viernes, 5 de octubre de 2018

Desprecio de una dama a su querido + Mérito de las mujeres + La semana amorosa


De la imprenta de F. Vallés, en la calle barcelonesa del Pino, este pliego, sin año de impresión, con los tópicos característicos sobre la mujer y sus veleidades, tan frecuentes en la temática de los pliegos de cordel.

El pliego contiene "desprecio de una dama a su querido", al que le siguen las canciones "Mérito de las mujeres" y la "Semana amorosa". Sobre la titulada "Semana amorosa", ya comenté en una entrada anterior que el indiscutible referente folklórico chileno que fue Violeta Parra, aprendió e interpretó esta composición, con el título de "La inhumana", que grabó en 1956 y que puede escucharse a través del siguiente enlace:


La genial creadora, intérprete y recopiladora aprendió esta composición, conocida en otros pliegos como "La semana mal empleada" o "Chasco que ha dado una dama a un militar", de boca de la anciana doña Florencia Durán, vecina de Alto Hahuel, en la comuna de Buin, a escasos kilómetros de la capital Santiago, contando entonces con 94 años en 1956. Resulta evidente que dicha anciana incorporó esta canción a través de los pliegos llegados desde España o tal vez por tradición oral.

La semejanza del texto de la refalosa cantada por Violeta como soporte de la danza, derivada sin duda del pliego tras más de cien años de diferencia (si tenemos en cuenta la edición de otros pliegos donde se incluye), es indudable. Obsérvese también las variaciones textuales respecto al pliego, así como alguna incongruencia. 

La refalosa (o resbalosa) es una danza de pareja suelta y con pañuelo y en cuya ejecución se 'arrastran' (cepillan o escobillan) los pies hacia adelante y hacia atrás como resbalando (refalando). Los estudiosos consideran que la danza (proveniente de la zamacueca) llegó a Chile desde Perú y que durante la segunda mitad del siglo XIX se extendió también hacia Argentina.

Se trata de una danza de carácter festivo y picaresco propia sobre todo de la zona central del país, aunque se extendió hasta el archipiélago de Chiloé.

Esta antigua danza, junto con otras como la sajuriana o el cachimbo, fueron cayendo en desuso frente a la cueca, como indiscutible danza nacional del pueblo chileno.

El trasiego de composiciones y coplas entre los pliegos es frecuente, incluso entre diferentes ciudades e imprentas, lo que nos da una idea aproximada sobre los gustos del público al mantenerse vigentes durante un tiempo prolongado.





©Antonio Lorenzo


domingo, 30 de septiembre de 2018

Conversación entre un ermitaño y un viajero sobre la miseria de España


Interesante pliego donde se desarrolla una aguda conversación entre un ermitaño y un viajero aragonés en la "Provincia de Cataluña". En dicho diálogo se apuntan una serie de críticas sobre la situación que estaba atravesando España en esos momentos. Resulta difícil contextualizar la época de edición del pliego, aunque nos ofrece una serie de datos que puede alumbrarnos. En el diálogo se manifiesta la simpatía por la causa a Isabel II: "La cosa va muy bien en favor de la reina ISABEL", lo que nos hace pensar que pueda situarse en torno a la Primera guerra carlista (1833-1840).

La cabecera del pliego sitúa la conversación en la provincia de Cataluña, lo que nos da pie a una serie de puntualizaciones. En 1820 el gobierno liberal encargó a los técnicos Joaquín Bauzá y José Agustín Larramendi un estudio sobre la división provincial que no había prosperado en etapas anteriores. En marzo de 1821 se presentó el proyecto de división provincial en las Cortes, donde se establecía que España contaba con 47 provincias más Canarias. En la tramitación del proyecto en las Cortes, en 1822, hubo importantes reclamaciones y revisiones aumentándose las provincias a 51. Los nombres genéricos para cada demarcación fueron revisados por resultar equívocos. Así, la provincia de Cataluña se aplicaba solo a la provincia de Barcelona, Castilla a Burgos, Aragón a Zaragoza, etc.

Aprobado el decreto en enero de 1822 por las Cortes, no se pudo llevar a cabo por la insurrección absolutista de julio de 1822 junto a otros acontecimientos, declarando Fernando VII en octubre de 1823 la nulidad de todos lo acordado durante el llamado Trienio Liberal y recuperando la vieja división en intendencias.

Tras el fallecimiento del monarca, en septiembre de 1833, su esposa y reina regente (María Cristina) promovió de nuevo las reformas administrativas encargando a Javier de Burgos, nombrado ministro de Fomento, la nueva división administrativa provincial. El nuevo decreto se promulgó el 30 de noviembre de 1833, por el que administrativamente se dividía España en 49 provincias siendo considerado hoy en día como el impulsor definitivo de la reforma provincial. Una vez instauradas las diputaciones provinciales en 1835, pasaron a ser símbolo del régimen liberal (de ahí la denominación de la provincia de Cataluña en el pliego). El camino hacia las mancomunidades (gobierno de Maura), regiones (Primo de Rivera), hasta desembocar en el estado de las autonomías actuales se escapan a este pequeño intento de comentar la cita de la provincia de Cataluña como escenario de la conversación de estos dos personajes.

En el diálogo también se menciona de pasada la libertad de crítica y de prensa, tan cambiante y con numerosas reformas parciales desde las Cortes de Cádiz, protagonista a su vez de polémicas por sus posibles abusos y sus frecuentes cambios de normas. También se menciona de pasada la crítica del viajero sobre la vaguería de los frailes que viven del sudor de los demás y han empobrecido a la nación, así como los holgazanes que vivían de las riquezas provenientes de América. Tanto el viajero como el ermitaño reclaman una ley de libertad de imprenta, que la consideran precisa de todo buen gobierno.

El pliego, donde no figura el año ni el impresor, se vendía en la librería barcelonesa de Lluch, en la calle Libretería.

Tras la reproducción del pliego, añado un ventall o abanico que usa la misma imagen de cabecera del pliego donde también se plantea, si bien de una forma reducida, la situación de España en un diálogo entre un trajinero aragonés con un ermitaño profético. Ventall impreso en Barcelona, sin fecha, por Llorens.










©Antonio Lorenzo

lunes, 24 de septiembre de 2018

Toma de la ciudad de Estella por Espartero (1839)

Escenificación del "Abrazo de Vergara" (1839)
Tras la importante victoria del general Espartero sobre Oñate y especialmente sobre Luchana, lo que le mereció el título de conde de Luchana, las tropas carlistas sufrieron un duro golpe en sus pretensiones de mantenerse activas en el norte de la península. 

A mediados de 1838, el pretendiente carlista al trono, el hermano de Fernando VII, Carlos María Isidro (proclamado rey por sus partidarios con el nombre de Carlos V), nombró a Rafael Maroto como capitán general de los carlistas del norte. Sin embargo, los rumores de conspiraciones y entendimientos de Maroto con el general isabelino Espartero, generó violentas disputas entre los diferentes oficiales carlistas. Los movimientos de Maroto despertaron desconfianza en parte del ejército carlista, materializada en la puesta en circulación de proclamas en su contra.

Tropas carlistas leyendo proclamas en contra de Maroto
La máxima tensión se produjo en febrero de 1839 donde Maroto ordenó fusilar en Estella a sus correligionarios detractores (cuatro generales). La imagen que reproduzco a continuación es una de las estampas más versionadas y utilizadas como medio de propaganda por el ejército liberal.

La reacción de don Carlos no se hizo esperar y destituyó fulminantemente a Maroto como jefe militar, si bien tuvo que acatar, apenas tres días después, su reposición en el puesto debido al apoyo de sus partidarios incondicionales.

La división interna entre los partidarios de continuar la guerra y los partidarios de llegar a un acuerdo con los liberales (postura de Maroto) acabaron con el conocido Convenio o Abrazo de Vergara entre el carlista Maroto y el liberal Espartero.  Este convenio, que sellaba la paz entre los dos bandos, escenificado en la población guipuzcoana de Vergara con el abrazo de Espartero y Maroto el 31 de agosto de 1839, constituye un momento de euforia en la población que deseaba el fin de la guerra.

Vascongados residentes en Madrid
 celebran el convenio en el café de "La Fontana" (1839)
Tras la firma del convenio, el pretendiente carlista huyó del norte de España y Espartero conquistó la ciudad de Estella (Lizarra en euskera), que fuera cuartel general del pretendiente huido, momento que recoge la estampa que reproduzco tras la también reproducida del abrazo de Vergara.

El Convenio de Vergara no solo supuso el descrédito de la figura de Maroto, sino también la del pretendiente al trono en Europa. Sin embargo, la figura de Cabrera, que no se sumó a lo acordado en el convenio por considerarlo una traición a la causa carlista, alcanzó gran relieve al proseguir la lucha en el Maestrazgo y en Cataluña. Sobre la figura de Cabrera volveremos a comentar en otras entradas cómo se le denigra o ensalza en los pliegos de cordel o en las estampas de uno y otro signo.

La lámina que recoge la conciliación entre el Duque de la Victoria y el general Maroto, se vendía en Barcelona en la librería de José Lluch, en la calle de la Libretería.



La lámina que recoge la rendición de la ciudad de Estella se vendía, igualmente, en la librería de José Lluch, conocido difusor de gran número de estampas y pliegos de cordel.



©Antonio Lorenzo