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jueves, 16 de mayo de 2013

La baraja explicada por un soldado

Baraja valenciana de 1778
La explicación «a lo divino» de las cartas que integran la baraja no es específica de la tradición española, pues conocemos versiones portuguesas y latinoamericanas. La adaptación de tal práctica, ya sea en forma de romance-canción o como cuento o narración, hay que buscarla en la obra de Hadin «Histoire du jeu de cartes du Grenadier Richard, ou explication du jeu de cinquante-deux cartes en forme de libre de prières», París, 1811.

El argumento general, con ligeras variantes, puede resumirse así: un soldado (en las versiones españolas llamado Miguel de Ricart o Andrés Espinosa) es sorprendido en la misa con una baraja entre las manos. El sargento lo recrimina y le conduce ante el coronel o mayor. El soldado se justifica diciendo que no cuenta con dinero para comprarse un misal o libro de oraciones y que la propia baraja le sirve de instrumento de oración y piedad. El soldado comienza a interpretar cada carta de la baraja «a lo divino» (en la versión francesa la baraja consta de 52 cartas). En las versiones abreviadas, que son las más abundantes, se asocia con determinados elementos de la pasión, con lo que logra convencer plenamente al jefe superior. Este le levanta la posible sanción y además le entrega una cantidad de dinero o le ofrece días de permiso.

La baraja y el soldado (como también es conocido el romance-canción) es un claro ejemplo de creación de un sistema de analogías y de operaciones mentales puestos en boca de alguien que ostenta en la sociedad clasista un rango inferior, lo que maravilla a sus superiores por su bien engarzada explicación. La propia baraja se convierte, pues, en un artefacto o herramienta de imaginación, sustitutiva de un libro imaginario. Es interesante señalar cómo los motivos icónicos de cada palo de la baraja sugieren, en su libertad interpretativa, el establecimiento de variadas correspondencias con motivos religiosos.


Madrid, Sucesores de Hernando, sin año.
Portada del pliego editado en
Córdoba, Impr. R. Gª Rodríguez, sin año.
Un elemento interesante que aparece en algunas versiones consiste en que el soldado se salta conscientemente la interpretación de una de las cartas (en la baraja francesa se trata del «valet» y en la española se asocia a la sota). Un diálogo explicativo es el siguiente:
— ¿Cómo habiendo dado usted relación y representación de todas las cartas de la baraja, no ha citado la sota de oros?
— Señor —contestó el encausado— la sota de oros se parece a mi sargento primero y no he querido mezclarla en tan sagrados misterios.

Valladolid, Impr. Dámaso Santarén, 1850
Este tipo de composiciones pueden ser entendidas como facilitadoras de recursos mnemotécnicos y memorísticos para desarrollar habilidades y cálculos mentales. La explicación de motivos religiosos a través de la baraja (o de las piezas del arado, o de las horas del reloj, o las vestiduras, etc.) constituyen una curiosa muestra de entrecruzamiento o simbiosis entre lo profano y lo religioso donde se trasluce veladamente una especie de enfrentamiento virtual de los humildes frente a los poderosos o representantes de la clase dominante, lo que viene a añadir un sutil ingrediente reivindicativo que habría que tener en cuenta en otros análisis.

Transcribo uno de los variados cuentos que circulan sobre la misma temática asociados al número de cartas de la baraja francesa.

El cuento del soldado

 Durante la guerra en Corea, un grupo de jóvenes soldados, al terminar una larga caminata, llega a la ciudad de Seúl. El siguiente día era domingo. Varios de ellos fueron a misa.
Después de leer las oraciones, el sacerdote prosiguió con el texto sagrado.
Algunos de los muchachos que tenían su libro de oraciones lo sacaron, pero uno de ellos, que solo llevaba una baraja, la extendió frente a él.
El sargento que comandaba a los soldados dijo: "soldado, guarde la baraja". Al terminar la misa el soldado fue arrestado y llevado ante el comandante.
"Por qué ha traído aquí a este hombre", preguntó el oficial.
"Por estar jugando baraja en misa, capitán", contestó el sargento.
"Y usted que puede decirme en su favor".
"¡Mucho, mi capitán!", contestó el soldado.
"Espero que así sea", dijo el capitán, "porque de lo contrario, será severamente castigado"
El soldado dijo:
"Es así mi capitán… Hemos estado en marcha por seis días y aunque no tenga Biblia, ni libro de oraciones, espero satisfacerlo con la pureza de mis intenciones.
Cuando yo veo el as en la baraja, recuerdo que hay un solo Dios todopoderoso.
Cuando veo el dos, me acuerdo que la Biblia está dividida en dos partes, antiguo y nuevo testamento.
Cuando veo el tres, pienso en la Trinidad, Padre, Hijo y Espíritu Santo.
Cuando veo el cuatro, me acuerdo de los cuatro evangelistas que predicaron el evangelio de la salvación, Mateo, Marcos, Lucas y Juan.
Cuando veo el cinco, me acuerdo de las cinco vírgenes necias y las cinco vírgenes prudentes. Cinco se perdieron, cinco se salvaron.
Cuando veo el seis, me acuerdo que en seis días Dios hizo el cielo, la tierra y todo lo creado.
Cuando veo el siete, me acuerdo que Dios descanso el séptimo día.
Cuando veo el ocho, me acuerdo de las ocho personas que dios preservo del diluvio fueron, Noé, su esposa, sus tres hijos y las esposas de estos.
Cuando veo el nueve, me acuerdo de los nueve leprosos… Fueron diez los que nuestro señor alivió, pero nueve de ellos ni siquiera las gracias le dieron.
Cuando veo el diez, pienso en los diez mandamientos que Dios le dio a Moisés, escritos en tablas de piedra.
Cuando veo la sota, me acuerdo del diablo, príncipe de las tinieblas y padre de la mentira.
Cuando veo la reina, me acuerdo de la Santísima Virgen María, reina del cielo y de la tierra.
Cuando veo el rey, me acuerdo otra vez, que hay un solo Dios todopoderoso.
Hay trescientos sesenta y cinco puntos en la baraja, como los días del año. Cincuenta y dos cartas, como las semanas del año. Cuatro palos, como las cuatro semanas del mes. Doce figuras, como los meses del año.
Por eso mi capitán, mi baraja me sirve como Biblia, almanaque y libro de oraciones".
 “Amigos lo que les he platicado aquí es la verdad, lo sé porque yo soy ese soldado”.
Reverendo Padre Pepe Peña.



La baraja de Borja

Como curiosidad y antecedente literario a estas asociaciones «a lo divino» es interesante comentar algo sobre la baraja que confeccionó el que fuera General de la Compañía de Jesús y canonizado por el papa Clemente X en 1671 Francisco de Borja.

La infanta Juana, hermana de Felipe II y princesa de Portugal, que era al parecer muy aficionada al juego de naipes, solicitó al padre Francisco de Borja (1510-1572) que le confeccionara una baraja espiritual para encauzar su desmedida afición de una forma piadosa. La conocida como baraja espiritual de Borja, confeccionada por este en 1553, alcanzó gran éxito entre la nobleza, que comenzó a frecuentar el juego con esa baraja y dio origen a distintas variantes. La baraja constaba de 48 cartas sin ningún dibujo: 24 de ellas llevaban la descripción de una virtud y las otras 24 la de un vicio. El vencedor era aquel que recibía al final más cartas de virtudes. Este «enseñar deleitando» aristotélico utilizaba sabiamente el juego, considerado mayormente como un vicio, como un instrumento de utilidad piadosa y edificante.

Publico un pliego de la misma temática y de factura más moderna, sin datos de impresión ni año, con el curioso título de «Nuevo tango» donde se desarrolla con más amplitud las analogías con la pasión de Cristo.




Para saber más

- Ètienbre, Jean-Pierre, «Márgenes literarios del juego. Una poética del naipe. Siglos XVI-XVIII», Tamesis Books Limited, London, 1990.

- Adjunto también un enlace para escuchar una versión, recogida oralmente en el pueblo de Cañizares (Cuenca), cantada por el grupo Raíces y extraída de su disco «De boca en boca» (1979)


©Antonio Lorenzo

viernes, 30 de noviembre de 2018

Interpretación simbólica de la baraja: pliegos, cuento y canción [I]


En esta nueva entrada actualizo y añado más datos a una entrada anterior dedicada a la interpretación simbólica de las cartas de la baraja por un soldado.

En esta ocasión, reproduzco otras versiones de pliegos sobre el mismo asunto. Añado también una lámina que recoge el expediente judicial o «Sumaria curiosa» del soldado Andrés Espinosa donde se describen los hechos por el que fue acusado y su exculpación.

Dada la parecida estructura de las diversas manifestaciones sobre la interpretación simbólica de la baraja por un soldado, creo que nos hallamos en presencia de al menos dos subtradiciones que desarrollan con distintas variantes el mismo motivo folklórico.

Dejo para entradas posteriores ampliar información:
* Sobre la referencia al juego de cartas del francés Richard, folleto editado en 1811 y soporte o matriz, según prestigiosos investigadores, de las versiones hispanas.
* Sobre el llamado «canto del juego de cartas» por los quintos de Albocàsser (Castellón), que se realiza la víspera de la festividad de la Inmaculada Concepción.
* Sobre un anterior opúsculo, editado en Bruselas en 1778, lo que retrasa la fecha al considerado hasta ahora como el principal referente y origen de la interpretación simbólica de la baraja, tanto en pliegos como en canciones.
* Sobre curiosos folletos editados en Brasil, México, Italia, Inglaterra... que desarrollan el mismo motivo folklórico.
* Sobre la presencia en la prensa dando noticias de esta singular interpretación de la baraja.
* Sobre un interesante folleto, editado en México en 1828, donde un «Coyote» interpreta la baraja a su hijo.
Los pliegos

En la entrada dedicada anteriormente sobre este tema comentaba la interpretación de la baraja por el soldado Miguel Ricarte en la ciudad de Reus, así como la variante de Ricart en la ciudad de Brest o la de Andrés Espinosa en La Habana, con copia de la sentencia absolutoria del 27 de abril de 1870.

Añado tres pliegos más sobre el mismo asunto: el primero de ellos, dividido en dos partes, titulado «La religión y la baraja», que no es sino otra versión del soldado Andrés Espinosa Montero (natural de Logroño) y editado en Palma de Mallorca, hallándose a la venta «delante la fonda d'es Replá, ó sea, detrás de la Pescaderia».

El segundo pliego, impreso en Barcelona por los herederos de la viuda de Pla en 1844, se ajusta más al que se tiene como modelo francés de 52 cartas en la obra de Hadin «Histoire du jeu de cartes du Grenadier Richard, ou explication du jeu de cinquante-deux cartes en forme de libre de prières», París, 1811.

El siguiente pliego, con la «Sagrada contemplación de los Misterios de la Misa por el soldado Miguel Ricarte», es otra copia más del conocido pliego, ambientado en la ciudad de Reus, con el recurrente comienzo de «Emperatriz de los cielos, madre y abogada nuestra...», editado en Madrid por la Imprenta Universal, sin año.

Añado, a continuación, una lámina con la «Licencia del ejército de Baco» donde comentando las licencias a concedidas a los borrachos, se aprovecha para completar la lámina con la licencia otorgada al consabido Andrés Espinosa por su célebre interpretación de la baraja.

Acabo esta primera entrada con una breve referencia sobre la interpretación simbólica de la baraja en su relación con el cuento tradicional.

La religión y la baraja (Primera parte)





La religión y la baraja (Segunda parte)















El cuento

La interpretación de las cartas de la baraja remite al tipo T1613 de la conocida clasificación sobre los tipos del cuento folklórico de Aarne-Thompson, con el título «Los naipes son mi calendario y devocionario». Se resume del siguiente modo: un soldado, a quien reprueban por jugar naipes en la iglesia, contesta y demuestra hábilmente los significados simbólicos de cada uno de los naipes y recibe una recompensa. El motivo central del relato es el [H603] que alude a la interpretación simbólica de los naipes.

A su vez, el tipo T2640 puede considerarse como una variante del anterior [los cuentos explicados por un juego de naipes], como interpretación simbólica de elementos de la baraja. Como ejemplo, reproduzco una muestra recogida por José Manuel Fraile Gil en 1993 en el que fuera pueblo madrileño, convertido ahora en moderna urbanización, de Fuente del Fresno de Jarama. Datos sacados de: José Manuel Fraile Gil, ed., «La poesía infantil en la tradición madrileña», Consejería de Educación y Cultura, Comunidad de Madrid, 1994, pág. 156.

Según explica el recopilador: «se toman de la baraja las figuras y los ases; fórmanse luego cuatro hileras paralelas de cuatro cartas cada una en la forma que se detalla en los paréntesis del texto», texto que es como sigue:


©Antonio Lorenzo

jueves, 20 de diciembre de 2018

Interpretación simbólica de la baraja: pliegos, cuento y canción [IV]


En el recorrido que venimos desarrollando sobre el motivo de la interpretación simbólica de la baraja, vemos cómo ha traspasado fronteras convirtiéndose en un clásico referente folklórico que ha adoptado diferentes formas de expresión, ya sea a través de láminas sueltas, pliegos y folletos de cordel o canciones ocasionales.

Si en ejemplos anteriores hemos repasado su trayectoria por pliegos españoles, brasileños y por las noticias aparecidas en la prensa de diferentes países, un ejemplo más es este folleto editado en Florencia en 1911, si bien en esta ocasión, el soldado Ricart, Ricaurte, Richard, Andrés o Federico, se ha reconvertido en un soldado prusiano.

El relato que se nos ofrece sigue la estructura narrativa habitual: durante la misa, un soldado, en este caso prusiano, reflexionaba con una baraja de cartas. Reprendido por su sargento fue conducido frente al Mayor para que le impusiera un castigo. Tras escuchar sus convincentes explicaciones, el Mayor lo absolvió de la condena que había establecido de que pasara corriendo diez veces "diez vueltas de varas" en medio de 200 hombres que lo azotan con varillas.







El romance-canción de la baraja de los naipes

La baraja de los naipes es uno de los temas que aparecen con frecuencia en los cancioneros peninsulares como explicación "a lo divino" de las cartas de la baraja. Agustín Durán ya incluyó en el Tomo II de su Romancero general (Biblioteca de Autores Españoles, XVI, nº 1323, págs. 353-355), una versión anónima, procedente de un pliego suelto anterior al siglo XVIII, base de los estudios comparativos sobre el motivo que nos ocupa.

Antonio Cea Gutiérrez, en su valioso trabajo: «El pliego en verso de tema religioso como repertorio devocional público y privado», en: Díaz G. Viana, Luis (coord.), Palabras para el pueblo. Vol. II, Madrid, CSIC, 2001, pp. 87-222, analiza un nutrido repertorio de pliegos de temática religiosa, entre ellos, el de La baraja del soldado, cuyo texto atribuye, erróneamente en mi opinión, a Lucas del Olmo. Es sabido que Lucas del Olmo, a pesar de las escasas noticias biográficas de que disponemos, fue un prolífico autor de versos de temática religiosa que fueron recogidos en numerosos pliegos de cordel, pero en este caso no se le puede atribuir la autoría de la baraja del soldado, y mucho menos de que podría esconder algún episodio de la vida del autor, según hipótesis no descartada del investigador, que parece otorgar credibilidad a uno de los versos del pliego donde se dice: «según consta por experiencia», y que podría referirse a una primera época de Lucas del Olmo como soldado dado a los juegos y luego de clérigo.

La supuesta autoría del romancista ciego jerezano Lucas del Olmo del romance de la baraja, proviene de que dicho título, asociado a su nombre, aparece como prohibido en un edicto del 20 de diciembre de 1872, según lo recoge Carbonero y Sol, León, (Índice de los libros prohibidos por el Santo Oficio de la Inquisición española, desde su primer decreto hasta el último, que espidió en 29 de mayo de 1819, y por los Rdos. obispos españoles desde esta fecha hasta fin de diciembre de 1872, Madrid, imprenta de Antonio Pérez Dubrull, 1873). Este reconocido autor de romances solía acreditar su autoría en el encabezamiento de sus composiciones o en el epílogo con el recurrente motivo de pedir perdón por sus faltas. Las distintas versiones impresas que conocemos no ofrecen referencia alguna de su autoría, por lo que ponemos en duda de que fuese el autor de un motivo folklórico de tan prolongada vida tradicional y referente de tantos pliegos y noticias fuera de nuestras fronteras.

Sería prolijo el citar versiones que, a modo de romance-canción seriada, aparecen en los cancioneros más conocidos, pero, por señalar algunos de ellos, encontramos versiones en los cancioneros de Dámaso Ledesma (Cancionero salmantino, p. 60); M. García Matos (Cancionero popular de la provincia de Madrid, II, p. 113); Javier Asensio (Romancero General de La Rioja, págs. 929 y ss.); Agapito Marazuela (Cancionero segoviano, p. 78); Pedro Echevarría Bravo (Cancionero musical manchego, p. 446); J. Manuel Fraile Gil (Tradición oral y zambomba, págs. 663 y ss.), etc.

Se trata de un tema que no tiene una funcionalidad concreta, ya que puede encontrarse como canción de ronda, de mayo, de Cuaresma, Semana Santa o de Navidad. Como romance-canción ha perdido ya su referencia al soldado reprendido por su sargento en misa (lo que es común en los pliegos que hemos desarrollado) convirtiéndose en un simple recordatorio nemotécnico de números e imágenes para glosar determinados aspectos religiosos y presentando escasas variaciones entre las distintas versiones cantadas.

Adjunto un enlace de youtube donde puede escucharse una interpretación de la baraja de los naipes de la localidad cacereña de Casares de Las Hurdes.


Nos hallamos, pues, con la presencia de al menos dos subtradiciones: la tal vez la originaria procedente de los pliegos y las versiones más simples y cantadas cuya referencia a la historia que la sustenta se ha perdido. Es el ejemplo de un pliego editado en Madrid por J. Mª Marés en 1857 que completa la conocida canción mística de la divina peregrina: «Camino de Santiago / con grande halago / mi Peregrina / la encontré yo...» (recogida también por tradición oral), con una Salve a María Santísima y con estas coplas de la baraja para cantar a lo divino.


En el Pan-Hispanic Ballad Projectsitio web de la Universidad de Washington, coordinado por Suzanne H. Petersen, se recogen versiones orales de la interpretación de la baraja.

https://depts.washington.edu/hisprom/optional/balladaction.php?igrh=0470


Explicación de la baraja por un coyote a su hijo

Como ejemplo curioso, y aunque se trata de una interpretación ajena a la que venimos desarrollando, considero de cierto interés ofrecer la noticia de la interpretación de las cartas de la baraja por un coyote a su hijo.

El folleto está editado en México en 1827 y presenta un estilo discursivo burlesco y sarcástico al que se une una finalidad más de opinión que de carácter informativo. En este folleto, situado en el marco de la independencia colonial americana, se recoge la explicación alegórica de un coyote (como se conocía entonces a los comerciantes de procedencia hispana que traficaban con mercancías) a su hijo en tiempos convulsos. y sostenedores de los intereses de la antigua metrópoli.

El término coyote designaba por aquella época al "criollo, hijo de europeo", aunque anteriormente se utilizaba para referirse a determinados cruces raciales del tipo: "hijo de barcino y mulata", "hijo de mestizo e india", "hijo de chamizo y mestiza", "cruce de indio y coyote", "cruce de mulato y chamizo"..., todos ellos asociados al sistema clasista de la Nueva España. Los coyotes se identificaban preferentemente con los españoles y las llamadas "gallinas" con los mexicanos.


Puede consultarse la transcripción completa que he realizado del folleto a través del siguiente enlace, del que entresaco algunas referencias, aunque su contextualización exigiría un mayor detenimiento y se aparta del propósito divulgador de este blog.


Ante el interés del hijo para que su padre le enseñe la simbología de las cartas de la baraja, este le responde del siguiente modo:
«A mí no me conviene, hijo mio, ni debo enseñarte á jugador, sino á hombre de bien, á buen vasallo del rey nuestro sr. y á comerciante de las indias, que es como se gana mucho dinero en breve tiempo, y con seguridad, cuyo saber consiste en comprar barato y vender caro á los bobos americanos».
El folleto va desarrollando una interpretación de carácter político de cada palo y carta de forma sarcástica y con claro contenido ideológico.
«P: Pues bien, voy á concluir. Estas cuatro sotas representan otras tantas mujeres de Fernando VII tres de matrimonio y una fuera de él. La de espadas simboliza á la que murió tísica: la de oros es la rica portuguesa que también murió: la de copas es la actual y la de bastos es un emblema de la Macanás con quien tubo sus buenos ratos en Marcella.
Los cuatro caballos representan muy bien á los tres borbones y al duque del Infantado, pues todos ellos por animales, no han sabido, ni sabrán gobernar en España, entendiéndose que el de espadas figura á Fernando que todo lo quiere componer con las armas.
Los cuatro reyes figuran otros tantos tiranos enemigos de la libertad que han jurado destruir, formado una liga, que llaman santa y son: el Emperador de Rusia, el de Alemania, el rey de Francia y el de España que no deja de volver sus ojos de lince acía América, a la que como otra Troya quisiera ver reducida á cenizas, pues está bien persuadido de que los americanos, primero que doblar primero la cervíz, descenderán cubiertos de laureles al sepulcro. –He concluido, hijo mio».
©Antonio Lorenzo

viernes, 7 de diciembre de 2018

Interpretación simbólica de la baraja: pliegos, cuento y canción [II]


Los investigadores sostienen que el motivo folklórico de las versiones españolas de la interpretación simbólica de la baraja por un soldado, tanto en sus versiones en pliegos de cordel o como romance-canción, son deudoras de algún modo a un folleto francés de 1811 asociado a la figura del grenadier Richard en la ciudad de Bres (Brest). Hay, sin duda, una vinculación de las versiones hispánicas con el folleto señalado, pues se ha hispanizado el nombre de Richard con los más castellanizados de Ricart, Ricarte, Ricaurte, Federico o Andrés. Esta singular vinculación de las numerosas versiones panhispánicas con el folleto francés ha sido señalada por insignes investigadores, como Jean-Pierre Étienvre: «Márgenes literarios del juego. Una poética del naipe. Siglos XVI-XVIII», Tamesis Books Limited, London, 1990; o Jean François Botrel: «La alegoría del soldado y la baraja o el poder del no libro», en: Mariana Genoud de Fourcade, Gladys Granada de Egües (ed.), Unidad y multiplicidad: tramas del hispanismo actual.

Sin embargo, aunque resulta innegable la vinculación de las versiones hispánicas (sea en forma de canción, noticias en prensa o pliegos de cordel) con el impreso francés de 1811, no se ha tenido suficientemente en cuenta un folleto anterior que desarrolla el mismo tema de la baraja-misal, publicado en Bruselas en el 1778, es decir, 33 años antes del señalado como posible embrión de las versiones hispánicas.

Aun así, tampoco podemos considerar este folleto como el referente inicial sobre el que descansan las diferentes versiones de la interpretación de la baraja. En este folleto se nos ofrece una explicación moral al juego de cartas por un imaginario Louis Bras-de-Fer, al servicio del rey Carlos VI.

Un resumen es como sigue: un domingo, al asistir nuestro protagonista con parte de su regimiento a los oficios de la iglesia parroquial, tras arrodillarse sacó de su bolsillo un juego de cartas que desplegó a modo de libro de oraciones, siendo recriminado por su sargento. Sin hacer caso al mismo, en una actitud devota y contemplativa reprochó al sargento el escaso sueldo que recibía, ya que no le permitía comprar una biblia o un libro de oraciones, siendo el juego de cartas un instrumento interpretativo de conceptos religiosos, así como de analogías sobre la vida y la pasión de Cristo.

Su relación con el impreso del grenadier Richard no reside tanto en la interpretación de cada una de las diferentes cartas como en la estructura general del relato. En uno y otro folleto aparece la figura del sargento, asociado en ambos casos con la sota. Tras ser reprendido por el sargento es conducido ante el capitán. El capitán, una vez escuchada la justificación de su proceder, le regaló una biblia, una imitación de la vida de Cristo y un ejemplar con vidas de santos. El rey, a su vez, tras haber demostrado gran valentía en las batallas y por haber perdido el brazo izquierdo debido a un cañón en una de ellas le concedió un puesto en el Hotel Real de los Inválidos donde tuvo una feliz y larga vida.

Abundando en el folleto francés del grenadier Richard, considerado como matriz referencial de las distintas subtradiciones, traigo a colación una noticia publicada en el Diario de Madrid, del 31 de octubre del año 1788, es decir, veintitrés años antes del referido folleto francés de 1811.
«Relación de lo acaecido con  un soldado Francés  llamado  Richart  del Regimiento  de  Infantería  de  Chartres,  hallandose  de guarnicion  en  Brest».

Otras noticias entresacadas de la prensa hispana


"La hormiga de oro" (12 de diciembre de 1908)

Revista "Buen humor" - [Madrid, 23-7-1922, n.º 34]
El Correo Militar (25-11-1897)
Teniendo en cuenta los ejemplos presentados tampoco podemos atribuir a un único referente inicial los diferentes desarrollos de este motivo folklórico, ya sea en sus manifestaciones escritas u orales. La interpretación simbólica de la baraja no se reduce, ni mucho menos, al exclusivo ámbito de lo panhispánico, pues puede rastrearse en la prensa de habla inglesa una serie de noticias que desarrollan una similar temática interpretativa, si bien asociada a otros protagonistas y a otros nombres, como el atribuido al soldado Richard Middleton.

Aunque carecemos de pruebas fehacientes existe una cierta probabilidad de que la historia de Richard Middleton fuera obra de John Gay, nacido el 30 de junio de 1685 en Barnstaple (Devon), y fallecido el 4 de diciembre de 1732. El inglés John Gay fue poeta y dramaturgo y recordado por "The Beggar's Opera" (1728). También escribió unas fábulas en verso que fueron traducidas al francés por el caballero de Châtelain. Es en alguna de estas fábulas donde presuntamente (lo que no hemos podido comprobar) apareciera la historia de Richard Middleton y que posteriormente fuese adaptada en alguna de las traducciones de sus fábulas al francés.

En fin, sea como fuere, lo importante es que nos encontramos con un motivo folklórico que ha traspasado fronteras y que, al margen de su origen, se nos presenta en numerosas versiones y ha sido recogido en publicaciones variadas, en canciones y en versiones orales recitadas.

En el temprano año de 1776 (dos años antes de la edición de Bruselas (Louis Bras-de-Fer) y treinta y cinco de la francesa (del grenadier Richard), el The London Magazine, Or, Gentleman's Monthly Intelligencer, Vol. 45, pp. 544-545, recoge el mismo motivo folklórico, cuyo protagonista es el soldado Richard Middleton, relato que, con escasas variantes, se reprodujo posteriormente en numerosas publicaciones.


La base de la historia es prácticamente la misma en todos los casos. Comienza con Richard Middleton, un soldado que asiste al servicio divino con el resto del regimiento en una iglesia y en lugar de sacar una Biblia para encontrar, el texto del párroco, extiende una baraja de cartas ante él. Tras la queja de su sargento los presenta ante el alcalde amenazándole de un severo castigo si no ofrece disculpas o explicaciones de su actitud. En su defensa ante el alcalde comenzó a desarrollar su interpretación de la baraja: cuando veo un as, me recuerda que solo hay un Dios; y cuando veo un dos me recuerda al Padre y  al Hijo; cuando veo un tres al Padre, al Hijo y al Espíritu Santo; cuando veo los cuatro, me recuerdan a los cuatro evangelistas que predicaron el evangelio, a saber: Mateo, Marcos, Lucas y Juan; cuando veo los cinco, me recuerda a las cinco vírgenes sabias; cuando veo los seis, me recuerda que en seis días el Señor hizo el cielo y la tierra... Verá, señor, que este paquete de cartas es para mí una Biblia, un almanaque y un libro de oraciones.

La misma noticia se recoge también en láminas sueltas y almanaques.

The Perpetual Almanack; or, Gentleman Soldier's Prayer Book (London, 1840)



El relato de esta «anécdota inglesa» traspasó fronteras y llegó hasta nosotros, puesto que lo recoge el Semanario Pintoresco Español en 1850.

Semanario Pintoresco Español (1850, pp. 350-351)

La «cantà de les cartes» en Albocàsser

En la villa castellonense de Albocácer (oficialmente Albocàsser en valenciano), capital de la comarca del Alto Maestrazgo, se mantiene la costumbre de la llamada «Cantà de les cartes» (Canto de las cartas). Se trata de una costumbre autóctona que se realiza cada año la noche del siete de diciembre, víspera da la festividad de la Inmaculada Concepción. En esa noche, se reúnen los quintos en la plaza de la iglesia pidiendo protección y amparo a la virgen. Cuatro de los quintos, representando los cuatro palos de la baraja y acompañados por algunos músicos, van entonando y relacionando cada una de las cartas con episodios de la Pasión del Señor.

Parece ser que la justificación de dicha costumbre proviene de un pliego de cordel conservado en el Archivo parroquial y fechado en 1870 donde se relataba la explicación de las cartas de la baraja por el soldado Andrés Espinosa. En realidad, se trata del conocido pliego, tantas veces reeditado, y que reproduje entero en sus dos partes en la entrada anterior con el título de:
«Nuevo tango. La religión y la baraja, sumaria curiosísima contra el soldado Andrés Espinosa Montero, natural de Logroño, Castilla la Vieja». 
Folleto turístico de Albocàsser
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Dejo para posteriores entradas la reproducción de unos interesantes pliegos (folhetos) brasileños sobre este mismo asunto, así como incursiones a ejemplos italianos, mexicanos y tradiciones orales en forma de canción.

©Antonio Lorenzo