miércoles, 26 de junio de 2019

Tiranas y polos en la España del primer tercio del XIX


Si hay un claro referente en cuanto a la recopilación de bailes y coplas de finales del XVIII no podemos prescindir de la innovadora obra de Juan Antonio de Iza Zamácola (Don Preciso) (ca.1758-ca.1826): Colección de las mejores coplas de seguidillas, tiranas y polos que se han compuesto para cantar a la guitarra, Madrid, 1799. Dicha obra hay que entenderla en su contexto como un alegato y defensa tradicionalista frente a los bailes extranjerizantes. No hay que olvidar que su publicación se produce en una época políticamente convulsa con la vecina Francia, que a pesar de los pactos de colaboración acabaría desembocando en la llamada Guerra de la Independencia.

La relación del pliego con esta obra es indudable, pues una gran cantidad coplas incluidas en el impreso coinciden con las que se encuentran recogidas en la colección de Don Preciso.

La tirana es un género musical que puede presentarse en forma de canto o de baile, preferentemente durante el último cuarto del siglo XVIII, donde fue paulatinamente sustituyendo a las seguidillas en la parte final de la llamada tonadilla escénica. La tirana, seguramente de ascendencia gaditana, se caracteriza por su marcado tempo ternario de ritmo rápido y sincopado. A finales del XVIII vinieron a sustituir a las seguidillas en el número final de las tonadillas. Son el antecedente de la llamada escuela bolera, germen embrionario del flamenco con el que guarda relación, según han documentado prestigiosos investigadores.

Don Preciso escribe:
«Por este tiempo se veía ya en las provincias de Andalucia otro género de bayle que llamaban Tirana, la qual, al paso que se cantaba con coplillas de quatro versos asonantados de ocho sílabas, se baylaba con un compás claro y demarcado, haciendo diferentes movimientos á un lado y otro con el cuerpo, llevando las mujeres un gracioso juguete con el delantal al compás de la música al paso que los hombres manejaban su sombrero o el pañuelo, á semejanza de las nociones que conservamos de los bayles de las antiguas Gaditanas; pero el demasiado abuso que se iba notando en su execucion llevó este bayle á cierto libertinage contrario á las buenas costumbres, de que resultó que le desterráron por fin de los saraos y funciones decentes.Sin embargo baxo el nombre general de Tiranas siguiéron los aficionados y músicos componiendo multitud de canciones para la guitarra, que á poco tiempo se cantaban por toda clase de personas con tanta aficion, que pasaron á Petersburgo, Viena y otras Cortes de Europa, donde el célebre maestro español Don Vicente Martin hizo fanatismo insertándolas en sus óperas».
Hay que subrayar que esta proliferación de títulos sobre formas musicales: como el zapateado, cachirulo, zorongo y olé, fandango, seguidillas, el canario, baile del candil, playeras, jaleos, etc., no mantienen un único esquema cerrado, sino que manifiestan un carácter híbrido, de recreación y préstamos de elementos comunes e influencias mutuas dentro del marco de la lógica variabilidad espacio-tiempo.

No deja de resultar interesante la equiparación o simbiosis que establece Don Preciso entre la música popular y la música nacional, en cuanto que las identifica y concibe ambas como lo nuestro, lo propio y como lo característico de la «esencia española».

En cuanto al polo, originario también del sur de la península, se trata de una forma musical que aparece en el último tercio del siglo XVIII. Escritores y viajeros describen el polo como canto y como baile. Desde finales del XIX y hasta bien entrado en el siglo XX, se asocia el polo con el calificativo de gitano o flamenco, lo que viene a consolidar la hipótesis de la recreación del polo por el pueblo gitano según los datos recopilados de un tiempo a esta parte en hemerotecas y archivos, lo que permite considerarlo como un estilo flamenco. 

El pliego, en fin, recoge una serie de coplas etiquetadas como tiranas y polos. No en vano, el impreso está editado en Valencia en la temprana fecha de 1819, época de decadencia de la tonadilla escénica, tan profusamente estudiada por Subirá en su monumental obra en cuatro volúmenes: La Tonadilla escénica (1928-1932). Anteriormente a su estudio las tonadillas eran consideradas como canciones independientes sin tener en cuenta el armazón dramático que las acompañaba en secciones, lo que hizo añadir al gran investigador el término «escénico» para delimitar el género. Subirá establece el nacimiento de la tonadilla escénica en 1751; un periodo de crecimiento entre 1757 y 1770; su época de esplendor a partir del año 1771; un largo periodo de decadencia del género (1791-1810) y un periodo de ocaso y olvido (1811-1850), motivado entre otras razones por la influencia de la música italiana.

El pliego fue impreso en Valencia en la imprenta de Domingo y Mompié  en el 1819.





©Antonio Lorenzo

jueves, 20 de junio de 2019

Milagro de la Virgen de la Montaña, patrona de Cáceres


La Virgen de la Montaña, patrona de la ciudad de Cáceres desde 1906 y cuya festividad se celebra actualmente el primer domingo de mayo, oficia en este pliego como intercesora en la repentina curación del padre de seis hijos que se hallaba en trance de muerte. La devoción de su mujer, postrada de rodillas frente a su imagen, hizo que la virgen se apareciese envuelta en un hermoso y claro resplandor devolviendo la salud a su marido.

La imagen de la patrona cacereña fue tallada entre los años 1620 y 1626, al parecer en Sevilla, en madera de nogal y de cuerpo entero llevando al niño Jesús en su brazo izquierdo.

En el siglo XVIII, aprovechando un saliente de la roca en la llamada Sierra de la Mosca, se levantó el santuario que alberga su culto convirtiéndose en lugar de peregrinación para miles de personas que acuden a venerar la imagen.

Los hechos relatados en el pliego, editado en Cáceres en 1858 por la imprenta de Concha y compañía, no lo sitúan en la provincia de Cáceres, sino en el pueblo pacense de Fuente de Cantos.

Tras el recurrente pliego sobre la veneración a imágenes añado un poema de José María Gabriel y Galán, poeta de temática conservadora y tradicionalista, dedicado a la Virgen del Castillo. Los versos de este autor, ampliamente reconocido y admirado por las capas populares tanto de Salamanca como de Extremadura, se mantienen en la memoria de la gente popular, quienes recitan muchos de sus versos siendo altamente valorados por los habitantes de estas regiones.








©Antonio Lorenzo


viernes, 14 de junio de 2019

Partos asombrosos y nacimientos extraordinarios [V]


El interés de los pliegos por los sucesos sensacionalistas queda bien reflejado en esta relación que recoge la ajetreada vida de las gemelas siamesas Millie y Cristina. El fenómeno de los gemelos, y más si son siameses compartiendo algún miembro como en este caso, siempre ha suscitado fascinación y alimentado tabúes sobre muchos y variados aspectos.



Las hermanas Millie y Christine McCoy nacieron un 11 de julio de 1851 en Carolina del Norte. Sus padres, Jacob y Monimia, quienes habían tenido otros siete hijos normales, eran esclavos de un herrero llamado Jabez McKay, quien no tardó en venderlas, junto a su madre, a un empresario circense para exhibirlas en los espectáculos que regentaba. Presentadas como «Las siamesas de Carolina» acabó vendiéndolas a un rico comerciante que las exhibió en pases privados a diversas personalidades. 

Tras una serie de peripecias acabaron puestas en libertad en Inglaterra, donde la esclavitud ya estaba prohibida, bajo la custodia de su madre. Las dos gemelas fueron poco a poco ingresando notables cantidades de dinero por exhibirse en espectáculos. Recibieron clases de protocolo, música, canto y baile, llegando a ser presentadas como «El ruiseñor de las dos cabezas».

Contratadas por P. T. Barnum, adquirieron enorme prestigio y popularidad participando en giras internacionales donde cantaban canciones escritas especialmente para ellas, al tiempo que una tocaba la guitarra y la otra el piano.

Contentas con su condición, en ningún momento se plantearon el separarse, puesto que con el dinero que les pagaban ayudaron al resto de sus hermanos, haciendo donaciones a instituciones benéficas y patrocinando, incluso, un colegio para niños negros.

Tras cumplir los treinta años se retiraron de tan ajetreadas giras. Millie enfermó de tuberculosis muriendo en octubre de 1912, y su hermana Christine a las pocas horas después, a la edad de 61 años.

Fue tal la popularidad de las hermanas que aparecen en numerosos grabados y estampas, como en el pliego reproducido, así como en el «ventall» o abanico catalán que también adjunto, junto a otras imágenes y muestras de su paso por el mundo.





©Antonio Lorenzo

lunes, 10 de junio de 2019

Partos asombrosos y nacimientos extraordinarios [IV]


Este pliego se aparta del estilo habitual de los mismos en cuanto a su lenguaje y autoría. El pliego está firmado por Calixto Navarro (hijo), autor del que nada sabemos ni si desarrolló su labor escritora en otros ámbitos.

El autor del impreso es hijo del que fuera prolífico escritor zaragozano Calixto Clemente Navarro y Mediano (1847-1900), al que se le atribuyen cerca de trescientas obras. Colaborador de músicos como Bretón, Valverde o Fernández Caballero, se dedicó a escribir profesionalmente obras teatrales, juguetes cómicos, monólogos, comedias y zarzuelas, así como a desempeñar funciones de empresario en los teatros madrileños Novedades y Recoletos. Acusado también de firmar obras ajenas y de disponer de «negros» para la elaboración de obras que luego supervisaba o revisaba el texto que luego se atribuía.

También fue precursor de integrar en sus representaciones cuplés sicalípticos a la usanza francesa, por lo que fue ampliamente denostado por párrocos, asociaciones familiares o gobernadores civiles, aunque no se consiguió su neutralización, ya que prosiguió de forma imparable, así como la cada vez más notoria presencia de bailes extranjerizantes.

Calixto Navarro (hijo) nació en 1877 o 1879, según se deduce de los escasos datos que dio a conocer su padre en unos apuntes autobiográficos:
«Me casé en 1875, fui padre en el 77; reincidí el 79 y tuve la inmensa desgracia de perder a mi madre en el 86. Rodeado de mi padre, mi mujer y mis dos hijos, vivo como puedo».
Calixto (hijo), comienza el pliego con el conocido recurso de falsa modestia de autoempequeñecerse por no ser poeta, sino un mísero coplero. Tras un largo preámbulo critica la intención desmesurada de procrear hijos mientras se detiene en alabar, con erotismo solapado, el atractivo físico de la figura de la mujer. Tras alguna opinión de carácter social pasa a relatarnos el parto de los seis gemelos, lo que aprovecha para obsequiarnos con el siguiente consejo:
                          «¡Echar mano al cuenta gotas
                          y cerrar el grifo tiempo!
                          Que aunque es muy grande este mundo
                          ya apenas en él cabemos.
                          Disminuir los bautizos!
                          ¡¡¡A ver si hay huelga de clérigos!!!»
 




©Antonio Lorenzo

lunes, 3 de junio de 2019

Partos asombrosos y nacimientos extraordinarios [III]


Uno de los pliegos que con mayor frecuencia se han editado sobre los partos asombrosos es el que recoge el extraordinario nacimiento de cinco hijos varones llevando cada uno de ellos una extraña señal distintiva. Todos los pliegos consultados coinciden en las señales que aporta cada niño, no así en cuanto a los nombres de sus padres o a la localidad donde se produjo tan fabuloso parto.

En todos los casos se trata de cinco varones. El primero de ellos nació con una espiga de trigo en la mano; el segundo, con dos espadas en su vientre en forma de cruz; el tercero, con una espiga de cebada; el cuarto, con un racimo de uvas en su mano derecha; y el quinto, con una vara en el muslo a modo de escopeta o trompeta,

Sobre el significado de tales señales poco podemos aventurar, pues el propio pliego no ofrece ninguna aclaración sobre el significado de tales símbolos y nos remite como fuente de autoridad a la obra de Antonio de Fuentelapeña El ente dilucidado, obra de la que ya dimos noticia en la entrada anterior.

Un pequeño repaso por los nombres y localidades de los padres es como sigue: en este primer pliego la mujer se llama Inés González, originaria de Montellano (Vizcaya) y casada con Francisco García. La misma historia se nos cuenta como sucedida en la localidad de La Unión (Murcia), cuya madre se llama María Gutiérrez. Otra versión sitúa los hechos en la localidad de Jalapa (Valencia), con igual nombre de la madre y casada con Isidro López. Algo más extraña es la lámina que recoge la misma historia, con María Gutiérrez de protagonista, pero sucedida en Xalapa, del reino de México.

Xilografía del pliego editado en Córdoba por Fausto García Tena
Aparte del sensacionalismo propio de la historia, donde acaban falleciendo tanto la madre como los cinco varones, la finalidad última es fomentar un acatamiento a la moral y a las buenas costumbres que postulan las prácticas de la iglesia romana.

Reproduzco varios ejemplo de tan singular historia. El primer pliego, donde se añaden unos lamentos fúnebres de relleno, se editó en Madrid y se reimprimió en Barcelona en la imprenta de Cristóbal Miró en 1863.





La siguiente lámina impresa a dos caras sitúa el parto en México y nos proporciona, incluso, la fecha del mismo: el 27 de febrero de 1803.



Añado otro pliego del mismo asunto editado en Murcia por la imprenta de Pedro Belda en 1892.





Para completar este recorrido reproduzco la portada del pliego que se hallaba a la venta en Sevilla en la librería de José Guillermo Fernández en 1891.


©Antonio Lorenzo

lunes, 27 de mayo de 2019

Partos asombrosos y nacimientos extraordinarios [II]


La fascinación por la teratología, esto es, por el estudio de las anomalías o deformaciones de los organismos, recogida por la literatura generalista o por la literatura popular impresa, ha propagado este tipo de noticias sensacionalistas, donde la venta y difusión de grabados e ilustraciones con seres deformes viene muy de atrás alimentando desde antiguo la curiosidad morbosa.

En 1573 vio la luz en París un famoso y renombrado tratado del prestigioso científico Ambroise Paré bajo el título de Des monstres et prodiges, donde se exponían admirables casos, como la existencia de un cordero con cabeza de cerdo, potros con cabeza humana o partos prodigiosos, que es el tema que nos ocupa en esta ocasión. Existe edición española: Ediciones Siruela, Madrid, 1987.

Paré se preguntaba no solo por la temporalidad del embarazo, por la duración de los meses de gestación, sino también por la cantidad considerada normal de criaturas que pudieran nacer.

«Todas las vezes que se han visto que algunas dellas han parido de un vientre mucho número de hijos, ha sido tenido tenido por cosa prodigiosa o a lo menos harto maravillosa».

Ambroise Paré, basándose en la autoridad de los autores clásicos, sostenía que los partos múltiples se debían, bien a la abundancia de semen que al dividirse podía producir gemelos, o bien a la existencia de varias celdas en el útero que permitían el desarrollo de varias semillas en el mismo.

Entre nosotros El Jardín de flores curiosas (1570), cuya primera edición estuvo a cargo de los hijos del leonés Antonio de Torquemada (1505-1569), nos ofrece y relata sorprendentes casos de partos prodigiosos.

En dicho libro Torquemada trata materias dispares, ya fueran de filosofía, teología o geografía, entremezclando hechos reales, ficticios, mitos y supersticiones, extraídos de diversos autores como Aristóteles, Alberto Magno o de diversas crónicas o libros de caballería. La presencia en su obra de ciertas figuras como el Preste Juan, demonios, hermafroditas o monstruos, manifiesta la preocupación del individuo del Renacimiento ante las consecuencias no previstas de la expansión territorial de España llevada a cabo en dicho periodo. También se detiene en considerar los viajes a América, las fuentes folklóricas y lo fabuloso.

Se conocen ediciones, aunque con ligeras alteraciones, variantes o erratas, de Zaragoza, Lleida, Lyon, Amberes, Venecia.

La obra gozó de gran difusión, aunque fue incluida en el Índice de los libros prohibidos por la Inquisición, primero en Portugal (1581), y después en España (1632).

La obra contiene seis tratados en forma de coloquios entre los interlocutores Antonio, Luis y Bernardo, deteniéndose el primero de los tratados en la descripción de estos partos, fragmento del que reproduzco parte.
ANTONIO: También yo me he maravillado mucho de oírlo, aunque Aristóteles dice que las mujeres de Egipto eran tan fecundas que parían tres y cuatro criaturas de un parto; y aunque no se declara, de éstas debían criarse muchas, que, de otra manera, no había para qué hacer tanta mención dellas. En nuestra España muchas veces se ha visto parir una mujer tres criaturas, y en un pueblo cerca de éste ha poco tiempo que una mujer parió cuatro, y en Medina del Campo, muchos años ha, fue pública fama haber parido, o por mejor decir, haber movido una mujer principal siete; y en Salamanca se dijo una mujer de un librero haber parido nueve. Y de esta manera en muchas partes debe haber acaescido, y aun otras cosas de muy mayor admiración; pero nosotros con estar, como dicen, acá en el cabo del mundo, ni las sabemos ni tenemos noticia dellas.
LUIS: No habéis leído vos a Plinio, pues decís eso. El cual dice que nacer seis hijos de un parto es muy cierto, aunque esto se tiene por cosa monstruosa, si no es en Egipto, donde las mujeres pocas veces paren uno solo; y que en Ostia una mujer parió de un parto dos hijos y dos hijas, todos vivos, aunque otros autores dicen que fueron ocho; lo cual se tuvo en Roma por señal de la gran hambre que luego sucedió. También dice que en el Peloponeso una mujer parió cuatro veces, cada vez cinco hijos, y que los más de éstos vivieron. Trogo Pompeyo más se alarga en los partos de las mujeres egiptianas, porque dice que paren muchas veces siete hijos, y que algunos de ellos salen hermafroditas. También Paulo Jurisconsulto escribe que de Alejandría trajeron al emperador Adriano una mujer, para que la viese, con cinco hijos vivos, los cuatro nacidos en un día, y el quinto, pasados cuatro días después del primero parto. Y Julio Capitolino dice que también otra mujer parió, en tiempo de Antonio Pío, cinco hijos vivos. Así que no es cosa nueva ni muy difícil de creer lo que aquí se ha tratado; y confírmalo lo que es fama pública que sucedió a una señora de las grandes de estos reinos; que, poniéndose a un parto, dijeron a su marido que había parido un hijo, y de ahí a un poco, que había parido otro, y dentro de pocas horas llegaron a decirle que había parido seis hijos; y él, como por vía de gracia, respondió a los que se lo decían: «Pues sacudilde a la puta vieja, que más dará»; y esto no es fábula, sino muy averiguado.
ANTONIO: Pues que tratamos y contamos las cosas dignas de admiración que en este caso de partos se han visto en el mundo, justo es que no pasemos en 20 silencio lo que escribe y refiere Nicolao de Florencia en el sermón sexto por autoridad de Avicena en el nono De animalibus: que una mujer había parido en un mal parto setenta hijos figurados; y asimesmo refiere a Alberto Magno, el cual dice que un médico por cosa muy cierta le contó que, siendo llamado en una ciudad de Alemaña para la cura de una señora, vio que pariera de un parto ciento y cincuenta hijos envueltos todos en una red, los cuales eran tan grandes como el dedo pequeño de la mano, y que todos ellos salieron vivos y figurados.
Bien entiendo que estas son cosas difíciles de creer a los que nos las ovieren visto, pero hácelas posibles ser cosa muy notoria y averiguada; aunque, cierto, es más admirable que todas lo que sucedió a la princesa, o, según otros, condesa Margarita en Irlanda, que parió de un parto trecientos y sesenta y seis hijos, todos vivos y tamaños como unos ratones muy pequeños; los cuales en una fuente o vasija de plata, que hoy día para memoria de esto está en la iglesia de aquella isla, fueron baptizados por mano de un obispo, y nuestro invictísimo césar Carlos Quinto la tuvo en sus manos y averiguó ser esto verdad por muchos y muy claros testimonios. Muchos autores dignos de fe escriben esto, especialmente Enrico Buceburgense, Bautista Fulgoso y también Luis Vives, el cual dice que la causa de este prodigio fue la maldición de una mujer pobre que traía muchos hijos, y, llegando a pedir limosna, la Margarita le dijo que no era posible que aquellos hijos fuesen sino de muchos padres, y la pobre respondió que suplicaba a Dios que le diese tantos hijos de un padre, que ni pudiese conocerlos ni criarlos.
BERNARDO: Yo pienso que otra cosa semejante que ésta ni se ha visto ni oído en el mundo, y, cierto, la naturaleza en ella salió y excedió mucho de los límites ordinarios. El juicio dello dejémoslo a quien lo hizo, que es el mesmo Dios, que consintió y permitió concebirse tantas criaturas....
Otro autor fundamental que trató todo tipo de sucesos prodigiosos, entre ellos los partos extraordinarios, es fray Antonio de Fuentelapeña en su heterogénea obra El ente dilucidado (1676). Dicha obra se fundamenta, entre otras otras muchas, en la Historia natural de Plinio y en obras de Aristóteles, Estrabón, Alberto Magno o san Isidoro, con la finalidad de otorgar autoridad sus indagaciones. El libro se ocupa de la existencia de trasgos, duendes y otras criaturas imaginarias sobre las que trata de dar explicaciones.  También se detiene apresuradamente en la leyenda de la famosa princesa holandesa que parió 366 hijos según se recoge en el pliego reproducido en la entrada anterior.

Preguntándose Fuentelapeña, en su Duda XIV, de dónde venga la monstruosidad de los partos, entresaco estos párrafos de la magnífica y actualizada edición moderna a cargo de Arsenio Dacosta  y editada por el Instituto de Estudios Zamoranos «Florián de Ocampo», 2006.

312.- Supongo que el parto puede ser monstruoso, o por razón del tiempo largo, o por razón del tiempo breve, o por razón de la multiplicidad, o por la cualidad; y otras circunstancias de la criatura; de todo lo cual iré poniendo ejemplo.
313.- Por razón del tiempo largo, porque aunque el tiempo connaturalismo de salir a luz la criatura suele ser el noveno mes, con todo eso, algunos nacen al décimo según Hipócrates, otros al onceno según Aristóteles, otros al catorceno según Avizena y Pedro Aponense; y otros más tarde, pues según Alberto Grantz y Nieremberg. La duquesa de Vendale estuvo preñada dos años y al cabo parió un muchacho que andaba y hablaba.
314.- Por razón del tiempo breve, porque unos nacen al séptimo mes, otros al quinto, y otros al cuarto, según Peramato. Aquí se reducen los que dentro del útero materno, hablan, lloran, saltan, anticipando el sentido o animación, como se ha visto no pocas veces.
315.- Por razón de la multiplicidad, porque unas paren a tres, otras a cuatro, otras a siete en Egipto, otra parió 22 de una vez, otra 36, otra 150, otra 164, y la condesa de Holanda parió de una vez 366, como lo testifica Alberto Magno, Andreas Eborense, Gicciardino, Huerta y otros muchos.
316.- Por razón de la cualidad, y otras circunstancias de la criatura, porque según Livio en Frusino nació un niño tan grande como lo son otros de cuatro años; según Grantz, citado arriba, de la duquesa de Vendale nació otro, que andaba y hablaba; otro nació en Sagunto el año que fue destruída de Aníbal, que en naciendo se volvió a entrar en el vientre, como lo dice Plinio. Según Nieremberg, otro niño nació con tales cualidades, que de tres años tenía tantas fuerzas como otro de veinte; y otro, que en espacio de siete años creció, fue mancebo, varón, viejo, casóse, engendró un hijo y se murió. De todas las cuales monstruosidades se pregunta la causa de que procedieron o pudieron tener ex supposicione de su verdad, de la cual abstraigo. Esto supuesto.
317.- Respondo lo primero que la monstruosidad de los partos por razón del tiempo largo o breve en que salen a luz (si es que la dicha debe decirse monstruosidad) proviene de la templanza del vientre, y de la fuerza y debilidad de la criatura. Porque si el vientre es seco y duro, y la criatura débil, tarda más tiempo del ordinario en romper las ataduras fuertes con que está ligada y asida; el cual tiempo será más prolongado, cuanto fuere más la dureza o sequedad del vientre, o menor la fuerza de la criatura. Y al contrario siendo el vientre húmedo y blando, y la criatura fuerte, suele nacer, antes de lo ordinaria, más o menos, conforme fuere el exceso de humidad y blandura en el vientre, o la debilidad en la criatura. Pero siendo lo uno, y lo otro en debida proporción, nace al noveno mes, que es el connaturalísimo, como ya dije.
El famoso libro fue objeto de crítica por el racional benedictino Benito Jerónimo Feijoo, quien reprobaba la credulidad del autor. Iniciaba el discurso IV (Duendes y espíritus familiares) del tomo III de su Teatro crítico universal con estas palabras:
«El Padre Fuente de la Peña, en su libro del Ente dilucidado, prueba muy bien que los duendes ni son ángeles buenos ni ángeles malos, ni almas separadas de los cuerpos. La principal razón es que los juguetes, chocarrerías y travesuras, que se cuentan de los duendes, no son compatibles ni con la majestad de los ángeles glorioso, ni con la tristeza suma de los condenados. Esta razón milita del mismo modo respecto de las almas separadas, porque éstas o están en gloria o en pena..; infiere el citado autor que son cierta especie de animales aéreos, engendrados por putrefacción del aire y vapores corrompidos».
Como es notorio, los pliegos de cordel no fueron ajenos a este tipo de sucesos. Reproduzco este «Caso raro», editado en Barcelona en 1846 por la imprenta de Miguel Borrás, donde se narra el parto prematuro de nueve niños en el transcurso de un viaje entre Tarragona y Barcelona. Los nueve niños, que murieron tras el parto, fueron recogidos en una redoma, como se recoge en la ilustración.





©Antonio Lorenzo