Continúo con los testamentos burlescos donde se incluye la fórmula apúnteme usted, señor escribano, recogida como refrán, como integrante de algún cuento tradicional o como canción o recitado en cancioneros folklóricos recogidos por tradición oral o bien en pliegos de cordel.
En el caso de los pliegos de cordel reproduzco uno de ellos donde se incluye el siguiente testamento que hizo la mona a su hermana. El título del pliego no parece que tenga nada tiene que ver con el testamento transcrito, en cuyo encabezamiento se dice: [Relación burlesca de un lance que sucedió en la ciudad de Toledo con un fraile de un convento que llamaban de los Padres Aceiteros por recrear a una mona en su aposento para su diversión: se refiere el chasco que vino a darle, con lo demás que verá el curioso lector]. El testamento final más bien parece un elemento de relleno, si bien Pilar García de Diego, en su clásico estudio El testamento en la tradición [Revista de Dialectología y Tradiciones Populares, X (1954)] lo considera "una refundición de anteriores versiones, porque el tema de legados fantásticos, que el testador reconstruye imaginativamente sobre unas pobres ruinas, es muy antiguo en la tradición".
En el caso de los pliegos de cordel reproduzco uno de ellos donde se incluye el siguiente testamento que hizo la mona a su hermana. El título del pliego no parece que tenga nada tiene que ver con el testamento transcrito, en cuyo encabezamiento se dice: [Relación burlesca de un lance que sucedió en la ciudad de Toledo con un fraile de un convento que llamaban de los Padres Aceiteros por recrear a una mona en su aposento para su diversión: se refiere el chasco que vino a darle, con lo demás que verá el curioso lector]. El testamento final más bien parece un elemento de relleno, si bien Pilar García de Diego, en su clásico estudio El testamento en la tradición [Revista de Dialectología y Tradiciones Populares, X (1954)] lo considera "una refundición de anteriores versiones, porque el tema de legados fantásticos, que el testador reconstruye imaginativamente sobre unas pobres ruinas, es muy antiguo en la tradición".
Comentaba en la entrada anterior que la popularidad de este testamento burlesco alcanzó incluso la gran pantalla. En efecto, la famosa actriz Rita Hayworth interpretó (doblada su voz, al parecer, por Anita Ellis) un inclasificable Hermanito de mi corazón. La película Los amores de Carmen, basada en la célebre obra de Prosper Mérimée, la protagonizó junto a Glenn Ford en 1948.


A través del siguiente enlace se puede contemplar y escuchar la interpretación de Rita Hayworth en forma de tanguillo de Cádiz.
https://www.youtube.com/watch?v=cqW8E_HDwjM
Hermanito de mi corazón,que ya tú sabrás que me estoy muriendo,y te “pío” y te encomiendoque llames a un escribano,también a mi primo hermano.Quisiera hacer testamento,como esos payos con fundamento,apúnteme usted señor escribano,apúnteme usted señor escribano.Lalalú, lalalú, lalalú, lalalú, lalalú.Lalalú, lalalú, lalalú, lalalú, lalalú.Apúnteme usted una cortinaque por “ca” agujero cabe una vecina;apúnteme usted señor escribano.Apúnteme usted una escopeta,que no tiene llave, cañon ni baqueta;apúnteme usted señor escribano,apúnteme usted señor escribano.Lalalú, lalalú, lalalú, lalalú, lalalú.Lalalú, lalalú, lalalú, lalalú, lalalú.Apúnteme usted un olivar,que no se ha sembrado ni se sembrará;apúnteme usted señor escribano.Apúnteme un cuadro “rompío”que ya ni Dios sabe el santo que ha “sío”;apúnteme usted señor escribano,apúnteme usted señor escribano.Apúnteme usted señor escribano:cubiertos de oro,cubiertos de plata,mantones "bordaos",con flores de seda,dos copas de anís,dos copas de vino,una noble gitanaque mucho me quiera.Lalalú, lalalú, lalalú, lalalú, lalalú.Lalalú, lalalú, lalalú, lalalú, lalalú.
También el controvertido cantante Miguel de Molina interpretó en la década del 40 del pasado siglo un llamado Testamento del gitano, que puede escucharse a través de este enlace:
¡Ay! manito de mi corazón
que ven a mi verita
que me estoy muriendo,
y yo te pío y te encomiendo
que llames a un escribano
y también a mi primo hermano,
porque quiero hacer testamento
como esos payos con fundamento.
Apúnteme usted, señor escribano,
apúnteme usted:
¡Ay! apúnteme usted un olivar
que ni se ha sembrao ni se sembrará;
apúnteme usted, señor escribano,
apúnteme usted.
Apúnteme usted un camisón
que no tiene cuello, puños ni faldón;
apúnteme usted, señor escribano,
apúnteme usted.
Apúnteme usted un San Lorenzo
que se me fue el santo
y se ha quedado el viento;
apúnteme usted, señor escribano,
apúnteme usted.
¡Ay! apúnteme usted una pistola
que ve a los civiles y dispara sola;
apúnteme usted, señor escribano,
apúnteme usted.
Apúnteme usted tres gallinas
que son más decentes que toas mis vecinas;
apúnteme usted, señor escribano,
apúnteme usted.
Apúnteme usted cinco duros
que si me los presta me sacan de apuros;
apúnteme usted, señor escribano,
apúnteme usted.
¡Ole, tacatán tacatán!
Tirirí tirirí tirirán tacatán,
¡se acabó!
La expresión formulística apúnteme usted, señor escribano traspasó fronteras y llegó a América. Prueba de ello son las diferentes versiones que han sido recogidas en distintos países, como en México y en el sur de Estados Unidos. Un ejemplo de ello es este Testamento del negro recogido en la isla de Cuba
apunte u’té con la pluma en la mano;
apunte u’té unos pantalones
que no tienen ojales ni tienen botones;
apunte u’té unos calzoncillos
que no tienen pretina ni tienen fondillos;
apunte u’té una camiseta
que no tiene pechera ni tiene faldeta;
apunte u’té unos zapatongos
que hace quince o veinte años que no me pongo;
apunte u’té el sillón de Agustín
que no tiene espaldar ni tiene balancín.
El ilustre investigador asturiano Constantino Cabal, recoge en su libro Las costumbres asturianas. Su significación y sus orígenes [Talleres Voluntad, Madrid, 1925, pág. 130], la finalidad carnavalesca de este tipo de testamentos de pobres, como el que recoge del entierro de la sardina.
-Pa'l entierro de la sardina,
que murió de golosina...
Para don José Menéndez
un peral que dé figos
y un figal que dé peres.
El coro comenta así:
-Apúntelo usté, señor escribano:
apúntelo usté con la pluma en la mano,
tintero y papel.
Y el llorón, con la boca o la "turulla":
-U-u-u-uh...!
En seguida nueva manda:
Para don Pedro Montoya
un tiro de tres caballos
que por todas las pendientes
vayan desbocados...!
Y el coro, con tono fúnebre:
-Apúntelo usté, señor escribano:
apúntelo usté con la pluma en la mano,
tintero y papel.
Y el de la "turulla":
-U-u-u-uh...!
Rastreando por algunos cancioneros folklóricos reproduzco dos ejemplos más sobre este tipo de testamentos.
El primero de ellos recoge una versión de Herrera del Duque (Badajoz) incluida por Bonifacio Gil en su Cancionero popular de Extremadura, Tomo II, [Badajoz, Excma. Diputación, 1956, nº 150, pág. 81.]
Madre, que m’ ehtoy muriendo,que venga el notario a hacer tehtamento.Vaya uhté apuntando,señor ehcribano,vaya uhté apuntandocon la pluma en la mano.Apunteme uhté un olivá(r)que no se ha plantado ni se plantará.Apunteme uhté una butacaque no tiene asiento ni ehpalda ni pata(s).Apunteme uhté un catre de acero,le faltan lah patas y el barrón de en medio...Apúnteme uhté un colchón,por cada agujero le cabe un melón...Apúnteme una sabaniyaque no l’han quedado máh que las oriya(s)...Apúnteme uhté un cobertó(r),que cuando me arropo me arrizo del tó...Apúnteme uhté un almiré(z),que por cá abujero le cabe una nue(z)...Apunteme uhté un crucifijo,que ni Dioh conoce el Santo que ha sido...
El segundo, procede del Cancionero popular de la provincia de Santander, de Sixto Córdova y Oña [Libro III, Artes Gráficas Aldus, Santander, 1952, nº 173, pág. 188].
Cuando el señor Domingo se fue al hospital,
al señor escribano mandólo llamar.
Bien, bien, bien.
Luego que hubo llegado, mandólo sentar,
y de aquesta manera comenzólo a hablar.
Bien, bien, bien.
Apúntelo usted, bien, señor escribano, bien,
que dejo a mi hermano, bien,
unos pantalones, bien,
que no tienen tela,
forro ni botones.
Apúntelo usted, señor escribano,
apúntelo usted,
con la pluma en la mano,
tintero y papel.
¡Bien, bien, bien!
Apúntelo usted, bien,
que dejo a "fulano", bien,
unos zapatos, bien,
que por cada boca
se ríen del amo.
Apúntelo usted...
Apúntelo usted
que dejo a "Joaquina"
una mantillina,
cosa muy extraña,
que es toda tejida
con tela de araña.
Apúntelo usted
que dejo a "Fulana"
seis sacos de harina,
los tres boca abajo
y tres fondo arriba.
Apúntelo usted
que dejo a mi primo
un gorro de copa
que era de mi abuelo
cuando fue de tropa.
Apúntelo usted
que dejo a mis hijos
un melonar
que no se ha sembrado
ni se sembrará.
©Antonio Lorenzo