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miércoles, 1 de marzo de 2023

Máximas, proverbios y refranes por "El buen Sancho de España" [Marzo]

Jean François Millet - Campesinos plantando patatas (1861)

Continuando con ejemplos de refranes propios de la sabiduría popular recogidos en la temprana obra de José María Sbarbi y Osuna (1834-1910), Colección metódica de máximas, proverbios, sentencias y refranes, publicada en 1862, aunque oculto bajo el pseudónimo de "El Buen Sancho de España", entresaco lo relativo al mes de marzo bajo las etiquetas de meteorognosia (conocimiento de los fenómenos atmosféricos), labranza, zootecnia, moral, economía, higiene y administración.











©Antonio Lorenzo

miércoles, 1 de febrero de 2023

Máximas, proverbios y refranes por "El buen Sancho de España" [Febrero]

 

José María Sbarbi y Osuna (1834-1910), considerado como iniciador de la paremiología moderna por su fecunda y amplia trayectoria en la recopilación y estudio de los refranes, publicó en 1862, a la temprana edad de 28 años, la Colección metódica de máximas, proverbios, sentencias y refranes oculto bajo el pseudónimo de "El buen Sancho de España", siendo su posterior y referencial obra más conocida su Refranero general español, publicado en 10 tomos entre 1874 y 1878. 

Aunque en los tiempos actuales haya decaído sobremanera el uso de estos conocimientos de sabiduría popular, los refranes son hijos del transcurso de los tiempos y ejemplos de una atenta observación de la naturaleza que acreditan su verosimilitud, pues como apunta un refrán: refranes que no sean verdaderos y febreros que no sean locos, pocos. Sin embargo, hay que tener en cuenta que en terrenos ajenos a la observación de carácter meteorológico encaminados preferentemente hacia las gentes del campo, un gran número de ellos suscitan dudas y contradicciones e incluso reprobación absoluta si tenemos en cuenta la evolución de determinados valores ideológicos que afortunadamente han ido evolucionando.

Como ejemplo de sabiduría popular entresaco, sin más, de su obra pionera de 1862 lo relativo para el mes de febrero agrupado bajo las etiquetas de meteorognosia (conocimiento de los fenómenos atmosféricos), labranza, zootecnia, moral, economía, higiene y administración.










©Antonio Lorenzo

sábado, 14 de enero de 2023

Las cabañuelas y la predicción del tiempo

Observaciones del explorador y cosmógrafo Américo Vespucio (1454-1512)

Cada comienzo de un nuevo año suscita incertidumbres sobre cómo va a transcurrir su desarrollo, tanto en lo personal como en otros aspectos dispares como en lo meteorológico. Respecto a este último gozan de especial relevancia las conocidas cabañuelas como forma de anticipar y prefigurar las predicciones del tiempo a lo largo de todo un año. Las cabañuelas, independientemente de las fechas elegidas para establecer las predicciones, se centran en la observación durante los doce días elegidos para presagiar el tiempo que hará durante los meses venideros. Estas creencias, de ancestrales orígenes, también son propias de diferentes culturas de países europeos y americanos.

Las fechas que sirven de referencia para las predicciones anuales varían de unos lugares a otros. Los doce días elegidos para prefigurar el tiempo que va a hacer durante los restantes meses del año suelen asociarse a los doce días que separan la Navidad y la Epifanía, con ligeras variaciones sobre el comienzo o el último día para una correcta observación. Otras variantes se detienen en los doce días que transcurren entre el 13 de diciembre, festividad de santa Lucía asociada al solsticio de invierno, hasta el día de Navidad (excluido del recuento).

Este ancestral método de predicción se basa en creencias que guardan relación con aspectos mágicos, rituales o lúdicos de difícil interpretación como vaticinio colectivo. 

El Diccionario de la Real Academia Española, no registra en su actualización de 2022 el término que nos ocupa, aunque en su 21 edición de 1992, aparece la acepción del término de cabañuelas del siguiente modo:

«Cálculo que, observando las variaciones atmosféricas en los doce, dieciocho o veinticuatro primeros días de enero o de agosto, forma el vulgo para pronosticar el tiempo que ha de hacer durante cada uno de los meses del mismo año o del siguiente».

Las cabañuelas se asocian en otros lugares a los primeros doce días de agosto. Luis Martínez Kleiser en El tiempo y los espacios de tiempo en los refranes (1945), recoge en la página 280 el dicho:
Agosto está en el secreto
de doce meses completo.

Otro dicho popular alude a que en el mes de agosto ya se encuentran los higos en sazón:

El mes de las cabañuelas
es el mes de las higueras.

Los doce días de agosto, en plena estación veraniega, contrastan con las más habituales predicciones invernales entre la Navidad y Epifanía, lo que viene a sugerir una difícil interpretación y contextualización con lo sabiamente apuntado por el ilustre Mircea Eliade (1907-1986) en El Mito del eterno retorno. Arquetipos y repetición. (Madrid, Alianza editorial, 1996; original de 1949).

Las cabañuelas, como antiguo método para la predicción del tiempo, guarda relación terminológica con la fiesta judía de Los Tabernáculos (o de las cabañas) en su celebración ceremonial durante siete días para rememorar los cuarenta años de peregrinación del pueblo de Israel por el desierto antes de llegar a la tierra de promisión, según se recoge el Tomo II del Diccionario de Autoridades (1729).

Tras este breve repaso resulta de interés comprobar cómo estas predicciones fueron recogidas en almanaques y calendarios, como en las páginas entresacadas que reproduzco para el año 1885, editado el año anterior en la localidad pacense de Fregenal de la Sierra, con un interesante recorrido sobre las diversas fechas asociadas a las cabañuelas.

En la portada de este Calendario popular, aunque figuran solamente las iniciales de su autor L. R. y E., corresponden al folklorista Luis Romero y Espinosa (1852-1891). La recopilación está dedicada a don Antonio Machado y Álvarez (Demófilo), iniciador de los estudios del folklore español y padre de los hermanos Machado. 

Este Calendario popular goza de interés añadido por representar un valioso ejemplo de los inicios de los estudios folclóricos en España, donde Demófilo creó en 1881 en Sevilla el Folk-Lore Andaluz, y un año más tarde Romero y Espinosa, siguiendo los pasos de su amigo y maestro, creó como sociedad el Folk-Lore Frexnense, para el estudio folklórico con sede inicial en Fregenal de la Sierra (Badajoz), importante foco cultural que contó con magníficos colaboradores. Romero y Espinosa, a pesar de no ser muy conocido y fallecer con apenas 39 años, es uno de los folkloristas que más han contribuido durante el último cuarto del siglo XIX en el estudio y difusión de la cultura popular extremeña.

La sociedad de Folk-Lore Fraxinense se constituyó en Fregenal de la Sierra (Badajoz) el día 11 de junio de 1882, siendo presidente honorario Vicente Barrantes y presidente efectivo Luis Romero y Espinosa, recopilador de este magnífico Calendario Popular donde se incluye toda una amalgama de aspectos folklóricos y de sabiduría popular.

Un dato de interés sobre la obra recopilatoria de Luis Romero es la moderna edición de El refranero de agricultura, tras el hallazgo de una prueba de imprenta, nunca editada, hasta su valiosa recuperación por Juan R. Pastor y Juan Andrés Serrano, publicada en Saber popular, revista extremeña de folklore, nº 3, 1988.

Reproduzco las páginas donde se alude a las creencias de las cabañuelas y donde se nos ofrece un muy interesante recorrido sobre los diferentes cómputos predictivos de estas creencias basadas en las variadas técnicas de observación donde, entre otras, se tenían en cuenta las nubes, el viento o el comportamiento y el vuelo de las aves.

Este Calendario Popular se custodia en la Biblioteca Virtual del Patrimonio Bibliográfico, del Ministerio de Cultura y Deporte.







©Antonio Lorenzo

lunes, 9 de enero de 2023

Máximas, proverbios y refranes por "El buen Sancho de España" [Enero]

 

La paremiología, como rama del folklore y de la lingüística, constituye todo un caudal riquísimo de sabiduría popular. Los refranes tienen su origen en la más remota antigüedad alcanzando su desarrollo entre nosotros a finales del siglo XV y comienzos del XVI, a los que Juan de Mal Lara los etiquetó en su obra como Fhilosofía Vulgar (1568), ya que entonces eran de uso frecuente por gentes de toda clase de condiciones sociales, aunque en realidad el término "vulgar" no deja de ser discriminatorio y subjetivo, al igual que ocurre con la diferenciación entre el considerado como romancero tradicional frente al romancero vulgar. Esta rama del folklore es común en toda Europa siendo sus cultivadores entre nosotros figuras tan notables como el Marqués de Santillana, Timoneda, Gonzalo Correas. Rodríguez Marín o José María Sbarbi y Osuna (1834-1910), este último como gran estudioso y considerado como "Padre del refranero" y que precisamente es el recopilador de estos primeros refranes que reproduzco, aunque no figure su nombre en su recopilación de 1862, ya que en ella adoptó el pseudónimo de "El buen Sancho de España".

Las recopilaciones de paremias, como unidades lingüísticas estables, a pesar de ser abundantes y desperdigadas en el tiempo y clasificación, constituyen verdaderos tesoros de los que echamos en falta un mejor conocimiento generalista en la sociedad actual, ya sea por su paulatina desaparición en los diccionarios académicos y por el desvanecimiento de su uso como útiles elementos didácticos en la enseñanza.

La primera obra conocida de autor anónimo fue impresa en Burgos en el año 1509, titulada Refranes famosíssimos y provechosos, glosados, dividido en doce capítulos con un total de 244 refranes glosados. La obra es germen de tantos y fundamentales colecciones de refranes posteriores. Se trata de la primera obra paremiológica con glosa o comentario que se publicó en España y de la que se conserva una única copia custodiada en la Biblioteca Histórica Municipal de Madrid.

Existe desde antiguo una confusión y ambigüedad terminológica entre términos afines, como las frases proverbiales, los refranes, los dichos y las locuciones, cuyas definiciones no suelen ser coincidentes al encontrarse interrelacionadas, algo que trató de deslindar en sus trabajos Julio Casares (1878-1964), iniciador de los estudios fraseológicos en su Introducción a la lexicografía moderna (1950), donde dedica un capítulo sobre los borrosos rasgos distintivos entre los términos de locución, frase proverbial, el refrán y el modismo. Obra referencial de los estudios posteriores donde considera el refrán como "una fórmula expresiva, que encierra determinado contenido ideológico".

Los refranes son construcciones verbales de carácter estable que adquieren diversas interpretaciones dependiendo de su contexto, aunque su uso se aleja cada vez más del lenguaje comunitario, lo que refleja una falta de conciencia paremiológica, tanto en su adquisición como en su uso colectivo, al ser considerados, si se me permite la expresión, como "viejunos".

Los refranes, hijos de su época, son también fuente de información sociológica e histórica al reflejar comportamientos de conducta colectivos y como ejemplos de valoraciones morales y saberes secularizados, aunque muchos de ellos sean sin duda alguna reaccionarios o misóginos desde un punto de vista actual, aunque en su mayoría ya se encuentran afortunadamente en desuso. 

En la actualidad, los estudios y proyectos de investigación fraseológica (fraseología) y paremiológica (paremiología), son considerados como dos disciplinas científicas interrelacionadas y de carácter interdisciplinar, cuyo objeto son las unidades lingüísticas estables de ambos tipos y de lo que contamos actualmente con trabajos cada vez más abundantes y enriquecedores.

El notable decaimiento y disminución del uso de paremias en la sociedad no debe hacernos olvidar que constituyen una enorme fuente de sabiduría popular respecto a la meteorología, la agricultura, la moral o la medicina, entre otras muchas. El interés de esta primera entrada es acentuar y reivindicar su importancia mediante una llamada de atención sobre lo recopilado del mes de enero por José María Sbarbi el año 1862 bajo el pseudónimo de "El buen Sancho de España" bajo las etiquetas meteorognosia, labranza, zootecnia, moral, economía, higiene y administración












©Antonio Lorenzo