho páginas y a tres columnas como periódico de ciencias, literatura, artes, industria y conocimientos útiles e ilustrado por los mejores artistas españoles con profusión de láminas y grabados. Su finalidad era de tipo enciclopédico literario y no político, a diferencia de los numerosos periódicos que circulaban por entonces.

La casa editorial y editora de la revista se fundó en 1845 por el grabador y empresario José Gaspar y Maristany junto a José Roig Oliveras constituyendo una importante y avanzada casa editorial de absoluta referencia en la segunda mitad del siglo XIX. Su rico fondo está compuesto por una gran variedad de temas que iban de lo religioso a lo jurídico junto a obras de carácter histórico, diccionarios, manuales y novelas. La colección Biblioteca Ilustrada de Gaspar y Roig supuso un avance fundamental tanto en la edición como en la difusión de sus de obras editadas. Tras el fallecimiento de José Roig, la casa pasó a denominarse Gaspar Hermanos y, desde 1874, Gaspar editores. Tan solo 7 años después desaparecía la editorial, habiendo sido una de las más importantes del siglo XIX.

Desde el primer número de la revista El Museo Universal en 1857 supuso todo un avance progresista intelectual por la cantidad de colaboradores y autores destacados entre los que se encontraban los hermanos Bécquer, Pedro Antonio de Alarcón, José Zorrilla, Gaspar Núñez de Arce, Francisco Pi y Margall y tantos otros.

En sus primeros años de vida jugó un papel relevante su director, Nemesio Fernández Cuesta, por la gran cantidad de artículos resumiendo la actualidad social y artística. De obligada referencia es el desarrollo de las ilustraciones y dibujos que acompañan toda su trayectoria con reconocidos ilustradores y dibujante como Francisco Ortego, Bernardo Rico, Daniel Urrabieta, etc.

En esta entrada quiero detenerme y prestar la atención que se merece el Almanaque Literario de El Museo Universal para el año 1862. La famosa revista decidió editar y regalar a sus suscriptores un almanaque para el 1862 junto a unos billetes de rifa para tres cuadros de regalo, siempre y cuando los suscriptores estuviesen al día de los pagos y habiendo renovado su suscripción. La noticia del regalo del almanaque literario para todo el año entrante ya vino recogida en el número publicado el 1 de diciembre de 1861 acompañada de esta una curiosa y satírica ilustración como reclamo.


Las ilustraciones que aparecen en el almanaque, al igual que las incluidas en la revista matriz, no dejan de ser un complemento significativo de la oferta cultural de entonces y que gozan de un indudable interés para la historia visual, gráfica y cultural de nuestro país.

Las ilustraciones constituyen un recorrido transitorio o pasajero, pero de interés para comprender y contextualizar lo sucedido en su combate contra el olvido. Atando los cabos de la memoria que iluminan las imágenes antiguas se nos impulsa a rescatar un pasado lejano de lo que en su día fue tal vez un acontecimiento memorable que merece ser redescubierto desde el presente. Lo efímero de la imagen se convierte en un aliciente para configurar y esclarecer una época de acontecimientos que no vivimos pero que no dejan de ser un legado para su estudio e interpretación.


En las variadas ilustraciones incluidas en el almanaque aparecen referencias a la presencia de moros en Madrid, algo que merece una contextualización de los acontecimientos históricos de aquel año ya que aún se hallaban muy presentes las consecuencias del primer conflicto contra el imperio marroquí (1859-1860).

El primer gran combate entre los dos ejércitos se produjo el 1 de enero de 1860, conocido como la batalla de los Castillejos, lo que supuso la primera victoria de las tropas españolas, continuada por la toma de la plaza de Tetuán y posteriormente por la victoria en la batalla de Wad-Ras. El 26 de abril se firmó el Tratado de Wad-Ras donde España se declara vencedora de la guerra, obteniendo una serie de compensaciones económicas y políticas lo que puso fin a esta primera etapa de los conflictos de España con Marruecos.

Es a finales de 1861 cuando se publicó el almanaque para el año 1862 en la etapa de la conocida como Unión Liberal, en pleno reinado de Isabel II, que estuvo presidida por Leopoldo O'Donnell desde el 30 de junio de 1858 hasta el 2 de marzo de 1863.

Tras la firma del tratado de paz, Muley-el Abbas, hermano del nuevo sultán de Marruecos Sidi Mohammed Ben Abderrajman, acudió en 1861 a Madrid para reunirse en recepción con la reina Isabel II donde le ofreció numerosos regalos. La presencia de la llegada a Madrid de la comitiva marroquí y la recepción de la reina Isabel II el 6 de octubre de 1861, se recogió en estas ilustraciones en la misma revista El Museo Universal.

El tratado de comercio celebrado entre España y Marruecos fue firmado en Madrid el 20 de noviembre de 1861.



El dibujante y litógrafo francés del siglo XIX Gustave Janet (1829-1898), también ilustró la recepción de Isabel II a la comitiva de Muley-el-Abbas que fue publicada en la prensa extranjera.


Es en este contexto donde hay que enmarcar estas curiosas ilustraciones del almanaque donde adquieren protagonismo los moros que vinieron en comitiva a Madrid donde en sus andanzas aprovecharon para visitar circos, museos y teatros que fueron dibujadas con intencional sesgo humorístico.

Tras ellas, reproduzco el almanaque profético para damas y galanes, predicciones propias de un almanaque y, a continuación, incluyo dos pliegos sueltos de cordel donde se recogen las supuestas conversaciones entre Muley-el Abbas y el emperador de Marruecos, donde el primero exalta de forma laudatoria los valores del ejército adversario.







El almanaque incluye también las previsiones para damas y galanes dependiendo de su mes de nacimiento.



Pliegos de cordel

Los dos pliegos reproducidos solo se entienden si tenemos en cuenta estos primeros acontecimientos conflictivos entre España y Marruecos. Bajo la forma de pasillo, consistente en una breve pieza dramática dialogada, de estructura sencilla y en un solo cuadro, el califa Muley-el Abbas, consciente de la inferioridad de las tropas marroquíes en su enfrentamiento con las tropas españolas, alaba ante el emperador marroquí las virtudes del ejército español en cuanto a su disciplina, destreza, orden y valentía, así como la conveniencia de pactar la paz con España. En el segundo pasillo se ratifica el tratado de paz contra las insurrecciones de algunas cabilas rifeñas y se alaba el pacto acordado.

Obviamente son pliegos propagandísticos para exaltar la grandeza de España y la conveniencia de los tratados ante sus populares lectores.

Dentro del entramado complejo en las diferentes fases del conflicto, estos pliegos vienen a corroborar una de las visiones laudatorias y tozudez sobre el honor nacional en estos primeros acontecimientos, no siempre compartidos ideológicamente por su intencionalidad y vertientes documentales por sus contemporáneos, si nos atenemos a los planteamientos desarrollados por novelistas sobre esta primera perspectiva literaria, algo que nos llevaría muy lejos de la mera intención expositiva de este blog en cuanto a reivindicar la importancia de la literatura popular impresa como fuente auxiliar del conocimiento histórico y de escasa atención por parte de los investigadores hasta fechas relativamente recientes.









©Antonio Lorenzo

domingo, 16 de enero de 2022

De almanaques, calendarios y predicciones [III]


Los vínculos entre los antiguos almanaques y los pliegos de cordel no han merecido la debida atención por parte de los investigadores. En esta entrada pongo en conexión antiguos almanaques con un pliego suelto, editado repetidamente, donde se exponen las peregrinas profecías de un tal Bug de Milhas.

¿Quién fue ese extraño profeta de los Pirineos conocido por Bug de Milhas? Pues bien, se conocen datos y referencias contradictorias y ambiguas sobre este eremita, visionario y profeta de los Pirineos, que dio a conocer unas incongruentes profecías en la segunda mitad del siglo XVIII donde se incluyó a España.

La procedencia de este eremita se sitúa en Milhas, una población de la región de Cominges (Pirineos franceses). 

Las disparatadas profecías

Las primeras informaciones que conocemos sobre el visionario Bug, su muerte y sus últimas profecías, creo que se encuentran precisamente en los almanaques de los que daré noticias tras la reproducción del pliego suelto dividido en dos partes para dar una mayor sensación de consistencia y autenticidad.

Obviamente, las circunstancias y vaticinios que rodean a este extraño personaje llamado Bug son todo un "bluf", es decir, un estrafalario montaje propagandístico y falto de fundamento donde se esconden intereses comerciales, ideológicos o de otro tipo.

El propio nombre de Bug ya resulta extraño por sí mismo, ya que no se asocia a un nombre o uso conocido, ya sea en español o en francés, aunque si nos atenemos al concepto inglés se refiere a una imperfección, error, fallo o defecto inesperado.

Se dice que cuando murió se encontraron en su cabaña unos rollos de papeles escritos en diferentes idiomas, incluido el árabe, donde se anotaba su última profecía.

Entre las más conocidas predicciones atribuidas al profeta de los Pirineos se encuentra la predicción de la revolución francesa de 1789, la invasión francesa en España por Napoleón, aunque el vaticinio con mayor repercusión en el tiempo es el referido a la llegada de un Gran Monarca o Caudillo del Tajo. Su procedencia del Tajo, sin más especificidad, lo identifica a modo un gran guerrero, valiente como el Cid y religioso como Fernando III el Santo. Este Gran Monarca, a quien se alude también en otras muchas profecías por santos o videntes, será quien se enfrente y venza al anticristo, expulsando la maldad y estableciendo la felicidad del género humano. Eso sí, será español y vendrá del Tajo.

Si el lector goza de paciencia para leerlas se dará perfecta cuenta desde el comienzo de las estrafalarias y descabelladas profecías que se auguran. Pero de todas ellas, la que más llama la atención, por la repercusión en organizaciones con ideología de extrema derecha y las asociaciones que creen ver en la creencia de la llegada de un gran líder como redentor.

Según las profecías, España ha sido siempre tierra de caudillos, de líderes carismáticos con acentuado patriotismo, defensores de los españoles frente a todo tipo de amenazas externas o internas y encarnando la esencia de la raza. ¿Cuándo surgirá ese caudillo? Las corrientes ideológicas de la extrema derecha católica barajan diversos nombres sobre quién de ellos encarnará al Gran Monarca que reinará en España y en Francia, con algunas inconsistentes sugerencias de nombres vinculados a los rescoldos del carlismo apoyados en la idea de que España es la gran reserva espiritual del mundo.

Es este un claro ejemplo de la interacción entre los almanaques y los pliegos de cordel. Tras reproducir el pliego, editado en Barcelona y a la venta en Casa de Llorens, en 1863, expondré antecedentes de su recorrido según se recogen en distintos almanaques anteriores a la publicación y difusión del pliego suelto.





Portada del reimpreso en Zaragoza por C. Juste y Olona (1857)

Portada del editado en Barcelona por la imprenta La Llana, s.a.

Referencias en los almanaques de los años 1843, 1844 y 1849

Estas profecías ya aparecieron incluidas en los almanaques a los que me refiero a continuación.

En el almanaque para el año 1843 se incluye la primera parte de las profecías tal y como aparecen en el pliego veinte años más tarde




Tras esta primera parte se añade en el almanaque:
«Esta profecía es sin contradicción la más curiosa de todas. En ella se anuncia una guerra europea, la destrucción de Inglaterra, y la reducción de la inmensa población de París a una mísera aldea. La España es la que mejor librada sale de este vaticinio, pues dice que gozará de tranquilidad y ventura: buena falta nos hace. La última parte de la profecía debe consolarnos en gran manera de los males que antes predice, porque nos manifiesta que el mundo se verá libre de tiranos, que reinará una paz universal, y que todos los hombres vivirán en fraternal unión.
   En 1844 os diré si Bug de Milhas ha acertado en su pronóstico; pero hasta entonces tal vez el cuerpo de este profeta reposará para siempre en el cementerio de Cominjes».
En el almanaque para el año 1844 se recoge la segunda parte anunciada en el almanaque del año anterior, que se corresponde también con la publicada en el pliego.




En el año 1849 aparecen también referencias a las profecías de Bug en esta Colección de todas las profecías de más nombradía.




Pero es en esta última publicación, que sepamos, donde se amplifica y se añaden más noticias de las incongruentes profecías de Bug que se encuentras recogidas en el llamado Álbum universal, que contiene lo mejor, más útil e indispensable del saber humano, editado en Madrid en 1849. En su "Cuadro noveno" se hace referencia a los almanaques anteriores y se recogen toda una sarta de consejos discursivos y disquisiciones morales que no aparecen en los pliegos sueltos pero que se dicen entresacados de un fabuloso libro escrito en griego por el profeta donde dicta una serie consejos y proverbios.

Tras dudar si entresacar y reproducir enteros estos consejos del falso profeta, he decidido reproducir todos ellos ajustando la iluminación, el contraste y el color fondo para facilitar su lectura, entendiendo el interés que ello conlleva de cara a la llamada memoria e historia cultural.











La influencia de las profecías del ermitaño de los Pirineos ha logrado mantenerse entre nosotros hasta fechas recientes reinterpretando el discurso profético según su conveniencia política, religiosa o ideológica. Caso relevante es el del sacerdote Enrique López Galuá (1888-1977), quien fuera primero arcipreste y párroco de Ribadeo (Lugo). Posteriormente, el papa Juan XXIII le concedió en el año 1959 el título de monseñor nombrándolo su prelado doméstico y Camarero Secreto Supernumerario. Su libro Futura grandeza de España, según notables profecías, publicado por la editorial Moret en La Coruña, reeditado y aumentado en posteriores ediciones, es una recopilación de visionarios, profetas e iluminados con la común idea de que España será faro y guía mundial en el prometedor futuro, restableciendo el orden, naturalmente ligado a Franco, que acababa de ganar la guerra el mismo año de su primera edición en 1939.

Todo ello se entronca con las interpretaciones apocalípticas en aras al restablecimiento del orden y combatir al enemigo político más allá de los límites de la razón.


Sobre la interpretación de las profecías del falso eremita se apunta en el libro:
«Tenemos, pues, plenamente confirmado todo cuanto de la guerra civil española ha vaticinado el santo Ermitaño de los Montes Pirineos. Lucha denodada, provocada por la tempestad de los partidos, que rompieron, unos contra otros, en choque terrible, de muerte. Dirección extranjera de la guerra por parte del bando que se titula gubernamental. Ríos de sangre en los extensísimos frentes y en la retaguardia roja, en que las víctimas caen por decenas de millar. Tesoros sin cuento robados por la voracidad roja, siendo transportada al extranjero toda la riqueza nacional mueble y siendo destrozada la inmueble. Millares y millares de edificios destruidos, y reducción a escombros de poblaciones enteras. He ahí los frutos de la guerra, anunciados por Bug de Milhas hace cien años y cuya predicción se está cumpliendo al pie de la letra».
Por si quedaba alguna duda, el libro concluye con el siguiente párrafo:
«Y como expresión la más vigorosa del entusiasmo religioso, patriótico y disciplinado de todo nuestro ser, con nuestro cuerpo marcialmente erguido y la mirada puesta en el porvenir venturoso, brazo en alto, gritemos:
¡DIOS! ¡ESPAÑA! ¡FRANCO!»

 ©Antonio Lorenzo