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miércoles, 26 de octubre de 2016

Imágenes para leer: los cuadros de castas y mestizajes de la Nueva España (VI)


Esta entrada está dedicada a exponer la otra serie de pinturas de castas atribuidas al pintor pueblano José Joaquín Magón, según lo considera Mª Concepción García Sáiz, investigadora y actual directora (2016) del madrileño Museo de América, quien estudió estas manifestaciones pictóricas en su obra: Las castas mexicanas. Un género pictórico Americano, Milán: Olivetti, 1989. Actualmente se exponen en el Museo de Castas mexicanas de Monterrey (Nuevo León).

Las obras pertenecen a la colección particular de la señora Lydia Sada Garza, quien ha sido considerada una de las coleccionistas de arte más importantes de América Latina. Estos cuadros fueron exhibidos por primera vez en el museo en el año 2008 como parte de la exposición temporal "Espejos distantes". Posteriormente, en el año 2013, fue inaugurada la galería para exhibir de manera permanente las obras que le fueron entregadas en préstamo al museo.

La señora Lydia Sada Garza, falleció el pasado 13 de marzo de este mismo año a los 99 años de edad. El 13 de julio de 2013 fue distinguida por el gobierno español con la condecoración de la Orden de Isabel la Católica.

Añadiré también unos comentarios generales sobre las pinturas de castas en su relación con la realidad social de la sociedad virreinal.

Esta serie presenta unas características propias que se apartan de la serie del 'arzobispo Lorenzana' que traté en la entrada anterior. Cada cuadro presenta un rótulo, etiqueta o leyenda donde no sólo se describe el 'resultado' del cruzamiento de la pareja, sino que en ellas se expresa una evidente idea de menosprecio que hay que contextualizar para evitar connotaciones interpretativas sesgadas sin tener en cuenta la evolución histórica y social de la realidad virreinal y la dinámica social del siglo XVIII. No son, obviamente, representaciones inocentes puesto que son expresiones de relaciones de poder, pero no  bastan como testimonio directo para identificarlas con una idea de una sociedad basada en el racismo.

No está claro tampoco que el pintor sea el artífice o creador de dichas leyendas o si, por el contrario, se deben a una posterior mano ajena obedeciendo a indicaciones externas, pues no hay una clara relación entre las descripciones con su representación.

Para formarnos una previa idea más o menos clara de estas etiquetas, conviene agruparlas en el siguiente listado que refleja una clara clasificación artificial. Hay que tener en cuenta, a su vez, la variabilidad y evolución de las series de cuadros de castas (se conocen más de un centenar de series). En las series más tempranas se hace un mayor hincapié en los rasgos físicos, como el color de la piel, el cabello o las vestimentas, mientras que en la segunda mitad del siglo XVIII hay un creciente interés por los oficios y ocupaciones concediendo una mayor importancia a los espacios donde se desarrollan las escenas en un enfoque más socio-económico.

Repasemos las etiquetas o leyendas de los cuadros, algunas de ellas claramente despreciativas, como "cuerpo contiancho", "mala ralea",  "de ingenio tardo" o "ingerto malo".



Las pinturas de castas en la sociedad novohispana

En un reciente trabajo de las historiadoras Pilar Gonzalbo y Solange Alberro: La sociedad novohispana: estereotipos y realidades, El Colegio de México, Centro de Estudios Históricos, 2013, se proponen desmontar y aclarar los tópicos, prejuicios y estereotipos sobre la historia del México virreinal: Pilar Gonzalbo, respecto a la sociedad de castas y Solange Alberro en lo referente al concepto de nobleza. La primera de las dos partes, escrita por Pilar Gonzalbo, lleva por título "La trampa de las castas" organizada en VI capítulos. La idea central de la autora es señalar que el concepto de "sociedad de castas" no puede emplearse como argumento central de explicación de la complejidad social del México virreinal, puesto que el orden social ni tuvo la misma vigencia ni es aplicable a todo el territorio. Tomando como principal fuente los registros parroquiales, donde se anotaba la identidad y posición social de los progenitores, ocupación profesional y situación étnica de los feligreses, no se puede concluir que esa indudable e indiscutida "segregación social" obedeciera o estuviera basada en una "ideología racista" que justificaba la superioridad natural de los españoles como grupo dominante. El ordenamiento social, sobre todo en la segunda mitad del siglo XVIII, no se basaba en la pertenencia a una determinada casta (como algunos historiadores han aceptado como indiscutible de forma simplista), sino su pertenencia a determinada posición y reconocimiento social. Entresaco un texto esclarecedor:
"Y recurrir a la confiabilidad de los pintores de cuadros de castas es como mínimo ingenuo y en consecuencia tendencioso. La pintoresca nomenclatura que estuvo de moda durante varias décadas entre los funcionarios españoles y algunas familias prominentes, como parte de una temática exitosa entre los pintores novohispanos, es confusa, equívoca, admite variantes, nunca se aplicó formalmente a los habitantes del virreinato y no tiene el mínimo valor probatorio como testimonio del orden de la sociedad virreinal. Muy probablemente se mencionó entre ciertos grupos en tono peyorativo y burlesco, a sabiendas de que en nada repercutía en las relaciones sociales". (Cap. I)
Los términos "criollo", "casta" o "raza" han sufrido un desplazamiento léxico de significado a lo largo del tiempo que ha ido deslizándose, de su sentido original de mera categoría biológica, a una categoría social, si bien es cierto que no invalida ni solapa la presencia de un componente racista de las mismas según la perspectiva actual.




















La imprecisión del término "casta", que originalmente tenía un sentido positivo y de orgullo por el linaje, según se recoge en el Tesoro de la Lengua Castellana o Española de Sebastián de Covarrubias (1611), pasó a designar las mezclas raciales con sangre africana. Los cuadros de castas son un intento de clasificación jerárquica y social que no se corresponde de forma directa con una discriminación racial.

En una estricta sociedad de castas, cada individuo desde su nacimiento a su muerte no podría ascender a otra casta sin romper el orden social de origen religioso o divino, donde la casta está por encima de la raza, como sucede en la sociedad hindú, donde están sumamente limitadas las posibilidades de ascenso social.

Estas pinturas estaban concebidas para ser exportadas como "curiosidades americanas" para satisfacer encargos de personas influyentes, ya fueran de la península o del propio virreinato. En Europa, y de acuerdo con la mentalidad cientifista de la Ilustración, se hallaba en boga una curiosidad por lo exótico y una fascinación por lo desconocido. Estas pinturas respondían, pues, al deseo de resaltar la idea de riqueza de la colonia en la metrópoli. El propio hecho de nombrar o etiquetar, no deja de ser una estrategia de conquista y de construcción de identidades afirmando la imagen del yo frente a "lo otro".

Es importante señalar que muchos de los cuadros de castas fueron realizados por criollos o mestizos por encargo del propio virrey o de autoridades españolas, de lo que puede entenderse que los propios criollos o mestizos participaban del "imaginario cultural y social", perspectiva de la que formaban parte los propios creadores. Los más renombrados de los pintores novohispanos, dirigían sus propias academias y según el estatuto de entrada en ella de sus discípulos (estatuto IX de la Academia de Ibarra), para acceder a ella se dice expresamente que  'ninguno puede recibir discípulos de color quebrado'; se especifica también que es necesario 'que sea español', 'de buenas costumbres' y 'de gracia innata', estatuto firmado por Miguel Cabrera, considerado como el mejor pintor de castas y de pintura religiosa de su época. Ser de "color quebrado" (entiéndase de aquellos con mezcla de negro o afromestizos) era para los pintores dirigentes de la Academia, recogido en las ordenanzas, un impedimento suficientemente grave para ingresar en ella. Es decir, los propios pintores criollos de las pinturas de castas reivindicaban ocupar sus propios espacios de poder y la búsqueda de un reconocimiento oficial ejerciendo ellos mismos prácticas discriminatorias contra los afromestizos.

Con la feliz expresión de 'colonialismo interno' se trata de incidir en la idea de que los propios criollos practicaban un colonialismo interno para legitimarse en relaciones de igualdad con los peninsulares, en lo que ya en el siglo XX se conoce con el nombre de mestizaje. Con ello se mantenían y renovaban de alguna forma las estructuras coloniales que operaban bajo el dominio externo de los antiguos colonizadores.

Desde la perspectiva de los criollos era una forma de mostrar su orgullo hacia lo propio, al no distinguirse en las pinturas entre españoles y criollos, lo que consolidaba su propia visión de las relaciones de poder. Poco a poco se va identificando lo criollo con lo puro frente al discurso visual de castas.

Una de las conquistas de la Revolución francesa fue el favorecer el tránsito de una sociedad estamental a una economía de mercado donde se igualaban los derechos de todos los ciudadanos y se favorecía la movilidad social de los mismos fuesen de la condición que fuesen.

Pero pasemos a contemplar esta pintura controvertida, pero siempre fascinante.

Del Español, y la Yndia/ nace èl Mestizo,/ por lo comun, humilde,/ quieto, y sencillo

Mestizo y Española/ dan al Castizo/ la aficion al caballo/ desde bien niño

De Español y Castiza/ el Fructo bello/ se vè igual a su Padre/ ya pelo à pelo

El Orgullo y despejo/ de la Mulata,/ náce del Blanco, y Negra/ que la dimanan

Español y Mulata/ ser, y doctrina/ dan conforme a su genio/ a la Morisca

De Español, y Morisca/ nace el Albino,/ corto de vista, devil/ suave, y benigno

Albino y Española/ Los que producen/ de torna átras, en figura/ genio, y costumbres

Mulato, è Yndia engendran/ Calpa Mulato/ de indocil genio, fuerte/ cuerpo cortiancho

De Yndia, y Calpa mulato/ Gíbaro nace/ inquieto de ordinario,/ siempre arrogante

De Negro, è Yndia, Lovo,/ mala ralea,/ Herodes son de bolsas,/ y faltriqueras

Lovo, è Yndia, Cambujo,/ es de ordinario/ pesado, y perezoso/ de ingenio tardo

El Yndio, y la Cambuja/ Sambayga engendran/ el q no ai Maturranga/ que no la Entiendan

El Cuarteron Cabcioso/ a luz dimana,/ del Mestizo sencillo,/ y la Mulata

Cuarteron y Mestiza,/ siempre peleando/ engendran al Collote/ fuerte y osado

De Collote, y Morisca,/ el Albarazado/ nace, y se inclina siempre/ á burlas, y chascos

Tenteenelayre, nace/ (ingerto malo)/ de Tornaatrás adusta/ y Albarazado

©Antonio Lorenzo

domingo, 25 de septiembre de 2016

Imágenes para leer: los cuadros de castas y mestizajes de la Nueva España (I)


En los primeros años del siglo XVIII, con la reciente dinastía borbónica instalada en el trono español, surgió un movimiento pictórico que trataba de representar a la población, mediante una clasificación racial, de los dos principales virreinatos: el de México y el de Perú. Los llamados 'cuadros de castas' crecieron en popularidad a lo largo del siglo XVIII y decrecieron a raíz de la progresiva independencia de las colonias españolas en América a mediados del siglo XIX y al general rechazo de la estructura social que rigió hasta entonces. 

La sociedad colonial hispanoamericana se estructuró según el origen racial de las personas; los españoles peninsulares y los nacidos en América (llamados después criollos) ocupaban la cúspide de la pirámide social; luego seguían los caciques indígenas (que gozaban de los privilegios de los hijodalgos); después los mestizos; los indios; los mulatos, pardos y negros libres; los zambos, y, finalmente, los esclavos (fueran estos negros o mulatos), quienes ocupaban el estrato más inferior de la pirámide.

Para designar las diferentes mezclas raciales que integraron las sociedades hispanoamericanas y las posiciones que cada una ocupaba, se usó el término 'castas'. Esto hizo surgir una serie de nombres para designar las diversas mezclas raciales dando lugar a estas manifestaciones pictóricas conocidas como 'pintura de castas', que es el motivo de la serie de entradas que dedicaré a ellas englobadas en lo que he etiquetado como 'imágenes para leer', en similar correspondencia con las aleluyas, gozos o ilustraciones impresas como formas de apropiación visual en el imaginario colectivo.

El sistema de estratificación colonial clasificaba a las habitantes en tres razas: blanca o española, indígena y negra. La sangre de las personas de cada grupo era «limpia», pero si un hombre y una mujer de diferentes «razas» engendraban un hijo, la sangre de este se vería «manchada», hecho que lo haría pertenecer a una casta de sangre manchada.

Las llamadas castas formaron parte de la sociedad de la Nueva España tras su colonización por los españoles. Bien es cierto que la nomenclatura del sistema de castas no es homogénea ni existe una única clasificación debido al permanente entrecruzamiento y a la masiva mezcla de la sociedad virreinal, lo que facilitó la movilidad social y el cambio en su valoración a lo largo del tiempo.

En esta primera aproximación me voy a detener en las series o conjunto de imágenes agrupadas. En las siguientes entradas reproduciré escenas o cuadros individualizados.

 Los cuadros de castas se presentaron con mayor frecuencia en series de dieciséis lienzos individuales agrupados a modo de mural en dieciséis compartimentos. Cada serie suele representar por lo general a un hombre, mujer y niño, dispuestos de acuerdo con un jerarquías de raza y condición. Los negros y mulatos suelen representarse como cocheros, los indios como vendedores de comida, y los mestizos como sastres o zapateros. Las mulatas y mestizas, como cocineras o costureras.


Los prejuicios y las discriminaciones raciales que se aprecia en estas pinturas, mantuvieron su vigencia en las sociedades jerarquizadas de hispanoamérica. Afortunadamente, ya contamos con abundantes estudios historiográficos sobre el sistema de castas colonial o indiano que nos permiten valorar más objetivamente estas manifestaciones.


Gran parte de las series de castas existentes provienen de México y de artistas anónimos, si bien algunos han sido identificados como pintores destacados en México del siglo XVIII, como: Miguel Cabrera, Juan Rodríguez Juárez, José de Ibarra, José Joaquín Magón o Francisco Vallejo.

El interés de estos cuadros es múltiple, pues aparte del intento de representación de las distintas castas, aparecen en ellos elementos de indumentaria y de cultura material, frutas, paisajes, mobiliario, fauna y flora o útiles de cocina, aspectos, en suma, que añaden un mayor interés a estas pinturas.


Entre la variedad de clasificaciones, donde no todas coinciden ni en el nombre ni en la combinación, señalo una de las más representativas, con nombres tan curiosos como 'Tente en el aire', 'Loba', 'Torna atrás' 'Abarazado', 'Coyote', etc. que requieren de explicaciones más prolijas que procuraré desarrollar, aunque de forma sucinta, en posteriores entradas.


Una de las clasificaciones más conocidas (entre otras muchas) es la siguiente:

                                            De español y de india: sale mestiza
                                            De español y mestiza: sale castiza
                                            De español y castiza: sale español
                                            De español y negra: sale mulato
                                            De español y mulata: sale morisca
                                            De español y morisca: sale albina
                                            De español y albina: sale torna atrás
                                            De español y torna atrás: sale 'tente en el aire'
                                            De negro e india: sale 'china cambuja'
                                            De chino cambujo e india: sale loba
                                            De lobo e india: sale albarazado
                                            De albarazado y mestiza: sale barcino
                                            De indio y barcina: sale zambuigua
                                            De castizo y mestiza: sale chamizo
                                            De mestizo y de india: sale coyote


Reproduzco la detallada clasificación elaborada por el ilustre Nicolás León (México, 1859-1929), quien fuera director del Museo de Michoacán.



©Antonio Lorenzo


lunes, 7 de noviembre de 2016

Imágenes para leer: los cuadros de castas y mestizajes de la Nueva España (VIII)

Círculo de Miguel Cabrera - De español e india, mestiza
Continuando con las pinturas de castas traigo en esta ocasión unas muestras representativas atribuidas al pintor José de Páez, a las que añadiré al final una pequeña selección de pinturas de José de Ibarra.

José de Páez (1720-¿1790?) fue uno de los artistas más prolíficos de la segunda mitad del siglo XVIII. Contemporáneo de otros pintores como José Cabrera o Andrés de Islas, trabajaron todos ellos en la elaboración de pinturas de castas, aunque su mayor dedicación estuvo orientada hacia la pintura de temática religiosa. Las pinturas de castas de Páez no corresponden a lienzos, sino a óleos sobre cobres de pequeño formato y los espacios donde se sitúan las escenas suelen corresponder a interiores y a ambientes relacionados con determinados oficios.

La pintura virreinal en España cuenta cada vez más con estudios que documentan su presencia en la península. En el caso de José Páez se ha documentado en la parroquia de San Miguel, en Marchena (Sevilla), un lienzo de la Coronación de la Virgen por la Santísima Trinidad atribuido al pintor que nos ocupa, según ha analizado Montes González, Francisco: "Un lienzo de la Coronación de la Virgen de José Páez en la parroquia de San Miguel de Marchena", en 'Laboratorio de Arte: Revista del Departamento de Historia del Arte, de la Universidad de Sevilla, Año 2010, nº 22).

De español y mestiza, castiza

De español y castiza, español

De español y negra, mulato
De español y negra, mulato (detalle)

De español y negra, produce mulato 

De español y negra, produce mulato (detalle)

De español y morisca, albina

De español y albina, tornatrás

 De albarazado y torna atrás, produce tente en el aire 

Indios bárbaros montaraces
Las pinturas que figuran a continuación pertenecen a José de Ibarra (1685-1756). De este pintor se conocen una serie de obras que tienen como peculiar característica el que en todas ellas aparecen las figuras representadas de cuerpo entero. 

José de Ibarra fue miembro de la academia del también pintor Rodríguez Juárez, quien lo nombró en 1722 como albacea testamentario. El propio Ibarra dirigió su propia academia de pintura en 1753, acogiendo entre sus miembros a otros pintores de posterior renombre, como Miguel Cabrera, considerado uno de los mejores representantes, tanto de pinturas religiosas como las de castas.

Sabemos que José de Ibarra era mulato, lo que viene a desmentir en parte la discriminación racial que se ha querido ver de forma exclusiva en las leyendas de estas pinturas. Estos creadores buscaban el reconocimiento institucional y oficial al mismo nivel que los españoles, por lo que no dudaron en ejercer prácticas discriminatorias sobre los negros y afromestizos.

Por otra parte, la vestimenta que utilizan los representados como indicador de su clase socioeconómica, relativizan las fronteras sociales y el acendrado racismo que, en juicio precipitado, algunos han querido ver en exclusiva en estas pinturas. Estas pinturas estaban destinadas en gran parte, bien es cierto que no única, a la exportación hacia España o a otros puntos, ya fuera encargada por altos funcionarios civiles o eclesiásticos a su regreso a la metrópoli tras su estancia en el virreinato.

De español e india, mestizo
De mestizo y española, castizo






















De castizo y española, español
De negro e india, lobo


Indios otomites
Antonio Lorenzo©

miércoles, 19 de octubre de 2016

Imágenes para leer: los cuadros de castas y mestizajes de la Nueva España (V)


Esta entrada la voy a dedicar por entero a una de las series de pinturas de castas del pintor José Joaquín Magón, conocida como la serie del 'arzobispo Lorenzana'. Esta serie está compuesta por 16 lienzos pintados al óleo donde figura en el primero de ellos la siguiente leyenda:
"Calidades que de la mezcia de Españoles, Negros e Indias, proceden en la América; y son como se siguen por los números".


José Joaquín Magón fue un pintor oriundo de la región de Puebla de los Ángeles donde vivió en la segunda mitad del siglo XVIII. No sólo se le conoce por sus pinturas de castas, sino que también es apreciado por sus pinturas de temática religiosa.

Poco se sabe de la biografía de José Joaquín Magón, pues no hay apenas datos sobre su vida. Nacido en  Puebla estuvo activo entre 1742 y 1763. Si atendemos a las notas ofrecidas por Guillermo Tovar y de Teresa, (Repertorio de artistas en México, Tomo II, México, 1996, Grupo Financiero Bancomer, pp. 292), parece ser que era de carácter violento y que tuvo problemas con la justicia, lo que contrasta con su  pintura religiosa de vírgenes con rostro aniñado y candorosos querubines.
"En un documento inquisitorial, fechado en febrero de 1783, encontramos testimoniado un episodio de su vida que lo describe como un personaje atrevido y violento; en el callejón de Solís, en el barrio de la Santa Cruz, en la capital, estando jugando malilla (juego de naipes) en casa de don Antonio Montes, su cuñado, echando un albur para apostar, María Micaela Solís, hermana de su mujer, le recordó que tenía un voto a la Purísima Sangre de Cristo de no apostar albures en su casa, a lo que Magón respondió con una blasfemia, “poseído de violencia y embriaguez”. Fue denunciado ante el Santo Oficio y hubo averiguación y diversos testimonios que lo refieren: que fue casado con Manuela Josefa Aniceta Solís en la parroquia de la Soledad en 1778, y que antes de las nupcias se introducía a la habitación de la novia por una ventana que esta dejaba intencionalmente abierta".
El porqué se conoce a este conjunto de pinturas con el nombre de serie del 'arzobispo Lorenzana' es porque fue este prelado el que las adquirió y el responsable de su transferencia posterior a España,  enviadas primeramente al arzobispado de Toledo en 1772 y donados posteriormente a la Universidad de Toledo y luego al Instituto de Segunda Enseñanza de la misma ciudad, para recabar en 1899 en el Museo Nacional de Antropología.

Francisco Antonio Lorenzana, de personalidad polifacética y compleja,  nació en León, en 1722. En 1765 era obispo de Plasencia (Cáceres) y, un año después, fue nombrado arzobispo de México, hasta ser nombrado arzobispo de Toledo. En 1789 accedió al capelo cardenalicio y de 1794 a 1797 fue inquisidor general. Falleció en Roma en el 1804. 

Retrato del cardenal Lorenzana por Matías Moreno (ca. 1878)
Aparte de sus cargos eclesiásticos y el artífice de que la colección de Magón recabara en España, es conocido por ser el autor de Historia de la Nueva España escrita por su esclarecido conquistador Hernán Cortés, donde recoge y reúne las cartas de Cortés y sus comentarios personales. Imbuido por el espíritu cientifista de la Ilustración consideraba que era necesario conservar una jerarquía de la población, siendo las escenas representadas en los cuadros, en su opinión, fiel testimonio de la realidad social que reflejaban. Conocido su enfrentamiento con Godoy, se sumó al intento de emprender contra él una fallida instrucción secreta acusándole de ser sospechoso de bigamia y ateo, al no haberse confesado en ocho años. Consiguió, en cambio, que el rey Carlos III aprobara, por su intervención, una Real Cédula donde se prohibían todas las lenguas de América y se obligaba al uso del castellano. Pero la medida más difícil en su estancia mexicana fue la expulsión de los jesuitas en 1767, lo que le ocasionó numerosos problemas al tener que administrar sus bienes y posesiones y la polémica sustitución de cargos y prebendas en tan extenso territorio del virreinato.

Los cuadros

El conjunto, agrupado habitualmente en series de 16 cuadros, tratan de representar la estratificación de la sociedad virreinal. Si bien es cierto que la realidad de los cruzamientos es un hecho puramente biológico, la denominación de sus 'resultados' es completamente arbitraria y responde a la percepción discriminatoria y racista sobre dichas uniones. Bien es cierto que, en nuevos e importantes estudios, se 'rebaja' la consideración discriminatoria y peyorativa de las castas como comentaré en la próxima entrada, que dedicaré a la otra serie de 16 cuadros 'atribuida' a José Joaquín Magón, donde figuran en los rótulos o leyendas que acompañan a los diferentes cuadros alusiones y juicios de valor claramente despectivos.

Esta primera serie engloba las siguientes escenas:
01. De Español e India nace Mestiza
02. Español y Mestiza producen Castiza
03. De Español y Castiza torna a Español
04. De Español y Negra sale Mulato
05. De Español y Mulata sale Morisca
06. De Morisco y Española, Albino
07. De Albino y Española, lo que nace Torna atrás
08. Mulato e India engendran Calpamulato
09. De Calpamulato e India sale Gívaro
10. De Negro e India sale Lobo
11. De Lobo e India sala Cambuja
12. De Indio y Cambuja nace Sambahiga
13. De Mulato y Mestiza nace Cuarterón
14. De Cuarterón y Mestiza, Coyote
15. De Coyote y Morisca nace Albarazado
16. De Albarazado y Salta atrás sale Tente en el aire

De Español e India nace Mestiza

Español y Mestiza producen Castiza

De Español y Castiza torna a Español


De Español y Negra sale Mulato

De Español y Mulata sale Morisca

De Morisco y Española, Albino

De Albino y Española, lo que nace Torna atrás

Mulato e India engendran Calpamulato

De Calpamulato e India sale Gívaro

 De Negro e India sale Lobo

De Lobo e India sala Cambuja

De Indio y Cambuja nace Sambahiga

De Mulato y Mestiza nace Cuarterón

De Cuarterón y Mestiza, Coyote

De Coyote y Morisca nace Albarazado

De Albarazado y Salta atrás sale Tente en el aire
©Antonio Lorenzo