Resulta ampliamente conocida la presencia en los pliegos de cordel de elementos y motivos sensacionalistas en sus ilustraciones para atraer la atención de un público ávido de alimentar su morbosidad con este tipo de literatura popular impresa. Es más, la percepción general de la gente sobre qué imagen mental le sugieren los pliegos de cordel o coplas de ciegos, suele decantarse precisamente sobre la idea de que tratan aspectos relacionados con lo nauseabundo y lo morboso.
Por lo general no les falta razón, pero esa percepción no es sino un aspecto más de la amplia gama de temas que trata y recoge este mundo selvático de la literatura de cordel, como puede comprobarse en la variedad de «etiquetas» recogidas en este mismo blog.
Esta atracción por lo morboso, hacia lo desagradable o escabroso, forma parte de imaginario individual y colectivo de la condición humana. El morbo supone una atracción por lo desconocido y no es patrimonio exclusivo de las clases populares frente a la cultura de élite. Otra cosa es el análisis de cómo desde un centro de producción urbano se potencia como negocio y con fines de lucro la profusión de esta modalidad de cultura popular convirtiéndola en cultura de masas para que resulte rentable económicamente.
Todo lo relacionado con homicidios, violaciones, robos, agresiones, accidentes, etc. despierta un general interés en todo tipo de público. Esta atracción por lo morboso sobrevuela por todas las clases sociales, puesto que lleva aparejado el interés por conocer las motivaciones o móviles de los hechos entremezclado con alguna debilidad humana como la rabia, el odio, la envidia, el ansia de poder, la codicia, lujuria, etc.
El gusto por lo sensacionalista y lo truculento de este tipo de pliegos puede considerarse como antecedente del famoso semanario El Caso, que se mantuvo activo desde su fundación en 1952 hasta su desaparición en 1997, con gran éxito mediático durante más de cuarenta años.
Adjunto una primera selección.
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