domingo, 6 de diciembre de 2015

Mataba a los niños y los servía guisados a sus huéspedes

Ciego coplero con guitarra
Ejemplo de romance truculento donde se narran los horrorosos crímenes sucedidos en una fonda de la ciudad de Lisboa. Se trata de un magnífico ejemplo de la estética y de los recursos estilísticos propios del género de los pliegos de crímenes en los que no falta ningún ingrediente y donde se menciona el papel transmisor del ciego coplero:

                                                   "La vida que llevo yo
                                                   es la de un pobre ciego
                                                   siempre cantando crimenes
                                                   que malvados cometieron".


La profusión de datos es característico en este tipo de composiciones: fechas, nombres y descripciones macabras para despertar el interés y conmover al público lector-oidor:

                                                  "Una oreja de un niño
                                                  que estaba allí rebozá
                                                  con las chuletas de carne
                                                  que son las que gustan mas".


El pliego, del año 1895, según se nos dice que sucedieron los hechos, fue editado por la imprenta de Taroca y hermanos, de la que nada sabemos.





Antonio Lorenzo

lunes, 30 de noviembre de 2015

Las virtudes de la noche 'a lo humano'


Continuando con la entrada anterior reproduzco distintas redacciones de las 'virtudes de la noche a lo humano', de diferentes autores. La más conocida es la que reproduzco a continuación donde comienza con el tópico de la alabanza a la dama, tan repetido en la poesía amorosa del Siglo de Oro.

El pliego finaliza con una curioso romance en alabanza a una señora negra, donde no se cita el autor, pero que pertenece al cordobés Luis de Góngora y Argote, sobre lo que comentaré algo al final.





Portadas de otras impresiones


Portada el pliego editado en Barcelona por Juan Jolis, s.a.

Portada del pliego editado en Barcelona por los Herederos de Juan Jolis, s.a.

Portada del pliego editado en Zaragoza por Luis de Cueto, s.a.
En el pliego reproducido por extenso, así como en el impreso por Juan Jolis, incluye un curioso romance sobre una negra señora del que se dice tiene como fin entretener y pasar el tiempo.

El romance, que pertenece a Luis de Góngora, participa del tópico sobre el carácter de lo 'negroide' que tanto éxito tuvo en las comedias del Siglo de Oro.

Víctor Patricio Landaluce - Los negros curros (1881)
Tanto Góngora, como Quevedo o Sor Juana Inés de la Cruz, entre otros autores, se hicieron eco de una visión o arquetipo de la negritud en la sociedad barroca y que puede rastrearse tanto en poemas como en comedias. Mediante ingeniosos juegos de palabras se intenta promover la risa imitando el habla de los negros. Si bien en este ejemplo de Góngora no se aprecia tanto, sí lo pone en práctica en villancicos de su autoría parodiando una mezcla de castellano mal pronunciado con el lenguaje que se considera africano. Se trata, en el fondo, de la utilización del supuesto habla de minorías marginales como recurso de comicidad.

El teatro barroco se hizo eco de la presencia de la creciente población de raza negra creando estereotipos literarios que de alguna forma aún perduran: el negro gracioso e infantiloide o la chispeante mulata provocadora, síntomas de las actitudes y de la mentalidad de la época que se han prolongado, incluso, hasta bien avanzado el siglo XIX y se mantiene aún como estereotipo en algunas películas y comedias musicales del siglo XX.

No es el único caso donde Góngora utiliza la figura del negro en sus poemas. En un poema de asunto navideño el autor cordobés desarrolla un diálogo entre un negro (al que llama 'primo') y una negra (llamada 'Magdalena') con fines humorísticos. A su vez, en otro poema titulado 'En la fiesta de adoración de los Reyes' unos pastores se burlan de los negros que acompañan en comitiva al rey Melchor. En el romance que nos ocupa destaca el elemento humorístico en un despliegue de la capacidad e ingenio poético del autor.

Estos juegos verbales serían apreciados, no tanto por la originalidad de lo que sugieren, sino por la forma de expresar mediante reiteraciones y juegos polisémicos que conectarían fácilmente con un público conocedor del trasfondo folklórico familiar que conlleva. 

Góngora no utiliza en esta ocasión un remedo de las hablas marginales en el romance, sino que se detiene en la reiteración del adjetivo negro y en la descripción del cortejo fallido por la desaprensiva negra: 'que para galanes negros / se hicieron negros desdenes'.

Para favorecer su lectura y apreciarlo mejor cotejo el romance gongorino con el ofrecido en el pliego, donde, como puede apreciarse, se añaden elementos que modulan su interpretación y que no aparecen en el poema del autor cordobés.


Por una negra señora
un negro galán doliente
negras lágrimas derrama
de un negro pecho que tiene.

Hablóla una negra noche,
y tan negra, que parece
que de su negra pasión
el negro luto le viene.

Lleva una negra guitarra,
negras las cuerdas que tiene,
negras también las clavijas,
pues negro es el que las tuerce.










«Negras pascuas me dé Dios,
si más negros no me tienen
los negros amores tuyos
que el negro color de allende.






»Un negro favor te pido,
si negros favores vendes,
y si con negros favores
un negro pagarse debe.»











La negra señora entonces,
entafada del negrete,
con estas negras razones
al galán negro entristece:
















«Vaya muy en hora negra
el negro que tal pretende,
que para galanes negros
se hicieron negros desdenes.»

El negro señor entonces,
no queriendo ennegrecerse
más de lo negro, quitóse
el negro sombrero y fuese.
Por una Negra Señora,
un negro amante doliente
negras lágrimas derrama
de un negro pecho que tiene

Cantaba una negra noche,
y tan negra que parece,
que de sus negras pasiones
el negro luto le viene.

Con una negra guitarra,
negras las cuerdas, y puente,
negras también las clavijas
por el negro que las tuerce.

Delante una negra reja
que es de su negra el retrete,
cantaba el Negro qual cisne,
quando la vida fenece.
Que a veces un negro canto,
negros yerros enternece,
negros corazones muda,
y negros pechos rebuelve.

Negras Pasquas te dé Dios,
si mas negros no me tienen
los negros amores tuyos,
que un negro color de liebre.

Negro pesar me sustenta,
negra vida me entretiene,
con negra esperanza vivo,
negro gozo y negra suerte.

Un negro favor te pido,
si negros favores tienes,
y si con favores negros
un negro pagar se puede.

Mis negras voces te muevan,
porque los negros oyentes,
no digan cosa de negro,
pues mi negra se enternece.

Y mira qual negro amor,
que mi alma negra te ofrece,
no es justo, Negrilla mía,
por ser negro lo desprecies.

La Negra Señora entonces
Indignada del Negrete,
asi su negra aficion
del negro amante agradece.

Qué hermosa y linda negrura,
qué amores negros ofrece,
señor Negro Amante mio,
mis negros dones y bienes.

Negra noche y negro amor,
negra voz y pretendientes
negros, negra la guitarra,
mirad que lindo negrete.

Al fin los negros antojos
qual negros humos fenecen,
porque espera negros fines,
Quien negros principios tiene.






En esto un negro rumor
por la calle se rebuelve,
calose el negro sombrero,
despedido el Negro fuese.

Antonio Lorenzo


lunes, 23 de noviembre de 2015

Las virtudes del día y de la noche 'a lo divino'


Aunque en este caso no se trata propiamente de una controversia o debate entre las virtudes del día y de la noche, sí resulta un recurso apropiado para desarrollar las virtudes de ambos desde un punto de vista bíblico y doctrinal. Su desarrollo se centra en un recorrido acumulativo donde se entremezclan aspectos históricos, legendarios o fabulosos. En la primera parte se recoge desde la creación del mundo y el pecado de Adán, pasando por Moisés, Sansón, el santo Job, el legendario san Cristobal con el Niño a cuestas en su paso por el río y acabando con la huida a Egipto y con «El milagro del trigo» o «El labrador y la Virgen», tema apócrifo que ha pervivido como romance exento en la tradición oral y del que se han recogido numerosas versiones con el motivo central de 'la caridad recompensada y la maldad castigada', también presente en leyendas y en cuentos tradicionales.


Durán, en su ya clásico «Romancero General o colección de romances castellanos anteriores al siglo XVIII» (Tomo I: 1849 y Tomo II: 1851), incluye las virtudes del día con los números 1351 y 1352 del segundo tomo con ligeras variantes.

El texto del pliego, carente de colofón, puede datarse en la primera mitad del siglo XVIII.





Segunda parte

La segunda parte, que presumiblemente debería estar dedicada a resaltar las virtudes de la noche, se convierte en un simple pretexto para enumerar los principales episodios de la vida de Jesús: desde su nacimiento y circuncisión, la llegada de los Reyes Magos, el Niño perdido y hallado en el templo, Jesús y los doctores, las tentaciones del demonio, el milagro de las bodas de Caná y su pasión, muerte y resurrección.

Sobre la autoría de esta relación y de otras ediciones comentaré algo más adelante.





Respecto al autor de este pliego, que en el ejemplo reproducido por extenso no figura, conocemos otras ediciones donde se dice compuesto por un tal Juan Bautista Altimira Vázquez, natural del Reyno de Valencia y del que nada sabemos. Bien es cierto que en el pliego donde se menciona a este desconocido autor, editado en Barcelona por los Herederos de Juan Jolis en los Algodoneros, s.a., (que sabemos editaron entre 1760 y 1770) carece de la anunciada segunda parte.


Para complicar aún más la confusa atribución de esta relación, en otras ediciones figura como autor de la misma el conocido ingenio jerezano Lucas del Olmo, al que considero por su conocida trayectoria de poeta ascético como su verdadero artífice. El trasiego u omisión de autores y la copia, refundición o arreglos de los textos es característica recurrente de esta literatura destinada a un público generalista al que poco le importa la mención de su creador. 

Lucas del Olmo Alfonso, aunque ahora su nombre nos nos dice nada, fue un conocido autor de romances de temática religiosa como atestiguan las continuas ediciones de sus romances a lo largo de toda la geografía española por numerosas imprentas durante el siglo XVIII y aún del XIX, lo que da idea de su popularidad. De la vida del autor apenas conocemos datos y todo lo que podemos decir de él se basa en conjeturas entresacadas de los romances que publicaron distintas imprentas, como la sevillana de Francisco de Leeffdael, cuya actividad se sitúa entre 1700 y 1717, continuada por su viuda hasta 1733, donde se publicaron al menos 16 romances de Lucas del Olmo.



La autoría de esta relación del jerezano Lucas del Olmo creo que puede darse por segura si la cotejamos con la temática de otros romances de su autoría, de los que ofrezco una breve relación:
- Curiosa relacion, en la qual se explica la Creacion del Mundo y Fabrica del Hombre: repartiendo por los dias de la semana las obras de cada dia...
- Curioso romance, en que se declaran las festividades de el año : comparando cada santo con una flor
- De las excelencias de la Santisima Cruz: nueua relacion y curioso romance, en el qual se refieren las excelencias de la Santisima Cruz...
- Nueua relacion, y curioso romance, donde se declaran las plagas de Egypto : con todo lo demas que vera el curioso
- Nueuo, verdadero, y curioso romance, en que se representa la vanidad del mundo, y sus engaños, con el triste paradero de la muerte
- Nueva relacion, y curioso romance en que se refiere la Creacion del Mundo, y la Fabrica del Hombre, repartida por los dias de la Semana...
- Romance nueuo de esta sagrada historia, en que se declara la Oracion del huerto, la prision del Señor : y lo que padecio en casa de Anas, Cayfas, Herodes y Pilatos
- Verdadera relacion, y curioso romance: en que se da cuenta, y declaran las Festividades del año, comparando cada Santo con una flor, de las quales flores se compone un ramillete hermoso ... / compuesto por Lucas del Olmo Alfonso...

En el pliego editado en Córdoba por la imprenta de Rafael García Rodríguez (semejante también al editado en Madrid en la calle Juanelo o al valenciano del impresor Laborda), que contiene sólo la segunda parte, se observa que no concuerda con la ofrecida en otras ediciones, ni en los 'incipit' ni en el desarrollo discursivo de la argumentación, por lo que cabe pensar que son debidas a distintas plumas. Reproduzco la portada.


En una posterior entrada comentaré otros pliegos que contienen un Romance a las virtudes de la noche, con lindo estilo, junto a otras composiciones.

Antonio Lorenzo