Grabado xilográfico del pliego editado por Corominas (Lérida, 1852) |
Adjunto un raro y poético pliego impreso en Barcelona en la segunda mitad del siglo XVIII por los herederos de Juan Jolis, continuadores de la actividad impresora que inició su fundador, Juan Jolis, el año 1680. Según datos consultados, los herederos de Juan Jolis centraron su actividad entre los años de 1760 y 1770.
Del pliego que reproducimos se conocen otras ediciones provenientes de otros talleres donde se añaden o suprimen composiciones. La autoría glosada del texto de la pasión, se atribuye a Francisco Ledesma, aunque puede resultar dudoso. Con el comienzo «Salid hijas de Sión» (considerado Sión como sinónimo de Jerusalén) se conoce un anterior y al parecer único ejemplar editado en 1608 en Alcalá de Henares por la viuda del impresor Juan Gracián. La portada del impreso designa como autor a un desconocido Diego Vázquez de Murcia, según recoge la noticia que puede consultarse a través del enlace.
No sabemos, por tanto, la atribución exacta de la autoría de las glosas de la pasión, como tampoco tenemos constancia sobre el desconocido autor de «Salid hijas de Sión», aunque su texto, de procedencia más bien culta, con supresiones o adiciones puntuales, ha servido para ser recitado o cantado en las procesiones de Semana Santa de algunas localidades de las que conocemos testimonios y que remontan al siglo XVI.
En los oficios que se celebraban en algunas localidades aragonesas, como en Ibdes (Comunidad aragonesa de Calatayud), se entonaba con melodía repetitiva en la procesión previa a los oficios el «Salid, hijas de Sión, salid muy apresuradas...». Otro modelo de pervivencia de las tradiciones del siglo XVI donde ya se conocía esta composición, consistía en que las cofradías entonaban composiciones relativas a la muerte y sufrimientos de Cristo, siendo el «Salid hijas de Sión», una composición muy repetida y recogida en cuadernillos manuscritos, por tradición oral o, como en el caso que nos ocupa, reproducida en pliegos de cordel.
Censura inquisitorial
Un dato interesante que suele pasar desapercibido es la censura inquisitorial ejercida sobre una de las composiciones recogidas en el pliego, como es la referida a la «Venta y contrato que hizo Judas cuando vendió a Cristo señor nuestro», censura recogida en el edicto del uno de febrero del año 1793, según consta en el Índice de libros prohibidos por el Santo Oficio de la Inquisición española, recopilado por León Carbonero y Sol; Madrid, Imprenta de Antonio Pérez Dubrull, 1873
En el pliego no se indica el nombre del autor, pero en el edicto inquisitorial aparece compuesto por el licenciado Ramón Galve y Trujillo, del que no hemos encontrado datos.
Esta «Venta y contrato de Judas», a pesar de contar con una ascendencia evangélica, recoge una serie de añadidos y supuestos que a los ojos de una ortodoxia católica pueden considerarse como apócrifas alteraciones que no encuentran acomodo en los textos evangélicos.
Uno de los objetivos de la Inquisición era el de perseguir mediante prohibiciones la edición de todo tipo de libros o folletos para tratar de desarraigar los errores y supersticiones contrarios al dogma y buen uso de la religión, así como el de combatir las opiniones relajadas que perviven en la moral cristiana. Sin embargo, gracias a la dificultad para impedir la comercialización de estos efímeros impresos populares, básicamente comercializados por vendedores ambulantes, han logrado pervivir y llegar hasta nuestros días.
©Antonio Lorenzo