Cuento ilustrado editado en México por A. Vanegas (ca. 1890) |
Juan Soldado es un nombre genérico que pertenece a la categoría de lo que podríamos denominar como tipos folklóricos. Dentro de ellos, abundan los calificativos aplicados a los juanes: Juan Español, Juan Pérez, Juan Palomo, Juan Lanas, Juan el Tonto, Juan Zoquete, etc., casi todos ellos aludiendo a una escasa capacidad mental o a determinados defectos. En realidad, está por hacer un estudio diacrónico de estos personajes y su aparición en el refranero, en los cuentos, frases proverbiales o en el teatro del Siglo de Oro.
El estribillo que aparece en el pliego es muy conocido y aplicable a numerosas canciones por lo socorrido de las faenas domésticas. Es estribillo de canciones infantiles:
La vida de Juan Soldado
es muy larga de contar:
que tender, que tender,
que lavar, que lavar,
que tender la ropa
en el retamar.
Un soldado se ha perdido;
lo salieron a buscar
veinticinco granaderos
un cabo y un oficial.
Que tender, que tender,
que lavar, que lavar,
que tender la ropa
en el retamar
Aparece también como estribillo en bulerías, como la que cantaba la Niña de los Peines en «Juanito, el barquillero»: que lo sea o no lo sea/siempre me tengo yo de acostar/que tender, tender, que lavar, lavar...
También aparece el estribillo en un paloteo de rueda dedicado a la virgen en la localidad de Cuevas de Velasco (Cuenca).
Tender, tender
lavar, lavar,
tender la ropa
en el retamar. (bis)
La Virgen se está peinando
a la sombra de un rosal,
los cabellos eran de oro
y el peine era de cristal.
Tender, tender
lavar, lavar,
tender la ropa
en el retamar. (bis)
El personaje de Juan Soldado es también protagonista de un cuento tradicional andaluz recogido por Fernán Caballero y publicado por primera vez en el Semanario Pintoresco Español del 15 de febrero de 1852.
Copio el resumen del mismo que hace Montserrat Amores en La narrativa breve en el «Semanario Pintoresco Español» (1836-1857), Universitat Autònoma de Barcelona, 2016. Se trata de un cuento folclórico maravilloso que desarrolla los tipos 330B y 326A*, según el trabajo de: Aarne, Antti y Stith Thompson (1973³), The Types of the Folktale: a Classification and Bibliography, Suomalainen Tiedekatemia-Academia Scientiarium Fennica (FF Communications, 184), Helsinki.
Juan Soldado, tras haber servido al rey durante seis años, es despedido y solo recibe un trozo de pan y seis maravedíes por el trabajo prestado. Por tres veces comparte sus bienes con San Pedro y Jesús. Finalmente le regalan una bolsa que tiene la propiedad de contener lo que él pida. Llega a un pueblo y el alcalde le cede una casa para dormir donde hay un alma en pena. Sin ningún miedo salva al alma que baja por la chimenea amenazando con caer y cuando lo hace va pasando de miembro en miembro. El diablo manda a un «satanasillo» para que lo lleve al infierno, pero Juan lo mete en el morral. Lo mismo hace con el propio Lucifer. Cuando muere obra igual con San Pedro y le dejan pasar al cielo.
El personaje de Juan Soldado también sirvió de inspiración a unos versos de Antonio de Trueba ambientados en la guerra de la Independencia con el título de «Vida de Juan Soldado», recogidos en El libro de los cantares, publicado en 1851.
Como personaje folklórico tampoco ha sido ajeno de su tratamiento en el teatro, pues el autor dramático gaditano Luis de Eguílaz (1830-1874) compuso un drama de costumbres populares con el título La vida de Juan Soldado, estrenado con cierto éxito en Madrid en el año 1856. También los hermanos Serafín y Joaquín Álvarez Quintero escribieron una obrita corta, titulada Carta a Juan Soldado, estrenada en el Teatro de la Princesa de Madrid en el año 1910.
Las referencias se extienden también a la zarzuela, como en la titulada El Dios grande, con libreto de Manuel Fernández de la Puente y música de Manuel Fernández Caballero, estrenada en el teatro de la Zarzuela de Madrid el 29 de enero de 1903. En dicha zarzuela se menciona expresamente la adquisición por unos chiquillos del pliego que contiene la vida de Juan Soldado y una referencia a las llamadas aleluyas, que consistían en un principio en unas estampitas recortadas donde figuraba impreso el nombre de «aleluya» y se lanzaban a la calle desde los balcones al paso de determinadas procesiones. Estas estampitas dieron posteriormente el nombre a las llamadas aleluyas («aucas» en el ámbito lingüístico catalán), que consisten en una sola plana gráfica, con generalmente 48 viñetas, acompañadas de unos dísticos informativos. Ejemplo de estas aleluyas es la que incluyo tras el pliego y referida, precisamente, a la vida de Juan Soldado.
Pero demos paso al pliego, editado en Reus por la imprenta de Juan Bautista Vidal en 1847. A continuación reproduzco la aleluya, que divido en secciones para una mejor lectura.
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ResponderEliminarUn gran trabajo, documentado, de nivel académico, pero, a la vez, divulgativo.