Si hay dos ciclos de hondo contenido cristiano representativos e inspiradores de todo tipo de artistas, no son otros sino la Navidad y la Pasión. Ambos ciclos han contribuido a que dispongamos de una enorme cantidad de obras de arte. Las escenificaciones, tanto del nacimiento como de la muerte de Jesús se han interpretado de muy diversas maneras y no siempre adecuadas a la ortodoxia católica.
La abundancia de impresos populares sobre estos hechos son prueba fehaciente del interés popular por estos acontecimientos.
Los cristianos celebran la resurrección de Jesús el Domingo de Pascua, dos días después del Viernes Santo, el día de su crucifixión. La fecha de la Pascua se corresponde aproximadamente con el Pésaj, la observancia judía asociada con el Éxodo, que está fijado para la noche de la luna llena cerca del tiempo del equinoccio de primavera.
Pésaj es la festividad judía que conmemora la liberación del pueblo hebreo de la esclavitud de Egipto, relatada en el Pentateuco, fundamentalmente en el Libro del Éxodo. Llamada también Pascua judía o hebrea, no hay que confundirla con la la Pascua de Resurrección o Pascua Florida, fiesta central del cristianismo.
Para esta ocasión he elegido dos pliegos que tratan los mismos asuntos escritos en décimas. En ellos se repasa la pasión, muerte y resurrección de Jesús, a lo que siguen unos trovos místicos con la apócrifa despedida de Jesús con su madre, sobre lo que volveremos en otra ocasión.
El primer pliego está editado en Madrid por José María Marés en 1852. El segundo, dos años antes y reimpreso en Tortosa por José Antonio Ferreres.
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