miércoles, 26 de octubre de 2016

Imágenes para leer: los cuadros de castas y mestizajes de la Nueva España (VI)


Esta entrada está dedicada a exponer la otra serie de pinturas de castas atribuidas al pintor pueblano José Joaquín Magón, según lo considera Mª Concepción García Sáiz, investigadora y actual directora (2016) del madrileño Museo de América, quien estudió estas manifestaciones pictóricas en su obra: Las castas mexicanas. Un género pictórico Americano, Milán: Olivetti, 1989. Actualmente se exponen en el Museo de Castas mexicanas de Monterrey (Nuevo León).

Las obras pertenecen a la colección particular de la señora Lydia Sada Garza, quien ha sido considerada una de las coleccionistas de arte más importantes de América Latina. Estos cuadros fueron exhibidos por primera vez en el museo en el año 2008 como parte de la exposición temporal "Espejos distantes". Posteriormente, en el año 2013, fue inaugurada la galería para exhibir de manera permanente las obras que le fueron entregadas en préstamo al museo.

La señora Lydia Sada Garza, falleció el pasado 13 de marzo de este mismo año a los 99 años de edad. El 13 de julio de 2013 fue distinguida por el gobierno español con la condecoración de la Orden de Isabel la Católica.

Añadiré también unos comentarios generales sobre las pinturas de castas en su relación con la realidad social de la sociedad virreinal.

Esta serie presenta unas características propias que se apartan de la serie del 'arzobispo Lorenzana' que traté en la entrada anterior. Cada cuadro presenta un rótulo, etiqueta o leyenda donde no sólo se describe el 'resultado' del cruzamiento de la pareja, sino que en ellas se expresa una evidente idea de menosprecio que hay que contextualizar para evitar connotaciones interpretativas sesgadas sin tener en cuenta la evolución histórica y social de la realidad virreinal y la dinámica social del siglo XVIII. No son, obviamente, representaciones inocentes puesto que son expresiones de relaciones de poder, pero no  bastan como testimonio directo para identificarlas con una idea de una sociedad basada en el racismo.

No está claro tampoco que el pintor sea el artífice o creador de dichas leyendas o si, por el contrario, se deben a una posterior mano ajena obedeciendo a indicaciones externas, pues no hay una clara relación entre las descripciones con su representación.

Para formarnos una previa idea más o menos clara de estas etiquetas, conviene agruparlas en el siguiente listado que refleja una clara clasificación artificial. Hay que tener en cuenta, a su vez, la variabilidad y evolución de las series de cuadros de castas (se conocen más de un centenar de series). En las series más tempranas se hace un mayor hincapié en los rasgos físicos, como el color de la piel, el cabello o las vestimentas, mientras que en la segunda mitad del siglo XVIII hay un creciente interés por los oficios y ocupaciones concediendo una mayor importancia a los espacios donde se desarrollan las escenas en un enfoque más socio-económico.

Repasemos las etiquetas o leyendas de los cuadros, algunas de ellas claramente despreciativas, como "cuerpo contiancho", "mala ralea",  "de ingenio tardo" o "ingerto malo".



Las pinturas de castas en la sociedad novohispana

En un reciente trabajo de las historiadoras Pilar Gonzalbo y Solange Alberro: La sociedad novohispana: estereotipos y realidades, El Colegio de México, Centro de Estudios Históricos, 2013, se proponen desmontar y aclarar los tópicos, prejuicios y estereotipos sobre la historia del México virreinal: Pilar Gonzalbo, respecto a la sociedad de castas y Solange Alberro en lo referente al concepto de nobleza. La primera de las dos partes, escrita por Pilar Gonzalbo, lleva por título "La trampa de las castas" organizada en VI capítulos. La idea central de la autora es señalar que el concepto de "sociedad de castas" no puede emplearse como argumento central de explicación de la complejidad social del México virreinal, puesto que el orden social ni tuvo la misma vigencia ni es aplicable a todo el territorio. Tomando como principal fuente los registros parroquiales, donde se anotaba la identidad y posición social de los progenitores, ocupación profesional y situación étnica de los feligreses, no se puede concluir que esa indudable e indiscutida "segregación social" obedeciera o estuviera basada en una "ideología racista" que justificaba la superioridad natural de los españoles como grupo dominante. El ordenamiento social, sobre todo en la segunda mitad del siglo XVIII, no se basaba en la pertenencia a una determinada casta (como algunos historiadores han aceptado como indiscutible de forma simplista), sino su pertenencia a determinada posición y reconocimiento social. Entresaco un texto esclarecedor:
"Y recurrir a la confiabilidad de los pintores de cuadros de castas es como mínimo ingenuo y en consecuencia tendencioso. La pintoresca nomenclatura que estuvo de moda durante varias décadas entre los funcionarios españoles y algunas familias prominentes, como parte de una temática exitosa entre los pintores novohispanos, es confusa, equívoca, admite variantes, nunca se aplicó formalmente a los habitantes del virreinato y no tiene el mínimo valor probatorio como testimonio del orden de la sociedad virreinal. Muy probablemente se mencionó entre ciertos grupos en tono peyorativo y burlesco, a sabiendas de que en nada repercutía en las relaciones sociales". (Cap. I)
Los términos "criollo", "casta" o "raza" han sufrido un desplazamiento léxico de significado a lo largo del tiempo que ha ido deslizándose, de su sentido original de mera categoría biológica, a una categoría social, si bien es cierto que no invalida ni solapa la presencia de un componente racista de las mismas según la perspectiva actual.




















La imprecisión del término "casta", que originalmente tenía un sentido positivo y de orgullo por el linaje, según se recoge en el Tesoro de la Lengua Castellana o Española de Sebastián de Covarrubias (1611), pasó a designar las mezclas raciales con sangre africana. Los cuadros de castas son un intento de clasificación jerárquica y social que no se corresponde de forma directa con una discriminación racial.

En una estricta sociedad de castas, cada individuo desde su nacimiento a su muerte no podría ascender a otra casta sin romper el orden social de origen religioso o divino, donde la casta está por encima de la raza, como sucede en la sociedad hindú, donde están sumamente limitadas las posibilidades de ascenso social.

Estas pinturas estaban concebidas para ser exportadas como "curiosidades americanas" para satisfacer encargos de personas influyentes, ya fueran de la península o del propio virreinato. En Europa, y de acuerdo con la mentalidad cientifista de la Ilustración, se hallaba en boga una curiosidad por lo exótico y una fascinación por lo desconocido. Estas pinturas respondían, pues, al deseo de resaltar la idea de riqueza de la colonia en la metrópoli. El propio hecho de nombrar o etiquetar, no deja de ser una estrategia de conquista y de construcción de identidades afirmando la imagen del yo frente a "lo otro".

Es importante señalar que muchos de los cuadros de castas fueron realizados por criollos o mestizos por encargo del propio virrey o de autoridades españolas, de lo que puede entenderse que los propios criollos o mestizos participaban del "imaginario cultural y social", perspectiva de la que formaban parte los propios creadores. Los más renombrados de los pintores novohispanos, dirigían sus propias academias y según el estatuto de entrada en ella de sus discípulos (estatuto IX de la Academia de Ibarra), para acceder a ella se dice expresamente que  'ninguno puede recibir discípulos de color quebrado'; se especifica también que es necesario 'que sea español', 'de buenas costumbres' y 'de gracia innata', estatuto firmado por Miguel Cabrera, considerado como el mejor pintor de castas y de pintura religiosa de su época. Ser de "color quebrado" (entiéndase de aquellos con mezcla de negro o afromestizos) era para los pintores dirigentes de la Academia, recogido en las ordenanzas, un impedimento suficientemente grave para ingresar en ella. Es decir, los propios pintores criollos de las pinturas de castas reivindicaban ocupar sus propios espacios de poder y la búsqueda de un reconocimiento oficial ejerciendo ellos mismos prácticas discriminatorias contra los afromestizos.

Con la feliz expresión de 'colonialismo interno' se trata de incidir en la idea de que los propios criollos practicaban un colonialismo interno para legitimarse en relaciones de igualdad con los peninsulares, en lo que ya en el siglo XX se conoce con el nombre de mestizaje. Con ello se mantenían y renovaban de alguna forma las estructuras coloniales que operaban bajo el dominio externo de los antiguos colonizadores.

Desde la perspectiva de los criollos era una forma de mostrar su orgullo hacia lo propio, al no distinguirse en las pinturas entre españoles y criollos, lo que consolidaba su propia visión de las relaciones de poder. Poco a poco se va identificando lo criollo con lo puro frente al discurso visual de castas.

Una de las conquistas de la Revolución francesa fue el favorecer el tránsito de una sociedad estamental a una economía de mercado donde se igualaban los derechos de todos los ciudadanos y se favorecía la movilidad social de los mismos fuesen de la condición que fuesen.

Pero pasemos a contemplar esta pintura controvertida, pero siempre fascinante.

Del Español, y la Yndia/ nace èl Mestizo,/ por lo comun, humilde,/ quieto, y sencillo

Mestizo y Española/ dan al Castizo/ la aficion al caballo/ desde bien niño

De Español y Castiza/ el Fructo bello/ se vè igual a su Padre/ ya pelo à pelo

El Orgullo y despejo/ de la Mulata,/ náce del Blanco, y Negra/ que la dimanan

Español y Mulata/ ser, y doctrina/ dan conforme a su genio/ a la Morisca

De Español, y Morisca/ nace el Albino,/ corto de vista, devil/ suave, y benigno

Albino y Española/ Los que producen/ de torna átras, en figura/ genio, y costumbres

Mulato, è Yndia engendran/ Calpa Mulato/ de indocil genio, fuerte/ cuerpo cortiancho

De Yndia, y Calpa mulato/ Gíbaro nace/ inquieto de ordinario,/ siempre arrogante

De Negro, è Yndia, Lovo,/ mala ralea,/ Herodes son de bolsas,/ y faltriqueras

Lovo, è Yndia, Cambujo,/ es de ordinario/ pesado, y perezoso/ de ingenio tardo

El Yndio, y la Cambuja/ Sambayga engendran/ el q no ai Maturranga/ que no la Entiendan

El Cuarteron Cabcioso/ a luz dimana,/ del Mestizo sencillo,/ y la Mulata

Cuarteron y Mestiza,/ siempre peleando/ engendran al Collote/ fuerte y osado

De Collote, y Morisca,/ el Albarazado/ nace, y se inclina siempre/ á burlas, y chascos

Tenteenelayre, nace/ (ingerto malo)/ de Tornaatrás adusta/ y Albarazado

©Antonio Lorenzo

miércoles, 19 de octubre de 2016

Imágenes para leer: los cuadros de castas y mestizajes de la Nueva España (V)


Esta entrada la voy a dedicar por entero a una de las series de pinturas de castas del pintor José Joaquín Magón, conocida como la serie del 'arzobispo Lorenzana'. Esta serie está compuesta por 16 lienzos pintados al óleo donde figura en el primero de ellos la siguiente leyenda:
"Calidades que de la mezcia de Españoles, Negros e Indias, proceden en la América; y son como se siguen por los números".


José Joaquín Magón fue un pintor oriundo de la región de Puebla de los Ángeles donde vivió en la segunda mitad del siglo XVIII. No sólo se le conoce por sus pinturas de castas, sino que también es apreciado por sus pinturas de temática religiosa.

Poco se sabe de la biografía de José Joaquín Magón, pues no hay apenas datos sobre su vida. Nacido en  Puebla estuvo activo entre 1742 y 1763. Si atendemos a las notas ofrecidas por Guillermo Tovar y de Teresa, (Repertorio de artistas en México, Tomo II, México, 1996, Grupo Financiero Bancomer, pp. 292), parece ser que era de carácter violento y que tuvo problemas con la justicia, lo que contrasta con su  pintura religiosa de vírgenes con rostro aniñado y candorosos querubines.
"En un documento inquisitorial, fechado en febrero de 1783, encontramos testimoniado un episodio de su vida que lo describe como un personaje atrevido y violento; en el callejón de Solís, en el barrio de la Santa Cruz, en la capital, estando jugando malilla (juego de naipes) en casa de don Antonio Montes, su cuñado, echando un albur para apostar, María Micaela Solís, hermana de su mujer, le recordó que tenía un voto a la Purísima Sangre de Cristo de no apostar albures en su casa, a lo que Magón respondió con una blasfemia, “poseído de violencia y embriaguez”. Fue denunciado ante el Santo Oficio y hubo averiguación y diversos testimonios que lo refieren: que fue casado con Manuela Josefa Aniceta Solís en la parroquia de la Soledad en 1778, y que antes de las nupcias se introducía a la habitación de la novia por una ventana que esta dejaba intencionalmente abierta".
El porqué se conoce a este conjunto de pinturas con el nombre de serie del 'arzobispo Lorenzana' es porque fue este prelado el que las adquirió y el responsable de su transferencia posterior a España,  enviadas primeramente al arzobispado de Toledo en 1772 y donados posteriormente a la Universidad de Toledo y luego al Instituto de Segunda Enseñanza de la misma ciudad, para recabar en 1899 en el Museo Nacional de Antropología.

Francisco Antonio Lorenzana, de personalidad polifacética y compleja,  nació en León, en 1722. En 1765 era obispo de Plasencia (Cáceres) y, un año después, fue nombrado arzobispo de México, hasta ser nombrado arzobispo de Toledo. En 1789 accedió al capelo cardenalicio y de 1794 a 1797 fue inquisidor general. Falleció en Roma en el 1804. 

Retrato del cardenal Lorenzana por Matías Moreno (ca. 1878)
Aparte de sus cargos eclesiásticos y el artífice de que la colección de Magón recabara en España, es conocido por ser el autor de Historia de la Nueva España escrita por su esclarecido conquistador Hernán Cortés, donde recoge y reúne las cartas de Cortés y sus comentarios personales. Imbuido por el espíritu cientifista de la Ilustración consideraba que era necesario conservar una jerarquía de la población, siendo las escenas representadas en los cuadros, en su opinión, fiel testimonio de la realidad social que reflejaban. Conocido su enfrentamiento con Godoy, se sumó al intento de emprender contra él una fallida instrucción secreta acusándole de ser sospechoso de bigamia y ateo, al no haberse confesado en ocho años. Consiguió, en cambio, que el rey Carlos III aprobara, por su intervención, una Real Cédula donde se prohibían todas las lenguas de América y se obligaba al uso del castellano. Pero la medida más difícil en su estancia mexicana fue la expulsión de los jesuitas en 1767, lo que le ocasionó numerosos problemas al tener que administrar sus bienes y posesiones y la polémica sustitución de cargos y prebendas en tan extenso territorio del virreinato.

Los cuadros

El conjunto, agrupado habitualmente en series de 16 cuadros, tratan de representar la estratificación de la sociedad virreinal. Si bien es cierto que la realidad de los cruzamientos es un hecho puramente biológico, la denominación de sus 'resultados' es completamente arbitraria y responde a la percepción discriminatoria y racista sobre dichas uniones. Bien es cierto que, en nuevos e importantes estudios, se 'rebaja' la consideración discriminatoria y peyorativa de las castas como comentaré en la próxima entrada, que dedicaré a la otra serie de 16 cuadros 'atribuida' a José Joaquín Magón, donde figuran en los rótulos o leyendas que acompañan a los diferentes cuadros alusiones y juicios de valor claramente despectivos.

Esta primera serie engloba las siguientes escenas:
01. De Español e India nace Mestiza
02. Español y Mestiza producen Castiza
03. De Español y Castiza torna a Español
04. De Español y Negra sale Mulato
05. De Español y Mulata sale Morisca
06. De Morisco y Española, Albino
07. De Albino y Española, lo que nace Torna atrás
08. Mulato e India engendran Calpamulato
09. De Calpamulato e India sale Gívaro
10. De Negro e India sale Lobo
11. De Lobo e India sala Cambuja
12. De Indio y Cambuja nace Sambahiga
13. De Mulato y Mestiza nace Cuarterón
14. De Cuarterón y Mestiza, Coyote
15. De Coyote y Morisca nace Albarazado
16. De Albarazado y Salta atrás sale Tente en el aire

De Español e India nace Mestiza

Español y Mestiza producen Castiza

De Español y Castiza torna a Español


De Español y Negra sale Mulato

De Español y Mulata sale Morisca

De Morisco y Española, Albino

De Albino y Española, lo que nace Torna atrás

Mulato e India engendran Calpamulato

De Calpamulato e India sale Gívaro

 De Negro e India sale Lobo

De Lobo e India sala Cambuja

De Indio y Cambuja nace Sambahiga

De Mulato y Mestiza nace Cuarterón

De Cuarterón y Mestiza, Coyote

De Coyote y Morisca nace Albarazado

De Albarazado y Salta atrás sale Tente en el aire
©Antonio Lorenzo

martes, 11 de octubre de 2016

Imágenes para leer: los cuadros de castas y mestizajes de la Nueva España (IV)

Agostino Brunias (1728–1796) - Escena de mercado (ca.1780)
Esta entrada la voy a dedicar en exclusiva al reciente e importante descubrimiento (año 2015) de una hermosa pintura de Miguel Cabrera, al que ya he dedicado entradas anteriores, que se hallaba en paradero desconocido y ni siquiera se sabía de su existencia física.

La pintura es obra del célebre pintor novohispano de pintura religiosa y de la serie dedicada a las 'pinturas de castas'. Estas últimas se encuentran esparcidas por diferentes museos y en colecciones particulares. Ocho pinturas, de la serie de 16 que se saben de su autoría, se encuentran en el Museo de América de Madrid, cinco en una colección privada en Monterrey (México), una en la Fundación Multicultural de Arte de Northridge y los dos cuadros restantes se hallaban desaparecidos... hasta el casual 'descubrimiento' de uno de los dos que faltaban (el que hace el número seis) y que ha sido adquirido recientemente por el Museo de Arte del Condado de Los Ángeles (LACMA).

La historia de este cuadro presenta aspectos un tanto detectivescos, pues a lo largo de casi 250 años y de haber atravesado el Atlántico, gracias a los intercambios de toda índole entre España y los virreinatos americanos, la pintura ha pasado por una serie de propietarios y vicisitudes que afortunadamente han acabado en un hermoso final feliz  para el disfrute de todos.

Historia familiar y recorrido de la pintura

La señora Christina Jones Janssen se interesó recientemente por una pintura que conservaba cuidadosamente enrollada en un tubo bajo un sofá de su casa en la bahía de San Francisco. La pintura se hallaba en un buen estado de conservación y representaba a una madre 'morisca' y a un padre español que sostienen en sus brazos a una niña 'albina', por usar la terminología de las clasificaciones al uso.

Christina Jones Janssen (9 de abril de 2015)
La historia familiar de la señora Christina Jones Janssen se remonta a su bisabuelo John P. Jones, quien fuera un magnate de la minería y cofundador de Santa Mónica y nieta a su vez de Gregory y Harriet JonesEl cuadro llegó a los EEUU en los años veinte tras su compra en España por David Gray, uno de los hijos del presidente fundador de Ford Motor Co. Tras heredar una gran fortuna de su padre, David Gray viajó a España para comprar muebles y utensilios, y también la famosa pintura, para decorar su mansión en las afueras de Santa Bárbara, coincidente entonces con el gusto por las mansiones de tipo colonial.

Ignoramos cómo llegó la pintura a España y las circunstancias que acontecieron para ello. Lo cierto es que Davis Gray trajo la pintura a EEUU hacia 1920. Tras la muerte de David en 1928, el cuadro lo cedió a su administrador  James RH Wagner, bisabuelo de Christina e interviniente en la creación del famoso estadio olímpico de Rose Bowl de Pasadena, inaugurado en 1922 y declarado Monumento Histórico Nacional en 1987. La pintura pasó luego a sus abuelos Harrier y Gregory Jones quienes adquirieron en 1947 el célebre rancho Vallejo-Castañeda en la ciudad de Sonoma y al que apodaron 'La Casita', adornando uno de sus salones con el cuadro que heredaron de sus padres, quienes lo recibieron a su vez como obsequio de un amigo de la familia. Este rancho, cuya construcción data de 1842 perteneció al capitán del ejército mexicano Salvador de Vallejo, cuando aún California formaba parte del Estado mexicano. Salvador de Vallejo era hermano del que fuera general Mariano G. Vallejo, entre 1836 y 1846, hermanos que jugaron un papel importante en la consolidación de California como estado de la Unión.

Con el paso de los años esta residencia ha tenido un gran número de propietarios y trasformaciones siendo actualmente sede de una prestigiosa bodega.

Christina heredó de sus abuelos la célebre pintura y la trasladó junto a sus pertenencias a su nueva residencia en la bahía de San Francisco, y para protegerla de la luz solar la enrolló y la conservó almacenada durante años debajo de su sofá, hasta que en el 2014 decidió solicitar la ayuda de expertos para su catalogación y valoración.

Tras el examen de expertos en arte colonial, se confirmó la extraordinaria noticia de que se trataba del número 6 de la serie de 'pintura de castas' de Miguel Cabrera que se creía desaparecida.

La pintura fue adquirida por el LACMA por una cantidad no revelada y tras una ligera restauración se expuso al público por primera vez el pasado 26 de abril de 2015.

En las fotos de más abajo podemos ver, rente al cuadro restaurado a Joseph Fronek, jefe de conservación de pinturas del LACMA junto a Ilona Katzew, reconocida especialista e investigadora de las pinturas de castas y conservadora de Arte Latinoamericano del Museo.



Pero pasemos sin más dilación a reproducir el hermoso cuadro en cuestión:

Miguel Cabrera - De español y morisca, albina


El español está representado con un abrigo de cuero con mangas rojas que era el usado por un grupo especial de soldados conocidos como Dragones de Cuera, encargados de mantener la soberanía española en la frontera de la Nueva España. Sobre la mesa aparece un trabuco con incrustaciones de plata y el mango de un cuchillo enfundado que guarda en sus pantalones. Un amplio sombrero de cuero descansa sobre sus rodillas. Se le ve con un cigarrillo sus labios y con otro detrás de su oreja derecha. También aparece un paquete enrollado de cigarrillos en la mesa, seguramente para resaltar la importancia del tabaco como producto comercial del nuevo mundo y que produjo una gran riqueza a la corona española.


La mujer muestra un vestido de gala con un exquisito estampado floral y con encajes en la manga, un pañuelo de rayas sobre los hombros y adornada con pendientes y collar.

Ambos sostienen amorosamente a su niña albina que luce un delicado vestido y vistosos zapatos.


Desde mucho antes del siglo XVIII se consideraba a las personas albinas como el resultado de una anomalía al no parecerse a sus progenitores. La causa del albinismo, del que existen numerosas variantes y tipos, es una mutación genética que obstaculiza o impide la pigmentación de la piel.

La discriminación que sufren los albinos, sobre todo en África, es bien conocida por considerarlos portadores de virtudes mágicas relacionadas con la brujería, por lo que son perseguidos y su vida está expuesta a un peligro inminente de ser víctimas de persecuciones e incluso de asesinato.

A diferencia de la persecución a la que se ven expuestos los albinos en África, en el México del siglo XVI, al menos, los albinos gozaron de cierta protección, si bien es cierto que para preservarlos como rarezas. Sabemos por los cronistas que el gran Moctezuma, con el que se encontró Hernán Cortés el 8 de noviembre de 1519, mantenía "muchos hombres y mujeres deformes, enanos y jorobados [...] cada forma de la monstruosidad tenía un lugar propio; y además había personas para cuidarlos". López de Gómara recoge también: "Siempre estaban presentes en sus comidas enanos, jorobados, tullidos, todos reunidos allí para su entretenimiento y diversión, que luego junto con los bufones y saltimbanquis, tenían permitido comer las sobras de su comida en un rincón del salón". Bartolomé de las Casas describe también un espacio donde se exhibían, aparte de aves con vistosos plumajes, "hombres, mujeres y niños que tenían, de nacimiento, las caras y los cuerpos blancos y cuyos cabellos, cejas y pestañas también eran blancos".

Encuentro de Cortés y Moctezuma el 8 de noviembre de 1519
Bien es cierto que no era una situación ideal para estos seres con deficiencias físicas, pero al menos contaban con cuidadores  que los alimentaban, algo de lo que seguramente no disfrutarían si llevaran una vida exterior, donde estarían expuestos a sufrimientos y a vejaciones de todo tipo, habida cuenta de las creencias sobre las causas de sus deficiencias físicas.

©Antonio Lorenzo