viernes, 30 de diciembre de 2022

Antes del fin de año se los llevará el diablo

 
⚠️¡Atentos!, ya que según los pliegos editados en pleno reinado de Isabel II a muchos les quedan pocas horas para que se los lleve el diablo.









©Antonio Lorenzo

martes, 27 de diciembre de 2022

El dibujante Francisco Ortego y la Navidad

 

Mencionar el nombre de Francisco Ortego (Madrid, 1833-Bois-Colombes, París, 1881) nos remite a un extraordinario dibujante y caricaturista español al que debemos un reconocimiento memorístico y emocional por su merecida e impresionante obra, aunque olvidado en los tiempos actuales, y que desgraciadamente murió fuera de España y en la miseria.

Innovador por su forma de concebir el dibujo, colaboró prolíficamente como dibujante en numerosas publicaciones de la época con fina ironía y como agudo observador de las costumbres, siendo entre las más conocidas: el semanario ilustrado El Museo Universal; dibujante y colaborador como corresponsal de guerra de la famosa obra literaria de Pedro Antonio de Alarcón Diario de un testigo de la guerra de África (1860), aparecida primero en fascículos y recopilados posteriormente en libro por la célebre editorial Gaspar y Roig; en El Cascabel (1863); en la revista satírica Gil Blas, publicada desde finales de 1864; en El Siglo Ilustrado, donde comienza a representar de forma oronda a la reina Isabel II tras su exilio a Francia en 1868; como ilustrador de almanaques y pionero dibujante de los primeros carteles publicitarios conocidos en España patrocinados por la empresa chocolatera de Matías López en 1871. En dicho año decidió trasladarse a Francia debido a la mala situación económica de su familia y a su decepción por la nueva restauración de la monarquía con la inesperada figura del rey Amadeo de Saboya. A pesar de su reconocido talento se trasladó a París tratando de mejorar su futuro. Debido a su carencia de recursos económicos se desplazó en el que fuera su último año de vida a Bois-Colombes, pueblo cercano a París. Allí permaneció hasta su triste fallecimiento en 1881, aquejado de tuberculosis y con apenas 48 años, el insigne dibujante sin haber logrado mejorar su precaria situación económica.


Sus dibujos y caricaturas, como formas de literatura y de lectura gráfica, nos aportan de forma expresiva todo un conjunto de referencias que nos ayudan a entender o a interpretar el contexto situacional que formulan y donde en cada ilustración se refleja el ambiente sobre la vida cotidiana de mediados del XIX, dibujando a vendedores, tipos madrileños en plazas y esquinas, ferias y diversiones, etc., a lo que se une la visión y la intencionalidad de su creador. A través de sus recreaciones nos ofrece todo un paisaje de situaciones, personajes y lugares propios asociados a un costumbrismo, preferentemente de ambiente urbano, mediante sus ilustraciones gráficas.

No es este el lugar ni el sitio adecuado para trazar siquiera un recorrido por tan magna obra, de la que me limito a rescatar algunos de sus dibujos en relación con la Navidad, donde cada uno de ellos merece un recorrido por los detalles que aporta y que nos traslada a todo un imaginario colectivo de mediados del siglo XIX.

Esta pequeña muestra de dibujos relacionados con la Navidad proviene en su mayor parte de lo recogido en el álbum que sobre este insigne dibujante editó en Madrid, Gaspar Editores, en 1881, empresa en la que Ortego colaboró durante años en buena parte de su producción gráfica. Dicha empresa, el mismo año de su fallecimiento y como homenaje a quien fuera su ilustre colaborador, editó el álbum reseñado donde se recoge una pequeña muestra de tipos y escenas populares de su producción gráfica entre 1857 y 1868 para ayudar con los beneficios de su compra a la familia del fallecido. A todo ello se unió la iniciativa de algunos artistas españoles creando una suscripción para sufragar en parte los gastos de su entierro y atender en lo posible a las necesidades familiares por la pérdida de tan genial artista que nos ilustró visualmente con sus chispeantes e inolvidables caricaturas y dibujos.








Para finalizar este pequeño recorrido y recordatorio de la figura de Ortego adjunto el dibujo realizado por su amigo Pellicer donde recoge la triste escena del exterior de la casa mortuoria de Ortego y que apareció en la revista La Ilustración española y americana del 8 de noviembre de 1881.

©Antonio Lorenzo

sábado, 24 de diciembre de 2022

Villancicos que se han de cantar en la Santa Iglesia Magistral de Alcalá de Henares

 

En la Santa Iglesia Magistral de Alcalá de Henares se cantaron en 1798, con motivo del nacimiento de Jesús, los villancicos cuyos textos reproduzco más adelante. La Iglesia Magistral (denominada así porque todos sus canónigos debían ser doctores en teología), fue elevada posteriormente a catedral en 1991 al escindirse el obispado de Alcalá de Henares del de Madrid. Desde antiguo está consagrada a los Santos Niños Justo y Pastor, hermanos de siete y nueve años, quienes según la leyenda fueron decapitados en el siglo IV a las afueras de Alcalá de Henares, conocida entonces como Complutum, por no renegar de su fe en tiempos del gobernador Daciano. Su fiesta se celebra el 6 de agosto.


Grabado de Isidro Carnicero fechado en 1759
A Ambrosio de Morales se le debe el más conocido relato sobre el martirio de los niños Justo y Pastor. Su culto se extiende por numerosos lugares donde se construyeron capillas e iglesias para venerar a los supuestos mártires. Curiosamente, los restos de los Santos Niños se hallan repartidos por varios lugares, tal como ocurre con las reliquias de otros tantos santos de los que no hay documentación histórica alguna, pero que tanto su devoción como sus supuestos restos conservados son admitidos por la iglesia católica, ya sea por la conveniencia de mantener una literatura edificante o como recursos de autofinanciación.

Aunque la catedral sufrió un violento incendio en plena guerra civil, no afectó, al parecer, a la urna con relieves de plata y oro donde se asegura que se conservan parte de los restos de los niños y hasta la piedra que se conserva y expone, donde en uno de los lados hay una cavidad que se interpreta como señal de la forma de la rodilla de los mártires al ser decapitados. La leyenda sostiene también que el monje francés san Urbicio recogió las preciadas reliquias de los mártires tras la invasión musulmana en España y las trasladó al sur de Francia. Dichas reliquias pasaron posteriormente a la ciudad de Narbona y trasladadas luego a la iglesia dedicada a ellos en Barcelona en el año 1406 gracias a la mediación de la hija de Juan I de Aragón. Parte de las reliquias se trasladaron luego a la iglesia de San Pedro el Viejo de Huesca en la que se conservan dos arquetas de las que se dice que guardan también restos de los mártires alcalaínos. El trasiego de las reliquias y sus diseminados restos no acabaron ahí, pues la parroquia valenciana de Nuestra Señora de los Dolores solicitó las reliquias de los santos para fomentar el culto de la parroquia situada en una calle paralela a la de Santos Justo y Pastor, siendo prestadas el 23 de noviembre de 2014 por el entonces obispo de Alcalá de Henares Monseñor Juan Antonio Reig y Pla. A su vez, y sufragado por la diócesis de Alcalá de Henares, los restos de los niños custodiados en la iglesia oscense viajaron de nuevo a la iglesia de San Pedro el Viejo una vez que en el año 2018 presidieron en Alcalá unos actos conmemorativos.

En cuanto al pliego reproducido, similar en su estructura a otros muchos de los conservados en las catedrales con motivo de los maitines de Navidad, contamos con numerosos estudios, tanto textuales como musicológicos, sobre este tipo de impresos que de forma arraigada se solían imprimir con finalidad divulgativa conteniendo los textos cantados y compuestos por los maestros de capilla. Su origen se remonta a finales del siglo XVI cuando dichos maestros fueron componiendo estas piezas en lengua vernácula en sustitución de los responsorios en latín. Estas celebraciones con villancicos se desarrollaban en el interior de las iglesias funcionando como canal de comunicación entre las autoridades eclesiásticas y el pueblo llano, donde se asociaban estos villancicos con recreaciones paralitúrgicas que guardan relación por su sentido escénico con algunas manifestaciones del llamado teatro breve.

Como ejemplo, reproduzco este pliego del año 1798 que comienza con una Kalenda (Calenda) o anuncio de Navidad, costumbre que anuncia el final del adviento, al que sigue un recitado inicial que da pie a cada uno de los siete villancicos cantados secuencialmente en cada uno de los tres oficios nocturnos en que se dividía el oficio de maitines, donde se entremezclan elementos profanos y religiosos bajo la apariencia de textos populares, pero escritos por gente culta al servicio de la iglesia.

En este tipo de pliegos no suele aparecer el autor de los textos ya que solo se reseña el nombre del maestro de capilla como compositor de la música. Pero el valor de este tipo de pliegos son prueba de la evolución de formas poéticas y musicales, algo que hasta tiempos relativamente recientes no habían suscitado el interés y el aprecio de los investigadores.

Para contextualizar más estas prácticas sobre los maitines que contienen villancicos para celebrar el nacimiento de Jesús, sugiero la consulta de una anterior entrada.











©Antonio Lorenzo

jueves, 22 de diciembre de 2022

El chasco de la lotería


El pliego titulado El chasco de la lotería guarda una estrecha relación temática con un antiguo sainete del siglo XVIII. En realidad, se trata de dos sainetes: El día de lotería y el titulado El chasco del sillero, y segunda parte del día de lotería, aunque este último más bien viene a ser una continuación independiente en parte del primero, que fue el más representado y alcanzó un mayor éxito en los teatros madrileños de la Cruz y del Príncipe en el último cuarto del XVIII, aunque en ambos casos la lotería constituye su eje temático.


Aunque en ellos no figura su autor, se sabe que corresponden al prolífico sainetista Sebastián Vázquez. En los teatros madrileños estrenó dicho autor alrededor de 80 sainetes entre 1774 y 1798, muchos de ellos puestos en escena también en los primeros años del siglo XIX, lo que da idea de la repercusión popular de los mismos y su buena acogida por parte del público. La mayoría de sus personajes forman parte de las clases populares (majos y majas, ciegos, tartamudos, criados, jardineros, peluqueros y un variopinto número de artesanos como zapateros, silleros o cesteros). Su repetido eje temático se basa en la forma de conseguir comida o dinero a costa ajena, todo ello entremezclado con juegos verbales, riñas, chascos o cortejos desiguales como eficaces recursos cómicos que lograban la diversión del público.

Autor también de tonadillas escénicas, en sus representaciones también se daba cabida al baile, al canto y a la música. Algunos sainetes suelen comenzar con canciones tratando de enmarcar la historia dentro de un ambiente que fuese reconocible enseguida por el público, como ocurre en el caso de El día de lotería: "Todo sea festejo, todo alegría, que esperamos nos caiga la Lotería".


Tanto los sainetes señalados como el pliego reproducido giran alrededor de la lotería y del chasco. En ambos aparece un pícaro estudiante proponiendo unos números mediante una serie de estratagemas y de cálculos que aseguraba que serían premiados, engañando y logrando de esta forma conseguir toda una serie de ventajas para él.

El teatro breve, mal considerado como un género menor en el sentido de vulgar, guarda una estrecha relación con un determinado tipo de pliegos de los que carecemos, que yo sepa, de un estudio pormenorizado. En la relación de los sainetes con la música, sobre todo durante la segunda mitad del siglo XVIII, habría que incorporar y dar una mayor atención también a los pliegos de cordel desde una perspectiva interdisciplinar.

Por contextualizar el tema de la lotería conviene recordar que su promulgación como juego se produjo el 30 de septiembre de 1763 mediante un Real Decreto firmado por el Marqués de Esquilache durante el reinado de Carlos III. Esta lotería inicial, copiada de la ya existente en Nápoles, venía a ser una especie de impuesto encubierto para aportar ingresos al estado. En sus inicios, la llamada" Lotería primitiva" o "De números", no se asemeja en nada a la que conocemos actualmente. Durante esa duradera etapa el jugador debía realizar tres elecciones: elegir tres números sobre los que deseaba apostar, decidir sobre el tipo de modalidad de apuesta y la cantidad a apostar. Sobre un total de noventa números, de los que cinco serían los premiados, el jugador debía escoger tres de ellos conocidos como el "terno", que en caso de premiarse correspondería en la actualidad a "tocar el gordo".

La forma de jugar a la lotería primitiva de entonces era complicada al coexistir varias modalidades de combinaciones de apuestas, por lo que aparecieron una serie de manuales para jugadores, ya que el riesgo de pérdida económica de los jugadores no resultaba desdeñable según la modalidad elegida, al igual de la que asumía por entonces la Real Hacienda.

Estas modalidades de la lotería propiciaron a que avispados personajes tratasen de sacar beneficios asesorando a los jugadores incautos mediante cábalas y suposiciones.

La nueva modalidad de juego de la lotería "moderna" frente a la "primitiva" fue aprobada en 1811 por las Cortes de Cádiz cuyo funcionamiento es similar al que conocemos actualmente mediante billetes fragmentados en décimos. Su primer sorteo se formalizó el 4 de marzo de 1812 conviviendo con la anterior "primitiva" que fue suprimida definitivamente en 1862.

En el sainete El día de lotería el pícaro estudiante trata de convencer a los vecinos de un barrio popular la conveniencia de que apuesten a los números 6, 15, 90, 1 y 86, pues según sus técnicas secretas y a través de los sueños creía vaticinar los resultados. Los vecinos, al comprobar más adelante que no han acertado y que los premiados han sido el 20, el 9, el 70, el 7 y el 5, hay unas vecinas que se conforman, pero hay otra que se confunde y cree que ha ganado "un terno" hasta el punto de proceder a arrojar por el balcón muebles y enseres viejos pensando que los podrá sustituir por otros nuevos (de ahí la expresión de "tirar la casa por la ventana"). Al comentarle su marido "no hay terno, ni un número he acertado", ella se desmaya.

En cuanto al pliego, al igual que sucede en los sainetes, aparece la figura del estudiante que trata de persuadir a los jugadores de la importancia de seguir sus consejos para conseguir un feliz resultado. Al margen del contexto que sirve de escenario escénico, el estudiante se basa en estratagemas y cábalas para embaucar a las gentes sencillas. Si atendemos al desarrollo del pliego, el estudiante sostiene que los cuatro números que propone como premio seguro son el 40, 90, 23 y 18, tal y como aparecen reseñados en la cabecera del pliego bajo la ilustración.

«Me dijo por reglas fijas
que el cuarenta era seguro
aun cuando no entrase en rifa,
y que los signos celestes
de Acuario, Cáncer y Libra
el noventa señalaban
y que sin falta saldria.
El Géminis con el Leo
el veinte y tres determinan
y el Escorpión, Tauro y Virgo
el diez y ocho...»

Vemos, pues, cómo esos primeros tiempos de la lotería primitiva dieron lugar a la confección de sainetes para resaltar las cábalas, sueños y augurios de los pícaros como recurso escénico y humorístico que gustase a amplias capas de la población.

Una cábala muy famosa fue la publicada en Madrid en 1850 por un desconocido A.Q.R, con el título Misterios de la Lotería Primitiva ó el gitano Cabalista del siglo XIX, donde vaticinaba éxitos seguros e infalibles basados en las cartas de la baraja.

«Suerte y felicidad, ventura y riqueza para todos. El presente y novísimo tratado que se publica, contiene los números infalibles para el año actual de 1850 y próximo de 1851, en los que cierta y seguramente cuatro ó mas ternos y una quinterna, según profecia del gitano cabalista. Además contiene el modo único de jugar á la lotería; juego de cartas para sacar números para todas las estracciones; preceptos y máximas que han de seguir en adelante todos los que se interesen en la loteria; la gran cábala descubierta por el gitano; la combinación triangular y la jugada del diablo; con otras noticias, misterios y secretos de este gran juego: en fin, suerte, felicidad y riqueza para todos ofrece el gitano cabalista. Por D.A.Q.R. Madrid, 1850. Imprenta de D.J.M. Marés; Librería de la Publicidad. Un cuaderno en 8º marquilla».




Para acabar, y como dijo el gitano cabalista: ¡Suerte y felicidad, ventura y riqueza para todos!


©Antonio Lorenzo

viernes, 9 de diciembre de 2022

Acertijos curiosos y enigma de un amigo a otro

 

De un tal Tío Pancho, el Gabulista, se publicó en Valencia en 1843 👉El libro de las tertulias, Dividido en cuatro partes, y arreglado a 4 horas, de varios juegos, para las noches de invierno. Entre los juegos de salón que se proponen se intercala en su parte cuarta un conjunto de 33 enigmas titulados las "Las quiquiricosas o sea adivinallas". Dichos enigmas están retomados de compilaciones anteriores, copiados o adaptados sin citar su procedencia de la referencial obra de Cristóbal Pérez de Herrera 👉Proverbios Morales y consejos christianos... y Enigmas Filosóficas, Naturales y Morales... de 1618.


Aparte de El libro de las tertulias añado como referencias otras recopilaciones del siglo XIX como antecedentes literarios de los pliegos reproducidos. Es el caso de la miscelánea, de autor anónimo, que lleva por título 👉Manual de enigmas, logogrifos y charadas. Modos de componerlos y descifrarlos, editado en Madrid en 1847 y conservado en los fondos de la Biblioteca Nacional. La publicación contiene enigmas en prosa y en verso, de los que reproduzco estos últimos. En cuanto a los logogrifos, más desconocidos, el recopilador anuncia que el logogrifo, tanto en prosa como en verso, "es una especie de enigma, que se forma de una palabra, combinando de diferen­tes modos todas las letras de que consta, y presentando así muchos vocablos significativos".






Si hay una obra referencial que obtuvo gran éxito desde su publicación es la recopilación de Rafael Boira, cuya primera edición es de 1859, a la que siguió otra más completa de 1862, donde se incluyen más de un centenar de adivinanzas bajo el título:

👉El libro de los cuentos, colección completa de anécdotas, cuentos, gracias, chistes, chascarrillos, dichos agudos, réplicas ingeniosas, pensamientos profundos, sentencias, máximas, sales cómicas, retruécanos, equívocos, símiles, adivinanzas, bolas, sandeces y exageraciones. almacén de gracias y chistes. Obra capaz de hacer reir á una estatua de piedra, escrita al alcance de todas las inteligencias y dispuesta para satisfacer todos los gustos. recapitulación de todas las florestas, de todos los libros de cuentos españoles, y de una gran parte de los extranjeros.

Dentro del ámbito español, otras recopilaciones significativas del siglo XIX son las conocidas:

Cecilia Böhl de Faber "Fernán Caballero": 👉Cuentos, oraciones, adivinas y refranes populares e infantiles (Leipzig, 1874, y Madrid, 1877)

Antonio Machado y Álvarez "Demófilo": 👉Colección de enigmas y adivinanzas en forma de diccionario (1880)

Francisco Rodríguez Marín: 👉Cantos populares españoles, 5 vols., (1882-1883). Las adivinanzas se encuentran incluidas en el volumen primero.

León María Carbonero y Sol, 👉Esfuerzos del ingenio literario (1890), donde dedica todo un erudito capítulo de carácter literario al enigma.

Las adivinanzas constituyen también un recurso para el desarrollo de un nutrido grupo de cuentos folklóricos populares e integradas de una forma forma dispersa como complementos en numerosos almanaques con la función de ejercitar el ingenio verbal para el entretenimiento.

Por facilitar un ejemplo de estos cuentos de adivinanza, sugiero consultar el trabajo que dediqué hace unos años (1992) al cuento 👉El enigma del molinero, que puede consultarse a través del siguiente enlace:


En su relación con los pliegos de cordel reproduzco este pliego editado en Barcelona por el conocido taller de Ignacio Estivill.





Reproduzco a continuación este otro pliego impreso en Gerona en el taller de Agustín Figaró, quien estuvo casado con María Oliva, hija del impresor Antoni Oliva i Ferrán. Agustín se hará cargo de la imprenta de su suegro tras la muerte de éste en 1823. En el taller de Agustín Figaró se confeccionó gran parte de los impresos gerundenses publicados en la primera mitad del siglo XIX hasta su fallecimiento en 1847. Su actividad impresora la retomaron desde entonces su viuda y su hijo, tal como figura en los pies de imprenta hasta el año 1855.





©Antonio Lorenzo