viernes, 5 de junio de 2015

Testamento de Luzbel cuando cayó arrojado del cielo

Grabado de Hieronymus Wierix (1584)
Leyendas y narraciones, tanto orales como escritas y de muy diversa procedencia, conforman el entramado de los llamados seres espirituales, formados por tres jerarquías o tríadas que agrupan a los llamados nueve órdenes o coros celestiales.


Los ángeles de la religión cristiana son herederos directos de la tradición hebrea, a los que se unen influencias gnósticas y mágico-populares, lo que dificulta en gran medida el tratar de definir tanto su naturaleza como sus funciones.

Según la leyenda, Luzbel era un ángel muy hermoso que se rebeló por soberbia contra el mismo Dios queriendo ser como él. Fue expulsado del cielo junto a sus partidarios por el Arcángel Miguel conociéndose desde entonces como el Ángel Caído identificándose posteriormente en la tradición cristiana con el Diablo (en sus muy diversas acepciones) al que se le fueron añadiendo distintos elementos e  interpretaciones conformando una multiplicidad de leyendas.

Este adversario, el Ángel Caído, recibe en la tradición cristiana nombres como el de Príncipe de las Tinieblas, Belcebú, Satán, Lucifer, etc.

El Apocalipsis (12:7-9) relata así los hechos:
12.7. Y hubo una gran batalla en el cielo: Miguel y sus ángeles luchaban contra el dragón; y luchaban el dragón y sus ángeles,
12.8. pero no prevalecieron, ni fue hallado más su lugar en el cielo.
12.9. Y fue lanzado fuera aquel gran dragón, la serpiente antigua, que se llama Diablo y Satanás, quien engaña a todo el mundo; fue arrojado a la tierra, y sus ángeles fueron arrojados con él.
El arcángel Miguel fue quien arrojó del cielo a Lucifer y a los ángeles rebeldes que le seguían y el que mantiene la batalla contra Satanás. Si bien el judaísmo consideraba a Lucifer y a Satanás como dos entidades diferentes (el primero antes de su expulsión y el segundo como príncipe de los infiernos), el cristianismo los identificó bajo un sólo concepto asociado al diablo.

La iconología religiosa sobre el ángel caído es muy abundante, sobre todo en la pintura, aunque la ciudad de Madrid presume de contar en el parque del Retiro con una de las pocas reproducciones escultóricas dedicadas al ángel caído, obra del escultor Ricardo Bellver, formando parte de una fuente inaugurada oficialmente en el año 1885.


Como curiosidad, hay quienes creen que la altura topográfica de la fuente que se encuentra a 666 metros sobre el nivel del mar, y que coincide justamente con el número de la bestia, obedece a un extraño homenaje al diablo según determinadas creencias esotéricas. A su vez, la serpiente que arrastra a Lucifer hacia los abismos tiene siete cabezas, número considerado mágico.

Las imágenes del arcángel Miguel blandiendo una espada o lanza y pisoteando al vencido Lucifer es lugar común en pinturas, grabados y retablos y cuya inicial popularización la debemos al pintor flamenco Martín de Vos (1532-1603), tan imitado posteriormente, como el grabado que encabeza esta entrada por Hieronymus Wierix en 1584 dedicada a Benito Arias Montano.

Otro aspecto interesante es la ambivalencia o indefinición sexual, tanto del arcángel como de Lucifer, sobre todo si observamos el pecho izquierdo del arcángel o a Lucifer cruzando los brazos y cubriendo sus senos como avergonzado y las miradas que se dedican y que tantas discusiones bizantinas han suscitado sobre la ambigüedad del sexo de los ángeles. Por otra parte, el andrógino fue tema común entre los gnósticos al considerar que el espíritu original era la conjunción de varón-hembra como arquetipo primordial de la unión de los contrarios (luz y sombra, bien y mal...).


Grabado de Hieronymus Wierix (1584) [detalle]
A san Miguel se le asocia también con la llamada psicostasis o pesaje de las almas, donde mediante una balanza (símbolo de la justicia) se pesan en el juicio final las acciones buenas y malas en orden a la salvación o a la condenación eterna y donde suele aparecer el diablo para inclinar la balanza a su favor mediante artimañas por medio de ganchos o pequeños diablillos.

Pintura sobre tabla conservada en el Museo Nacional de Arte de Cataluña
Reproduzco primeramente la portada de una edición dieciochesca, sin año, de la imprenta valenciana de Cosme Granja, del que sabemos que su actividad impresora se desarrolló entre 1734 y 1765.



De la imprenta vallisoletana de Santarén reproduzco el 'infernal testamento' de Luzbel, editado en 1830.





Antonio Lorenzo

domingo, 31 de mayo de 2015

Todas me gustan + Desengaños de las doncellas

Marcus Stone - 'In love' (1888)
La cronología de la actividad impresora de Pedro Belda, a la luz de los datos consultados, podemos establecerla de la siguiente forma remitiendo a la entrada que le dediqué:


- Durante unos tres años regentó el establecimiento tipográfico de los Herederos de Teruel. El iniciador de esta imprenta fue don Felipe Teruel, quien desarrolló su actividad impresora en la segunda mitad del siglo XVII, entre 1781 y 1799, pasando luego a su viuda, Antonia Ramírez, quien se hizo cargo del taller entre 1781 y 1799. El hijo de ambos, Juan Vicente Teruel, siguió regentando la imprenta entre 1800 y 1822, al que sucedieron los Herederos de Teruel, editores entre 1824 y 1855. 

- Tras regentar durante esos primeros años la imprenta de los Herederos de Teruel y conseguido su traspaso se estableció por su cuenta a partir de 1857 y editando con continuidad hasta al menos 1895 en la calle de la Lencería, nº 20 de la capital murciana.

El pliego que reproduzco pertenece a su etapa de regencia de la imprenta de los Herederos de Teruel, por lo tanto anterior a 1857.





Antonio Lorenzo

lunes, 25 de mayo de 2015

Casada con dos maridos


Ejemplo de un pliego donde figura el nombre del propietario, en este caso de un tal Andrés Garí y se halla en venta en la librería de Juan Grau en Reus. No sabemos con certeza la relación entre el propietario (si es que se menciona, lo que no es frecuente) y el editor del pliego, pues pueden converger distintas variables que se nos escapan. El propietario puede ser el autor o la persona intermediaria entre el autor y el editor o quien tiene los 'derechos' de reproducción por un tiempo determinado o por un número de unidades vendidas. Las relaciones, pues, entre el autor, el propietario y el editor o librero son complejas ya que admiten diversas combinaciones.

La librería de Juan Grau en Reus no es otra sino la conocida librería La Fleca, en la calle Aleus número 1, donde se vendían variados productos, como los que entresaco de otro pliego al tiempo que incluyo una magnífica fotografía de la librería en 1898.

Juan Grau Gené era hijo del también librero Juan Grau y Vernis haciéndose cargo de la librería hacia el año 1880 aproximadamente.








El pliego sitúa los hechos en Sagunto y nos narra el casamiento de la 'joven honrada' Rosalía de Fuenclara con dos hombres ya que, creyéndose viuda aceptó el casarse de nuevo, aunque a regañadientes, con un joven 'bien parecido', de oficio carpintero y que ganaba 'buenos jornales'. Tras quince meses casados y con un nuevo hijo del segundo matrimonio resulta que se presentó el primer marido al que creían fallecido. Rosalía, 'abismada de dolor y una pena que la ahogaba', acabó retirándose en un convento de religiosas descalzas dejando a cada hijo con su padre correspondiente y... con 'lo demás que verá el curioso lector'.

El recurso narrativo de la anagnórisis, o 'reconocimiento' de la identidad, ya sea de esposos o hermanos, tras largo tiempo de desconocimiento es lugar común tanto en las novelas como en el teatro barroco y, cómo no, en las baladas en general y en el Romancero tradicional con ejemplos tan conocidos como Las señas del marido, Hermanas reina y cautiva, La boda estorbada o La condesita, La hermana cautiva... entre otros.







Antonio Lorenzo