lunes, 24 de agosto de 2015

Santos protectores y sanadores: san Eloy, patrón de los orfebres y herreros

Escenas de la vida de san Eloy
San Eloy o Eligio (588-ca.660) antes de ser nombrado obispo de Noyon en el 641 fue un afamado orfebre francés del siglo VII que elaboró dos tronos para el rey Clotario II con el oro destinado para uno solo y esta virtud le valió el puesto de platero del rey y posteriormente tesorero de Dagoberto I. Nombrado Obispo de Noyon hacia el año el año 640, nunca iba a la corte de Dagoberto sin haber orado siendo seguido por un cortejo de pobres. Fundador del monasterio de Solignac contribuyó a afianzar las creencias cristianas.

Es famoso por ser el santo patrón de plateros, orfebres, joyeros, herreros, metalúrgicos y numismáticos. Se festeja el 1 de diciembre.

Antes de detenernos en algunos de sus legendarios milagros hagamos un pequeño recorrido por su tratamiento en el arte, como en el magnífico cuadro de San Eloy (1449) del pintor flamenco Petrus Christus conservado en el Museo Metropolitano de Arte de Nueva York.

La tabla representa a una pareja de clientes burgueses y ricamente ataviados y a san Eligio pesando el oro en una balanza para confeccionar un anillo de boda. A la izquierda de la tabla se aprecia un ceñidor o cinturón propio de las ceremonias nupciales.




Detalle de la balanza



En los estantes del fondo podemos ver objetos relacionados con su profesión de orfebre (cuentas, coral, perlas, anillos, piedras preciosas, etc.) junto a otros elementos, como el tarro de cristal con tapa de oro rematada por un pequeño pelícano. El motivo del pelícano que se perfora el pecho con el pico para alimentar a sus crías con su propia sangre es símbolo del sacrificio de Jesucristo, propio de los recipientes que fabricaban los orfebres para guardar las hostias.




Sobre la mesa podemos apreciar el espejo-espía de seguridad que apunta a la calle como elemento de vigilancia.


El cuadro está firmado y fechado en el borde de la mesa con la siguiente inscripción: m petr xpi me. . fecit. aº 1449 (magister Petrus Christi me fecit anno 1449), seguida por el emblema del artista.



Otro ejemplo de san Eloy trabajando en orfebrería es este cuadro del artista gráfico suizo Niklaus Manuel (Berna, ca. 1484-ca. Berna 1530).


Milagros de san Eloy

La leyenda cuenta del san Eloy herrero que debía herrar a un caballo que estaba poseído por el demonio y no cesaba de dar coces. Para realizar su tarea con mayor facilidad le corto la pata delantera y la herró sobre el yunque, volviéndosela a colocar al animal milagrosamente. La leyenda debió de nacer al poco tiempo de la muerte del santo, ya que la práctica de herrar caballos no se generalizó en Occidente hasta el siglo XI y san Eloy vivió en el siglo VII.

En la escena san Eloy tiene a su izquierda a san Antonio el Ermitaño y a san Sebastián a su derecha, obra del suizo Hans Leu, el Viejo (ca. 1460 - ca.1507).


Otro milagro atribuido a san Eloy es el siguiente:

Debido a su complexión debil y pequeño físicamente, el aprendiz de cerrajero siempre trabajaba mucho más lentamente que sus compañeros. En una temporada de mucho trabajo en la cerrajería el patrón estaba desbordado por los encargos. Eloy pedía en vano que le dejaran trabajar como los demás, pues se veía con la fuerza suficiente. Ante la urgencia de entregar al día siguiente unas barandas de hierro, el joven Eloy se puso a hacer las barandas sin más fuego y herramientas que sus manos. Ante el pasmo de los demás vieron que con el dedo índice hacía el agujero en el travesaño, metía en él un barrote y con un ligero golpe de mano lo remachaba.

*****
Un interesante y hermoso tríptico conservado en la capilla de Nuestra Señora de la Visitación en la ciudad francesa de Crocq, datado alrededor de 1530, representa escenas de la vida del santo divididas en cinco grandes temas.


Las dos primeras escenas se refieren a la concepción de Eloy tras el sueño de su madre donde se  le aparecía un águila anunciando la llegada al mundo de su hijo.


El segundo tema alude a su oficio de orfebre y a la presentación de sus trabajos al rey Clotario.


En la siguiente escena vemos a san Eloy ejerciendo obras de caridad y atendiendo a los enfermos.


Las dos últimas escenas recogen la proclamación de Eloy como obispo de Noyon y el traslado de sus restos por un cortejo de religiosos a los que siguen personajes burgueses mientras que los pobres y enfermos quedan en segundo plano.

El artista quiso destacar los acontecimientos más importantes de la vida de San Eloy diseñando un tríptico particularmente interesante desde el punto de vista de la composición y de la técnica al usar pintura de aceite mezclándola con otros elementos. Restaurado en 1957 el tríptico se expuso en la iglesia de san Eloy de Crock, pero debido a las malas condiciones de humedad de la iglesia se trasladó a la catedral de Notre Dame de la Visitatión  en 1996 tras nuevos trabajos de restauración.


La vida de san Eloy fue escrita por su fiel amigo y compañero, el también obispo san Audeno, del que expongo la portada de su traducción al español por Francisco de Balderrábano en 1640, junto a la escena del ofrecimiento del trono de oro al rey Clotario en una vidriera de la comuna francesa de Lain en el departamento de Yonne.













Para finalizar reproduzco un grabado de san Eloy del linaje de impresores catalanes Abadal (siglo XVII) donde se observan exvotos en la parte superior entendidos como expresión de las curaciones que obró el obispo, junto a unos gozos populares o 'goigs' en honor del santo.


Antonio Lorenzo

sábado, 22 de agosto de 2015

Amores de una dama natural de todas partes

Frederick Goodall (1822-1904) - Los Trovadores (1842)
Bajo este equívoco título se esconde toda una disertación sobre el pecado, pues la dama en cuestión no es otra que la mentira, cuyo padre es el diablo y descendientes ambos de la soberbia. 

De la imprenta vallisoletana de Santarén (s.a.) y escrito por quien se hace llamar Vernardo Hurones este pliego que contiene características ideológicas propias de la Contrarreforma en cuanto a su gusto por lo truculento y su afán por impulsar el temor y el miedo a sus lectores u oyentes.





Antonio Lorenzo

miércoles, 19 de agosto de 2015

Ejemplar castigo a dos famosos embusteros que pregonaban el fin del mundo

Francesco Sasso (1720-1776) - El charlatán de aldea
[Nota sobre el cuadro: El charlatán, sentado en una silla sobre una mesa, habla por un tubo al oído de un ciego guitarrista. Están rodeados de mendigos y de gente del pueblo. La guitarra responde a la tipología española del siglo XVIII de seis órdenes de cuerdas. Sólo se observa la caja de forma muy pronunciada y el mástil con los seis órdenes y los trastes. El músico, en el centro de la composición, la tañe sólo con la mano derecha].
Según Marcelino Gutiérrez del Caño (Madrid, 1861-Valencia, 1922) en su Ensayo de un catálogo de impresores españoles desde la introducción de la imprenta hasta fines del siglo XVIII, publicado por entregas en la 'Revista de Archivos, Bibliotecas y Museos' (1899-1900) da noticias del impresor Francisco Javier García trabajando en Madrid entre 1645 y 1670, ya que existe constancia de una imprenta a su nombre en la calle de Capellanes en el último año. Dado que el pliego está fechado en 1761 ignoro si su actividad impresora continuó hasta dicho año por su viuda o herederos, situación muy frecuente de la que tenemos constancia de otras muchas imprentas.

El pliego tiene interés, pues el trasunto final del mismo no es el simple y continuado relato de los engaños y atrocidades de los dos embaucadores, sino su ascendencia hebrea, lo que convierte al pliego en un alegato antijudío, como se expresa de forma contundente en la última plana.










Antonio Lorenzo

domingo, 9 de agosto de 2015

108 motivos por los cuales los hombres deben casarse


Si en la entrada anterior se consideraban los cuarenta y ocho motivos que tienen los hombres para casarse y los treinta y seis para no hacerlo, en el pliego que reproduzco a continuación las mujeres manifiestan sus ciento ocho motivos por los que los hombres deben casarse, estimarlas y quererlas.

Dicho pliego parece en su comienzo una continuación del anterior al comentar lo que publicaron los ciegos:

                                             ¿Viste, Marica el papel
                                             que publicaron los ciegos
                                             con cuarenta y ocho motivos
                                             para que no nos casemos?

El pliego está editado (s.a) por la imprenta vallisoletana de Fernando Santarén, a la que dediqué una anterior entrada que puede consultarse en el siguiente enlace:






Antonio Lorenzo

martes, 4 de agosto de 2015

48 motivos que tienen los hombres para casarse y 36 para no casarse

Portada de la edición cordobesa de R. García Rodríguez
El pliego que reproduzco, del que existen diferentes ediciones, nos da idea de la popularidad que alcanzó esta carta y su respuesta sobre los cuarenta y ocho motivos que tienen los hombres para casarse y los treinta y seis para lo contrario.

En otro pliego, que publicaré en una posterior entrada, las mujeres expresan los ciento ocho motivos por los que los hombres deben casarse, estimarlas y quererlas.

El pliego está editado en Madrid por Marés en 1853 y con venta en Palma en la tienda de Mateu Borrás, del que ya comenté que su imprenta monopolizó en la segunda mitad del siglo XIX las publicaciones efímeras de la ciudad de Palma y del resto de la isla.






Antonio Lorenzo

jueves, 30 de julio de 2015

Braulio, el criado y asesino de Elena al no poder vencer su virtud

Ciego con guitarra
Ambientado en Valencia en el año mil seiscientos otro ejemplo horroroso de un crimen pasional donde no faltan los conocidos ingredientes de la poética de esta clase de pliegos, todo ello en un inverosímil y trasnochado discurso que mueve más a la risa que a otra cosa.

El pliego está editado en Barcelona por la conocida imprenta de Ignacio Estivill en 1849, taller al que dediqué una entrada que puede consultarse en el siguiente enlace:







Antonio Lorenzo

domingo, 26 de julio de 2015

Santos protectores y sanadores: san Liborio, abogado de los males de piedra y cólicos hepáticos


La llamada Leyenda Dorada o Áurea (compilación donde se recoge la vida de los santos) de Jacobo de la Vorágine (1230-1298), escrita a mediados del siglo XIII, fue repetidamente copiada, enmendada, resumida o ampliada en toda Europa y reeditada de forma ininterrumpida en letras de molde desde su primera impresión en Basilea en 1470.

Esta obra se tradujo rápidamente del latín a las lenguas vernáculas en todo el Occidente cristiano adaptándose a las necesidades de cada país e incorporando los santos locales como ejemplo de lectura edificante para sostener la piedad popular. Las numerosas ilustraciones de grabados que encabezaban los capítulos dedicados a la vida de los santos, añadían un elemento iconográfico representativo de los modelos de virtud de mártires y santos. La propagación de la lectura colectiva junto a los sermones en iglesias y conventos facilitaron e impulsaron su conocimiento popular.

El culto a los santos, como ejemplos de vida y mediadores entre Dios y los hombres, se propagó a través de las estampas populares debido a su facilidad para llegar a los sitios más apartados e impulsar la piedad de las gentes sencillas al poder disponer de ellas en sus casas por un módico precio.

La finalidad más evidente de las estampas, sobre todo a raíz de la Contrarreforma como propiciadora del culto a los santos y a las reliquias, es la propagación de la fe a lo que se añadían las indulgencias concedidas si se rezaba frente a ellas. Las estampas se pueden considerar también como elementos de cohesión social, si nos fijamos sobre todo en las cofradías y hermandades, en el sentido de focalizar e individualizar su culto a una determinada imagen considerada como la 'legítima o verdadera' frente a otras.

La estampa, considerada como fetiche o amuleto, ha servido durante siglos como refugio y consuelo frente a las desgracias y como elemento de confianza protectora.

La venta de estampas se convirtió en un recurso paralelo y lucrativo de los impresores populares de pliegos en su condición de estamperos populares. Si bien las advocaciones locales como la Virgen del Pilar, Guadalupe o Montserrat ya disfrutaban de una difusión consolidada, en los talleres de impresores populares no se descuidaron a los santos 'milagreros' como protectores de determinadas dolencias o enfermedades.

Dentro de la tipología de los grabados de imágenes devocionales, las estampas sueltas eran inmediatamente reconocibles por el público, a lo que se unían las imágenes de cultos locales promovidas y difundidas por el clero. Estas estampas, que podían adquirirse también a los vendedores ambulantes, solían ser pegadas en las paredes de las casas o llevadas en el pecho por su carácter protector.

Bajo la etiqueta de 'Santos protectores y sanadores', que han tenido o siguen teniendo cierto arraigo popular, dedico esta primera entrada a la figura de san Liborio. Dado el carácter meramente divulgativo de este blog no entraré en las distintas técnicas de grabados o estampación ni en detallados pormenores de la vida de sus protagonistas.

A san Liborio se le suele representar, junto a la mitra y báculo de obispo, junto a un libro sobre el que descansan unas piedras, puesto que se le considera 'abogado' de:

                                                Males de piedra, ijada y orina
                                                Cálculos en los riñones
                                                Cólicos hepáticos y nefríticos
                                                Próstata y vejiga
                                                Punzadas en el costado
                                                Retención de orina
                                                Enfermedades de la vesícula

Del taller de la familia de grabadores catalanes Abadal (siglo XVII)
El culto a san Liborio se contempla también en los llamados gozos o goigs propios del ámbito catalán y valenciano.



Antonio Lorenzo

sábado, 18 de julio de 2015

La boda de Juan Pichote con su esposa Moño al Trote

Velázquez - Retrato del bufón Juan de Calabazas (detalle)
Curioso pliego donde se nos narra por coplas de seguidillas la estrambótica boda de Juan Pichote con su prometida Moño al Trote junto a sus estrafalarios invitados, así como el portentoso embarazo de catorce meses y sus consecuencias.

La locución 'ser más tonto que Pichote', de interpretación similar a otras como 'ser más tonto que Abundio' o 'ser más tonto que Perico el de los palotes' o 'ser más tonto que el que asó la manteca', suelen ir asociadas a situaciones absurdas para expresar exageraciones como ser tan tonto que:

                    'cuando iba a vendimiar se llevaba uvas de postre'
                    'vendió los arcos para comprar flechas'
                    'vendió la moto para comprar gasolina'
                    'vendió los zapatos para comprarse los cordones'
                    'le hizo una zancadilla a los trenes'
                    'vendió su oreja porque la tenía repetida'

Se han propuesto, bien es cierto que con escaso éxito, diferentes interpretaciones sobre el origen de algunas de estas expresiones atribuyendo a personajes reales o imaginarios su simpleza o pocas luces. Nuestro Juan Pichote del pliego bien pudiera haber contribuido a fijar la expresión, o en su caso a reafirmarla, como ejemplo de personaje bobo y torpe.

La última copla tiene una clara marca de oralidad o de palabra hablada:

                                                  Mañana por las plazas
                                                  saldré unos ratos,
                                                  a vender los romances
                                                  tres por seis cuartos.

El pliego, del que conocemos otras ediciones, está impreso en Madrid (s.a.) por la Imprenta Universal.





Antonio Lorenzo