sábado, 15 de diciembre de 2018

Interpretación simbólica de la baraja: pliegos, cuento y canción [III]


Continuando con el motivo folklórico de la interpretación de la baraja por un soldado, que vengo desarrollando en entradas anteriores, creo de interés la reproducción de tres pliegos de cordel brasileños representativos de la doble vía de dirección entre lo oral y lo escrito, procedentes de la región nordestina brasileña.

Contextualización de los pliegos nordestinos

La literatura de cordel brasileña se desarrolló especialmente en la región nordeste, sobre todo en los estados de Pernambuco y en su capital Recife, Paraíba y Ceará, donde se producían y comercializaban en otros estados. Los primeros colonos portugueses, en su expansión colonial, fueron los introductores de las llamadas «folhas volantes», si bien no alcanzaron una verdadera repercusión popular hasta los últimos años del siglo XIX, sobre todo en el nordeste brasileño.

Los nuevos estudios sobre esta literatura, aun reconociendo el origen inicial de la introducción de esas hojas volantes por los colonizadores portugueses, se decantan por la no atribución de una dependencia exclusiva de filiación entre la literatura popular portuguesa y brasileña, lo venía a alimentar una visión eurocéntrica similar a la ocurrida con España respecto a los países que fueron colonias de la metrópoli.

La literatura de cordel nordestina se estudia ahora como el resultado de un proceso independiente de su influencia lusitana en cuanto a formas, autorías, temática, difusión y especificidades propias, superando la influencia inicial de la temática portuguesa.

La confrontación de la literatura de cordel portuguesa con la nordestina, trayectoria histórica y comparación de textos, ha despertado desde no hace muchos años el interés de los estudiosos que han iluminado el proceso experimentado por los folhetos brasileños y que han llegado de forma sorprendente hasta nuestros días, como comentaré algo más adelante en sus trabajos sobre las consideradas relaciones de dependencia entre las "folhas volantes' o 'folhas soltas' lusitanas y las nordestinas.

Si en un primer momento la influencia fue debida al proceso de expansión colonial, la producción de pliegos [folhetos] brasileños adquieren unas características propias en cuanto a la adaptación, desdoblamientos y transversalidad de sus temas, su autoría, su comercialización y difusión, etc. que los convierte en un ámbito de estudio propio en sí mismo. La producción de los folhetos nordestinos se alejan, pues, de su dependencia de la metrópoli en numerosos aspectos, según reflejan los últimos y recientes estudios de estas formas de literatura popular.

Hay que señalar la importancia, anterior a la edición de pliegos nordestinos en la segunda mitad del XIX, de las llamadas «cantorías» (desafíos o debates verbales) generalmente acompañados de intervalos con instrumentos musicales (violas de cinco pares de cuerdas o una especie de violín conocido por rabeca), lo que daba espacio temporal a preparar las respuestas a los contendientes. En estas cantorías se presentaban composiciones poéticas o glosas elaboradas a partir de una palabra o cuestión donde dos cantores disputaban con ingenio y repentización sobre variados temas. Se ponía fin a la disputa cuando uno de los dos antagonistas se declaraba incapaz de proseguir mediante una respuesta adecuada.

El principal campo de actuación de los cantores eran las tradicionales ferias y mercados públicos de la región. Allí, rodeados de gente, improvisaban y entonaban versos del cancionero popular al mismo tiempo que vendían sus composiciones. Como transmisores de noticias, estos cantores, como ocurrió los ciegos en España, fueron una importante fuente de información y ajena a la prensa periódica.
Otro aspecto a considerar es la inexistencia de imprentas en Brasil hasta la llegada de la Corte portuguesa a Río en 1808, huyendo de la pretendida invasión napoleónica, donde se inauguró la «Impremsa Régia» que tuvo el monopolio de impresiones hasta el 1822. Tras el asentamiento de la corte empezaron a surgir librerías e imprentas que comenzaron a difundir los folhetos que escribían los poetas populares.

En su mayor parte hay una diferencia fundamental entre los pliegos españoles que conocemos con estos folhetos brasileños, donde en estos últimos adquiere una gran importancia el nombre del autor que vendía sus propias composiciones, fuera en su propia casa o en las ferias, lo que reforzaba el contacto directo y la sintonía entre el poeta y su público.

Carácter mediador entre lo oral y lo escrito

En estos folhetos se aprecia una fuerte permanencia de lo oral para ser leídos en voz alta a quienes no sabían leer y facilitar su memorialización para personas no alfabetizadas. La originalidad de estos folhetos reside en manejar los viejos temas y adaptarlos a la historia que se quiere contar mediante una reordenación del material y la introducción de nuevos elementos sobre una estructura ya existente

De esta forma, los cambios de versificación observados entre los pliegos lusitanos y los nordestinos radica en estos últimos por una mayor tendencia a adaptarlos para su memorización, esto es, para conseguir una mejor adaptación a la oralidad y que puedan ser leídas, como prácticas de lectura colectiva, o como soporte para ser cantados. Los folhetos tienden a desembarazarse de personajes secundarios y que apenas intervienen en la historia, con el fin de centrarse con la trama principal del relato con las menores interferencias posibles. De esta forma, se incrementa o acentúa el papel de los personajes 'buenos' y 'malos', caracterizando la descripción de los personajes con simples rasgos y adjetivos generalistas que los enmarcan de antemano en un esquema tópico y previsible.

Por todo ello es importante el papel desarrollado por el narrador omnisciente que modula, mediante gestos y cambios de tono, el desarrollo de la historia que cuenta acentuando o matizando sabiamente el desarrollo de la acción que relata para mantener la atención del público. El papel del narrador adquiere un papel preponderante al existir pocos diálogos entre los personajes siendo él el encargado de centrar la atención mediante la utilización y conocimiento de técnicas narrativas y recursos expresivos adquiridos con su práctica.

O soldado jogador

Reproduzco tres pliegos sobre el motivo que nos ocupa de la interpretación de la baraja por un soldado.

El primero de ellos corresponde al considerado por todos como el verdadero artífice, precursor y autor de estas composiciones. 



Leandro Gomes de Narros, nacido en el municipio de Pombal, del estado de Paraíba el 19 de noviembre de 1865 y fallecido en Recife, a los 52 años, el 4 de marzo de 1918, está considerado como el más grande poeta popular y autor brasileño de pliegos de cordel o folhetos.  Su actividad poética le obligó a viajar por numerosas poblaciones para vender y dar salida a sus composiciones. En realidad, ha sido uno de los pocos poetas populares que consiguió vivir de sus historias rimadas, de las que elaboró, o readaptó centenares de títulos. Según sus biógrafos, comenzó a escribir sus folletos en 1889 y sus composiciones se han seguido reeditando hasta nuestros días. Para salvaguardar sus folletos de falsificaciones colocaba en cada uno de ellos una imagen con su cara, ya fuera de busto o de cuerpo entero. Fue pionero en la publicación de folletos rimados y autor de una obra vastísima y de la más alta calidad, lo que le confiere, sin exageraciones, el título de poeta mayor de la Literatura de Cordel. 

Esta forma de atribución de autoría nos resulta chocante respecto a los pliegos de cordel españoles, pues en una enorme cantidad de ellos no suele aparecer el autor y los talleres de impresores se nutrían o manejaban las mismas composiciones sin apenas control de ningún tipo, intercambiándose tacos de madera para ilustrar las cabeceras y sin que en muchos casos guardaran relación alguna con lo que contaban. 

Retomando la actividad editora y la autoría de Leandro, reproduzco el folleto dedicado al tema que nos ocupa de la interpretación de la baraja por el soldado Ricarte. Obviamente está basado en el tópico folklórico conocido y readaptado por don Leandro. Si nos fijamos en la fecha final observamos que esta reimpresión es nada menos que de 1976, lo que da idea de la gran aceptación de la historia a lo largo de tantísimos años en el imaginario popular.






El siguiente pliego, que desarrolla el mismo tema, dice ser versificado por José Martins dos Santos y reimpreso en 1962 y estando a la venta en su propia residencia. Obviamente, se trata de una readaptación del reeelaborado anteriormente por Leandro Gomes de Barros.






La asignación del autor a un mismo folleto da lugar a contradicciones, pues en las diferentes reimpresiones se entremezcla el verdadero autor de los versos con el editor o propietario que los distribuye, quien se arroga los derechos de autoría y los imprime con su nombre, como comento a continuación referido al pliego reproducido.

João Martins de Athayde (1880-1959), poeta popular y empresario, fue gran admirador de la figura pionera de Leandro Gomes Barros. Publicó su primer folleto en 1908 compitiendo con los elaborados por su admirado Leandro. En 1921, a los tres años del fallecimiento de Leandro, adquirió los derechos de publicación de gran parte de su obra iniciando su re-publicación, primero como editor y poco después atribuyéndose la autoría de los folletos, como se puede observar en uno de los folletos que reproducimos. La actividad impresora y difusora de Athayde llevó la literatura de cordel a las más lejanas regiones, gracias al exitoso proyecto de redistribución a través de agentes. En 1949 vendió su tipografía y los derechos de edición a José Bernardo da Silva.

Reproduzco el pliego donde se dice ser de su autoría.






Panorama actual de la literatura de cordel brasileña

Conscientes de la importancia de la literatura de cordel, y a diferencia de lo que ocurre en España en cuanto a la valoración e importancia concedida a la literatura popular impresa, se constituyó en Brasil la Academia Brasileira de Literatura de Cordel en 1988. Entre sus objetivos prioritarios se encuentran la preservación, difusión, digitalización y estudios sobre lo que se considera patrimonio cultural de Brasil.

En España, a pesar de la honda tradición secular de la literatura de cordel, hace años que se extinguió alcanzando sus últimas manifestaciones hacia la década de los 70-80 del siglo pasado, sin lograr despertar el interés de instituciones, salvo alguna honrosa excepción. La temática de los últimos pliegos se redujo a la repetición de historias ya conocidas o a la reproducción de las letras de canciones de moda sin una clara pretensión de revitalizarse con nuevos temas. Su función noticiera se trasladó a la prensa convencional. No ha sucedido lo mismo en Brasil, pues la impresión de los nuevos folletos recogen y señalan con estilo periodístico la importancia de determinados acontecimientos conviviendo con las noticias de la prensa escrita. 



Oralidad y escritura, tradición y actualidad, conviven en los folhetos nordestinos, donde las peleas entre narradores y repentistas confraternizan ahora con los adelantos cibernéticos, como refleja esta ilustración con el duelo o desafío entre la carta y el e-mail, que no precisa de más comentarios.


©Antonio Lorenzo

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