Caricatura política aparecida en el semanario barcelonés "La Flaca" (20 de junio de 1868) |
La caricatura que ilustra esta entrada nos presenta a un intrigante Salustiano Olózaga manejando unos cubiletes de trilero sobre una mesa, donde figura el cartel de "Constitución de 1869", en su afán de buscar aspirantes al trono de España. Bajo la mesa, se ve a un mono haciéndole burla. También aparece Laureano Figuerola (ministro de Hacienda) tocando el organillo y, a su lado, se ve a Juan Prim tocando el tambor del "turrón", esto es, como símbolo de los cargos y prebendas a cuenta del estado. Más arriba se ve al hercúleo Nicolás María Rivero (presidente del Consejo) llevando en una de sus manos la campana de la Presidencia y en la otra el pastel de la "Monarquía Democrática". Sobre sus hombros aparece Posada Herrera (redactor de la Constitución) con su paquete de turrón, el regente Francisco Serrano y el almirante Topete con un incensario. Más arriba, en un globo con forma de calabaza, aparece la cara del duque de Montpensier. A la derecha de la caricatura se aprecia una especie de cucaña que sostiene como premio a alcanzar la corona real, por donde suben Alfonsito (el futuro Alfonso XII) y el pretendiente carlista. Abajo de la caricatura aparece un grupo de políticos disputándose diferentes carteras gubernamentales bajo el cartel anunciador de "grandes luchas cartero-ministeriales". Echado en el suelo y como dormitando, un león (alegoría de España) lleno de condecoraciones, aunque, eso sí, con un bozal.
La Constitución de 1869 no puede entenderse fuera de su marco histórico. Tras el éxito del pronunciamiento de septiembre de 1868, la mayor parte del territorio peninsular se adhirió a la causa de «La Gloriosa». Para el 6 de diciembre de 1868 se convocaron unas Cortes constituyentes que fueron las encargadas de redactar una nueva Constitución, proceso constituyente que duró cinco meses.
Aunque salió adelante, la constitución del 69 no satisfizo a ninguno de los partidos del parlamento: para unos, era muy revolucionaria y para otros se quedaba muy corta. Los republicanos se oponían a su carácter monárquico, los católicos la rechazaban por su legislación sobre la libertad religiosa, etc.
La Constitución de 1869 resultó ser contradictoria, pues habiendo surgido como una revolución contra la monarquía establecía como forma de estado una monarquía parlamentaria, aunque le reservaba una influencia similar a la que tenía en otros países europeos avanzados dentro de un nuevo contexto democrático.
En efecto, la mayoría de las Cortes de 1869 se decantó por la monarquía, pero la alternativa republicana no se desechó de forma contundente, sino con importantes matices, precisamente por aceptarse el principio de soberanía nacional, que llevaba implícito la posibilidad de que Las Cortes estableciesen la forma de gobierno.
Para los republicanos, el principio de soberanía nacional era incompatible con cualquier forma de monarquía y con todo poder hereditario y permanente, tal y como expresó Estanislao Figueras, quien fuera el primer presidente del poder ejecutivo de la 1º República Española en 1873.
En fin, las discrepancias sobre la conveniencia de una república o monarquía se expresan en el siguiente ventall o abanico reproducido a continuación.
La Constitución de 1869 resultó ser contradictoria, pues habiendo surgido como una revolución contra la monarquía establecía como forma de estado una monarquía parlamentaria, aunque le reservaba una influencia similar a la que tenía en otros países europeos avanzados dentro de un nuevo contexto democrático.
En efecto, la mayoría de las Cortes de 1869 se decantó por la monarquía, pero la alternativa republicana no se desechó de forma contundente, sino con importantes matices, precisamente por aceptarse el principio de soberanía nacional, que llevaba implícito la posibilidad de que Las Cortes estableciesen la forma de gobierno.
Para los republicanos, el principio de soberanía nacional era incompatible con cualquier forma de monarquía y con todo poder hereditario y permanente, tal y como expresó Estanislao Figueras, quien fuera el primer presidente del poder ejecutivo de la 1º República Española en 1873.
En fin, las discrepancias sobre la conveniencia de una república o monarquía se expresan en el siguiente ventall o abanico reproducido a continuación.
La primera copla del pliego "Canciones dirigidas al campo del ataud" tiene un aire a la famosa petenera: "La Petenera se ha muerto, / Ya la llevan a enterrar", del que hizo usted una interesantísima entrada. Las primeras noticias que tengo de ella, también aparecen con vinculaciones políticas; de esta manera la aporta Rodríguez Marín, muy relacionada con el tema expuesto: "La República se ha muerto / y la llevan a enterrar, /en el panteón no cabe / la gente que va detrás.". Como "La Petenera se ha muerto" no la localizo hasta el siglo XX. Me pregunto cuál será la original, la parodia política o la parodia popular. Gracias por la inspiración. Saludos cordiales.
ResponderEliminarMuy buena observación. En efecto, recuerda mucho a la célebre copla de la petenera, si bien no conocía la referencia apuntada de Rodríguez Marín, supongo que en algún tomo de sus célebres "Cantos populares españoles", que tendría que revisar.
ResponderEliminarSobre el "origen", creo que con los datos que poseemos no nos permiten llegar a una conclusión determinante, solo a señalar hipótesis.
Muchas gracias por el comentario, que valoro mucho.
Un saludo cordial.