domingo, 26 de agosto de 2018

Pliegos de aleluyas: Historia del general Espartero


Si hay un personaje en la segunda mitad del siglo XIX que acaparó tanto adhesiones incondicionales como profunda animadversión, fue el general Espartero.

En sucesivas entradas iré reproduciendo diferentes láminas y pliegos de cordel sobre tan discutido personaje.

Baldomero Fernández Espartero (1793-1879) fue un importante militar y político español, gran defensor de la monarquía. Fue regente durante la minoría de edad de Isabel II durante casi 4 años, (desde octubre 1840 hasta julio 1843), tras el triunfo de la "Revolución de 1840". Dicha revolución puso fin a la regencia de María Cristina de Borbón, madre de la futura Isabel II, que contaba entonces con nueve años de edad. Sin embargo, tras el triunfo de un movimiento militar y cívico encabezado por Narváez, Serrano y O'Donnell, se vio obligado a marchar al exilio tras la proclamación de la mayoría de edad de Isabel al cumplir trece años en 1843.

Entre los numerosos títulos que le fueron adjudicados figuran el de duque de Morella, Príncipe de Vergara, duque de la Victoria o conde de Luchana, entre otros, pudiendo incluso haber obtenido la corona real en el caso de que lo hubiese aceptado en su momento.

La interacción entre la guerra y la política, a lo que se une el vacío de poder de la época, favorecieron la profusión de impresos, estampas, proclamas, litografías, folletos, etc., generalmente a favor de este singular personaje, que sin duda merecen interés para analizar el proceso de la construcción de arquetipos, tanto por historiadores como por sociólogos.

En esta primera entrada reproduzco un pliego de aleluyas que recoge su trayectoria resumida y los logros de este personaje. Lo divido antes en secciones para poder visualizar mejor su contenido.

La aleluya fue editada en Madrid, sin fecha, por los Sucesores de Hernando (Perlado, Páez. y Cía., «Sucesores de Hernando» (1904-1920).






©Antonio Lorenzo

miércoles, 22 de agosto de 2018

Coplas de la jota para casadas, viudas y doncellas con estrivillos (sic) y quartillas (sic)


Un ejemplo más de un pliego que recoge distintas coplas de jota con estribillos, dedicadas tanto a las doncellas como a las viudas o casadas. Su autor, Francisco Lecha, es bien conocido por figurar como "ingenio popular" en otros pliegos editados por distintas imprentas.

Como sucede en otras ocasiones, para rellenar el pliego, es frecuente completarlo con alguna otra composición que apenas tiene nada que ver con la temática que se anuncia en la portada. En este caso se incluye al final del impreso otra composición, también de Francisco Lecha, sobre el Nacimiento de Jesús.

El pliego fue editado en Barcelona por los Herederos de Juan Jolis, editores entre 1760 y 1770, según los datos que pueden consultarse más ampliamente en la entrada que dediqué a esta saga de impresores.


Un resumen de la actividad de esta importante y duradera imprenta es como sigue:

     * Juan Jolis (padre), edita entre 1680 y 1705 
     * Juan Jolis (hijo), edita entre 1706 y 1759
     * Herederos de Juan Jolis (hijo), editan entre 1760 y 1770
     * Bernat Pla edita entre 1770 y 1801
     * Viuda de Pla edita entre 1801 y 1827
     * Herederos de la Viuda de Pla editan entre 1820 y 1860 aproximadamente.

Añado a continuación otro pliego con la misma temática, aunque sin datos de impresor ni del autor de las coplas, a lo que se añaden unos "minuetes amorosos". Si el nombre de Francisco Lecha aparece como autor en  la composición dedicada al Nacimiento de Jesús en el primer pliego, desaparece en el segundo.

                                            Aquí dan fin estas Coplas,
                                            y la que hubiere mal hecha,
                                            suplica que la corrijan,
                                            rendido Francisco Lecha.







©Antonio Lorenzo

jueves, 16 de agosto de 2018

Sucesos extraordinarios: Desastrosa caída al río de un tren en Canadá (1864)


Este pliego recoge el terrible accidente ferroviario que tuvo lugar el 29 de junio de 1864, cerca del Monte Saint-Hilaire, en Quebec (Canadá). Este accidente continúa siendo hasta hoy el peor desastre ferroviario en la historia de Canadá.

El tren transportaba a muchos emigrantes de Alemania, Noruega y Polonia que emprendieron su viaje desde el puerto alemán de Hamburgo atravesando durante 41 días el Atlántico. Su intención era reunirse con sus familiares en el oeste de Estados Unidos utilizando como medio el ferrocarril desde Canadá.

Una vez instalados en el ferrocarril, el maquinista no se percató de las indicaciones que alertaban mediante señales intermitentes de que la compuerta del puente levadizo Beloeil no se encontraba accesible para el paso del tren, ya que se encontraba levantada para dejar paso al tráfico marítimo de un vapor y cinco barcazas que cursaban en ese momento por el río Richelieu. Dicho río es una vía importante para el comercio entre las ciudades de Nueva York y Montreal. La locomotora, junto con once vagones cayeron al vacío chocando uno encima del otro y golpeando a una de las barcazas que en ese momento pasaba bajo el puente.


El terrible suceso fue recogido por el  New Yor Times al día siguiente de producirse el accidente.


La terrible desgracia causó la muerte de 99 personas y más de un centenar de heridos. La Sociedad Alemana de Montreal organizó el entierro de sus conciudadanos de acuerdo con su religión: 52 fueron enterradas en Mount Royal (Protestante), y 45 en Cote des Neiges (Católica). El monumento se mantuvo en pie durante 121 años, pero a causa de su deterioro, la Sociedad Alemana lo reemplazó en 1985 con una réplica de granito rosa, que es la reproducida.

El pliego recoge fielmente las causas del percance deteniéndose en los sufrimientos de los víctimas que saltaban por las ventanillas arrojándose al profundo río para tratar de salvarse nadando hacia la orilla o buscando desesperadamente una tabla para amarrarse a ella en el mejor de los casos.

El impreso fue editado el mismo año del suceso por la imprenta de Juan Llorens en la barcelonesa calle Palma de Sta. Catalina, nº 6. 




©Antonio Lorenzo