jueves, 11 de diciembre de 2014

Sainete gracioso de 'El payo de la carta'

Goya - Los cómicos ambulantes (1793-1794)
Un aspecto a considerar, que no se encuentra lo atendido que debiera por la crítica literaria, es el concerniente a la relación de los pliegos de cordel con las formas del teatro breve en sus diversas manifestaciones. Un número no desdeñable de pliegos contienen resúmenes de comedias, entremeses, sainetes, pasillos, diálogos, etc., cuyo ligero soporte y su bajo precio era un adecuado instrumento de apoyo para ser representado en las tertulias ante un reducido número de vecinos, familiares o amigos. Hay pliegos que nos ofrecen resúmenes o meros fragmentos de comedias que tuvieron éxito o bien determinados diálogos, parlamentos o monólogos.

Muchas de las relaciones que encontramos en los pliegos no son sino la reducción de una pieza dramática o una abreviación de la misma en apenas cuatro hojas. Por lo general, el nombre del autor de la obra 'reducida' se silencia y no aparece citado, por lo que las pesquisas para tratar de identificar la obra o fuente de la que procede puede constituir una laboriosa labor cuando no conducir a una búsqueda infructuosa.

Esta literatura, despreciada por los críticos literarios hasta épocas relativamente recientes, ha logrado mantener motivos y recreaciones de temas antiguos que ahora resultan de gran interés sociológico por cuanto constituyen un reflejo, obviamente con sus contradicciones y especificidades, de la sociedad de su época y del imaginario colectivo de las llamadas más o menos clases populares.

El hecho de que se hayan conservado numerosas impresiones, tanto de los textos como de las xilografías que les acompañan y editadas en puntos distantes de la geografía nacional, son prueba evidente de su popularidad y del modesto negocio que suponía para sus impresores y distribuidores.

En este apartado trataré de agrupar y exponer algunos ejemplos que se encuentran en los pliegos sueltos en relación con el teatro en sus diversas variedades.

Antes de dar paso al primer ejemplo conviene comentar algo sobre la ambigüedad terminológica de lo que se entiende por Teatro breve.  Hay críticos que prefieren denominarlo teatro corto, teatro menor o géneros menores donde se englobarían el paso o entremés, el pasillo y la comedia burlesca, el sainete, la loa y la farsa, las jácaras, las sátiras y mojigangas, o el género chico, aludiendo, con más o menos matices a una pieza cómica breve. Modernos estudios relacionan estas piezas del teatro breve con el carnaval o con la fiesta del Corpus. Creo, por tanto, de interés el estudio de los efímeros pliegos de cordel, de los que sólo pretendo darlos a conocer y a divulgar, para trazar el mapa de estos géneros menores posteriores a la época áurea, puesto que la llamada 'historia del gusto' (como modo de juzgar, valorar, sentir e interpretar la realidad), algo que no se debe olvidar, no depende de los críticos sino de los creadores y los espectadores o consumidores.

La evolución de la comedia en estos géneros teatrales de una forma cronológica es dificultosa puesto que son géneros fronterizos donde se mezclan elementos y recursos y donde se solapan personajes teatrales (criados, pastores, maridos engañados, el fanfarrón, el simple y el gracioso, etc.).

La presencia del baile y de la música de una forma más estable y organizada respecto a sus formas precedentes desembocará en la tonadilla escénica y en el llamado género chico y en la zarzuela donde se intercalan números musicales con escenas dialogadas.

Pero vayamos a este primer ejemplo inaugural del apartado. Se trata del sainete El payo de la carta, impreso en pliegos repetidas veces, como luego veremos, cuyo silenciado autor no es otro sino el gaditano Juan Ignacio González del Castillo (1763-1800), cuyos sainetes (compuso cuarenta y cuatro) fueron representados con cierta frecuencia según consta en la 'cartelera madrileña' entre 1830-1849, en un número de ciento ochenta y ocho representaciones correspondientes a dieciocho sainetes diferentes. Aún así, nuestro sainetero no alcanzó la fama del madrileño don Ramón de la Cruz, autor de más de trescientos sainetes, muriendo de peste a los 37 años y siendo enterrado de limosna a extramuros de Cádiz.

El personaje del payo o del campesino ignorante, como recurso de comicidad, fue utilizado profusamente en gran variedad de géneros. El argumento del sainete es más o menos así: los payos andaluces Bartolo y Pascual, al llegar a la corte tienen un altercado con don Pedro y don Antonio al tropezar con el primero en la calle. Ambos se dirigen con una carta a casa de Graciosa, actriz afamada, pretendiendo Bartolo que Graciosa dé respuesta a la carta que llevaba sin haberla leído previamente. La carta, enviada por un admirador de Graciosa, proponía a Bartolo un papel principal en una tragedia que él creyó que podría ser de dama primera 'por mi cara y por mi hermosa presencia' en una obra de grandes pretensiones de título 'Mitridates' (tal vez un guiño burlón a la pomposidad de la tragedia 'Mitrídates', del dramaturgo francés Racine estrenada en 1673) y solicita a Graciosa que le instruya en la declamación, lo que provoca la hilaridad de los caballeretes don Pedro y don Antonio cuando Bartolo trata de repetir la alambicada lección de Graciosa:
                    "Del hórrido furor que inexorable
                    fue momento infeliz de mi destino,
                    es hoy de mi desgracia el sanguinario
                    instrumento fatal que se previno".
A lo que Bartolo, al tratar de repetirlo, dice:
                    "El jocico feroz que perdurable
                    fue comiendo con Félix el pepino
                    es hoy con linda gracia el luminario:
                    según muerto está ya, que traigan vino".
Tras el pliego completo, editado en Barcelona por la imprenta de Llorens (s.a), donde se incluye al final una interesante relación de sainetes disponibles en la misma casa, reproduzco las portadas de otros ejemplares madrileños del mismo asunto.







Madrid: Imprenta de Núñez, 1813. Se hallará en la librería de Quirós, calle de Atocha.


Antonio Lorenzo

viernes, 5 de diciembre de 2014

Coplas graciosas y entretenidas para reír y pasar el tiempo


Este pliego de cordel, donde no figura ni el editor ni el año, se inscribe en el cajón de sastre del género burlesco haciéndose eco de la mala fama de las prácticas de ciertos oficios y presentándonos un elenco de personajes populares, habituales también en las distintas formas del teatro breve de los siglos XVI y XVII, así como en la cuentística y en numerosos relatos. Es frecuente que aparezcan entre ellos, como paradigmas de tipos folklóricos, los barberos, sacristanes, molineros, sastres, zapateros, tejedores, taberneros y panaderos, etc.

El pliego guarda una estrecha relación temática con la célebre letrilla satírica de Quevedo Poderoso caballero es don Dinero, coincidencia expresiva que se traduce en el pliego en la reiteración de la paremia tras cada estrofa de ¡O quanto puede el dinero!

La importancia del dinero para falsear la realidad o subvertir estamentos no es invento de Quevedo. Ya en los filósofos clásicos se encuentra la idea de la riqueza como fuente de disputas e injusticias y como soporte de ascenso social, idea que supo recoger magistralmente Quevedo mediante el recurso de personificar a don Dinero.

El pliego se detiene en aspectos mucho más de 'andar por casa' aludiendo a la malas prácticas de aquellos que utilizan materiales malos o endebles para que duren poco o a quienes manipulan pesos o medidas, según nos informa burlonamente el Doctor Traga sopas..., natural de Masca la Caca





Antonio Lorenzo

domingo, 30 de noviembre de 2014

Lo que le sucedió a un carbonero cuya mujer le cambió las alforjas por los calzones de su amante


Divertida relación, impresa repetidas veces,  donde se achaca a las viejas el ser alcahuetas y enredadoras y expertas en utilizar todo tipo de tretas y astucias para engañar a unos y a otros.

Reproduzco algunas de las portadas del mismo pliego, impresas por diferentes imprentas, antes de ofrecerlo por entero.

Portada de la edición valenciana de Agustín Laborda (s.a)

Portada de la edición madrileña de la Imprenta Universal (s.a.)

Portada sin lugar de edición y sin año
Portada de la edición madrileña de Marés (1846)

De la Imprenta leridana de la C. [Casa] Corominas, sucesores de Buenaventura Corominas i Escaler (editor entre 1815 y 1841), al que sucedió su viuda (Teresa Terré i Palau) y posteriormente el hijo de ambos, Llorenç, quien la administró hasta 1890, este Nuevo y discreto romance, gracioso y divertido, sucedido, según el pliego, el 2 de enero de 1793.











Antonio Lorenzo

jueves, 27 de noviembre de 2014

El demonio de Alcira o el sacristán emplumado


Curioso pliego sobre El demonio de Alcira, del que ya dio noticias José Inzenga (1828-1891) precursor en la recogida del folklore musical en sus Cantos y bailes populares de España, editado por entregas y de forma completa en 1888. Su interés por la recogida de materiales tradicionales arranca en 1852 donde en su primeriza obra Corona musical de canciones populares españolas, ya inserta unas seguidillas armonizadas para canto y piano.

En 1854 el Ministerio de Fomento le otorgó una subvención para la recogida de material folklórico musical, que se traduciría en Ecos de España (1873) y en el reseñado Cantos y bailes de 1888.

Su concepción romántica del folklore musical le llevó a armonizar y acompañar con piano las melodías que recogía en su afán de popularizarlas y de que fuesen valoradas por la sociedad musical de su tiempo.

Pues bien, en el cuaderno dedicado a Valencia da noticia de unas canciones de tono burlesco que se entonan en las romerías y ferias valencianas, entre la que se encuentra precisamente el texto del pliego que reproduzco. La melodía que transcribe es la referida al Chiste del bodegoner, pero la considera aplicable al pliego que nos ocupa.

Extraigo el texto que incluye en su cancionero para que se pueda cotejar con el contenido en el pliego.


Portada de la reedición de 1938






El pliego, editado en Madrid por la imprenta Universal de F. Hernández, sin año, y con una extraña imagen ilustrativa que parece corresponder a otro asunto, desarrolla el conocido motivo folklórico del engaño a un sacristán por parte de un matrimonio y cómo le empluman a modo de demonio y es expuesto en la plaza en un arca. Confróntese este motivo con la entrada que dediqué a parecido asunto con el título De cómo los pretendientes atrapados son expuestos desnudos en un arca en la Plaza Mayor.







Antonio Lorenzo

sábado, 22 de noviembre de 2014

Bandos divertidísimos contra los borrachos y borrachas y gente aficionada al vino

Diego Velázquez - El triunfo de Baco o Los borrachos(1629)
Pliego editado por el impresor y estampero valenciano Agustín Laborda y Campo, cuya actividad impresora se desarrolló entre 1746 y 1774. Su labor fue continuada por su viuda (Vicenta Devis) a partir de 1780, según se desprende de los pies de imprenta donde aparece como Viuda de Agustín Laborda, quien editó hasta 1819, año probable de su fallecimiento, pues a partir de 1820 ya figura en las obras impresas el nombre de Hija de Agustín Laborda (María Teresa Laborda y Devis).

De la imprenta del padre estos divertidos bandos donde se detallan las multas que se deben satisfacer a la 'Borrachuna Junta', según sean hombres o mujeres, y aplicadas al 'tipo' de borrachera mostrada.





Antonio Lorenzo

domingo, 16 de noviembre de 2014

Prodigio que ha obrado Ntra. Sra. de Montserrat con una mujer a quien se le agarraron a sus pechos dos espantosas culebras


El pliego que reproduzco íntegramente al final desarrolla, más o menos, la siguiente historia: Ginesa, hija de un humilde labrador catalán y de carácter indómito se casa a los quince años con un mozo hacendado. Tanto ella como su madre coincidieron en dar a luz a un niño, con la mala fortuna de que el niño de Ginesa muere y el padre de la joven solicita a su hija que amamantara a su hermano recién nacido, ya que su madre se quedó sin leche. Ginesa rehúsa la petición de su padre con las siguientes palabras: 'No doy la leche a mi hermano, más que viva o más que muera, que primero yo mi leche a los demonios la diera'. Ante tan desconsiderada respuesta aparecieron por la noche dos demonios en figuras de culebras que se le agarraron a sus pechos durante seis días. Gracias a la invocación de su padre a la virgen de Montserrat ésta obró el milagro de liberarla de las culebras, y Ginesa, arrepentida por su acción, fue absuelta por el confesor y perdonada por su padre.

La relación más antigua de estos sucesos, que sepamos, sitúan estos hechos imaginarios en el municipio albaceteño de Alcaraz y cuya protagonista se llama Ana de Flores, frente al nombre de Ginesa de las relaciones posteriores. En esta relación, de la que reproduzco la portada, sólo aparece una culebra agarrada a uno de sus pechos mientras que en las impresiones posteriores ya aparecen las dos culebras agarradas cada una a cada pecho.


Breve relación que declara y da quenta de un caso maravilloso. Sucedió en la Ciudad de Alcaraz, tierra de la Mancha, con una muger maldiciente que, haviendo parido, ofreció muy de veras al maligno su pecho. Refíerese cómo se le apareció una espantosa culebra agarrándosele del pecho izquierdo. Declárançe las diligencias que hizieron y circunstancias que passaron para quitar aquella fiera y no pudieron lograr su intento. Lamentable sucesso, con que causó notable admiración. Sucedió martes postrero de março deste año de 1671.
Otra relación es la editada en Madrid por la conocida imprenta de Andrés de Sotos, sin año, con la siguiente cabecera:
Nueva relación en que da cuenta y declara de un admirable prodigio que ha obrado la Divina Magestad de Dios, nuestro señor, por intercesión de su Santísima Madre, nuestra señora de Guadalupe y los sagrados quatro Evangelios, con una mujer que, por haberse echado una maldición y no querer criar a un hermano suyo, permitió Dios que se agarrasen a los pechos dos demonios en figura de culebras, y por una devota rogativa y promesa que hizo su padre a la Virgen se vio libre con todas las demás circunstancias, que verán los lectores.
En este último caso ya aparecen las dos culebras y el milagro se produce gracias a la intervención de la virgen de Guadalupe, que es sustituida por Nuestra Señora de Montserrat en las relaciones posteriores, como veremos en el pliego.

Eco de estos sucesos en el Romancero de tradición oral

Los romances sobre este mismo tema que han llegado a nosotros por tradición oral gozan de una gran economía narrativa agilizando la trama, prescindiendo de elementos retóricos superfluos junto a una clara preferencia de los diálogos frente a las descripciones que enlentecen el desarrollo de los acontecimientos, aspectos y características reveladoras y propias de la transmisión oral.

Copio unos ejemplos recogidos en el Romancero vulgar y nuevo (edit. Flor Salazar), Fundación Ramón Menéndez Pidal, Madrid, 1999. Da noticia de versiones de Lugo, Oviedo, Santander, León, Zamora, Salamanca, Burgos y Segovia.



La línea argumental de la historia se mantiene en todos los casos, salvo en pequeñas diferencias que no afectan a la trama. Pero aunque el desenlace final de la historia gire en torno al arrepentimiento la finalidad última es la ejemplaridad basada en el temor y en el castigo.

Tanto los pliegos como los romances son claro ejemplo del intento de atemorizar a los oyentes o lectores y de controlar severamente sus conciencias en línea con la mentalidad del espíritu barroco de la Contrarreforma.

Supersticiones y referentes iconográficos

Existe una arraigada creencia en los medios rurales, extendida por toda el área hispánica, de que las culebras son capaces de chupar la leche de las ovejas, vacas o cabras y que a la noche chupan la leche de las mujeres dormidas que amamantan a su hijo introduciendo su cola en la boca del bebé a modo de chupete para que el niño no llore.

Pueden consultarse relatos andaluces recogidos por tradición oral a través del siguiente enlace:


Posiblemente esta creencia tenga su origen en el hecho de que cuando las vacas u ovejas están pastando en el campo o en el establo, pueden pisar a una culebra y ésta trate de subir por una de las patas traseras como defensa. Al observar esto a cierta distancia, parecería que la culebra esta mamando o tratando de mamar de las ubres. Dicha creencia, abundantemente extendida en diversas culturas, es muy antigua y se asocia a la lujuria y a la postre al pecado original.

El supuesto de que las culebras o serpientes mamaban de los pechos de las mujeres también era aplicable a las madres que abandonaban o no daban de mamar a sus hijos, así como a las madres solteras que rechazaban amamantar a los huérfanos.

Esta vieja creencia ha inspirado Cayetano Ibarra Barroso estos sugerentes dibujos.





Reproduzco a continuación las portadas de otros pliegos de cordel con el mismo asunto y las mismas xilografías, si bien cambiadas de posición, editadas en Madrid por Marés en 1847 y por el editor granadino Mariano Sáez, sin año y como reimpresión.



La iconografía que puede observarse en determinados canecillos, capiteles o pórticos de los templos románicos muestran de forma alegórica serpientes o culebras succionando los pechos de las mujeres como recordatorio o advertencia sobre los castigos que conllevan los pecados de la carne y la lujuria, según se desprende en estos ejemplos.

Arquivolta de la iglesia de San Juan Bautista en Lekunberri (Navarra)
Pila bautismal de Rebanal de las Llantas (Palencia)

Sirvan estos pequeños apuntes para dar paso al pliego, editado en 1817 en Valladolid por la imprenta de Fernando Santarén, donde el demonio del grabado luce en una banda la advertencia de 'vengan a tomar por ejemplo'.





©Antonio Lorenzo