domingo, 16 de enero de 2022

De almanaques, calendarios y predicciones [III]


Los vínculos entre los antiguos almanaques y los pliegos de cordel no han merecido la debida atención por parte de los investigadores. En esta entrada pongo en conexión antiguos almanaques con un pliego suelto, editado repetidamente, donde se exponen las peregrinas profecías de un tal Bug de Milhas.

¿Quién fue ese extraño profeta de los Pirineos conocido por Bug de Milhas? Pues bien, se conocen datos y referencias contradictorias y ambiguas sobre este eremita, visionario y profeta de los Pirineos, que dio a conocer unas incongruentes profecías en la segunda mitad del siglo XVIII donde se incluyó a España.

La procedencia de este eremita se sitúa en Milhas, una población de la región de Cominges (Pirineos franceses). 

Las disparatadas profecías

Las primeras informaciones que conocemos sobre el visionario Bug, su muerte y sus últimas profecías, creo que se encuentran precisamente en los almanaques de los que daré noticias tras la reproducción del pliego suelto dividido en dos partes para dar una mayor sensación de consistencia y autenticidad.

Obviamente, las circunstancias y vaticinios que rodean a este extraño personaje llamado Bug son todo un "bluf", es decir, un estrafalario montaje propagandístico y falto de fundamento donde se esconden intereses comerciales, ideológicos o de otro tipo.

El propio nombre de Bug ya resulta extraño por sí mismo, ya que no se asocia a un nombre o uso conocido, ya sea en español o en francés, aunque si nos atenemos al concepto inglés se refiere a una imperfección, error, fallo o defecto inesperado.

Se dice que cuando murió se encontraron en su cabaña unos rollos de papeles escritos en diferentes idiomas, incluido el árabe, donde se anotaba su última profecía.

Entre las más conocidas predicciones atribuidas al profeta de los Pirineos se encuentra la predicción de la revolución francesa de 1789, la invasión francesa en España por Napoleón, aunque el vaticinio con mayor repercusión en el tiempo es el referido a la llegada de un Gran Monarca o Caudillo del Tajo. Su procedencia del Tajo, sin más especificidad, lo identifica a modo un gran guerrero, valiente como el Cid y religioso como Fernando III el Santo. Este Gran Monarca, a quien se alude también en otras muchas profecías por santos o videntes, será quien se enfrente y venza al anticristo, expulsando la maldad y estableciendo la felicidad del género humano. Eso sí, será español y vendrá del Tajo.

Si el lector goza de paciencia para leerlas se dará perfecta cuenta desde el comienzo de las estrafalarias y descabelladas profecías que se auguran. Pero de todas ellas, la que más llama la atención, por la repercusión en organizaciones con ideología de extrema derecha y las asociaciones que creen ver en la creencia de la llegada de un gran líder como redentor.

Según las profecías, España ha sido siempre tierra de caudillos, de líderes carismáticos con acentuado patriotismo, defensores de los españoles frente a todo tipo de amenazas externas o internas y encarnando la esencia de la raza. ¿Cuándo surgirá ese caudillo? Las corrientes ideológicas de la extrema derecha católica barajan diversos nombres sobre quién de ellos encarnará al Gran Monarca que reinará en España y en Francia, con algunas inconsistentes sugerencias de nombres vinculados a los rescoldos del carlismo apoyados en la idea de que España es la gran reserva espiritual del mundo.

Es este un claro ejemplo de la interacción entre los almanaques y los pliegos de cordel. Tras reproducir el pliego, editado en Barcelona y a la venta en Casa de Llorens, en 1863, expondré antecedentes de su recorrido según se recogen en distintos almanaques anteriores a la publicación y difusión del pliego suelto.





Portada del reimpreso en Zaragoza por C. Juste y Olona (1857)

Portada del editado en Barcelona por la imprenta La Llana, s.a.

Referencias en los almanaques de los años 1843, 1844 y 1849

Estas profecías ya aparecieron incluidas en los almanaques a los que me refiero a continuación.

En el almanaque para el año 1843 se incluye la primera parte de las profecías tal y como aparecen en el pliego veinte años más tarde




Tras esta primera parte se añade en el almanaque:
«Esta profecía es sin contradicción la más curiosa de todas. En ella se anuncia una guerra europea, la destrucción de Inglaterra, y la reducción de la inmensa población de París a una mísera aldea. La España es la que mejor librada sale de este vaticinio, pues dice que gozará de tranquilidad y ventura: buena falta nos hace. La última parte de la profecía debe consolarnos en gran manera de los males que antes predice, porque nos manifiesta que el mundo se verá libre de tiranos, que reinará una paz universal, y que todos los hombres vivirán en fraternal unión.
   En 1844 os diré si Bug de Milhas ha acertado en su pronóstico; pero hasta entonces tal vez el cuerpo de este profeta reposará para siempre en el cementerio de Cominjes».
En el almanaque para el año 1844 se recoge la segunda parte anunciada en el almanaque del año anterior, que se corresponde también con la publicada en el pliego.




En el año 1849 aparecen también referencias a las profecías de Bug en esta Colección de todas las profecías de más nombradía.




Pero es en esta última publicación, que sepamos, donde se amplifica y se añaden más noticias de las incongruentes profecías de Bug que se encuentras recogidas en el llamado Álbum universal, que contiene lo mejor, más útil e indispensable del saber humano, editado en Madrid en 1849. En su "Cuadro noveno" se hace referencia a los almanaques anteriores y se recogen toda una sarta de consejos discursivos y disquisiciones morales que no aparecen en los pliegos sueltos pero que se dicen entresacados de un fabuloso libro escrito en griego por el profeta donde dicta una serie consejos y proverbios.

Tras dudar si entresacar y reproducir enteros estos consejos del falso profeta, he decidido reproducir todos ellos ajustando la iluminación, el contraste y el color fondo para facilitar su lectura, entendiendo el interés que ello conlleva de cara a la llamada memoria e historia cultural.











La influencia de las profecías del ermitaño de los Pirineos ha logrado mantenerse entre nosotros hasta fechas recientes reinterpretando el discurso profético según su conveniencia política, religiosa o ideológica. Caso relevante es el del sacerdote Enrique López Galuá (1888-1977), quien fuera primero arcipreste y párroco de Ribadeo (Lugo). Posteriormente, el papa Juan XXIII le concedió en el año 1959 el título de monseñor nombrándolo su prelado doméstico y Camarero Secreto Supernumerario. Su libro Futura grandeza de España, según notables profecías, publicado por la editorial Moret en La Coruña, reeditado y aumentado en posteriores ediciones, es una recopilación de visionarios, profetas e iluminados con la común idea de que España será faro y guía mundial en el prometedor futuro, restableciendo el orden, naturalmente ligado a Franco, que acababa de ganar la guerra el mismo año de su primera edición en 1939.

Todo ello se entronca con las interpretaciones apocalípticas en aras al restablecimiento del orden y combatir al enemigo político más allá de los límites de la razón.


Sobre la interpretación de las profecías del falso eremita se apunta en el libro:
«Tenemos, pues, plenamente confirmado todo cuanto de la guerra civil española ha vaticinado el santo Ermitaño de los Montes Pirineos. Lucha denodada, provocada por la tempestad de los partidos, que rompieron, unos contra otros, en choque terrible, de muerte. Dirección extranjera de la guerra por parte del bando que se titula gubernamental. Ríos de sangre en los extensísimos frentes y en la retaguardia roja, en que las víctimas caen por decenas de millar. Tesoros sin cuento robados por la voracidad roja, siendo transportada al extranjero toda la riqueza nacional mueble y siendo destrozada la inmueble. Millares y millares de edificios destruidos, y reducción a escombros de poblaciones enteras. He ahí los frutos de la guerra, anunciados por Bug de Milhas hace cien años y cuya predicción se está cumpliendo al pie de la letra».
Por si quedaba alguna duda, el libro concluye con el siguiente párrafo:
«Y como expresión la más vigorosa del entusiasmo religioso, patriótico y disciplinado de todo nuestro ser, con nuestro cuerpo marcialmente erguido y la mirada puesta en el porvenir venturoso, brazo en alto, gritemos:
¡DIOS! ¡ESPAÑA! ¡FRANCO!»

 ©Antonio Lorenzo

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