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jueves, 22 de septiembre de 2016

Sainete 'La burla del posadero y castigo de la estafa'


En anteriores entradas ya comenté algo sobre la estrecha relación entre las diversas formas del llamado Teatro breve y los pliegos de cordel.

Traigo en esta ocasión un sainete que, aunque en ninguno de los pliegos consultados aparece el nombre del autor, se le ha atribuido, si bien con algunas dudas, a José Concha (1750 - ¿1802?), quien comenzó su carrera teatral como actor en Cádiz hacia 1770 y a quien se le atribuye un respetable número de obras entre comedias, dramas y sainetes.

Una práctica habitual en la sociedad del siglo XVIII, sobre todo en las ciudades, consistía en las representaciones teatrales en casas particulares para un número reducido de actores. Estos actores solían ser los propios vecinos, compañeros de tertulias o simples aficionados para satisfacer su ocio, lo que fomentó en los autores el desarrollo de obritas al considerar esta práctica un medio fácil de adaptación  y simplificación de obras mayores, aligerando tanto su contenido como los elementos escenográficos.

Estas obritas no constituyen propiamente un género en sí mismo, pero son, si se quiere, un reflejo doméstico de la enorme afición del público del siglo XVIII a las representaciones teatrales públicas que contaba con un mayor espacio escénico de tramoya y de medios.

Una característica que suele apreciarse en estas obras es la ausencia de actrices femeninas debido a la prevención moral que regía en la época, incluso en los teatros públicos, donde se separaban a los espectadores según su sexo, lo que obligaba de alguna manera a prescindir de personajes femeninos en estas representaciones domésticas o caseras donde todos se conocían.

Estos modelos teatrales dieciochescos tuvieron vigencia hasta muy avanzado el siglo XIX. Buena prueba de su aceptación y éxito lo constituyen precisamente estos pliegos, reeditados ininterrumpidamente por conocidos impresores de pliegos de cordel.

Reproduzco las dos primeras portadas correspondientes a los impresores valencianos Ildefonso Mompié, en 1822, y la de Laborda, donde no figura el año. Las dos siguientes proceden de la imprenta madrileña de sordomudos, en 1856, y la de venta en la barcelonesa Casa de Francisco Vallés en 1857. La última, antes de reproducir completo el sainete, de la que he entresacado la xilografía para ilustrar esta entrada, proviene de la conocida imprenta barcelonesa de Juan Llorens en 1864.
























Reproduzco íntegro el sainete editado en Alcalá de Henares, donde precisamente se desarrolla la acción, debido al impresor Isidro López.









©Antonio Lorenzo

lunes, 12 de septiembre de 2016

Arrestos y valentías de Juan de la Tierra, de la Villa de Illescas

Ilustración del pliego editado por Laborda en Valencia
Los vínculos entre los pliegos de cordel y el teatro continúan siendo un terreno fértil del que queda mucho por transitar y desarrollar. Los pliegos derivados del teatro, en lo que se viene llamando 'relaciones de comedia' no se limitan a la reproducción fiel de un fragmento dramático o a una determinada escena de una obra; antes bien, la práctica habitual es la recreación o re-escritura que los autores-editores creen que será del agrado de un público general en orden a su circulación y venta.

Pasando al pliego que reproduzco, quiero señalar que es deudor de una célebre comedia de Lope de Vega titulada El caballero de Illescas.

El argumento del pliego se aparta bastante de lo escrito por Lope, pero su relación con la comedia resulta evidente. Para apreciar mejor las diferencias y semejanzas creo de interés resumir a grandes rasgos tanto el pliego como la comedia.

El pliego

En el pliego se nos cuenta el nacimiento de Juan de la Tierra en la villa toledana de Illescas. A la edad de veinte años dio muerte a un mancebo (que resultó ser el hijo del Duque de Alba) al defender a un caballero que platicaba con una dama y que fue atacado por unos desaprensivos. Huido a la corte tomó plaza de soldado con la intención de partir rumbo a Nápoles. Una vez allí, también ayudó a un caballero que fue agredido por ocho hombres con espada, haciéndolos huir. El caballero, que resultó ser el mayordomo del rey Felipe IV, le entregó en agradecimiento unos doblones, una real alhaja y un anillo de diamantes.

Una vez en Nápoles, se hizo pasar por hijo del mismísimo hijo rey Felipe IV al mostrar su anillo a un platero, quien lo puso en conocimiento de un mercader muy rico que tenía una hija, la cual, prendada del supuesto príncipe, le mostró su blanca mano por una gatera y mediante unas señas le invitó a subir a sus aposentos a la noche por la puerta de su jardín. La joven queda embarazada, por lo que deciden regresar en barco a España al cabo de un prudencial tiempo, previo robo del dinero del mercader. Una vez en Illescas, don Juan declara que no es tal príncipe, sino un pobre labrador al que le compensaron con el anillo por su arriesgada intervención en una trifulca.

El mercader, ante la huida de su hija con el que cree príncipe de España, decide embarcarse en Nápoles para ir a la corte y entrevistarse con el propio monarca para dar con su paradero. Una vez que el rey toma cartas en el asunto, envía a uno de sus capitanes a Illescas para dar con el usurpador que se dice su hijo. Una vez detenido y en presencia del rey, Juan de la Tierra confiesa toda la verdad sobre su vida y aventuras, lo que impresiona a Felipe IV. Le colma de dones nombrándole Grande de España y en una teatral escena de indudable valor escénico, llama de nuevo al mercader quien acaba perdonando a su hija, y vendiendo sus posesiones en Nápoles termina estableciéndose en la corte.

Estas disparatadas escenas, firmadas por un tal Pedro Salvador, del que nada sabemos, se inspiran en la obra de Lope, escrita en 1602 y publicada en 1620 en la Parte XIV de sus comedias, de la que intento un resumen.


















La comedia

Juan Tomás, que así se llama el protagonista de la comedia, es un humilde labrador de Illescas quien lleva una vida desordenada y violenta. Para huir de la justicia busca amparo en Italia donde llega medio desnudo a consecuencia de una tormenta que le sorprendió en alta mar. Allí es acogido en Nápoles, adoptando el nombre de Juan de la Tierra, por el hostelero Camilo y su hija Sirena, con la que inicia un galanteo que ella rechaza por ser casada. Logra vender una joya al acaudalado Conde Antonio. Se enamora de su hija Octavia, quien le cree un noble caballero. Pero ambos tienen que huir de la furia del pretendiente de Octavia, Leonelo. En su huida por el mar pierden todos sus bienes a causa de una tormenta. Juan Tomás confiesa su humilde condición a Octavia, pero esta le perdona y le acompaña a Illescas donde se establecen.

El padre de la novia, junto al pretendiente de su hija, Leonelo, se embarcan en su búsqueda.

Una vez llegado a Illescas, Juan Tomás es reconocido por el Infante de Aragón, don Fernando, (que no es otro sino el futuro rey Fernando el Católico) quien fue el que le regaló la joya por haberle salvado la vida en una ocasión. Tras una serie de circunstancias, acaba  resolviéndose todo de manera favorable.
                                                        ♣ ♣ ♣ ♣ ♣ ♣
Vemos, pues, cómo el autor del pliego es claro deudor de la comedia de Lope, si bien sitúa los acontecimientos en tiempos de Felipe IV para que resultasen más próximos, mientras que en la comedia los hechos suceden en tiempos de los Reyes Católicos.

También resulta de interés señalar el aprovechamiento dramático y la fuerza de la obra de Lope en la construcción y adaptación creativa de la trama argumental desarrollada por Jacinto Benavente en Los intereses creados, estrenada en 1907, según señaló Dámaso Alonso en un clásico trabajo: De El Caballero de Illescas a Los intereses creados, (RFE, Nº 50 (1967), pp. 1-24.

Pero demos paso al pliego completo, del que conocemos distintas ediciones. Reproduzco a continuación dos diferentes ilustraciones sobre el mismo tema.









Dos ilustraciones de pliegos sobre del mismo tema

Edición madrileña de la imprenta de Marés de 1844

Edición madrileña de la imprenta de Marés de 1859
© Antonio Lorenzo

martes, 21 de junio de 2016

El barbero que tuvo que afeitar al burro


La relación de los pliegos de cordel con el teatro (sainetes, pasillos, entremeses, etc.) es más estrecha de lo que a primera vista pudiera parecer. El pliego que reproduzco, impreso numerosas veces por diferentes imprentas, guarda cercana relación con el célebre sainete, del que no he podido localizar el autor, que lleva por título Saynete nuevo, titulado: El burro afeytado. (Para 7 personas). Dicho sainete desarrolla con amplitud la trama del pliego en estrecha relación con el mismo.



Tenemos noticias de que este sainete fue representado con éxito, no sólo en Madrid y en Cádiz, sino también en países como Chile, México y Uruguay.

El sainete, como es conocido, es una breve pieza jocosa que pintaba costumbres, satirizaba vicios y errores y solía representarse al final de las funciones teatrales. A mediados del siglo XVIII se utilizaban indistintamente los términos de entremés (representado sobre todo en el primer intermedio) o sainete (más frecuente en el segundo intermedio). Entre sus rasgos principales sobresalen los propósitos hilarantes, el costumbrismo, los tipos populares y la crítica social.

Hay otro sainete, de título El barbero afeita al burro, de 1865, escrito por el catalán Eduardo Sala y Sauri, que no he podido consultar ni saber si guarda relación con el cuento.

No es el único caso que pudiera ocasionar equívocos si sólo tenemos en cuenta el título de los distintos sainetes, pues conocemos también el atribuido al valenciano Alejandro Arboreda con el título de A un engaño otro mayor, o el barbero que afeitó al burro, que tampoco he podido consultar.

Otro sainete donde se menciona en el título a los barberos es el conocido por Las travesuras de un barbero, de Sebastián Vázquez, estrenado en Madrid en el Teatro del Príncipe en 1789, si bien en este caso nada tiene que ver con el asunto del pliego que tratamos. 

Aparte de la relación del pliego con el teatro es también cuento tradicional, pues conocemos versiones orales recogidas en diferentes localidades, como esta de Pozoblanco (Córdoba), en versión de Juan Pozuelo Yun, con el título de Tomar el pelo.

Iba una vez uno por un pueblo con una carga de leña para venderla, pero la carga de leña llevaba un pavo colgado.
Un barbero estaba en la puerta de su barbería y al pasar le dijo:
- Maestro, ¿me vende usted la carga?
- Sí señor, para eso la llevo, para venderla.
- ¿Cuánto quiere usted por ella?
El hombre dijo un precio que le pareció bien al barbero.
- Ea, pues bájela usted
Entró el hombre para dentro, bajó la leña y empezó a recoger las sogas, el equipaje que llevaba y el pavo.
- ¡Eh! -le dijo entonces el barbero-. El pavo no se lo puede usted llevar, amigo. Yo le dicho a usted que si me vendía la carga y me ha contestado que sí. Y el pavo venía en la carga. Así que lo siento mucho, pero el pavo se tiene que quedar aquí.
El de la leña se tuvo que ir dejándose allí al pavo.
Pero al de la leña no se le olvidó aquello. Cuando pasó el tiempo, entre las dos luces de un anochecer, llegó este hombre a la barbería y dijo:
- Maestro, ¿nos puede afeitar a mí y a mi compañero?
- Sí, hombre, ¿por qué no?
Se sentó el hombre y el barbero lo afeitó (el burro lo tenía atado a la ventana). Y cuando terminó de afeitarlo, el de la leña salió a la calle y volvió con el burro.
- ¿Pero dónde va usted con ese burro?
- Cómo qué. Este es mi compañero y lo tiene usted que afeitar.
- ¡Pero hombre!
- Nada, ¿usted se acuerda de lo de la leña? Pues este es mi compañero.
Usted ha dicho que afeitaba a mi compañero y lo tiene que afeitar. 

Antes de dar paso al pliego, cito como curiosidad estos Cuentos de barbería aplicados a la política, de Antonio de Valbuena y Enrique Hernández, publicados entre 1879 y 1880 en diversas publicaciones y que recoge, precisamente, el cuento que comentamos, lo que da idea de su popularidad.































Añado dos portadas del mismo asunto editadas por distintas imprentas.

Córdoba: impreso por García Tena
Madrid: Impreso por Marés
Un resumen del cuento está recogido también en una de las dos portadas que servían para confeccionar un 'ventall' o abanico rígido de caña.


Antonio Lorenzo

miércoles, 15 de abril de 2015

El enamorado explica su amor con títulos de comedias

Charles-Amable Lenoir (1860–1926)
Reproduzco un interesante pliego, sin pie de imprenta, donde el enamorado utiliza títulos de comedias para declarar su amor a la dama, a lo que siguen unas 'folías para cantar' en forma de diálogo.

Son nada menos que treinta y nueve los títulos de comedias que se citan en el pliego. He tratado de buscar a los autores de las mismas y las ofrezco en tabla al final. He de advertir que la atribución de una determinada comedia a un autor hay que contemplarla con cautela, pues es relativamente frecuente la atribución errónea o dudosa de determinados títulos. No obstante, si observamos la tabla, vemos que figuran autores poco conocidos si los comparamos con figuras tan representativas como Lope o Calderón, lo que permite suponer que el autor del pliego era buen conocedor de las comedias que se representaban en la época, por lo que la datación del pliego bien podría situarse a finales del siglo XVII o comienzos del XVIII.

La atribución de una obra a la pluma de un autor no es siempre tarea fácil. El teatro, al tener una dimensión comercial cuyo público abarcaba todas las condiciones sociales, desde el rey a los jornaleros o trabajadores, daba lugar a un cúmulo de factores donde no sólo intervenía el verdadero dramaturgo autor de la obra, ya que al venderla perdía los derechos y el texto original podía ser modificado o adaptado para ser representado. Hasta el mismo Calderón llegó a negar obras suyas de juventud, lo que convierte en muchos casos la correcta atribución de obras a un determinado autor en casi una labor detectivesca.






Relación de comedias y autores:


Antonio Lorenzo

viernes, 20 de marzo de 2015

La gitanilla de Madrid

Músicos ambulantes ilustrados por Doré
Otro de los pliegos derivados del teatro es el que se refiere a la gitanilla de Madrid. Si bien la fuente primera es una de las famosas Novelas ejemplares de Cervantes (publicadas en Madrid en 1613), ésta fue inspiradora e imitada por autores como Antonio de Solís o Gabriel Estrella.

Antonio de Solís y Rivadeneira (1610-1686), eclesiástico y político español, autor también de la Historia de la conquista de México (1684), se inspiró en la obra de Cervantes para construir su comedia La gitanilla de Madrid en 1632, si bien se conocen dos versiones parecidas atribuidas una de ellas a Juan Pérez de Montalbán en una edición suelta, aunque parece ser que esta última no es sino una auto-refundición o reelaboración del mismo título retocada y adaptada por el propio Antonio de Solís, compuesta en primera redacción en 1632 y que fue representada en 1657 en El Buen Retiro con motivo del cumpleaños del rey Felipe IV.

 Estas atribuciones erróneas eran frecuentes en el Siglo de Oro debido al trasiego de copias sueltas que circulaban entre las compañías de teatro y que incorporaban y/o modificaban los textos para adaptarlos a sus representaciones.


La obra del mismo título de Gabriel Estrella es menos problemática, ya que él mismo acepta su deuda y admiración por la obra cervantina.




Sobre el pueblo gitano se han proyectado imágenes y atribuciones que no siempre responden a la realidad. Debido a la histórica falta de confianza sobre el gitano se han ido desarrollando un conjunto de tópicos y prejuicios, como atribuirles fama de ladrones, robos de bestias o secuestro de niños para su explotación, que es el caso central que nos sugiere tanto la novela cervantina como los pliegos. Esta creencia sobre el robo de niños se traduce en frases tan extendidas como aquella de: «Si no te portas bien, vendrán los gitanos y te llevarán».

Bien es cierto que el propio Cervantes trata de suavizar algo estas creencias desde la primera página de su novela, donde escribe:

Parece que los gitanos y gitanas solamente nacieron en el mundo para ser ladrones: nacen de padres ladrones, críanse con ladrones, estudian para ladrones y, finalmente, salen con ser ladrones corrientes y molientes a todo ruedo; y la gana del hurtar y el hurtar son en ellos como accidentes inseparables, que no se quitan sino con la muerte.
Una, pues, desta nación, gitana vieja, que podía ser jubilada en la ciencia de Caco, crió una muchacha en nombre de nieta suya, a quien puso nombre Preciosa, y a quien enseñó todas sus gitanerías y modos de embelecos y trazas de hurtar […] Salió Preciosa rica de villancicos, de coplas, seguidillas y zarabandas, y de otros versos, especialmente de romances, que los cantaba con especial donaire.

Antes de dar paso al pliego completo reproduzco otras portadas sobre el mismo asunto por diferentes impresores.

Sin lugar de edición y sin año

Sevilla, Viuda de Vázquez y Cía, 1816
Valencia, imprenta de Laborda, sin año

























El pliego completo, dividido en dos partes, carece de lugar de impresión y de fecha. Es curioso notar como el que se declara autor del mismo, un tal Vicente Benavente, guarda un estrecho parentesco temático con la obra de Solís y Rivadeneira, pues tanto los pliegos como la comedia conservan el mismo título, a lo que se une el supuesto conocimiento del autor del pliego respecto a algunos de sus personajes tanto de la obra de Cervantes como la de Solís.









Antonio Lorenzo