viernes, 21 de diciembre de 2012

Desposorios de María y José

Collage de imágenes de san José
La figura de San José se encuentra envuelta en una especie de neblina en el imaginario colectivo de los cristianos. Las más de las veces se le asocia con la figura de un anciano que lleva en una de sus manos una vara florecida de nardo (o azucena) o bien con la figura de un ebanista que contempla los juegos de su hijo entre las virutas de la carpintería.



Los evangelios canónicos apenas nos facilitan noticias sobre José. Tan sólo en los primeros capítulos de los evangelios de Mateo y Lucas se nos ofrece una escueta información sobre el mismo y ambos se inician después de los desposorios de María con José.

Los fieles cristianos han querido suplir esa falta de información con lo narrado en la famosa Leyenda Dorada (o Áurea) de Jacobo de la Vorágine, a mediados del siglo XIII, o en diversos evangelios apócrifos, esto es, en aquellos evangelios  no admitidos por la Iglesia como revelados. De esta forma se ha conformado una imagen de san José que entronca con elementos legendarios que embellecen y amplifican lo que no se nos cuenta en los evangelios ‘oficiales’ y que, a pesar de su manifiesta ingenuidad, resultan sugerentes en gran medida.

Las principales fuentes apócrifas que ofrecen noticias sobre san José son las siguientes:
  •    El Protoevangelio de Santiago
  •    El Pseudo-Mateo
  •    El Evangelio de la natividad de la Virgen
  •    Historia de José, el carpintero
  •    Vida de la Virgen y muerte de José 
En estos evangelios se nos presenta a un José viudo y anciano que aceptó a María más como tutor que como esposo. Según la tradición, un ángel se le apareció a Zacarías, el sumo sacerdote, y le dijo: “sal y convoca a los viudos del pueblo; que traigan cada uno su cayado y a quien el Señor señale ése será su esposo”. Al recoger José su cayado una paloma salió del mismo y comenzó a revolotear sobre su cabeza (en otras versiones floreció la vara de forma repentina) por lo que se interpretó que era José el elegido para desposarse con María.

Este episodio de la vara recuerda a los poderes milagrosos de la vara florecida de Aarón, el hermano de Moisés, custodiada en el Arca de la Alianza junto con las Tablas de la Ley y un recipiente conteniendo el maná, Arca que simboliza el pacto entre Dios y el pueblo judío.

En el apócrifo titulado ‘Historia de José, el carpintero’ (Siglos VI ó VII),  se nos cuenta que José tenía de su primer matrimonio cuatro hijos y dos hijas, y hasta nos facilita sus nombres: Judas, Justo, Jacobo, Simeón, Assia y Lidia, y que, viudo de su primera esposa tras 49 años de matrimonio, recibió a María que contaba entonces alrededor de 12 años de edad.

De forma ingenua y candorosa nos aclara también que no perdió ni un solo diente de su boca y que conservó siempre su vitalidad y que vivió hasta los ciento once años.

En realidad no conocemos fehacientemente ni su procedencia exacta (Belén o Nazaret) ni tampoco su edad. Algunos exégetas suponen que José tendría entre 40 ó 50 años a la hora de su matrimonio con María; otros, lo cifran en torno a los 19 ó 20 años.

Tampoco se sabe con exactitud si en verdad fue carpintero (de gran predicamento en la tradición pictórica) o herrero, como quiere san Isidoro de Sevilla.

Joan de Joanes - San José con el niño Jesús
Lo que nos dicen los evangelios canónicos es que María ya se encontraba desposada con él y que antes de que conviviese con su prometido ella apareció en estado, lo que resulta contradictorio si no tenemos en cuenta las costumbres de la época donde se celebraban los ‘desposorios’ en casa de la novia y constituía de facto un verdadero matrimonio aún antes de la ceremonia matrimonial propiamente dicha.


Luis Juárez - Desposorios de la Virgen

Giotto - Desposorios de la Virgen

Rafael de Urbino - Desposorios de la Virgen
Tampoco sabemos con exactitud cómo conoció José el embarazo de María. Lo que sí nos cuentan los  evangelios es que sus dudas se disiparon al aparecérsele en sueños un ángel del Señor (Mt 1, 20).

************
Los pliegos de cordel, como ejemplos de literatura popular impresa, se han hecho eco de estos acontecimientos con la intención de incitar y promover la piedad hacia aquellos a quienes van dirigidos, que no es otro que el pueblo llano y popular. Veamos un ejemplo sobre este tema proveniente de mi colección

Desposorios de María Santísima con san José. Barcelona, Impr. Cristina Segura, Vda. de Llorens, s.a._A
Desposorios de María Santísima con san José. Barcelona, Impr. Cristina Segura, Vda. de Llorens, s.a._B
Adjunto un romance, recogido por tradición oral en la provincia de Burgos por Narciso Alonso Cortés y un enlace a otra versión del mismo tema.

https://depts.washington.edu/hisprom/optional/balladaction.php?igrh=0777

                                      A unos desposorios castos    convida la Iglesia, amigos.
                                      Los desposados son santos;    vamos, seremos testigos.
                                      El desposado es José,    ¡qué grande dicha ha tenido:
                                      que se casa con María,    hija de Joaquín, su tío.
                                      Tiene la novia mil gracias,    de quince años no cumplidos;
                                      José tiene treinta y tres,    hermoso y bien parecido;
                                      pues para no estar ocioso,    de carpintero es su oficio.
                                      De reyes y patriarcas    ambos descienden, de fijo.
                                      pues lo dijo San Mateo    en un Evangelio escrito.
                                      Crióse aquí esta doncella    en el templo y con retiro;
                                      a los doce años, José    ha hecho este voto mismo;
                                      de este modo se ordenó    desposorios tan divinos.
                                      Era esta doncella rica    y sus padres eran ricos;
                                      era santa y muy hermosa,    y por aquiestos motivos
                                      cuantos mancebos había    de aquel linaje han venido
                                      cada uno deseando    la dicha de ser marido;
                                      entonces vino José    más que con otros destinos.
                                      Más bella que un serafín    su esposa le ha recibido.
                                      Allí todos conocieron    que era José el escogido
                                      para esposo de María;    dijo José enternecido:
                                      -Esposa, ¿te se ofrece algo?    Yo acudo en vuestro servicio.-
                                       Respondió: -Nada me falta.    Sólo quisiera deciros
                                       un secreto que en mi pecho    siempre he tenido escondido.
                                       Esto fue de que pequeña    siempre mi deseo ha sido
                                       conservarme en castidad    entonces reino suplicio (?)-
                                       Se componía su casa    en tres cuartos divididos:
                                       en uno pone José    sus herramientos de oficio
                                       y en otro pone María    para el descanso preciso.
                                       Trataba de caminarse    cogiendo un saco y dinero (sic)
                                       Se echó a descansar un rato,    luego se quedó dormido.
                                       La Virgen, que no ignoraba    de San José los destinos,
                                       dijo: -Levanta, José,    despierta si estás dormido,
                                       que el preñado de tu esposa    es por misterio divino.-
                                       -Me retiro a Galilea,    donde no sea conocido.-

Durante la Edad Media los anillos de la boda de María y José ejercieron cierta fascinación en la religiosidad popular influenciada por las narraciones apócrifas. De hecho, hay localidades que dicen poseer estos anillos donde son venerados. Hay monasterios benedictinos en Francia que aseguran poseer estas alianzas y que justifican por unas rocambolescas peripecias de los cruzados hasta llegar a su poder. Incluso en Notre Dame de París se llegó a afirmar que allí se custodiaban esas alianzas durante finales del siglo XIV y principios del XV. Pero es el anillo conservado en la catedral de San Lorenzo de Perugia el más afamado según la devoción popular, aunque no faltan otros ingredientes, casi de novela negra, como el tráfico de reliquias, robos de frailes ladrones, etc. La oferta de ganancias espirituales, milagros, favores e indulgencias fueron disputas comunes por la veracidad de la reliquia entre distintas ciudades.

Rafael de Urbino - Desposorios de la Virgen (detalle)
Como curiosidad, y debido a la falta de información para representar a san José, tengo a la vista un curiosísimo librito, editado en 1850, sobre la manera correcta de representar a san José, del que no me resisto a ofrecer unas imágenes.





























La devoción a san José se encuentra muy extendida por todo el mundo, donde se prodigan numerosas oraciones, gozos, novenas, el rezo de los siete domingos, etc.

Adjunto unos ejemplos, también de mi colección. El primero de ellos con una extraña anotación en la sobrecubierta que reproduzco.

La vara florida de san José, Madrid, 1875





Novenario a San José. S.l, 1811.
La fiesta de los desposorios de María y José se celebra el 23 de enero.

************
                                  
¿Porqué a los José se les llama también Pepe?

Para cerrar esta entrada quiero dar respuesta a una curiosidad que no todos conocen.

En efecto, el llamar también Pepe a los José tiene su explicación. José no es el padre biológico de Jesús, es un padre putativo (es decir, el que se tiene o ejerce de padre pero sin serlo). Las iniciales de padre putativo son PP (me abstengo de comentar otras similitudes en el ánimo de todos). Estas iniciales se hicieron muy famosas, ya que figuraron en las imágenes del santo e incluso, muchas veces, cuando se leía un fragmento del evangelio o de algún teólogo en el cual salía el nombre de José, se añadía a continuación las iniciales PP.

Antonio Lorenzo

domingo, 16 de diciembre de 2012

Devoción a la Virgen del Rosario

Murillo - La Virgen del Rosario
La advocación mariana de Nuestra Señora del Rosario, que se celebra actualmente cada 7 de octubre, cuenta con una fecunda tradición y en ella se superponen diferentes elementos que hacen complejo el establecer un desarrollo unitario de todas las variantes que confluyen en su advocación.

Esta superposición de elementos hace que el culto a la Virgen del Rosario se solape con el culto a Nuestra Señora de las Victorias o a la llamada Virgen de Lepanto, con el común denominador de confluir en todas ellas el culto genérico a La Virgen del Rosario.

Antes de tener un nombre propio, la devoción a María se remonta a la costumbre monacal de rezar 150 salmos cada día. Ya en el siglo IX existía la costumbre de hacer nudos en un cordel para contar los Padrenuestros y los Ave Marías. A ello se unía la tradición de ofrendar coronas de flores o rosas (de ahí el rosario) en las imágenes marianas.

El rezo del Rosario, tal y como hoy lo conocemos, surgió en el Siglo XV y se hizo muy popular a raíz de la predicación del sacerdote dominico, Alano de la Rupe (+1475). Según la tradición, Alano de la Rupe tuvo una visión donde la Santísima Virgen se le apareció a Santo Domingo de Guzmán, fundador de la orden de Predicadores (Dominicos), mostrándole una bella guirnalda de rosas y sosteniendo en su mano un rosario. Enseñó a Domingo a recitarlo y le conminó a que rezara y enseñara a rezar el Rosario como una poderosa arma para luchar contra la herejía.

Esta devoción se extendió rápidamente por el empuje de la Orden Dominica. A ello se unieron las "promesas" de la Virgen y predicadas por el Beato Alano de la Rupe a los que rezaran el rosario frecuentemente.


1. Quien rece constantemente mi Rosario, recibirá cualquier gracia que me pida.2. Prometo mi especialísima protección y grandes beneficios a los que devotamente recen mi Rosario.
3. El Rosario es el escudo contra el infierno, destruye el vicio, libra de los pecados y abate las herejías.4. El Rosario hace germinar las virtudes para que las almas consigan la misericordia divina. Sustituye en el corazón de los hombres el amor del mundo con el amor de Dios y los eleva a desear las cosas celestiales y eternas.5. El alma que se me encomiende por el Rosario no perecerá.6. El que con devoción rece mi Rosario, considerando sus sagrados misterios, no se verá oprimido por la desgracia, ni morirá de muerte desgraciada, se convertirá si es pecador, perseverará en gracia si es justo y, en todo caso será admitido a la vida eterna.7. Los verdaderos devotos de mi Rosario no morirán sin los Sacramentos.8. Todos los que rezan mi Rosario tendrán en vida y en muerte la luz y la plenitud de la gracia y serán partícipes de los méritos bienaventurados.9. Libraré bien pronto del Purgatorio a las almas devotas a mi Rosario.10. Los hijos de mi Rosario gozarán en el cielo de una gloria singular.11. Todo cuanto se pida por medio del Rosario se alcanzará prontamente.12. Socorreré en sus necesidades a los que propaguen mi Rosario.13. He solicitado a mi Hijo la gracia de que todos los cofrades y devotos tengan en vida y en muerte como hermanos a todos los bienaventurados de la corte celestial.14. Los que rezan Rosario son todos hijos míos muy amados y hermanos de mi Unigénito Jesús.
15. La devoción al Santo Rosario es una señal manifiesta de predestinación de gloria.

A esta tradición, ya consolidada, vino a añadirse un hecho singular que marcó e incrementó de forma espectacular esta devoción en el orbe cristiano, la cual fue la victoria de las tropas cristianas en el golfo de Lepanto, batalla en la que participó Miguel de Cervantes, quedando herido en un brazo.

La escuadra de la Liga Santa, integrada por el Papado, Venecia, España, algunos pequeños estados italianos (Génova, Saboya…) y los Caballeros de Malta y comandada por don Juan de Austria, derrotó a la escuadra otomana un 7 de octubre de 1571 en Lepanto (Peloponeso, Grecia) en una batalla que el entonces sumo pontífice hoy venerado como San Pío V encomendó a la intercesión de la Virgen del Rosario y a cuya ayuda se atribuye la victoria.

En este cuadro de Vasari podemos apreciar a la flota cristiana en Mesina antes de su partida al encuentro del turco.



El papa, agradecido, instituyó la fiesta con el nombre de Nuestra Señora de las Victorias. Pero fue Gregorio III quien cambió el nombre de la fiesta por Nuestra Señora del Rosario, aunque en muchos sitios tomó el nombre de "Nuestra Señora del Rosario y de las Victorias".

También se atribuye a la intercesión de la Virgen del Rosario el rechazo a los sitiadores británicos que trataron de apoderarse de La Coruña en 1589 con la intervención de María Pita.

Un fuerte impulso a la veneración al Santo Rosario ha contribuido en épocas más próximas las apariciones marianas, singularmente Lourdes (siglo XIX) y Fátima (siglo XX). Numerosas son las parroquias, congregaciones religiosas, cofradías, imágenes dedicadas a la Virgen del Rosario, que ha traspasado ampliamente las fronteras originarias de la Orden Dominica.

En 1716 Clemente XI extendió esta fiesta a toda la Iglesia. León XIII acrecentó su importancia litúrgica con la publicación  encíclicas referentes al rosario.  Insistió en el rezo del rosario en familia, consagró el mes de octubre al rosario e insertó el título de "Reina del Santísimo Rosario" en la Letanía de la Virgen. Por todo esto mereció el título de "El Papa del Rosario". Todos los Papas del siglo XX han sido muy devotos del Santo Rosario. Muy recientemente el Papa Juan Pablo II revitalizó el Rosario, añadiendo a los 15 Misterios ya conocidos, 5 Misterios más, referidos a la vida pública de Jesucristo. En la Carta Apostólica “El Rosario de la Virgen María” defiende y promueve esta práctica oracional mariana.

Cofradías y Hermandades

Más o menos aclarada esta superposición o sincretismo de las advocaciones de Nuestra Señora de las Victorias (o de las Batallas), Nuestra Señora de Lepanto y Nuestra Señora del Rosario, comentaré algo sobre las cofradías y hermandades.

La Orden de Predicadores fomentó, durante el siglo XV, la creación de cofradías donde su misión era el rezo del rosario y ofrecerlo a las necesidades de los demás hermanos. La rápida expansión de estas cofradías se debió en gran parte al fuerte apoyo de los Papas y al auge que experimentaron las imprentas en la difusión de estas prácticas devocionales. Durante todo el siglo XVI se produce un florecimiento enorme de estas cofradías, extensivas al Nuevo Mundo y a otros territorios de la misión dominica. La devoción al Santo Rosario se acrecentó durante los siglos XVII y XVIII, extendiéndose hasta nuestros días.

Junto a la ingente cantidad de obras aparecidas en estos siglos referidas al Rosario, con el propósito de fomentar su práctica y devoción, vieron la luz sencillos opúsculos y estampas para la gente sencilla. Ejemplos de esta literatura popular son las estampas y pliegos que ofrezco de mi colección.


Barcelona, Imprenta de José Rubió, s.a.
Barcelona, Imprenta de José Rubió, s.a.

















Barcelona, Herederos de la Viuda de Pla, s.a.

Barcelona, Impr. Cristina Segura_A
Barcelona, Impr. Cristina Segura_B

















Virgen del Rosario. Grabado del siglo XVIII. Alcazar San Juan


Barcelona, Herederos de Juan Jolis, s.a.

Barcelona, Imprenta de José Tauló, 1861

El Rosario de la Aurora

El Rosario de la Aurora alude a las procesiones y a las prácticas del rezo del Rosario que se popularizaron a finales del siglo XVII. Se trata, en suma, del rezo o canto del Rosario por las calles al amanecer donde abundan coplas de raigambre popular y que suelen ser acompañadas con instrumentos musicales.

Esta forma peculiar de rezar el Rosario, como se comenzó a practicar en Sevilla, se popularizó rápidamente por otros lugares como rosarios callejeros. Esta práctica, aunque con altibajos, ha llegado hasta nuestros días. Existen diversas variantes sobre cómo se desarrollan estos rosarios callejeros. En algunos lugares existen las figuras de los ‘avisadores’ encargados de despertar a los ‘rosarieros o despertadores’ para que recorrieran el pueblo despertando a los fieles. Estas agrupaciones recaudaban fondos para la sede de su parroquia o convento. En la huerta murciana se conocen como cuadrillas, coros o auroros, que portan campanas como instrumento musical. Estos campanilleros, generalmente dos, suelen cantar las coplas alternando un verso cada uno que luego repite el resto de la cuadrilla en una curiosa en interesantísima muestra de polifonía popular.

Una copla muy conocida es la que sigue:

El demonio, como es tan travieso,
agarró una piedra y rompió un farol,
y salieron los padres Franciscos
y lo apedrearon hasta el callejón.
Escucha y oirás
las campanas que te pegan voces
que el Santo Rosario vayas a rezar.


Acabar como 'El Rosario de la Aurora'

La expresión ‘Acabar como el Rosario de la Aurora’ reúne varias interpretaciones. Algunos autores sitúan su origen en la ciudad de Cádiz, otros en Sevilla o en la ciudad de Madrid. El común denominador a todas ellas se refiere al enfrentamiento de dos cofradías  y a la discusión de su preferencia de paso en sus respectivos itinerarios. En el caso madrileño parece ser que se encontraron en una calle estrecha la cofradía del Rosario que salía de la antigua iglesia de San Francisco con la cofradía que salía a su vez del Colegio de Santa Catalina. Al disputar por la presencia de paso por una calle estrecha los cofrades llegaron a las manos blandiendo los faroles y los mástiles de los estandartes y pendones que portaban dando lugar a la expresión que comentamos de acabar a farolazos como el Rosario de la Aurora’.

Un bello cuadro de Eugenio Lucas ilustra este enfrentamiento, pero lo sitúa en una especie de desmonte en espacio abierto. Eugenio Lucas intenta emular claramente la estética goyesca dejando a la mayoría de las figuras apenas bosquejadas para infundir en el espectador la sensación de revuelo y  movimiento, tan característico de la estética romántica.


 La tradición del rezo del rosario ha perdurado hasta nuestros días, como puede contemplarse en las siguientes convocatorias.




Antonio Lorenzo

lunes, 10 de diciembre de 2012

Gozos a San Severo

Los Gozos (Goigs en catalán) son unas composiciones poéticas de alabanza a Dios, a la Virgen o a los santos y mártires. Su origen es muy antiguo y van dirigidos a ser cantados por el pueblo.

Se trata de un género semipopular, pues aparte de estar compuestos para ser cantados tienen un soporte tipográfico que suele ir acompañado de una xilografía alusiva (técnica de impresión sobre madera) y se difunden impresos desde el siglo XVI.

Su estructura métrica y estrófica se remonta, según sus estudiosos, a las danzas medievales provenzales. Su difusión es característica del ámbito catalán y los ejemplares que se conservan suelen reproducir episodios narrativos o devociones litúrgicas dispuestas para ser cantadas en misas patronales, encuentros o romerías.

Un ejemplo característico de estos gozos es el dedicado a San Severo.

Según la tradición San Severo nació en Barcelona en el seno de una familia distinguida y se entiende que recibió una sólida formación cristiana, pues alcanzó el obispado de Barcelona en torno al año 300.

Durante la persecución a los cristianos emprendida por Diocleciano (303-305) en la región Tarraconense, a la que pertenecía Barcelona, Severo se vio obligado a ocultarse en la actual San Cugat del Vallés.

La leyenda refiere que, al llegar San Severo a la entrada del lugar, vio a un hortelano que estaba sembrando habas en su campo, y, reconociéndolo como cristiano, le advirtió de que si venían sus perseguidores en su busca no les mintiese y les dijera que, efectivamente, había pasado por allí.

Al encontrarse los soldados con Emeterio (o Medir), que así se llamaba el hortelano, le preguntaron si había visto pasar por allí al que perseguían. Pero quiso su suerte que, por intervención divina, las habas del campo recién sembrado ya se encontraban en flor y a punto de ser recogidas. Emeterio les dijo que, en efecto, el obispo había pasado por allí cuando sembraba las habas, con lo cual no mintió, tal y como le prometió a Severo.



Este episodio recuerda al "Milagro del trigo", también conocido como "El labrador y la Virgen", nombres ambos con los que se conoce el pasaje que narra la composición tradicional recogida en los evangelios apócrifos y que transcurre durante la Huida a Egipto decretada por un ángel a san José para salvar al Niño de la Matanza de Inocentes. El tema aún se canta en gran parte de la península con ligeras variantes y suele formar parte del repertorio navideño. Para ampliar estos datos remito a los siguientes enlaces:



Severo tomó la decisión de presentarse espontáneamente ante sus perseguidores e inmediatamente fue apresado junto con otros cuatro sacerdotes de Barcelona que con él se hallaban. Todos ellos fueron azotados bárbaramente al igual que Emeterio, el hortelano, que también fue castigado.

La leyenda cuenta que azotaron a Severo con látigos emplomados para que renegara de su fe.  Como vieron que todo era inútil, uno de ellos tomó un clavo de hierro y se lo fijó sobre la cabeza, mientras otro le daba con una maza hasta clavárselo por completo. De estos hechos se hace eco la ilustración del pliego donde se le adjudica como abogado contra el dolor de cabeza [sic].

Noticias posteriores aseguran que los restos del glorioso mártir San Severo fueron sepultados allí mismo en San Cugat, donde no mucho después se levantó una iglesia dedicada a su culto. A su lado se construyó posteriormente un célebre monasterio benedictino donde se trasladaron las reliquias del obispo. Más tarde, a principios del siglo XV, algunas de ellas fueron trasladadas a Barcelona, a las cuales se les acreditan legendariamente numerosos milagros por su intercesión.

El hortelano Emeterio (San Medir) pasó a ser durante largo tiempo el Patrón de los agricultores de Cataluña, y aún hoy se celebra su fiesta cada 3 de marzo en el barrio barcelonés de Gràcia, hasta que su patronazgo fue desplazado muy recientemente y de forma un tanto arbitraria por Juan XXIII, quien en una bula del año 1960 declaró de forma oficial como patrono de todos los agricultores españoles a San Isidro Labrador. Con ironía no disimulada, los catalanes achacan al santo madrileño el que tuviera una vida más fácil y regalada, ya que, según cuenta la tradición, eran los propios ángeles quienes trabajaban para él arando los campos mientras Isidro se dedicaba a la oración y a la meditación…

Gozos a San Severo. Barcelona, impr. viuda Bassas, 1866