sábado, 30 de agosto de 2014

Pliegos de aleluyas: La vida de los gitanos


De la imprenta madrileña de la calle Encomienda, 19, donde se vendían romances y aleluyas 'al por mayor', material generalmente editado anteriormente por otros impresores radicados en Madrid, traigo este pliego de aleluyas dedicado a ilustrar la vida de los gitanos. Obviamente, el pliego está lleno de tópicos sobre sus profesiones, fiestas y actividades.

Divido el pliego en cuatro secciones que hay que ir recorriendo prestando atención a la numeración correlativa, lo que resulta algo enojoso, pero es la única manera que se me ocurre para poder apreciar con cierta nitidez cada viñeta y el texto que la acompaña y lo reproduzco completo al final.







Antonio Lorenzo

miércoles, 27 de agosto de 2014

Pliegos de aleluyas: Ramillete de chistes


De la imprenta madrileña de la calle Colegiata, 6, donde se vendían 'al por mayor' romances y pliegos de aleluyas, ya editados anteriormente, este surtido de chistes que divido en cuatro secciones y que reproduzco completo al final.












Antonio Lorenzo

miércoles, 13 de agosto de 2014

Pliegos de aleluyas: Las calderas de Pedro Botero


De la imprenta madrileña de la calle Colegiata, 6, este pliego de aleluyas de venta 'al por mayor' en dicho establecimiento.

El pliego fue publicado anteriormente y sacado a la venta por la Librería y Casa Editorial Hernando, en la calle Arenal, 11, con el número 53.

Según Sebastián de Covarrubias, en su Tesoro de la lengua castellana o española (1611), en su acepción de la palabra 'caldera', escribe:
"Caldera de Pedro Botello se toma por el infierno; fúndase en algún particular que yo no alcanzo; sospecho debía ser algún tintorero caudaloso que hizo cualque caldera capacísima".
Por su parte, Gonzalo Correas, en su célebre Vocabulario de refranes y frases proverbiales (1627), recoge la expresión 'En las ollas de Pedro Botello' asociándola a un hipotético Maestre de Alcántara.


Quevedo también se hace eco de la expresión, entre otras obras, en sus llamados Juguetes de la niñez y travesuras del ingenio (1634) bajo el título de 'La caldera de Pedro Botero'.

Una referencia a Pedro Botero, como sinónimo del diablo, también se recoge en La Santa Juana, una de las comedias religiosas de Tirso de Molina (1583-1648):
Santa: ¿Yo, hermano? ¿Aqueso dice?
Gil: Si permite que mi Marica vuelva a casa sana, os diabros se van al alcrebite (expresión desusada del azufre) donde Pedro Botero los batana en su caldero, quedaré contento.
Santa: ¿Quién soy yo para hacer cosa tan grande?
Llorente: Ella puede sacarlos [...]
No faltan tampoco aquellos que han querido asociar a Pedro Botero con una leyenda protagonizada por un labrador catalán de Tordera (Barcelona) llamado Pere Porter. La leyenda parece que tuvo cierto éxito a juzgar por el libro, del que reproduzco la portada y la justificación de su historicidad, editado en Lérida en 1870. Dicho libro, donde curiosamente no figura el autor, se basa en manuscritos y en papeles apócrifos encontrados aquí y allá. No deben de sorprendernos  estas atribuciones cuando también hay quienes defienden la ascendencia catalana de personajes como Cervantes (Joan Miquel Servent), Fray Bartolomé de las Casas (Bartomeu Casaus), Colón (Joan Colom i Bertran), Francisco Pizarro (Francesc de Pinós de So i Carròs) y hasta la del mismísimo Leonardo da Vinci (Leonardo de Vinçà), donde hay quienes quieren apreciar dibujadas a lo lejos de su famosísima Gioconda las propias montañas de Montserrat.




La leyenda catalana sobre el tal Pere Porter también ha encontrado eco en la red, de la que facilito un enlace:


Dejando aparte estas referencias reproduzco, por su indudable interés iconográfico, una representación de las calderas del infierno que pueden observarse en el tímpano de la fachada principal de la catedral de León.


Aunque nuestro pliego nada tiene que ver con estos antecedentes, salvo en el nombre que recoge una tradición anterior, en él se nos cuenta la historia de Pedro Botero que fue nombrado por Luzbel gobernador de la 'mansión del dolor' y que a su vez 'él inventó unas calderas, del infierno las primeras' [viñeta 5] a las que, a juzgar por el pliego, sacó un extraordinario provecho.

Divido el pliego en cuatro secciones y lo reproduzco completo al final.








Antonio Lorenzo