La identificación de santa Librada con santa Wilgefortis, conocida esta última como la santa barbuda, viene de antiguo como fruto de la combinación de diferentes leyendas e iconografías.
Estas hibridaciones y fusiones hagiográficas se han venido dando a lo largo de los siglos con otras vírgenes mártires, aunque parece ser que su origen tiene que ver con la imagen del cristo crucificado conocido por el «Volto Santo» de Lucca.
La asociación de Librada con Wilgefortis (nombre deducido de «virgo fortis» o «virgen fuerte») se fundamenta, no tanto en la leyenda, sino en la variada iconografía que se ha desarrollado a lo largo del tiempo. La falsa interpretación de su iconografía parece ser el origen de su confusión.
El «Volto Santo» (Rostro Santo) es un crucifijo de madera que, según la leyenda, fue tallado por Nicodemo, discípulo de Jesús, llegando a la ciudad de Lucca el año 782 tras haber viajado en barco desde Tierra Santa. Tras su llegada a la ciudad italiana de Luni, en la costa toscana, el obispo de la ciudad recibió instrucciones de un ángel para subir la imagen a un carro de bueyes con la condición de que donde estos se pararan allí debería permanecer el crucifijo. Los bueyes se detuvieron en la ciudad de Lucca y desde entonces el «Volto Santo» permanece allí.
El «Volto Santo» representa a un Jesucristo barbado, coronado y crucificado, vestido con una larga túnica y con los ojos abiertos, lo que contrasta con la imagen habitual del Cristo crucificado. Debido a su carácter andrógino se fueron multiplicaron las interpretaciones sobre su mal comprendida imagen.
El «Volto Santo» (Rostro Santo) es un crucifijo de madera que, según la leyenda, fue tallado por Nicodemo, discípulo de Jesús, llegando a la ciudad de Lucca el año 782 tras haber viajado en barco desde Tierra Santa. Tras su llegada a la ciudad italiana de Luni, en la costa toscana, el obispo de la ciudad recibió instrucciones de un ángel para subir la imagen a un carro de bueyes con la condición de que donde estos se pararan allí debería permanecer el crucifijo. Los bueyes se detuvieron en la ciudad de Lucca y desde entonces el «Volto Santo» permanece allí.
Amico Aspertini, Trasferimento del Volto Santo a Lucca, 1508-1509 |
Amico Aspertini, Trasferimento del Volto Santo a Lucca, 1508-1509 (detalle) |
Wilgefortis tomó para sí los rasgos iconográficos más emblemáticos de este cristo crucificado y especialmente de su rostro barbado. Estas superposiciones iconográficas alcanzaron notable éxito, sobre todo a partir del siglo XVII, asimilando a santa Librada la imagen de santa Wilgefortis, al coincidir ambas por haber sido vírgenes y mártires.
Según la leyenda, Wilgefortis fue prometida en matrimonio por su padre al rey moro de Sicilia. Para evitar ese casamiento indeseado por ella y romper su voto de castidad rogó a dios que la convirtiera en un ser repulsivo. De ahí que le creciera vello por todo el cuerpo y también una tupida barba, lo que decidió al pretendiente a romper su compromiso de boda y a su padre a condenarla a ser crucificada.
La fama de la imagen sobrepasó las fronteras y gracias a la popularidad alcanzada se produjeron muchas copias de pequeño tamaño para uso de los peregrinos.
La asimilación de santa Librada o Liberata con la imagen de una santa Wilgefortis crucificada y barbuda se consolidó en el siglo XVII. Esta superposición trajo consigo una virilización que expresaba el antagonismo o la dualidad entre el alma y el cuerpo basada en la vieja idea de que lo corpóreo es sexualizado y mortal mientras que el alma es eterna y pura. El cristianismo adoptó sin ambages esta dualidad cuerpo-alma que fructificó en el imaginario cristiano. Todo ello va emparentado a la idea de que la virginidad trasciende la condición femenina y fomenta un renacer asexuado en un cuerpo glorioso.
En esta virilización de las santas y mártires y su ambivalencia de género abre una vía interpretativa sobre la doble naturaleza carnal y espiritual del hombre. Mediante esta unión de los contrarios se resalta la indisoluble unidad atribuida a la naturaleza de Dios.
La asimilación de santa Librada o Liberata con la imagen de una santa Wilgefortis crucificada y barbuda se consolidó en el siglo XVII. Esta superposición trajo consigo una virilización que expresaba el antagonismo o la dualidad entre el alma y el cuerpo basada en la vieja idea de que lo corpóreo es sexualizado y mortal mientras que el alma es eterna y pura. El cristianismo adoptó sin ambages esta dualidad cuerpo-alma que fructificó en el imaginario cristiano. Todo ello va emparentado a la idea de que la virginidad trasciende la condición femenina y fomenta un renacer asexuado en un cuerpo glorioso.
En esta virilización de las santas y mártires y su ambivalencia de género abre una vía interpretativa sobre la doble naturaleza carnal y espiritual del hombre. Mediante esta unión de los contrarios se resalta la indisoluble unidad atribuida a la naturaleza de Dios.
P. Ruiz Salazar, catedral de S. Domingo de la Calzada |
Anónimo, pintura colonial conservada en Lima |
En la iconografía del santoral cristiano no es infrecuente encontrar escenas recogiendo la crucifixión de mártires vírgenes. Este tema iconográfico puede apreciarse en su conjunto en el hermoso grabado de Hieronimus Wierix de principios del siglo XVII. En la escena central de la estampa aparece la virgen sosteniendo el cuerpo de su hijo fallecido (La Piedad). En los laterales de la composición quedan enmarcadas una serie de supuestas mártires crucificadas, entre la que se encuentra en el lateral izquierdo nuestra Wilgefortis.
Grabado calcográfico conservado en el British Museum de Londres, Ca. 1609 |
El milagro del zapato y la reutilización de la leyenda por los hermanos Grimm
Una leyenda recurrente es el milagro obrado por Wilgefortis al amparar a un empobrecido violinista y que aparece en muchas de sus representaciones. Un muchacho se arrodilló frente a la santa con su violín solicitando su ayuda. La santa se despojó de uno de sus zapatos dorados para entregárselo al joven y pudiera venderlo. Fue acusado de robo y arrestado, pero ante su solicitud de regresar junto a la mártir para quejarse de su difícil situación y acompañado por un numeroso grupo, la santa se desprendió de su segundo zapato ante la incrédula mirada de los acompañantes quedando el violinista en inmediata libertad.
La escena del desprendimiento del zapato se ha reproducido numerosas veces, siendo esta leyenda aprovechada y adaptada por los célebres hermanos Grimm para incluirla como cuento en la segunda parte de la primera edición de 1815.
La escena del desprendimiento del zapato se ha reproducido numerosas veces, siendo esta leyenda aprovechada y adaptada por los célebres hermanos Grimm para incluirla como cuento en la segunda parte de la primera edición de 1815.
Santa Wilgefortis reivindicada por la comunidad LGTBIQ+
En la comunidad LGBTIQ+ (formada por las siglas de las palabras lesbiana, gay, bisexual, transgénero, transexual, travesti, intersexual y queer) confluyen todas aquellas personas con orientaciones sexuales o identidades de género englobadas bajo esos términos. Este movimiento, agrupado en un primer momento bajo las siglas LGB, se originó en los años 90 del pasado siglo en su lucha por la defensa de la igualdad de las personas pertenecientes a distintas tendencias y comunidades sexuales minoritarias. Recientemente se ha añadido el signo [+] para incluir a todos aquellos colectivos que no se sienten representados por las siglas iniciales.
La ambivalencia mostrada por la interpretación de la representación de santa Librada-Wilgefortis ha propiciado la superación de los antagonismos femenino y masculino, tal y como lo ha hecho de forma sumamente creativa el fotógrafo venezolano Nelson Garrido disolviendo los antagonismos de género y tratando de superar el viejo dualismo femenino-masculino.
Nelson Garrido - La sonrisa de santa Liberata, de la serie «Todos los santos son muertos», 1989-1990 |
Nelson Garrido busca y consigue con esta imagen dedicada a santa Librada provocar un efecto perturbador al contrastar la desnudez de la santa con la masculinidad de un rostro barbudo. La santa, a su vez, acentúa mediante su sonrisa la condición gozosa con la que suele representarse a las mártires crucificadas, donde no manifiestan su dolor debido a la creencia de convertirse prontamente en un cuerpo glorioso.
Una moderna y artística apropiación estética nos remite a la figura de Conchita Wurst, intérprete y cantante que representó a Austria en el Festival de Eurovisión celebrado en Copenhague el año 2014 donde logró alcanzar el primer puesto. Su imagen ha dado pie a todo tipo de composiciones difundidas por las redes sociales donde se ha usado su estética para construir todo un universo imaginativo sobre su figura.
Su apariencia andrógina ha dado lugar a que el artista Gerhard Goder se haya inspirado en ella esculpiendo una escultura basada en su imagen y que hoy forma parte del Museo de Culturas Europeas en Berlín. La imagen andrógina de Conchita parece elevarse a través de una luna creciente plateada y ancha apoyada en una base que representa al mundo.
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