En los dos pliegos reproducidos se nos narra la salida de un viajero desde Cuba hacia España a través de un "paquete" proveniente de Nueva York en el que venía desde allí una cubana. El término "paquete", se relaciona y hace referencia a cómo se denominaban entonces a las embarcaciones que transportaban correos, y también pasajeros, entre las orillas trasatlánticas de unos puertos a otros. Dicho término, ya desusado completamente, venía a ser sinónimo de "paquebote", referido a los navíos que se utilizaban para las conexiones económicas y culturales de todo tipo entre las orillas transatlánticas de América del Norte o América del Sur con distintos puertos europeos a finales del siglo XIX.
Centrándonos en el primer pliego, donde en su primera parte se desarrolla el cortejo y enamoramiento de ambos viajeros hasta llegar a España, se añade a continuación el Vals del molinero de Subiza prosiguiendo con unas Décimas para cantarse con el tono de El Paño.
El texto que aparece en el pliego bajo el título de El vals del molinero de Subiza está entresacado de un baile de jota incluido en la zarzuela del mismo título. Dicha zarzuela, en tres actos y en verso, fue estrenada el 21 de diciembre de 1870 en el madrileño Teatro de la Zarzuela. Su compositor musical fue Cristóbal Oudriz (1825-1877), quien fuera célebre pianista y director de orquesta. El libreto de la obra se debe al escritor y abogado Luis de Eguilaz (1830-1874). El texto del pliego viene a expresar los trastornos afectivos ocasionados por la belleza de las mozas y que derivan en calenturas.
Las Décimas para cantarse con el tono de El Paño hace referencia a una recurrente y conocida melodía popular como compás de amalgama y pieza representativa de "lo murciano". Recogida en los primeros cancioneros murcianos surgen dudas respecto a su origen al ser una melodía muy influenciada por su condición de canto de ida y vuelta y su estrecha vinculación con el "Punto de la Habana" y con "La petenera", debido a su patrón rítmico al margen de aparecer con variantes melódicas y textuales. La melodía popular de el paño, ya aparece con variantes, tanto de la melodía como en el texto, en las numerosas recopilaciones de cancioneros desde la primera mitad del XIX.
Desde un punto de vista literario, el texto incluido en el pliego comienza con una copla de cuatro versos seguida de la décima con un sentido romántico de temática amorosa.
Andrés Blanco, en sus Escenas murcianas. Apuntes para cuadros y costumbres y tipos de Murcia y de su huerta y campo (Murcia, Tip. de Rafael Albaladejo Brugarolas, 1894), señala que:
"El paño era uno de los cantos populares más hermosos de los ejecutados con acompañamiento de guitarra, sosteníase por un ritmo original y sencillo que no podía adaptarse, como el de las seguidillas, malagueñas y jotas a ninguna otra clase de canciones. Había tres clases de paños completamente distintos: el primero era el "moruno" y el de la tierra o murciano, que tenía el mismo acompañamiento, y solo se diferenciaban en alguna variante accidental y en que el moruno se cantaba en modo mayor y el murciano en modo menor. El segundo era el "lorquino" y el tercero el "americano". (pág. 216)
Al margen de las tres señaladas variantes evolutivas y cambiantes de esta melodía popular es notorio que sirvieron como fuente de inspiración para célebres compositores, como Granados o el propio Falla. A la popularidad de la melodía se une el que aparezca como referente en determinados pliegos sueltos distribuidos por los ciegos cantores como fuente de venta e improvisación.
La diversidad de versiones del paño como cantinela popular, se conoce mayoritariamente con la copla:
Al paño fino en la tiendauna mancha le cayó,por menos precio se vendeporque perdió su valor.
Desde un punto de vista alegórico se alude a la pérdida de la virginidad femenina y a su depreciación como mujer, al igual que sucede cuando un paño fino pierde valor al mancharse. La pérdida de la honra no deja de ser un desprecio machista hacia la mujer basado en la creencia de que el sexo no puede ser mancillado antes del matrimonio. Obviamente, estas apreciaciones corresponden a la mentalidad de la época.
Como singular referente, aunque con diferente texto, puede escucharse en la versión cantada por Joaquín Díaz recogida en el compact disk recopilatorio, editado por Openfolk en el año 2001, con el título Canto Murciano (el paño moruno): [https://funjdiaz.net/joaquin-diaz-canciones-ficha.php?id=109].
El segundo pliego, dividido en dos partes, reproduce igualmente el encuentro del viajero que venía de Cuba con una cubana que venía de Nueva York. A causa de una tempestad el barco se hundió, pero logró salvarse junto a la cubana agarrados ambos a un madero y llegando a un islote. En la segunda parte se nos informa de que ambos ya se encuentran en Barcelona tras haber desembarcado en la ciudad desde hacía tres meses. El resto son simples coplas de carácter amoroso alabando y exaltando las cualidades de la cubana.
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©Antonio Lorenzo
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